Times New Roman ;;;
Ester.
Nombre y Texto.
El libro de Ester ha ido errante de un lugar a otro en el catálogo de libros sagrados, dándosele a veces un carácter poético, otras considerándolo como profetico y no pocas colocándolo al final de la lista de los libros históricos. En el canon judío ocupa un lugar entre los libros de la tercera colección (Ketubim), asignándosele el quinto puesto en la subdivisión conocida con el nombre de megilloth = rollos. En un tiempo gozó el libro de tanta estima entre los judíos, que se le llamaba la megillah por excelencia. Corrientemente es conocido por megillath Ester, rollo de Ester, que se leía en la fiesta de Purim.
Gran parte del libro se ha conservado en hebreo (1:1-10:4), y otra en griego (10:5-16:24). Estas dos partes reciben el nombre de proto y deuterocanónicas respectivamente.
A) Texto Hebreo. - Se ha conservado en buen estado y en él se reflejan las modalidades propias del hebreo posterior a la cautividad, con influencias aramaicas. A este texto se le llama también masorético. Una edición del mismo, al alcance de todos, es la de R. Kittel, Biblia Hebraica (Stuttgart 1949).
B) Texto Griego De Las Adiciones. - Damos este nombre a las secciones griegas que siguen al texto hebraico a partir de 10:4. No es el texto una traducción de algún original hebraico, como lo demuestra su estilo depurado helenista. Los pocos semitismos con que se tropieza en la lectura provienen del alma judía del autor, probablemente judío helenista. Este texto griego se conserva en dos formas, una abreviada y otra amplia,
Versiones.
A) Griegas. - La traducción griega del texto original hebraico se ha conservado en tres formas: 1) Texto común, que se encuentra en los códices unciales  S A y en otros menos importantes de la misma familia. Hizo esta versión Lisímaco, hijo de Tolomeo, que moraba en Jerusalén. En tiempos de Tolomeo y Cleopatra, cierto Dositeo, que se decía sacerdote y levita, y su hijo Tolomeo, la introdujeron en Egipto (v.1). Se reproduce en las principales ediciones griegas del Antiguo Testamento, tales como Tischendorf (1850-55), Vigouroux (1902), Swete (1887-1894), Rahlfs (Septuaginta I, Stuttgart 1935). Es el texto breve. 2) Texto amplio: Es una revisión de Luciano conservada en los códices 19, 93, 108. La publicó O. F. Fritzche 1. 3) Un tercer texto, del que nació la Vetus Latina, es acaso el más antiguo de todos. Schildenberger lo llama Ea.
B) Latinas. - 1) Vetus Latina. - Es la que mejor retransmite el texto griego original. Cree Schildenberger, siguiendo las huellas de D. de Bruyne, que es el testimonio más caracterizado del texto griego primitivo. Esta hipótesis, añade Lefévre 2, aunque no resuelva todas las dificultades, parece, sin embargo, la más probable.
2) Vulgata. - San Jerónimo tradujo el texto hebraico cuidadosamente, verbum e verbo (Praef. in libr. ludt: PL 28:1433). Como apéndice de esta versión coloca las partes adicionales, que dice haber encontrado en la edición vulgata de la Biblia griega, reuniéndolas al final del libro y anotándolas con un obelo (l.c.). No puso en su traducción el mismo esmero que en la del texto hebraico.
Cuestiones textuales.
No es fácil determinar la interdependencia existente entre los textos que acabamos de mencionar. ¿Cómo se explican las diferencias existentes entre los mismos? ¿Cuál es el origen del texto de las adiciones? El concilio de Trento decretó que el libro era sagrado y canónico en sus partes proto y deuterocanónicas. Sobre la cuestión textual se han propuesto las siguientes y principales hipótesis:
1) En un principio existieron dos textos hebraicos: uno corto, que corresponde al masorético actual, y otro más amplio, que utilizó Lisímaco en su traducción griega. Las partes deutero-canónicas no figuraban en el texto breve, pero sí en el segundo, que, al igual que las partes proto-canónicas, fueron traducidas al griego.
