I Samuel 17 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 58 versitos |
1 Los filisteos, juntando sus tropas para hacer la guerra, se reunieron en Soco, que pertenece a Judá. Acamparon entre Soco y Azeca, en Efes Domim.
2 Reuniéronse también Saúl y los hombres de Israel y vinieron al valle del Terebinto, y pusiéronse allí en orden de batalla contra los filisteos.
3 Estaban éstos acampados en un monte, y los de Israel en un monte opuesto, mediando entre ellos el valle que los separaba.
4 Salió al medio, de las filas de los filisteos, un hombre llamado Goliat, de Gat, que tenía de talla seis codos y un palmo.
5 Cubría su cabeza un casco de bronce y llevaba una coraza escamada, de bronce también, de cinco mil siclos de peso.
6 A los pies llevaba botas de bronce y a las espaldas un escudo, también de bronce.
7 El asta de su lanza era como el enjullo de un telar, y la punta de la lanza, de hierro, pesaba seiscientos siclos. Delante de él iba su escudero.
8 Goliat separó, y, dirigiéndose a las tropas de Israel, ordenadas en batalla, les gritó: “¿Para qué os habéis puesto en orden de batalla? ¿No soy yo un filisteo, y vosotros siervos de Saúl? Elegid de entre vosotros un hombre que baje a pelear conmigo.
9 Si en la lucha me vence, que me mate y os quedaremos sujetos; pero, si soy yo el que le venzo y le mato a él, seréis vosotros los que nos quedaréis sujetos y nos serviréis.”
10 El filisteo añadió: “Yo arrojo hoy este reto al ejército de Israel. Dadme un hombre y lucharemos.” Al oír las palabras del filisteo,
11 Saúl y todo Israel se asombraron y llenaron de miedo.
12 David era hijo de un efrateo, de Belén de Judá, que tenía ocho hijos, llamado Isaí, y era al tiempo de Saúl uno de los hombres más ancianos.
13 Los tres hijos mayores de Isaí habían salido para la guerra, y se llamaban el mayor Eliab; el segundo, Abinadab, y Samma el tercero."
14 David era el menor; y cuando las tropas marcharon tras de Saúl,"
15 David iba y venía y apacentaba las ovejas de su padre en Belén.
16 El filisteo salía de su campo mañana y tarde, y estuvo haciendo así por cuarenta días.
17 Isaí dijo a David, su hijo: “Toma ese “efá” de trigo tostado y esos diez panes y corre al campamento donde están tus hermanos;"
18 lleva también esos diez requesones para el jefe de su millar. Visitas a tus hermanos para ver cómo están y les preguntas si quieren algo.”
19 Saúl, ellos y todos los hombres de Israel estaban en el valle del Teberinto, en campaña contra los filisteos.
20 David se levantó de madrugada y, dejando las ovejas al cuidado de un pastor, se fue cargado de lo que le mandara Isaí.
21 Llegó al campamento cuando el ejército salía a ordenarse en batalla, lanzando sus gritos de guerra.
22 Israelitas y filisteos se ordenaban en batalla, ejército contra ejército. David dejó los objetos que traía en manos de un guardia del bagaje y corrió hacia las filas del ejército. En cuanto llegó, preguntó a sus hermanos cómo estaban;"
23 pero mientras hablaba con ellos, he aquí que el campeón, el filisteo de Gat, Goliat de nombre, salió de las filas de los filisteos y se puso a decir lo de los otros días, oyéndolo David.
24 En viendo a aquél, todos los hombres de Israel se retiraron ante él, temblando de miedo.
25 Decíanse unos a otros: “¿Veis a ese hombre que avanza? Viene a desafiar a Israel. Al que le mate le colmará el rey de riquezas, le dará su hija por mujer y eximirá de tributos la casa de su padre.”
26 David preguntó a los que tenía cerca: “¿Qué darán al que mate a este filisteo y arranque a Israel la afrenta? ¿Quién es ese filisteo, ese incircunciso, para insultar así al ejército del Dios vivo?”
27 La gente le repitió las mismas palabras, diciendo: “Esto es lo que harán al que le mate.”
28 Eliab, su hermano, que había oído hablar a aquellos hombres, se encendió en cólera contra David y le dijo: “¿Para qué has bajado y a quién has dejado tu rebañito en el desierto? Ya conozco tu orgullo y la malicia de tu corazón. Para ver la batalla has bajado tú.”
29 David le contestó: “¿Qué he hecho? Sencillamente hablar una palabra.”
