Numeros  10 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 36 versitos |
1 Yahvé habló a Moisés, diciendo:
2 “Hazte dos trompetas de plata batida a martillo, que te sirvan para convocar la asamblea y para hacer mover el campamento.
3 Cuando se toquen las dos, acudirá a ti toda la asamblea a la puerta del tabernáculo de la reunión;"
4 cuando se toque una sola, se congregarán a ti los príncipes jefes de los millares de Israel.
5 A un toque estrepitoso, moverán su campamento los acampados al oriente.
6 A un segundo toque de la misma clase, moverán su campamento los acampados al mediodía; estos toques son para ponerse en movimiento."
7 También para reunir la asamblea las tocaréis, pero no con ese toque.
8 Los hijos de Aarón, los sacerdotes, serán los que toquen las trompetas, y éstas serán para vosotros de uso obligatorio por siempre en vuestras generaciones.
9 Cuando en vuestra tierra saliereis a la guerra contra el enemigo que os atacare, tocaréis alarma con las trompetas, y servirán de recuerdo ante Yahvé, vuestro Dios, para que os salve de vuestros enemigos.
10 También en vuestros días de alegría, en vuestras solemnidades y en las fiestas del comienzo del mes, tocaréis las trompetas; y en vuestros holocaustos y vuestros sacrificios pacíficos serán para vosotros un recuerdo cerca de vuestro Dios. Yo, Yahvé, vuestro Dios."
11 En el año segundo, el segundo mes, a veinte del mes se alzó la nube de sobre el tabernáculo del testimonio,
12 y los hijos de Israel marcharon, por etapas, del desierto del Sinaí al desierto de Farán, donde la nube se paró,
13 moviéndose por primera vez a la orden de Yahvé por Moisés.
14 La primera en moverse fue la enseña del campo de los hijos de Judá, con sus escuadras. Jefe de las escuadras de aquéllos era Nasón, hijo de Aminadab.
15 Jefe de las escuadras de la tribu de los hijos de Isacar, Natanael, hijo de Suar;"
16 y jefe de las escuadras de la tribu de los hijos de Zabulón, Eliab, hijo de Jelón.
17 Desmontado que fue el tabernáculo, pusiéronse luego en marcha los hijos de Gersón y los hijos de Merarí, llevando el tabernáculo.
18 Luego se puso en marcha la enseña del campo de Rubén, por sus escuadras.
19 El jefe de sus escuadras era Elisur, hijo de Sedeur; el jefe de las escuadras de la tribu de los hijos de Simeón, Selamiel, hijo de Zurisadai;"
20 y el jefe de las escuadras de los hijos de la tribu de Gad, Eliasaf, hijo de Deuel.
21 Comenzaron luego a marchar los hijos de Caat, llevando el santuario; y en tanto que ellos llegaban, se disponía el tabernáculo."
22 Después se puso en marcha la enseña del campo de los hijos de Efraím por sus escuadras; jefe de sus escuadras era Elisama, hijo de Amiud;"
23 jefe de las escuadras de la tribu de Manasés, Gamaliel, hijo de Pedasur;"
24 jefe de las escuadras de la tribu de los hijos de Benjamín, Abidán, hijo de Gedeón.
25 Después se puso en marcha la enseña del campo de los hijos de Dan, por sus escuadras, a retaguardia de los otros campos; jefe de las escuadras de los hijos de Dan era Ajiezer, hijo de Amisadai;"
26 jefe de las escuadras de la tribu de los hijos de Aser, Feguiel, hijo de Ocrán;"
27 jefe de las escuadras de la tribu de los hijos de Neftalí, Ajira, hijo de Enán.
28 Los hijos de Israel se pusieron en marcha con sus escuadras por orden.
29 Moisés dijo entonces a Jobab, hijo de Raguel, madiani-ta, su suegro: “Nosotros nos vamos para el lugar que Yahvé nos ha dicho: “Yo os lo daré”; ven con nosotros y te favoreceremos; porque Yahvé ha prometido favorecer a Israel.”
30 El respondió: “No, me iré a mi tierra y a mi parentela.”
31 Moisés insistió: “No nos dejes, pues tú conoces bien los lugares donde habremos de acampar y podrás servirnos de guía;"
32 si vienes, nosotros te daremos parte de lo que nos dé Yahvé.”
33 Así se marcharon del monte de Yahvé, e hicieron tres días de camino; y el arca de la alianza de Yahvé fue con ellos tres días de camino, buscando dónde acampar."
34 La nube de Yahvé los acompañaba de día desde que levantaron el campamento.
35 Cuando movían el arca, decía Moisés: “Levántate, Yahvé; dispérsense tus enemigos. Y huyan ante ti los que te aborrecen."
36 Y cuando el arca se posaba, decía: “Pósate, ¡oh Yahvé!, entre las miríadas de Israel.”