2) El texto masorético reproduce exactamente el original hebraico primitivo. autor sagrado compuso su libro sirviéndose de las memorias de Mardoqueo y Ester (9:20-23) y de los anales de los reyes de Persia (2:23; 6:1). El traductor griego, que tuvo a su disposición las mismas fuentes de consulta, quiso completar lo que le parecía manco y dar al libro un carácter religioso más palmario. De ahí el origen de las famosas adiciones griegas 3.
3) El texto griego de las partes proto y deutero-canónicas es una versión del texto original hebraico o aramaico. Más tarde, por motivos de la lectura del libro en la fiesta de Purim, se hizo una edición abreviada, que se ajusta al actual texto masorético. Dado que la fiesta había degenerado de su pureza primitiva, convirtiéndose en una bacanal, por respeto al nombre de Dios se suprimieron aquellas partes del libro de carácter religioso más acentuado. A esta opinión, que en su tiempo defendió J. B. de Rossi, se adhiere en parte B. Mariani4.
4) El texto hebraico masorético es el original; las partes deutero-canónicas griegas son amplificaciones, adiciones, suplementos hechos por el primer traductor griego u otro posterior. Hoy prevalece la opinión de que las adiciones fueron escritas originariamente en griego, no vislumbrándose en ellas vestigios de una traducción.
Partes deuterocanónicas.
Hemos dicho que San Jerónimo las puso como apéndice de su traducción del original hebraico. En las ediciones modernas se intercalan en el texto de la obra. Esta última costumbre ha puesto más al descubierto que su contenido no encaja perfectamente con lo que se dice en la primera parte o proto-canónica (3:2-6 y 12:6; 2:9 y 11:3; 6:3 y 12:5; 9:20-28 y 16:22). En las partes proto-canónicas no se menciona a Dios; en las otras, sí.
A pesar de las aparentes contradicciones, no hay inconveniente mayor en intercalar en el texto las partes que San Jerónimo reunió al final. Sus autores no tuvieron la intención de escribir una historia objetiva en todos sus pormenores, sino más bien componer, a base de una amplia libertad, un relato cuya finalidad primaria era didáctica. De las partes deutero-canónicas decía San Jerónimo que eran improvisaciones del autor, al igual que se hace en un ejercicio escolar, con el fin de manifestar los sentimientos del que sufre una injusticia o del que la infiere a otro (PL 28:1433). Con estas adiciones se facilitaba la lectura del libro en los ambientes helenistas; se humanizaba la obra con la supresión de pasajes demasiado hostiles a los paganos (9:5-19) y se daba al conjunto un carácter más religioso. El autor que compuso estas partes adicionales vióse asistido por el carisma de la inspiración, por el cual era infalible y exento de error formal en todo lo que él afirmaba y en el sentido que daba a su afirmación. Por ser de origen divino, estas partes fueron incluidas en el canon eclesiástico de los libros sagrados.
Ester, ¿libro histórico?
Muchos exegetas independientes zanjan la cuestión con decir que se trata de una leyenda etiológica inventada para explicar el origen y naturaleza de la fiesta de Purim. Por razón de la analogía sorprendente que existe entre los dos primeros capítulos del texto hebraico y la leyenda de Las mil y una noches, lanzó Goeije la hipótesis según la cual el libro de Ester procede de una leyenda persa que dio también origen a la famosa leyenda árabe 5.
Los panbabilonistas encuentran su origen en una leyenda babilónica. Ester corresponde al nombre de Istar; Aman es una palabra derivada de Humman, dios de Elam; Vasti es el Masti de Babilonia. En el libro se ensalza la victoria de los dioses de Babilonia sobre los de Elam (Wildeboer, Haupt, M. Maller). Otros, en fin, vuelven sus miradas hacia Egipto. Todas estas actitudes extremas carecen de fundamento histórico, por lo que caen cada día más vertiginosamente en el descrédito.