30 Y apartándose de él, se dirigió a otro, haciéndole la misma pregunta, y recibió la misma respuesta.
31 Los que habían oído las palabras de David se las repitieron a Saúl, que le mandó venir.
32 David dijo a Saúl: “Que no desfallezca el corazón de mi señor por el filisteo ese. Tu siervo irá a luchar contra él.”
33 Saúl le dijo: “Tu no puedes ir a batirte con ese filisteo; eres todavía un niño y él es hombre de guerra desde su juventud.”
34 David dijo a Saúl: “Cuando tu siervo apacentaba las ovejas de su padre y venía un león o un oso y se llevaba una oveja del rebaño,
35 yo le perseguía, le golpeaba y le arrancaba de la boca la oveja; y si se volvía contra mí, le agarraba por la quijada, le hería y le mataba."
36 Tu siervo ha matado leones y osos, y ese filisteo incircunciso será como uno de ellos. ¿No seré capaz de ir, de batirle y quitarle y quitar el oprobio de Israel? Porque ¿quién es ese incircunciso que ha insultado al ejército del Dios vivo?”
37 Y añadió: “Yahvé, que me libró del león y del oso, me librará también de la mano de ese filisteo.” Saúl entonces le dijo: “Ve y que Yahvé sea contigo.”
38 Saúl hizo que vistieran a David sus ropas, púsole sobre la cabeza un casco de bronce y le cubrió de una coraza.
39 Después David se ciñó la espada de Saúl sobre sus ropas y probó de andar, pues nunca había ensayado la armadura; y dijo a Saúl: “No puedo andar con estas armas, no estoy acostumbrado”; y deshaciéndose de ellas,"
40 agarro su cayado, eligió en el torrente cinco chinarros bien lisos y los metió en su zurrón de pastor, y con la honda en la mano avanzó hacia el filisteo.
41 El filisteo se acercó poco a poco a David, precedido de su escudero.
42 Miró, vio a David y le despreció por muy joven, de blondo y bello rostro.
43 Díjole, pues: “¿Crees que yo soy un perro para venir contra mí con un cayado?” “No — contestó David —, eres todavía peor que un perro.”
44 Maldíjole el filisteo por sus dioses, y añadió: “Ven, que dé tus carnes a las aves del cielo y a las bestias del campo.”
45 David respondió al filisteo: “Tú vienes contra mí con espada, lanza y venablo, pero yo voy contra ti en el nombre de Yahvé Sebaot, Dios de los ejércitos de Israel, a los que has insultado.
46 Hoy te entregará Yahvé en mis manos; yo te heriré, te cortaré la cabeza y daré tu cadáver y los del ejército de los filisteos a las aves del cielo y a los animales de la tierra; y sabrá así toda la tierra que Israel tiene un Dios,"
47 y sabrán todos éstos que no por la espada ni por la lanza salva Yahvé, porque él es el Señor de la guerra, y os entregará en nuestras manos.”
48 El filisteo se levantó, se puso en marcha y avanzó hacia David. David echó a correr a lo largo del frente del ejército, para ir al encuentro del filisteo;"
49 metió la mano en el zurrón, sacó de él un chinarro y lo lanzó con la honda. El chinarro se clavó en la frente del filisteo, y éste cayó de bruces a tierra.
50 Así David, con una honda y una piedra, venció al filisteo y le hirió de muerte.
51 Corrió, parándose ante el filisteo, y, no teniendo espada a la mano, cogió la de él, sacándola de la vaina; le mató y le cortó la cabeza. Viendo los filisteos muerto a su campeón, pusiéronse en fuga,"
52 y los hombres de Israel, levantándose y lanzando los gritos de guerra, persiguieron a los filisteos hasta la entrada de Gat y hasta las puertas de Acarón, y cayeron filisteos en el camino de Seraím hasta Gat y Acarón.
53 A la vuelta de la persecución de los filisteos, los hombres de Israel saquearon su campamento.
54 David tomo la cabeza y las armas clel filisteo y llevó a Jerusalén la cabeza, y las armas las puso en su tienda.
55 Cuando Saúl hubo visto a David avanzar contra el filisteo, dijo a Abner, el jefe de su ejército: “¿De quién es hijo ese joven, Abner?” Abner respondió:
56 “Por tu vida que no lo sé, ¡oh rey! “Y el rey le dijo: “Infórmate, pues, a ver de quién es hijo.”
57 De vuelta David de la muerte del filisteo, Abner le tomo y le llevó ante Saúl, teniendo todavía en la mano la cabeza del filisteo.
58 Saúl le preguntó: “¿De quién eres hijo, mozo?” Y David le contestó: “Soy hijo de tu siervo Isaí, de Belén.”