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Introducción a Numeros 

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Números.

Introducción.
El cuarto libro del Pentateuco lleva entre los hebreos el título de wayedabber (y dijo), que son las palabras con que empieza el TM1. Sin embargo, en las modernas Biblias hebraicas se le llama Benidbar (en el desierto), que es la quinta palabra hebrea del TM. Los LXX le pusieron un nombre alusivo al censo con que comienza el libro, traducido por la Vg Numeri, y así pasó a las lenguas modernas.

Contenido y División.
El título Números no da idea del contenido del libro, ya que el empadronamiento de las tribus sólo comprende algunos capítulos. Por eso es más significativo el título de las Biblias hebraicas actuales: En el desierto, ya que relata las incidencias de la azarosa marcha desde el Sinaí a Cades y después desde esta localidad (donde permanecieron los israelitas treinta y ocho años) hasta las estepas de Moab, frente a la tierra prometida. El libro es una miscelánea en la que se intercalan hechos históricos y leyes, no siendo fácil establecer una división lógica y clara. Podemos establecer una división atendiendo a los distintos escenarios geográficos: a) en el Sinaí (1:1-10:10); b) en el desierto de Cadesbarne (10:11-22:1); c) en las estepas de Moab, frente al Jordán (22:2-36:13). La duración de estas diversas etapas es muy desigual: diecinueve días en la primera, treinta y ocho años en la segunda y cinco meses para la tercera.
En la primera parte se acaba la organización del pueblo y del tabernáculo, según el plan comenzado en Éxodo. Al censo de las doce tribus, que nos da la cifra de 603.550 hombres de guerra, sigue el de los levitas destinados al servicio del santuario, 22.000 varones, contados desde un mes para arriba. El segundo empadronamiento, referido en el c.26, nos da la misma cifra. El pueblo es concebido como un ejército ordenado que se mueve con sus enseñas y jefes. La segunda sección comprende la fatigosa marcha hacia Cades, al sur de Bersabé. Los israelitas habían tomado esta dirección con ánimo de penetrar por el sur de Canaán, pero la cobardía les hizo desistir, y Dios los castigó a permanecer toda una generación en las estepas de Cades, donde no faltan algunos oasis. Después de treinta y ocho años de estancia se dirigieron hacia Edom; pero, al negárseles el paso, tuvieron que bajar hasta el golfo de Elán (Akaba) y subir por la frontera oriental de Edom y Moab hasta internarse frente al Jordán en las cercanías de Jericó. En la última parte se narran las victorias sobre los amorreos y los vaticinios de Balaam, la distribución de la Jordania septentrional entre Rubén, Gad y parte de Manasés.
En cada sección hay un grupo legislativo que interrumpe el hilo de la narración histórica. En general son leyes que apenas dicen relación con el contexto histórico, y son como suplementos a otras dadas anteriormente2, aunque hay algunas nuevas3.

Composición del Libro.
Aunque el libro tiene cierta unidad por el marco geográfico en que se encuadran los hechos y las leyes, sin embargo no existe unidad literaria. No hay ligazón entre los hechos y las partes legislativas, y los mismos hechos aparecen sin contornos cronológicos precisos, siendo a veces difícil señalar la prioridad entre ellos. Por todo esto, nos encontramos con el hecho de la complejidad de documentos utilizados por el último redactor. Encontramos relatos duplicados paralelos. También las secciones legislativas aparecen algunas veces duplicadas4. Supuesta esta composición, encontramos en Números tradiciones diversas que arrancan de la época del desierto y otras más recientes que llegarían a los tiempos de Esdras. Como en los otros libros, debemos admitir un núcleo primitivo histórico-legislativo de la época mosaica y un desarrollo posterior en los tiempos de la monarquía y aun después del exilio.