Al extremo opuesto se colocan muchos católicos y no pocos independientes, que consideran el libro como eminentemente histórico, tanto en sus líneas generales como en sus pormenores.
Contra los argumentos en favor de la total historicidad del libro se oponen los siguientes: 1) La expulsión de Vasti da la impresión de que es un episodio creado para facilitar el advenimiento de Ester al trono real de Persia. 2) Es inexplicable que tanto Asuero como Aman ignoraran la ascendencia judía de Ester, conociendo, por otra parte, los vínculos que le unían al judío Mardoqueo. 3) Según los historiadores paganos 6, la esposa de Jerjes y reina de Persia se llamaba Amestris; desconocen los nombres de Vasti y de Ester. 4) No se explica que el rey concediera tan alegremente la muerte masiva de sus subditos persas (8:11-12). La actitud tolerante de los monarcas persas es incompatible con el decreto de exterminio total de los judíos del imperio (3:7-15; 13:1-7).
Todas estas dificultades tienden a crear una atmósfera desfavorable al carácter estrictamente histórico del libro. La técnica con que se conduce la narración, el dramatismo que se observa en cada página, confirman aquella impresión. En efecto, aunque el autor sagrado no mencione explícitamente el nombre de Dios, da a entender que Yahvé dispone los acontecimientos históricos en beneficio del pueblo judío. Para nosotros la llave para la recta interpretación del libro está en las palabras de Zeres a Aman: Si el Mardoqueo ese delante del cual has comenzado a caer es de la raza de los judíos, no le vencerás; antes de cierto sucumbirás ante él (6:13). Toda la narración está salpicada con notas pintorescas encaminadas a intrigar al lector; se retrasa voluntariamente el desenlace y se acumulan detalles que contribuyen a poner de manifiesto la providencia divina para con su pueblo escogido. En el libro de Ester, como en el de Judit, se enfrentan el judaísmo y el paganismo, el Dios de Israel y la astucia y malicia humanas. Las dos fuerzas antagónicas están personificadas en dos personajes: el judío Mardoqueo y el agagita Aman. Aquél se niega a doblar su rodilla ante un ministro pagano (3:5), y Dios premia este acto de religión o de orgullo patriótico con el triunfo sobre el orgulloso Aman. De lo dicho cabe concluir que no deben tomarse al pie de la letra todos los pormenores de la narración. Más que en los archivos de Persia, el autor en la composición de su obra se inspiró en escenas de la antigua historia de Israel, tales como la exaltación de José al trono del Faraón, y, sobre todo, en el libro de Judit, en el que una mujer salva a su pueblo en unos momentos desesperados. El texto del libro recuerda la ideología imperante en la literatura sapiencial.
Autor y fecha de composición.
Debe distinguirse entre el autor del texto hebraico y el de las adiciones griegas; ambos son posteriores al exilio. El autor de la primera parte es judío. Modernamente prevalece el criterio de ver en estas páginas la pluma de un escritor de Palestina que vivió en tiempo de los Macabeos (Soubicou, Vaccari, Stummer) o hacia finales del mismo (Schildenberger). En esta última sentencia se explica el hecho de que sistemáticamente, por respeto quizá, no se mencione el nombre de Dios, como hace también el autor del 2 Mac. En una nota de 10:3 se dice que Dositeo introdujo la versión griega en Egipto durante el reinado de Tolomeo y Cleopatra. De los cuatro Tolomeos casados con una Cleopatra, parece que el texto se refiere, o bien al Tolomeo VIII Latiré (116-80), o a Tolomeo Neos Dionisios (51-44). Sólo el primero vivió cuatro años con una mujer llamada Cleopatra. Según el 2 Mac 15:37, celébrase en Palestina el Día de Mardoqueo.
Canonicidad.
La Mishna y el Talmud de Jerusalén dan instrucciones para la lectura de Judit en la fiesta de Purim. El libro y la mencionada solemnidad eran conocidos antes de los tiempos neotestamentarios. Flavio Josefo cita ampliamente el libro de Ester en sus Antiquitates ludaicae (1.2), y utiliza asimismo las secciones griegas, que posteriormente fueron eliminadas del canon judío.