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Introducción a I Samuel

Times New Roman ;;; Riched20 5.40.11.2210;

Samuel.

Introducción.
En las Biblias hebraicas modernas, los dos libros de Samuel (a y b) siguen al de los Jueces. En un principio formaban ambos un solo libro, como lo demuestra la nota masorética final y la que figura en 1 Sam 28:23, con la advertencia de que dicho pasaje está en la mitad del libro. Su división en dos se generalizó a partir de la edición de Daniel Bomberg (Venecia 1517). De la unidad primitiva dan testimonio Orígenes (PG 20,581), San Jerónimo (PL 28, 598) y otros. En la versión de los LXX, los libros son llamados Primero y Segundo de los Reinos, cuya calificación final rechaza San Jerónimo, diciendo: Non enim multarum gentium regna de-scribit, sed unius israelitici populi (Lc., 599). El santo Doctor prefiere que se diga libro de los Reyes, no de los Reinos. Los LXX escribieron los libros de Samuel en dos rollos, aproximadamente de la misma extensión, uniéndolos a los de los Reyes, con el título genérico de Primero y Segundo de los Reyes. La Vulgata siguió la clasificación de los LXX, distinguiendo cuatro libros de los Reyes. De ahí que el I y el II de Samuel del texto hebraico corresponden al I y II de los Reyes en los LXX y Vulgata. El concilio Tridentino adoptó la división jeronimiana, que siguen todavía algunos autores. En las páginas que siguen distinguimos entre I y II de Samuel y I y II de los Reyes. Llámanse libros de Samuel por la antigua creencia (Baba Bathra 15a) de que los escribió el profeta Samuel, cuya obra completaron los profetas Gad y Natán, o por el lugar preeminente que ocupa Samuel en la institución monárquica de Israel.

Texto.
Los dos libros fueron escritos originariamente en hebreo, cuyo texto ha llegado defectuosamente hasta nosotros. Las narraciones paralelas con el libro de las Crónicas, a partir de 1 Sam c.31, y la confrontación del texto de 2 Sam c.22 con el Sal 18 ponen en evidencia que el texto no ha sido corrompido sustancialmente 1.

Versión Griega.
El texto griego de Samuel se ha conservado en los códices Vaticano (B) y Alejandrino (A), corregido este último conforme al texto original hebraico. Luciano revisó el texto, cuyo trabajo publicó Lagarde en 1883. En el presente estado de cosas, la confrontación del texto hebraico con el griego es necesaria para llegar, en lo posible a restablecer el texto primitivo. A veces la versión de Luciano permite la reconstrucción de un texto hebraico mejor que el maso-rético. ¿Cuál de los dos textos, hebraico o griego, ha de preferirse? No existe unanimidad entre los autores. Ñ. Á. Ç. de Boer2 concede poco valor al texto griego para reconstruir el texto hebraico primitivo. Peters sostiene la tesis opuesta 3. En la cueva cuarta de Qumrán (49 Sama) se han encontrado restos de todo el libro de Samuel en estado bastante perfecto de conservación. Su texto está estrechamente emparentado con la recensión atestiguada por los LXX. Otro manuscrito de Samuel (495amb) representa un texto similar al de los LXX. Su texto se remonta probablemente a últimos del siglo III a.C.4 Lo más prudente es estudiar en cada caso el texto y ver y discernir qué lección se acerca más al original 1 hebraico.

Vulgata.
Los libros de Samuel fueron de los primeros que San Jerónimo tradujo del hebreo. Tiene algunas lecciones propias (1 Sam 15:4; 17:18; 30:20; 2 Sam 2:6, etc.), que deben tenerse en cuenta para la crítica textual. El texto consonantico y la escritura defectuosa del manuscrito hebraico empleado hicieron que no siempre lograra San Jerónimo una traducción feliz.

Contenido
En el contenido de los libros de Samuel caben distinguir cuatro secciones o partes. En la primera (c.1-v) se fija la atención en la figura de Samuel.
Dos personajes resaltan en la segunda sección (c.8-1s): Samuel y Saúl. El primero había envejecido, y sus hijos no seguían los caminos del padre, por lo que Israel pidió a Samuel un rey para que nos juzgue, como todos los pueblos (8:5). El profeta se resiste en un principio; pero, ante la indicación de Yahvé, accedió a sus deseos (c.8). A causa de su desobediencia, Saúl es rechazado por Dios (c.15). De Saúl y David se ocupan los capítulos 16-31 del libro I de Samuel. Saúl y su hijo mueren sobre los montes de Gelboé en guerra con los filisteos (31:1-13). David les dedica un canto fúnebre (2 Sam 1:1-27). De David se interesa exclusivamente la sección cuarta (2 Sam 2:1-20:35). Al final del libro van unos apéndices (c.21-24). Se refiere la muerte de los descendientes de Saúl en Gabaón (21:1-14); las hazañas de algunos valientes de David (21:15-22). Sigue un cántico de acción de gracias (22:1-51) y el oráculo de David (23:1-7). Se enumeran los laureados del rey (23:8-39). Acaba 1 libro con la noticia sobre el censo del pueblo, que Dios castigó con tres días de peste (24:1-16). David alza un altar en la era de Areuna el jebuseo (24:17-25).