Historicidad de los Relatos.
Prescindiendo de las idealizaciones sobre el número de los israelitas, su organización y sobre otros hechos en conjunto, podemos decir que los hechos revelan la época del desierto y la geografía de la estepa. Las alusiones al hecho de que Moisés registró por escrito los lugares donde acampaban los israelitas nos dan una pista para entender cómo se han podido conservar los recuerdos de la vida del desierto5. Las incidencias del desierto, las impaciencias del pueblo, su nostalgia de los manjares característicos de Egipto6, encajan bien en la época mosaica. La lucha de Moisés contra las ingratitudes e inconstancia del pueblo es perfectamente verosímil en su cargo de jefe responsable de la marcha por el desierto, prometiéndoles una tierra feraz que no acababan de alcanzar. La prolongación de la estancia fue una gran prueba para la fe de Moisés y para su fortaleza excepcional. Moisés lo era todo: un rey, un legislador, un sacerdote y un profeta,7 y este carácter particular del gobierno de Moisés queda patente en relatos de Números8. Con su fuerte personalidad logró dominar a unas tribus recalcitrantes compuestas por gentes de dura cerviz.

Doctrina Religiosa.
a) Monoteísmo. Yahvé es el Señor que guía a Israel y vence a los enemigos. La victoria sobre los reyes amorreos es una prueba de la protección divina sobre su pueblo. Los oráculos de Balaam son una prueba del poder de Yahvé sobre los mismos gentiles, que terminan por reconocer su gloria. Israel es su hijo, y Yahvé le guía en su marcha hacia la tierra prometida9. Su santidad debe ser respetada; por eso el campamento de los israelitas debe ser convenientemente repartido, de forma que junto al tabernáculo estén sólo los levitas y sacerdotes. Las leyes de pureza deben ser cuidadosamente guardadas por el pueblo para entrar en relaciones con la divinidad.
b) Culto. Se da gran importancia a las regulaciones cultuales, para garantizar la santidad exigida al pueblo antes de acercarse a su Dios. Se destacan los privilegios de la clase sacerdotal (rebelión y castigo de Coré, Datan y Abirón). Se menciona al sumo sacerdote10, se indican los derechos de los sacerdotes y de los levitas11, que son sus auxiliares. Se enumeran los sacrificios diversos, y entre ellos el cotidiano o perpetuo, que no es mencionado en el Levítico12. Es propio de Números la fiesta de la Neomenia o luna nueva.13 Es un eco de la vida nómada del desierto, aunque no aparece en legislaciones anteriores. Es propia de este libro la oblación de harina y aceite en los sacrificios14, como se hacía en Babilonia15. Como hemos indicado, la legislación mosaica no es una creación totalmente original, sino que en muchos casos es una adaptación de ritos ancestrales de las tribus, conforme a la ley de la condescendencia de Dios con su pueblo para llevarle poco a poco a través de ritos externos, algunos comunes con las religiones paganas, a una forma superior de culto16.

1 Cf. San Jerónimo, Praef. in libros Sam. et Mal: PL 28,552. 2 Cf. Núm 5:5-8 y Lev 6:1-7; Núm 9:6-14 y Ex 12; Núm_15:1-15 y Lev c. 1-5. 3 Núm 6:1-21. 4 Las fiestas (Núm c.28-29 y Éxo_23:14-29 ; Lev 13; Dt 16); oblaciones ( Núm_15:1-16 ; c.18-19 y Lev c. 1-7.22; 17-30); funciones de los levitas (Núm c.3-4 y 18); sacrificios ( Núm_15:22-31 y Lev 4:13-35); ciudades de refugio ( Núm_35:9-34 y Dt 19:1-13). 5 Cf 33:1-2. 6 11.S. 7 Filón, De vita Mosis III 23. 8 Núm 12:1-15; 16:12-15. 9 Núm 10:33; 10:35; 21:14. 10 Núm 35:25-28; 32. 11 Núm 3:10; 4:11-16; 18:5-7; 5:5-10; 6:19-20; 15:20-21; 18:8-19. 12 Pero aparece en Ex 29:38-42. 13 Núm 28:11-15. 14 Num 15:1-16; 0:28-29. En Lev 2 Se Habla De Estas Oblaciones, Pero Separadas De Los Sacrificios. 15 Cf. F. Martin, Textes religieux assyiriens et babyloniens (1903) p.XVIII-XIX.243.253. 16 Sobre la condescendencia o synkatabasis de Dios en el A.T., véase H. Pinard De La Boullaye, Les inflltrations paíennes dans l'ancienne Loi, d'aprés les Peres et l'Église: Rech. de Se. Reí. (1919) p.199-200. En los Santos Padres: San Justino, Dialog. n.Í8.23: PG 6, 516.520-521.525; San Ireneo, Cont. haer. IV 14,3: PG 7,1011; Tertuliano, Ad. More, II 18: PL 2,306; Orígenes, In Num. hom. 17 n.1: PG 12,703; San Jerónimo, In Ez. VI 20: PL 25,194; Epist. 73,3: PL 22,678; Tomás de Aquino, 1-2 q.102 3.3.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Numeros  10,1-36