La Iglesia recibió el libro en el canon según su versión griega. Orígenes no duda de la canonicidad aun de las partes deutero-canónicas, pero sus anotaciones críticas dieron pie a que lo hicieran San Atanasio y San Jerónimo. En cuanto a este santo, cabe decir que, por el hecho de relegar las adiciones al final del libro, dudaba de su canonicidad. Las dudas para estas partes griegas continuaron hasta el concilio Tridentino, que las declaró sagradas y canónicas.
Contenido doctrinal.
En conjunto, la obra quiere hacer ver que los judíos prevalecen siempre y en todas partes de sus enemigos. Otra de las finalidades es explicar los orígenes de la fiesta de Purim, que debe ser un día de alegría y acción de gracias por haberles salvado Dios del exterminio. La doctrina de la providencia divina para con su pueblo aparece en todo el libro. Lo que el autor no declara, no sabemos por qué exigencias literarias o ambientales, lo proclaman a los cuatro vientos las secciones propias del texto griego. La doctrina de la alianza es menos visible en Ester que en Judit, pero no está ausente del texto.
Por otra parte, hallamos en el libro pasajes que recuerdan la imperfección de la moral antigua en comparación con la del Evangelio (Mt 5:44). El espíritu de venganza de los judíos y la complacencia de la joven reina en la matanza de los enemigos de su pueblo no reza con la doctrina del amor a los enemigos y el perdón de los que nos persiguen y calumnian. Pero estas y otras circunstancias han sido introducidas en el texto por el autor sagrado por exigencias de la tesis doctrinal que intentó desarrollar. En el libro se aplica la ley del talión. Escribe el autor para alentar a sus hermanos de raza, tan a menudo envueltos en cuestiones raciales, y para dar un toque de atención a sus enemigos. Es natural que la puesta en práctica de los principios fundamentales del judaísmo llamen la atención de los que conviven con ellos y que les tilden de separatistas, de conspiradores contra la completa unidad del Estado. De ahí las reacciones antijudías de los pueblos de ayer y de hoy. El autor quiere advertir a los de su pueblo que su seguridad y permanencia en medio de las gentes depende exclusivamente del apoyo que Dios les preste 7.
La fiesta de Purim.
Flavio Josefo 8 habla de la fiesta que se celebraba durante los días 14 y 15 de Adar (febrero-marzo) para conmemorar la salvación de sus hermanos de Persia en tiempos de Mardoqueo. El 2 Mac 15:37 conmemora la fiesta de Nicanor, que se celebraba el día 13 de Adar, un día antes del día de Mardoqueo. El ceremonial de la festividad es indicado en el tratado Megillah del Talmud de Jerusalén. La fiesta tenía un doble aspecto, profano y religioso. Cabe a las manifestaciones ruidosas de regocijo, al estilo de nuestros carnavales, vistiéndose las mujeres con trajes de hombre y éstos con vestidos de mujeres, suculentos banquetes y excesos en las bebidas, intercambios de presentes entre parientes y amigos, se leía el libro de Ester. Modernamente prevalece la opinión de que la fiesta de Purim en parte es copia de una fiesta de primavera que se celebraba en Persia y Babilonia. Hacia el mes de marzo celebraban los persas la festividad llamada nauroz, con carácter de fiesta de primavera, durante la cual se intercambiaban presentes y se distribuían limosnas a los pobres, detalle que imitaron los judíos en la fiesta de Purim. Entre los años 160-114 antes de Cristo, la comunidad judaica dio a la fiesta un carácter político-religioso, relacionándola con la liberación de la colonia judía de Persia en tiempos de Jerjes I.
Ester 8,1-17
Exaltación de Mardoqueo (8:1-2).