Composición Literaria.
Una lectura superficial del libro o libros de Samuel no revela las anomalías de composición que ofrece. Fijando la atención, se observa entre unos textos y otros algunas divergencias notables (1 Sam 16:14-23 y 17:55-58). Unos son favorables a la monarquía (1 Sam 0:9; 10:1-16; c.11) y otros contrarios (1 Samc.8; 10:17-24; c.12). Los primeros representan la tradición de Guilgal o Caígala, y los segundos la de Masfa. Las narraciones dobles son varias: dos veces entra David en palacio (1 Sam 16:14-23 y 1 Sam 17:1-18); dos veces huye de la corte (1 Sam 19:12 y 21:1); dos veces le intenta matar Saúl (1 Sam 18:10-11 y 19:9-11); dos veces interviene Jonatán en favor de David (19:1-17 y 20:8-10; 18-39); dos veces es traicionado David por aquellos a quienes protege (1 Sam 23:1-13 y 23:19-28); dos veces se dice que Dios reprobó a Saúl (1 Sam 13:8-15 y 1 Sam 15:10-26). Algunas frases no están en armonía con el resto del libro. Por ejemplo, en 1 Sam 7:13 se afirma que los filisteos no volvieron más contra la tierra de Israel, lo que difícilmente se ajusta con 9:16; c.13-14; 30-31. Según 1 Sam 15:35, no volvió Samuel a ver a Saúl hasta el día de su muerte, pero se encuentran en 19:22-24. Otros ejemplos podrían aducirse.

Fuentes.
Conforme a la costumbre antigua oriental, los autores semitas utilizaban diversos documentos o aducían diversas tradiciones anteriores sin mencionarlas explícitamente. Una sola vez cita el autor el libro de Jaser (2 Sam 1:18), citado también por el autor de Jos 10:12, de donde copió el autor el canto fúnebre que pronunció David en honor de Saúl y Jonatán. En el libro, pues, se plantea el problema de las citas implícitas.
El autor sagrado ha manejado en su composición un amplio material, escrito y oral, a veces heterogéneo, llevado por el ideal de poner de relieve más bien los caminos que siguió Dios para llevar a término sus designios que de avalar siempre con su autoridad cada uno de los pormenores que aparecían en las fuentes que utilizaba.
La existencia de los diversos materiales utilizados aparece del estudio desapasionado de las siguientes secciones: 1) Crónica de la sucesión (2 Sann c.9-20), de la que dice E. de Meyer que es una historia verdadera 9; 2) Historia de Samuel (1 Sam c.1-1); 3) Orígenes de la realeza (1 Sam c.8-15); 4) Noticiario sobre Saúl (1 Sam 13:16-14:46); 5) David en la corte de Saúl (1 Sam 16:14-17:58); 6) Luchas entre Saúl y David (1 Sam 18:1; 31:25); 7) David rey (2 Sam 1:1; 8:18) 10.
La honradez del autor, su misma conducta de airear los diversos textos y dispares tradiciones acerca del período histórico que estudia, son una garantía de que escribe una historia verdadera empleando métodos distintos a los de la historiografía moderna. Los libros de Samuel se presentan exteriormente como una compilación de escritos y tradiciones en torno a los orígenes de la monarquía. Este acontecimiento trascendental en la historia de Israel debió sin duda de apasionar a todos los que se vieron envueltos en él y a su posteridad. El autor sagrado a veces yuxtapone las diversas tradiciones, otras veces las combina, las resume, amplía, etc.

Autor y data de Composición.
En los libros de Samuel se hallan muchos elementos antiguos, contemporáneos algunos de los mismos hechos. En los tiempos posteriores a David se escribió mucho sobre él y se comentaron las incidencias que le llevaron al trono y su actuación en el mismo. Hacia los años que siguieron inmediatamente a la caída de Samaría se generalizaron las especulaciones en torno a la memoria de David. El desastre del reino del Norte era una ocasión propicia para poner de relieve las promesas relativas a la continuidad de la dinastía davídica en el trono. Los reyes de Israel perecieron por haberse olvidado de Yahvé y no haber seguido el camino que les trazó David con su conducta. En tiempos de Ezequías hubo gran actividad literaria encaminada a desempolvar recuerdos antiguos y estudiar las causas que provocaron la dispersión de Israel entre los pueblos. Esta primera colección de noticias sobre la naciente monarquía recibió su forma última, con influencias deuteronomistas, en los días inmediatos al exilio o durante el mismo. Junto a los ríos de Babilonia medita el pueblo judío sobre el pasado de la nación, que, a la luz del castigo reciente, aparece como una continuada transgresión del pacto concluido en otro tiempo en el desierto n. El trabajo deuteronomista en los libros de Samuel fue de escasa importancia (1 Sam c.7 y 12; 1 Sam 4:18; 2 Sam 2:10-11; 5:4-5). En este tiempo pudo el autor obtener una visión panorámica de la historia de Samuel, Saúl y David y de las etapas que condujeron a éste al trono de Judá y de Israel. El exegeta católico podrá estrujar más o menos la letra del texto, pero no puede poner en duda, a la ligera, la historicidad sustancial de los libros de Samuel. Tenemos en los libros de Samuel una historia religiosa popular; pero aun con métodos y formas de decir y narrar antiguas y populares puede escribirse historia verdadera. En estos libros, como dejamos anotado, prevalece el elemento religioso. El hagiógrafo trata de inducirnos a observar la obra de Dios en los acontecimientos, cuyas causas humanas sabe él describir con viveza y realismo. Justamente, este mismo realismo, y sobre todo la imagen de David, en la que nos dejó dibujado no tan sólo sus nobles y altas cualidades, sino también sus debilidades, constituyen los elementos que nos dan la garantía de la credibilidad de su obra histórica 12.