10. Preparación de la Partida.

Las Trompetas de Plata (1-10).
1Yahvé habló a Moisés, diciendo: 2Hazte dos trompetas de plata batida a martillo, que te sirvan para convocar la asamblea y para hacer mover el campamento. 3Cuando se toquen las dos, acudirá a ti toda la asamblea a la puerta del tabernáculo de la reunión; 4cuando se toque una sola, se congregarán a ti los príncipes jefes de los millares de Israel. 5A un toque estrepitoso, moverán su campamento los acampados al oriente. 6A un segundo toque de la misma clase, moverán su campamento los acampados al mediodía; estos toques son para ponerse en movimiento. 7También para reunir la asamblea las tocaréis, pero no con ese toque. 8Los hijos de Aarón, los sacerdotes, serán los que toquen las trompetas, y éstas serán para vosotros de uso obligatorio por siempre en vuestras generaciones. 9Cuando en vuestra tierra saliereis a la guerra contra el enemigo que os atacare, tocaréis alarma con las trompetas, y servirán de recuerdo ante Yahvé, vuestro Dios, para que os salve de vuestros enemigos. 10También en vuestros días de alegría, en vuestras solemnidades y en las fiestas del comienzo del mes, tocaréis las trompetas; y en vuestros holocaustos y vuestros sacrificios pacíficos serán para vosotros un recuerdo cerca de vuestro Dios. Yo, Yahvé, vuestro Dios.

En los tiempos primitivos, las señales se hacían con el cuerno de carnero, la corneta1. En Lev_25:95 se dice que el jubileo se anunciará al sonido del cuerno. Pero los documentos posteriores nos hablan de las trompetas de plata, que se hacían sonar así en el templo, para anunciar los actos de culto y las fiestas, como en el campo de batalla2. En el arco de Tito, en Roma, figuran también, entre los trofeos de su victoria sobre los judíos, encima de la mesa de los panes, dos trompetas largas. La razón de introducir aquí estas trompetas es, sin duda, para que respondan mejor a la nueva organización de Israel bajo la guía directa de Dios. Las trompetas de plata eran algo más digno que los cuernos de carnero. Las señales convenidas son tres: un toque para convocar a los jefes del pueblo; dos para llamar al pueblo; uno más prolongado para ordenar el levantamiento del campo, y éste se hará a cada una de las partes de él. Fuera de esto, añade que las trompetas tocarán en la guerra, y será su sonido como una llamada a Yahvé para que venga en socorro de los suyos. Este pasaje nos ofrece la explicación de lo que se dice repetidas veces en los Paralipómenos: que los sacerdotes iban delante del ejército de Judá con las trompetas para tocarlas en el momento de comenzar la batalla, y su efecto era tan decisivo, que al instante los enemigos se sentían aterrados y huían, no quedando al ejército otro trabajo que perseguirlos y recoger el botín3. También aquí tenemos que advertir la desproporción entre el efecto de las dos trompetas y la extensión del campamento de más de 600.000 hombres. La dificultad la salva, como antes dijimos, el género literario hiperbólico del autor sagrado.
El autor sagrado no describe la forma de las dos trompetas, pero podemos suponer que eran semejantes a las que aparecen en los monumentos egipcios4. El uso de las trompetas se prescribe también para las grandes conmemoraciones religiosas (v.10)5.