1 Aquel mismo día, el rey Asuero dio a Ester la casa de Aman, el enemigo de los judíos; y Mardoqueo fue presentado al rey, pues le había dado a conocer Ester el parentesco que a él le unía. 2 Quitóse el rey el anillo que había retirado a Aman y se lo dio a Mardoqueo. Ester, por su parte, estableció a Mardoqueo en la casa de Aman.
Los acontecimientos se precipitan de manera asombrosa. El rey, voluble, brusco y expeditivo en sus negocios, se deja fácilmente llevar por el último que le habla, aunque sean sus cortesanos (1:21; 5:5; 6:10; 7:5). En un día cambia de favorito, dando muerte al que ocupaba el segundo lugar en el reino y elevando al mismo rango a un empleado de la puerta real. A Asuero le duele la traición de Aman. A más de condenarle a muerte, dispone que Mardoqueo administre en adelante los bienes de la casa de Aman (Gen_39:4; Gen_44:1-4; 1Re_13:8) y vigile los movimientos de sus familiares hasta que la justicia disponga de otra cosa. Aman era rico (1Re_5:11) y tenía muchos hijos (1Re_9:10). Según las leyes i, la propiedad de los ajusticiados pasaba al Estado. El rey entrega la casa de Aman a Ester como prueba de confianza, y ésta la traspasa a Mardoqueo. Empiezan los judíos a enriquecerse a costa de su enemigo.
Ester intercede por su pueblo (1Re_8:3-6).
3 Volvió después Ester a hablar al rey y, echándose a sus pies llorando, le suplicó impidiera los efectos de la maldad de Aman, agagita, y la realización de sus proyectos contra los judíos. 4 El rey tendió a Ester el cetro de oro, y ésta se levantó, quedándose en pie delante del rey, 5 y le dijo: Si al rey le place y si le parece justo mi ruego, y si soy grata a sus ojos, escriba revocando las cartas inspiradas por Aman, hijo de Hamedata, agagita, y escritas por él para exterminar a los judíos que hay en todas las provincias del rey, 6 porque ¿cómo podría yo ver que el infortunio alcanzara a mi pueblo? ¿Cómo podría ver el exterminio de mi raza?
Ester y Mardoqueo estaban a salvo, pero era menester revocar el edicto de exterminio que pesaba sobre el pueblo judío desparramado por todo el imperio. El patriotismo de Ester se manifiesta de nuevo al presentarse por segunda vez al monarca sin haber sido llamada previamente. Por un artificio literario manifiesto, todo el capítulo 8 es una repetición, casi palabra por palabra, de lo dicho en 3:8-4:4, pero a la inversa. El paralelismo es perfecto entre la conducta de Aman en sus relaciones con el rey, la intervención de Ester para liberar al pueblo y las gestiones hechas por Mardoqueo. Señalamos las siguientes equivalencias: 8,5b-8 = 3:8-11; 8:9-12 = 3:12-13; 8:13-14 = 3:14-15; 8:15-17; 4:1-4.
El rey, bien dispuesto (8:7-8).
1 El rey Asuero dijo a la reina Ester y al judío Mardoqueo: Yo he dado a Ester la casa de Aman y él ha sido colgado de la horca por haber extendido la mano contra los judíos. 8 Escribid, pues, en favor de los judíos lo que bien os parezca en nombre del rey, y selladlo con el anillo del rey, porque edicto escrito en nombre del rey y sellado con el anillo del rey, no puede ser revocado.
Asuero se encuentra en situación embarazosa. Se ha puesto incondicionalmente de parte de Ester y Mardoqueo. Pero, como el edicto era irrevocable por llevar el sello real (Dan_6:9; Dan_6:13; Dan_6:16), sugiere que se busque una solución para neutralizar con otro lo que se prescribía en el primero. La solución consistió en otorgar a los judíos autorización y medios no sólo para repeler la agresión, contando con el apoyo de los órganos gubernativos, sino para vengarse de sus enemigos.
Manos a la obra (Dan_8:9-10).