Los libros de Samuel en el marco general de la historia.
El período comprendido entre Samuel y David no tiene contactos con los grandes imperios del antiguo Oriente. Egipto y Asiria duermen dentro del límite de sus fronteras. El pueblo más peligroso para Israel eran los incircuncisos, los filisteos. Fueron ellos los instrumentos de la justicia divina para castigar los pecados de Helí y de sus hijos (1 Sam 4:10-21). La expansión de los filisteos hacia el este despertó en Israel la idea de la unidad entre las tribus C0n una autoridad central que las aunara. Por lo mismo, el pueblo pidió a Samuel un rey que saliera al frente de ellos para combatir sus combates (1 Sam 8:20).
Al lograrse la unificación de Judá y de Israel en la persona de David, alcanzó Israel un poderío militar que bien pronto debían experimentar los enemigos fronterizos. Los filisteos fueron rechazados y sus ciudades puestas bajo el control de David; algunos mercenarios filisteos formaron parte de la guardia real. En el interior acabó con los islotes cananeos. Los árameos, amonitas, moabitas y edomitas le fueron tributarios. Con Tiro mantuvo David relaciones comerciales, pero no es posible señalar cuándo se produjeron estos puntos de contacto, porque no ocupaba todavía Hiram el trono de Tiro en los primeros años del reinado de David sobre Israel.
Esta falta de contacto con los pueblos e imperios de los alrededores dificulta la fijación cronológica de algunos puntos álgidos de esta historia. A falta de datos concretos, se procede a base de conjeturas. Hacia el año 1030, Saúl fue proclamado rey; entre los años 1010 y 970 reinó David. La arqueología no se opone a estas fechas, antes bien las confirma en líneas generales. Esta despreocupación por la cronología es un rasgo peculiar de la antigua historiografía semita.

Contenido doctrinal.
No para halagar a los historiadores han entrado los libros de Samuel en el canon bíblico. Encierran ellos un mensaje religioso, destinado en primer lugar a los israelitas, y después a sus herederos espirituales, los cristianos. Los libros anuncian las condiciones y las dificultades del establecimiento del reino de Dios sobre la tierra13. Yahvé es el Dios de Israel y su único rey; el monarca que elija el pueblo debe ser el representante de Dios en la tierra y el instrumento del que se servirá Dios para obrar grandes cosas. En ambos libros aparecen los atributos de Dios. Por medio de sus profetas se comunica a los hombres. Desde su infancia fue Samuel su confidente. Durante toda su vida manifestóse Samuel como defensor acérrimo de los derechos del yahvismo, no temiendo oponerse al mismo rey y echarle en cara su ingratitud para con Dios, que lo había elegido. Fue el profeta Natán el encargado de retransmitir a David la noticia de que la hegemonía prometida a la tribu de Judá se realizaría en su familia: Permanente será tu casa para siempre ante mi rostro, y tu trono estable por la eternidad (2 Sam 7:16). Yahvé se compromete a adoptar como hijos a los descendientes de David para ejercer por ellos su realeza sobre su pueblo. La monarquía, que a Samuel parecía contraria a la teocracia, se convierte en vehículo de ideas mesiánicas. Los profetas presentan a David como tipo del Mesías, y, una vez realizadas las profecías, los apóstoles hacen resaltar que las promesas hechas a David se han cumplido en el hijo de David por excelencia (Mc 10:47-48; Mt 15:22). San Pedro afirma la ascendencia de Jesús del rey David (Act 2:30; Mt 1:1; Lc 2:4). Con David se abren gloriosas perspectivas para Israel, haciendo surgir en el corazón de todos los hombres de buena voluntad la esperanza de un Mesías Salvador.
Fue David de carácter magnánimo, caritativo y misericordioso. Más que fijarnos en el lunar que suponen sus pecados de adulterio y homicidio, debemos considerar su fe, su arrepentimiento y sumisión a la palabra de los profetas. El autor del libro de las Crónicas tiende un velo piadoso sobre un pecado que David expió cumplidamente. En adelante, la conducta de los reyes de Judá y de Israel es juzgada tomando como punto de referencia la conducta de David. El pueblo pidió a Samuel les diera un rey como las otras naciones (1 Sam 8:20); pero no siendo Israel como los pueblos paganos, tampoco podía ocupar su trono un rey pagano, sino un vicario o representante de Yahvé. Ahora bien, fue David el prototipo de reyes teocráticos, que no se enorgullece de su cargo, antes bien se reconoce a sí mismo indigno representante de Dios sobre la tierra. El alma de David se transparenta en la colección de Salmos que se le atribuye, que alimentan todavía hoy la piedad de millares de fieles.