Partida del Sinaí (11-28).
11En el año segundo, el segundo mes, a veinte del mes se alzó la nube de sobre el tabernáculo del testimonio, 12y los hijos de Israel marcharon, por etapas, del desierto del Sinaí al desierto de Farán, donde la nube se paró, 13moviéndose por primera vez a la orden de Yahvé por Moisés. 14La primera en moverse fue la enseña del campo de los hijos de Judá, con sus escuadras. Jefe de las escuadras de aquéllos era Nasón, hijo de Aminadab. 15Jefe de las escuadras de la tribu de los hijos de Isacar, Natanael, hijo de Suar; 16y jefe de las escuadras de la tribu de los hijos de Zabulón, Eliab, hijo de Jelón. 17Desmontado que fue el tabernáculo, pusiéronse luego en marcha los hijos de Gersón y los hijos de Merarí, llevando el tabernáculo. 18Luego se puso en marcha la enseña del campo de Rubén, por sus escuadras. 19El jefe de sus escuadras era Elisur, hijo de Sedeur; el jefe de las escuadras de la tribu de los hijos de Simeón, Selamiel, hijo de Zurisadai; 20y el jefe de las escuadras de los hijos de la tribu de Gad, Eliasaf, hijo de Deuel. 21Comenzaron luego a marchar los hijos de Caat, llevando el santuario; y en tanto que ellos llegaban, se disponía el tabernáculo. 22Después se puso en marcha la enseña del campo de los hijos de Efraím por sus escuadras; jefe de sus escuadras era Elisama, hijo de Amiud; 23jefe de las escuadras de la tribu de Manasés, Gamaliel, hijo de Pedasur; 24jefe de las escuadras de la tribu de los hijos de Benjamín, Abidán, hijo de Gedeón. 25Después se puso en marcha la enseña del campo de los hijos de Dan, por sus escuadras, a retaguardia de los otros campos; jefe de las escuadras de los hijos de Dan era Ajiezer, hijo de Amisadai; 26jefe de las escuadras de la tribu de los hijos de Aser, Feguiel, hijo de Ocrán; 27jefe de las escuadras de la tribu de los hijos de Neftalí, Ajira, hijo de Enán. 28Los hijos de Israel se pusieron en marcha con sus escuadras por orden.

Por fin llega la hora de la partida, cuando faltaban sólo diez días para cumplirse el año de la llegada a la montaña santa6. El 20 del segundo mes se alza la nube sobre el tabernáculo, y los hijos de Israel levantan el campo y se ponen en marcha. Ninguna mención se hace de las trompetas que según 10:5 debían intimar la orden de partida a los cuatro lados del campamento. La marcha se realiza en el orden señalado en el capítulo 2 con alguna diferencia. Allí se asigna a los levitas, que llevan el tabernáculo, el centro de la columna; aquí Gersón y Merarí caminan después de las tribus que acampan al oriente, que son las primeras en partir, y Caat marcha después del segundo grupo, que acampaba al mediodía. Y como antes, tampoco aquí se hace mención del resto del pueblo con sus ganados y hacienda. Se ve clara la concepción ideal que el autor sagrado da a esta organización de Israel. Por sus etapas, y guiados por la nube, caminan desde el desierto del Sinaí hasta el de Farán, al sur de Canaán7. El v.28 marca bien la conclusión de la perícopa.

Invitación de Moisés a su Cuñado Jobab para que le Acompañe (29-32).
29Moisés dijo entonces a Jobab, hijo de Raguel, madiani-ta, su suegro: Nosotros nos vamos para el lugar que Yahvé nos ha dicho: Yo os lo daré; ven con nosotros y te favoreceremos; porque Yahvé ha prometido favorecer a Israel. 30El respondió: No, me iré a mi tierra y a mi parentela. 31Moisés insistió: No nos dejes, pues tú conoces bien los lugares donde habremos de acampar y podrás servirnos de guía; 32si vienes, nosotros te daremos parte de lo que nos dé Yahvé.