9 Fueron entonces llamados los secretarios del rey el día veintitrés del mes tercero, que es el mes de Siyán; y se escribió, conforme a lo que fue ordenado por Mardoqueo, a los judíos, a los sátrapas, a los gobernadores y a los jefes de las ciento veintisiete provincias, desde la India a la Etiopía, a cada provincia según su escritura y a cada pueblo según su lengua, y a los judíos según su escritura y su lengua. 10 Se escribió en nombre del rey Asuero y se selló con el anillo del rey. Enviáronse las cartas por correos montados en ligeros caballos procedentes de los potreros reales.
Esta sección corresponde exactamente a 3:12-15. La diferencia principal está en que el remitente es Mardoqueo; entre los destinatarios se mencionan los judíos. Antes eran ellos las víctimas. Estamos en el mes de Si van (nombre de origen babilónico), por lo cual han transcurrido dos meses y diez días desde el edicto de Aman (3:12). Durante este tiempo se desarrollaron los hechos narrados en 4:1-8:2. El uso que hace el autor de los números prueba que maneja libremente la narración.
Privilegios a los judíos (8:11-13).
11 Se daba a los judíos, en cualquier ciudad en que estuviesen, permiso para reunirse y defender su vida, y para destruir, matar y exterminar a todos aquellos, con sus niños y mujeres, de cada pueblo y de cada provincia, que tomaran las armas para atacarlos, y para dar sus bienes al pillaje; 12 y esto en un solo día, en todas las provincias del rey Asuero, el día trece del duodécimo mes, que es el mes de Adar. 13 Estas cartas contenían una copia del edicto que había de publicarse en cada provincia, e informaban a todos los pueblos de que los judíos estarían aquel día prestos a vengarse de sus enemigos.
En el edicto anterior (3:13) se amenazaba a los judíos con el exterminio total; ahora se les autoriza a reunirse para defenderse, matar, destruir, exterminar a cuantos les ataquen (Dan_6:25). Se les autoriza asimismo para incautarse de los bienes de sus perseguidores. Otros textos permiten a los judíos no sólo defenderse, sino pasar al ataque (Dan_8:13; Dan_9:1-16). Esta matanza tendrá lugar el 13 del mes de Adar, coincidiendo con el día señalado por Aman para acabar con los judíos (Dan_3:13).
Renace la alegría (Dan_8:14-17).
14 Los correos partieron en seguida con toda prisa por la posta según la orden del rey. El edicto fue publicado también en Susa, la ciudadela. 15 Mardoqueo salió de la casa del rey vestido con un vestido real color violeta y lino blanco, con una gran corona y un manto de lino y de púrpura. 16 Hubo para los judíos luz y alegría, gozo y honra. La ciudad de Susa lanzaba gritos de regocijo, 17 y en cada provincia y en cada ciudad, por dondequiera que llegaron la orden del rey y su edicto, hubo entre los judíos gozo y regocijo, banquetes y fiestas; y muchas de las gentes de los pueblos de las regiones se hicieron judíos, porque se había apoderado de ellos el temor a los judíos.
Una vez hubo Aman arrancado del rey el edicto de exterminio de los judíos, púsose a banquetear con Asuero (Dan_3:15)· Mardoqueo, en paridad de circunstancias, abandonó el palacio y marchó a su casa. Anteriormente, con ocasión de su exaltación por Asuero (Dan_6:11), había vestido Mardoqueo vestiduras reales; pero en la actualidad lleva los vestidos que corresponden a su posición de gran visir. Entre los persas tenían éxito los vestidos amplios y multicolores 2. No son motivos nobles los que impulsan a los paganos a abrazar el judaísmo; pero el temor puede ser el principio de una conversión total. Nótese cómo el autor establece la antítesis entre el pueblo judío próximo a desaparecer (Dan_4:13) y la situación privilegiada de que goza en la actualidad. El autor ha probado suficientemente que Dios, tarde o temprano, se acuerda de su pueblo; que castiga a sus opresores y da su gracia a los que viven según el pacto de la alianza. A pesar de su apariencia laica, el texto original hebraico se muestra en el fondo extraordinariamente religioso y adicto a la mentalidad tradicional hebraica.