1 Para las cuestiones de crítica textual consúltese: P. Dhorme, Les livres de Samuel: Et. Bibliques; A. Fernández, Breve introducción a la crítica textual del A. T. (Roma 1917): Ídem, I Samuel 1-15. Crítica textual (Roma 1917); M. Rehm, Textkritische Untersuchungen zu den Paralleltexten der Samuel-Konigsbücher und der Chronik (Münster 1937).
2 Research in to Text of I Samuel 1-16 (Amsterdam 1938).
3 Beitrage zur Text und Literarkritik sowie zur Erklarung der Bücher Samuel (Fribur-
4 J. Milik, Dieci Anni di scoperte nel Deserto di duda (Marietti, 1957) 19.
5 W. O. E. Oesterley-Th. Robinson, An Introduction to the Books of the Oíd Testament (Londres 1949) 88; A. lods, Histoire de la Littérature hebraíque et juive depuis les origines jusqu'á la ruine de l'état juif (135 aprés J.G.; París 1950) 121-124.
6 Einleituns m das Alte Testament (Tübingen 1956).
7 Otras Concepciones Vigentes Se Encuentran Exp Lioros Sacros Veteris Testamenti (Roma 1958) 172-174; Bonn1936, 4-Rrr C. Kuhl. Die Enstehung Des Alten Uestas En Â. Mariani, Introiuctio In Ê. A. Leimbach, Die  Üchei Samuel Testaments (Berna 1953) 146-147.
8 L'aspect Reügfie De La Royante Ment Et Dans Les Testes Mésopotamiens
9 Die Israeliten Und Ihre Nachbar
10 Ntroducíion: A La Bibíe (Tourna Israélite. L·'Instituí Ton Monarchique Dans l'Ancien Testa-(Roma 1954) 89-112. Stamme (Halle 1906) 485. I 1957) 4I5SS.
11 De Vaux, Israel: DBS 762.
12 J. Schildenberger, Géneros Literarios De Los Libros Del Antiguo Testamento: Los Géneros Literarios De La Sagrada Escritura (Barcelona 1957) 131-132; M. Buber, Die Erzahlung Von Sauls Konigswahl: VT 6 (1956) 113-173; Ch. Keely, An Aproach To The Books Of Samuel: CBQ. 10 (1948) 254-270; A. Schulz, Erzahlungskunst In Den Samuelbüchern: Biblische Zeit-Fragen, XI 6-7 (Münster 1923).
11 De Vaux, Les Livres de Samuel 16,,


Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

I Samuel 17,1-58

El gigante Goliat (17:1-11).
1 Los filisteos, juntando sus tropas para hacer la guerra, se reunieron en Soco, que pertenece a Judá. Acamparon entre Soco y Azeca, en Efes Domim. 2 Reuniéronse también Saúl y los hombres de Israel y vinieron al valle del Terebinto, y pusiéronse allí en orden de batalla contra los filisteos. 3 Estaban éstos acampados en un monte, y los de Israel en un monte opuesto, mediando entre ellos el valle que los separaba. 4 Salió al medio, de las filas de los filisteos, un hombre llamado Goliat, de Gat, que tenía de talla seis codos y un palmo. 5 Cubría su cabeza un casco de bronce y llevaba una coraza escamada, de bronce también, de cinco mil siclos de peso. 6 A los pies llevaba botas de bronce y a las espaldas un escudo, también de bronce. 7 El asta de su lanza era como el enjullo de un telar, y la punta de la lanza, de hierro, pesaba seiscientos siclos. Delante de él iba su escudero. 8 Goliat separó, y, dirigiéndose a las tropas de Israel, ordenadas en batalla, les gritó: ¿Para qué os habéis puesto en orden de batalla? ¿No soy yo un filisteo, y vosotros siervos de Saúl? Elegid de entre vosotros un hombre que baje a pelear conmigo. 9 Si en la lucha me vence, que me mate y os quedaremos sujetos; pero, si soy yo el que le venzo y le mato a él, seréis vosotros los que nos quedaréis sujetos y nos serviréis. 10 El filisteo añadió: Yo arrojo hoy este reto al ejército de Israel. Dadme un hombre y lucharemos. Al oír las palabras del filisteo, 11 Saúl y todo Israel se asombraron y llenaron de miedo.