En el texto se insiste en que Yahvé es el guía directo de los israelitas en su peregrinación, y la nube es el signo de su presencia sensible. En cambio, aquí se insiste en que Moisés quiere llevar a su cuñado como guía experto, conocedor de aquellos parajes de la estepa por donde habían de pasar8. Moisés le promete participar de los bienes que Yahvé les dé. En Jue_1:16; Jue_4:11, se dice que los quíneos se incorporaron a Moisés, y probablemente éstos son los madianitas de que aquí se habla, tribu nómada que pastoreaba entre el Sinaí, Farán y Edom9.

En Marcha desde el Monte Sinaí (33-36).
33Así se marcharon del monte de Yahvé, e hicieron tres días de camino; y el arca de la alianza de Yahvé fue con ellos tres días de camino, buscando dónde acampar. 34La nube de Yahvé los acompañaba de día desde que levantaron el campamento. 35Cuando movían el arca, decía Moisés: Levántate, Yahvé; dispérsense tus enemigos. Y huyan ante ti los que te aborrecen. 36Y cuando el arca se posaba, decía: Pósate, ¡oh Yahvé!, entre las miríadas de Israel.

Esta perícopa parece una repetición Deu_10:11-28, que se ha de atribuir a otro documento. El pueblo parte del Sinaí y camina tres días buscando dónde acampar. En la primera narración, el arca iba muy envuelta en ricos paños y cubierta por pieles de tejón; aquí parece que va el arca descubierta, como en Jos_3:2510, y la nube la acompaña, como en Exo_13:21s. Así se explican las palabras de Moisés en las que dice lo que era el arca para el pueblo: el símbolo de la presencia de Dios en medio de Israel para defenderle de sus enemigos. El pasaje de 1Sa_4:35 nos declara bien este pensamiento: el pueblo se halla enfrente de los filisteos, que les habían infligido una derrota. En vista de esto, resuelven traer el arca de Yahvé. Cuando ésta entró en el campo de Israel, el pueblo lanzó tan grandes gritos de júbilo, que hacían temblar la tierra. Los filisteos sintieron temor y decían: Ha venido Dios al campamento. ¡Desgraciados de nosotros!... ¿Quién nos librará de la mano de ese Dios poderoso? ¿Acaso no es El el que castigó a los egipcios con toda suerte de plagas y de peste? Así declara el autor sagrado la impresión causada en uno y otro campo por la llegada del arca. A la luz de estas palabras podemos entender lo que significan las de Moisés.
Cuando Israel abandona la llanura de er-Raha en el desierto del Sinaí (la montaña de Yahvé designando al Sinaí aparece sólo aquí, pues en otros lugares se llama montaña de Elohim), no sabemos la dirección exacta que tomaron. Son muchos los intrincados valles que se abren paso para salir del macizo de los montes del Sinaí, y, por otra parte, no hay ninguna indicación en el texto sagrado que pueda servir de apoyo para trazar el itinerario hasta llegar al vasto desierto de Tih, de Farán o de Sin, en el lenguaje de la Biblia, caminando siempre hacia el norte hasta llegar a la región de Cades, donde Israel se estacionó11.

1 Jos 6:5. 2 2Cr_13:12; 2Cr_13:143; 1Ma_4:40; 1Ma_5:33; 1Ma_16:8. 3 Cf. 2Cr_13:15; 2Cr_15:1; 1Ma_5:33 4 Véase la descripción en Fl. Josefo, Ant. Jud. III n,6. 5 Cf. 2Cr_5:12; 2Cr_29:26 6 Exo_19:1. 7 Cf. Abel, Géog. I 434. 8 No está claro en el texto si este Jobab hijo de Raguel es el cuñado o el suegro de Moisés. En Exo_2:18 se dice que Raguel es el padre de Séfora, esposa de Moisés. Pero algunos creen que es una glosa que proviene de Num_10:29. En Exo_3:1; Exo_4:18 el suegro de Moisés es llamado Jetro. Algunos creen que Raguel es un calificativo (Reuel: amigo de Dios). 9 Véase Abel, o.c., I 286. 10 Cf. 1Sa_4:3; 2 Sam 6:1s. 11 Véase M. J. Lagrange, L'itinéraire des hraelites da pays de Gessen aux bords du Jourdain: RB (1900) 274; R. Savignag, La región de Ain Cadeis: RB (1922).