1 Heródoto, 1:133. L,a Biblia comen. 9,29
2 Rb (1909) 186-137.
1 Heródoto, 3:129.
Carta de asuero (16:1-22).
En el texto hebraico se habla de la carta y del contenido del decreto que en nombre del rey enviaba Mardoqueo a las autoridades del reino. El texto griego reproduce íntegramente su contenido, que llama la atención por su ampulosidad y sus consideraciones de matiz filosófico. Su mismo texto demuestra que no es una traducción del hebreo. Presenta analogías con los escritos reales que figuran en 3 Mac 7:1-9.
Destinatarios (16:1).
1 La copia de la carta es como sigue: Artajerjes, rey grande,, a los gobernadores de las regiones de las ciento veintisiete satrapías desde la India hasta la Etiopía, y cuantos entiendan en nuestros negocios, salud.
En contra de lo dicho en 1:2, el autor griego confunde provincias con satrapías; acaso, por extensión, toma el término satrapía como sinónimo de provincia. Esta confusión puede provenir de la época relativamente reciente en que fue escrito el libro.
Conducta de los soberbios (16:2-4).
2 Muchos, después de haber recibido honores singulares de la extremada bondad de sus bienhechores, aspiran a cosas más altas, 3 y no sólo tratan de oprimir a nuestros subditos, sino que, incapaces de sostener el peso de su dignidad, conspiran hasta contra el que se la confirió. 4 Y no sólo destierran de entre los hombres la gratitud, sino que, hinchados por el fausto de su inesperada prosperidad, procuran escapar a la justicia vengadora de Dios, perpetuo testigo de todas las cosas.
El autor quiere aludir a Aman, que, elevado a la más alta gloria por la extraordinaria bondad del monarca, se dejó arrastrar por el orgullo, oprimiendo no sólo a los humildes y subditos, sino conspirando incluso contra su bienhechor.
Peligro que acecha a las autoridades (16:5-6).
5 Con frecuencia, a muchos de los constituidos en la suprema autoridad, la falaz adulación de aquellos a quienes encomendaron la dirección de los negocios los hace cómplices de sangre inocente y les causa irremediables males, 6 engañando con la mentirosa astucia de su malignidad la noble sencillez de los soberanos.
El autor se refiere veladamente al caso de Aman, que, fingiéndose amigo del rey, tutelando aparentemente sus derechos, lo engañó miserablemente hasta hacerle cómplice de sangre inocente. Se trata de disculpar al soberano y cargar la culpabilidad sobre Aman. No obstante, no sale Asuero bien parado, a pesar de las tentativas para disculparle, porque no debía confiar la suerte de una nación al capricho de un individuo. Es cómplice, por lo mismo, del crimen que rubricó con su firma.
Ejemplo actual (16:7-9).
7 Esto podemos comprobarlo, no tanto por las historias antiguas, según dejamos indicado, cuanto por el examen de sucesos que tenéis a la vista, hechos impíamente consumados por la peste de los indignos gobernantes. 8 Por eso es preciso proveer para lo futuro, procurando con la paz un reino tranquilo a todos los hombres, 9 realizando los cambios necesarios y juzgando siempre con equidad los negocios que se ofrecieren.
Por las palabras anteriores podían barruntar los lectores que la carta, aunque en términos generales, tenía en vista la situación presente; ahora es el mismo rey quien descubre el misterio.
Se desenmascara al traidor (16:10-14).
10 Vosotros sabéis cómo Aman, hijo de Hamedata, macedonio, enteramente extraño a la sangre de los persas y sobremanera desconocedor de nuestra bondad, por mí acogido hospitalariamente, 11 alcanzó la benevolencia que usamos con todas la naciones, en tanto grado, que fue apellidado nuestro padre y por todos venerado hasta postrarse a sus pies, dándole un poder correspondiente a la dignidad del trono real. 12 E incapaz de llevar el peso de tanta grandeza, intentó privarme del reino y de la vida, 13 y con toda suerte de maliciosos engaños trató de perder a mi salvador y bienhechor constante Mardoqueo y a la irreprochable compañera del reino, Ester, con toda su nación. 14 Así pensaba él aislarnos y pasar a los macedonios el imperio de los persas.