Los filisteos habían abandonado la montaña de Efraím a efectos de la derrota que les infligió Saúl (14:155), pero habíanse atrincherado en la Sefela, dispuestos a vengarse. Habiendo salido de Gat y de Acarón, se infiltraron por los wadis que desaguan en la Sefela, ramificándose por el macizo central de Judea. En una de las incursiones llegaron a un lugar entre Azeca y Soco llamado Efes Domim. A su encuentro salió Saúl, acampando en el valle del Terebinto. La acción se desarrollaba a unos treinta kilómetros al sudoeste de Jerusalén. Azeca (Jos_10:10-11; Jos_10:1535) se identifica con Tell Zacaría, a unos doce kilómetros al noroeste de Beit Gibrin. El nombre de Soco (Jos_15:35) sobrevive todavía en el actual Jirbet Shuweike, a tres kilómetros al sudoeste de Bet Nettif. Efes Domim, según Abel (Géographie II 318) corresponde a Djennbatein, a tres kilómetros al sur de Tell Zacaría y a dos al oeste de Jirbet Shuweike. El valle del Terebinto es el amplio valle es-Sant. Los dos ejércitos se pusieron en orden de batalla, frente a frente, separados por el valle del Terebinto. Dice el texto hebreo que del campamento filisteo salió un ish habenayim, un hombre de entre dos, es decir, un guerrero, que, colocado entre dos ejércitos, invitó a un duelo l.
El hombre llamábase Goliat, natural de Gat, lugar donde, según Tos 11:22, habitaban descendientes de los enaquim. Su altura, según los LXX, era de cuatro codos (no seis, como lee el texto masorético). El codo tenía c.45 metros; siendo, por consiguiente, la talla de Goliat Deu_2:92 metros, o Deu_2:02. Su armadura correspondía a su talla: llevaba una coraza de cinco mil siclos de peso, es decir, de unos ochenta kilogramos.

David, en el frente de batalla (Deu_17:12-25).
12 David era hijo de un efrateo, de Belén de Judá, que tenía ocho hijos, llamado Isaí, y era al tiempo de Saúl uno de los hombres más ancianos. 13Los tres hijos mayores de Isaí habían salido para la guerra, y se llamaban el mayor Eliab; el segundo, Abinadab, y Samma el tercero. 14 David era el menor; y cuando las tropas marcharon tras de Saúl, 15 David iba y venía y apacentaba las ovejas de su padre en Belén. 16 El filisteo salía de su campo mañana y tarde, y estuvo haciendo así por cuarenta días. 17Isaí dijo a David, su hijo: Toma ese efá de trigo tostado y esos diez panes y corre al campamento donde están tus hermanos; 18 lleva también esos diez requesones para el jefe de su millar. Visitas a tus hermanos para ver cómo están y les preguntas si quieren algo. 19 Saúl, ellos y todos los hombres de Israel estaban en el valle del Teberinto, en campaña contra los filisteos. 20 David se levantó de madrugada y, dejando las ovejas al cuidado de un pastor, se fue cargado de lo que le mandara Isaí. 21 Llegó al campamento cuando el ejército salía a ordenarse en batalla, lanzando sus gritos de guerra. 22 Israelitas y filisteos se ordenaban en batalla, ejército contra ejército. David dejó los objetos que traía en manos de un guardia del bagaje y corrió hacia las filas del ejército. En cuanto llegó, preguntó a sus hermanos cómo estaban; 23 pero mientras hablaba con ellos, he aquí que el campeón, el filisteo de Gat, Goliat de nombre, salió de las filas de los filisteos y se puso a decir lo de los otros días, oyéndolo David. 24 En viendo a aquél, todos los hombres de Israel se retiraron ante él, temblando de miedo. 25 Decíanse unos a otros: ¿Veis a ese hombre que avanza? Viene a desafiar a Israel. Al que le mate le colmará el rey de riquezas, le dará su hija por mujer y eximirá de tributos la casa de su padre.

Toda la perícopa Deu_17:12-31 falta en el códice ? de los LXX, hallándose, sin embargo, en A. Entre las razones que pudo tener el traductor para no incorporarla en su texto fue la de evitar la aparente contradicción del texto con 16:14-23, en que se habla de la estancia de David en la corte. En cambio, en la presente sección parece que Saúl ni le conoce. El autor Deu_17:12-31 desconocía el texto anterior; los detalles que da sobre la familia de David no concuer-dan con los del c.1ó. Pertenecía Isaí al clan de los efrateos, aliados de Caleb (1Cr_2:19; 1Cr_2:24; 1Cr_2:50) e instalados en Belén (Rut_1:2). El texto original del ? . 15 es: David iba y venía, alternando el servicio con Saúl con el cuidado del rebaño de su padre en Belén. Acaso sea el texto una glosa redaccional encaminada a armonizar el texto con 16:22-23. Quizá el espacio de cuarenta días de que habla el v.16 deba entenderse en sentido simbólico (Exo_24:18; Exo_34:28; Gen_7:4). El efa era. una medida de capacidad correspondiente a treinta y seis litros. Los granos de trigo tostados (qali, Rut_2:14) estaban en uso, como entre nosotros el maíz tostado. El final del v.18 es interpretado diversamente. Cree De Vaux que, atendida la juventud de David, para cerciorarse de que cumplió su encargo, pide Isaí un justificante; según otros (Ubach), encarga Isaí a David traiga el salario que reciben sus hermanos, superfluo para ellos, mientras que para él, que cuida de su manutención, representaba una ayuda económica.