El autor de tantos males es un extranjero, extraño a la sangre de los persas. Se le llama el Macedonio. Es difícil explicar el porqué el calificativo de agagita (3:1; 8:3) ha sido substituido por el de macedonio. Acaso el contexto histórico de la narración alude a los conflictos en torno a la hegemonía entre medos y persas 1. Según Stummer, en tiempos de Alejandro Magno aparecen los macedonios como enemigos de los persas. Nuestro texto, añade, es originario del tiempo helenístico. Con estas maquinaciones trataba Aman de entregar a los macedonios el imperio de los persas. Las acusaciones contra el antiguo ministro son graves y aconsejan que se proceda contra él con el máximo rigor. La acusación de Aman contra los judíos, culpándoles de falta de patriotismo, es explotada ahora por los mismos para presentarlo ante la nación como favorecedor de las aspiraciones colonialistas de los odiados macedonios.
Elogio del pueblo judío (16:15-16).
15 Pero hemos averiguado que los judíos, entregados a la muerte por este consumado criminal, no son malhechores, antes se gobiernan por leyes santísimas, 16 que son hijos del Altísimo, sumo y viviente Dios, que conserva el reino en el mejor estado en favor nuestro, como de nuestros predecesores.
En la presente carta se desmienten las acusaciones contra los judíos. No son ellos malhechores ni enemigos del género humano. Se rigen por leyes santísimas, que en nada se oponen a la legislación estatal persiana. Por su fidelidad al Dios suyo son llamados hijos de Dios (Exo_4:22; Sab_9:7). Además, rindiendo ellos culto al altísimo, sumo y viviente Dios, muestran su patriotismo por cuanto conserva Dios el reino en el mejor estado.
Ordenes concretas (Sab_16:17-24).
17 Por esto haréis bien en no prestar atención a las cartas remitidas por Aman, hijo de Hamedata, 18 por cuanto el autor de ellas ha sido crucificado a las puertas de Susa con toda su casa, habiéndole dado sin tardanza su merecido castigo el Dios omnipontente. 19 La copia de esta carta haréis publicarla en todas partes, para que sea permitido a los judíos vivir según sus leyes, 20 y les prestaréis apoyo para que puedan rechazar a los que en el día de la tribulación los ataquen, el día trece del mes duodécimo, de Adar; 21 pues el Dios que todo lo domina, ha convertido en día de alegría el que estaba señalado para ruina de la nación escogida. 22 Vosotros, pues, celebraréis con todo regocijo, como una de vuestras festividades, el día señalado, 23 para que ahora y en lo futuro sea día de salud para vosotros y para todos los leales a los persas, y para los que maquinaban contra vosotros sea de infausta memoria. 24 Y toda ciudad o región en general que esto no cumpliere* sea inexorablemente destruida por el hierro y el fuego y hecha inaccesible no sólo a los hombres, sino también a las fieras y a las aves, y por siempre odiosa.
De lo dicho anteriormente se saca la conclusión de que el primer edicto real no tiene fuerza de ley (Sab_13:6-7); por eso se recomienda a las autoridades que no presten atención a su contenido. Los términos con que está concebida la carta hacen dudar de su autenticidad. Es muy difícil creer que un rey persa convierta en fiesta oficial el día señalado para la destrucción del pueblo judío y ordene destruir las ciudades y arrasar las regiones que se opusieren a este edicto real. Además de su tono hiperbólico, la carta quiere ser una apología del pueblo judío, que demuestra los peligros a que se exponen los enemigos del mismo y aviva la confianza de aquellos judíos que habitan en territorio extranjero.
1 Heródoto,Sab_3:65.
2 Heródoto,Sab_9:109.