David, delante de Saúl (Rut_17:26-37).
26 David preguntó a los que tenía cerca: ¿Qué darán al que mate a este filisteo y arranque a Israel la afrenta? ¿Quién es ese filisteo, ese incircunciso, para insultar así al ejército del Dios vivo? 27La gente le repitió las mismas palabras, diciendo: Esto es lo que harán al que le mate. 28 Eliab, su hermano, que había oído hablar a aquellos hombres, se encendió en cólera contra David y le dijo: ¿Para qué has bajado y a quién has dejado tu rebañito en el desierto? Ya conozco tu orgullo y la malicia de tu corazón. Para ver la batalla has bajado tú. 29 David le contestó: ¿Qué he hecho? Sencillamente hablar una palabra. 30Y apartándose de él, se dirigió a otro, haciéndole la misma pregunta, y recibió la misma respuesta. 31 Los que habían oído las palabras de David se las repitieron a Saúl, que le mandó venir. 32 David dijo a Saúl: Que no desfallezca el corazón de mi señor por el filisteo ese. Tu siervo irá a luchar contra él. 33 Saúl le dijo: Tu no puedes ir a batirte con ese filisteo; eres todavía un niño y él es hombre de guerra desde su juventud.34 David dijo a Saúl: Cuando tu siervo apacentaba las ovejas de su padre y venía un león o un oso y se llevaba una oveja del rebaño, 35 yo le perseguía, le golpeaba y le arrancaba de la boca la oveja; y si se volvía contra mí, le agarraba por la quijada, le hería y le mataba. 36 Tu siervo ha matado leones y osos, y ese filisteo incircunciso será como uno de ellos. ¿No seré capaz de ir, de batirle y quitarle y quitar el oprobio de Israel? Porque ¿quién es ese incircunciso que ha insultado al ejército del Dios vivo? 37 Y añadió: Yahvé, que me libró del león y del oso, me librará también de la mano de ese filisteo. Saúl entonces le dijo: Ve y que Yahvé sea contigo.

Eliab reprende a David por su orgullo, pareciendo ignorar la escena de la unción de David en Belén (16:6ss). A Eliab responde David que vale la pena interesarse por una cuestión que a nadie molesta y que, en cambio, afecta a toda la nación. En toda la narración late la idea de la realeza, que impelía a David a conducirse como caudillo y salvador de Israel. Dios le ha elegido por rey, y tiene, por consiguiente, la misión de velar por el bien y el honor de la heredad de Yahvé. Además, la victoria sobre el filisteo equivalía a acaparar el favor popular.

David mata a Goliat (17:38-52).
38 Saúl hizo que vistieran a David sus ropas, púsole sobre la cabeza un casco de bronce y le cubrió de una coraza. 39 Después David se ciñó la espada de Saúl sobre sus ropas y probó de andar, pues nunca había ensayado la armadura; y dijo a Saúl: No puedo andar con estas armas, no estoy acostumbrado; y deshaciéndose de ellas, 40 agarro su cayado, eligió en el torrente cinco chinarros bien lisos y los metió en su zurrón de pastor, y con la honda en la mano avanzó hacia el filisteo. 41 El filisteo se acercó poco a poco a David, precedido de su escudero. 42 Miró, vio a David y le despreció por muy joven, de blondo y bello rostro. 43 Díjole, pues: ¿Crees que yo soy un perro para venir contra mí con un cayado? No contestó David , eres todavía peor que un perro. 44 Maldíjole el filisteo por sus dioses, y añadió: Ven, que dé tus carnes a las aves del cielo y a las bestias del campo. 45 David respondió al filisteo: Tú vienes contra mí con espada, lanza y venablo, pero yo voy contra ti en el nombre de Yahvé Sebaot, Dios de los ejércitos de Israel, a los que has insultado. 46 Hoy te entregará Yahvé en mis manos; yo te heriré, te cortaré la cabeza y daré tu cadáver y los del ejército de los filisteos a las aves del cielo y a los animales de la tierra; y sabrá así toda la tierra que Israel tiene un Dios, 47 y sabrán todos éstos que no por la espada ni por la lanza salva Yahvé, porque él es el Señor de la guerra, y os entregará en nuestras manos. 4S El filisteo se levantó, se puso en marcha y avanzó hacia David. David echó a correr a lo largo del frente del ejército, para ir al encuentro del filisteo; 49 metió la mano en el zurrón, sacó de él un chinarro y lo lanzó con la honda. El chinarro se clavó en la frente del filisteo, y éste cayó de bruces a tierra. 50 Así David, con una honda y una piedra, venció al filisteo y le hirió de muerte. 51 Corrió, parándose ante el filisteo, y, no teniendo espada a la mano, cogió la de él, sacándola de la vaina; le mató y le cortó la cabeza. Viendo los filisteos muerto a su campeón, pusiéronse en fuga, 52 y los hombres de Israel, levantándose y lanzando los gritos de guerra, persiguieron a los filisteos hasta la entrada de Gat y hasta las puertas de Acarón, y cayeron filisteos en el camino de Seraím hasta Gat y Acarón.

Nunca había vestido David las ropas del rey; al imponérselas ahora Saúl, le confiere parte de su dignidad. No había ensayado la armadura, a pesar de su oficio de escudero del rey (16:21). David va a la lucha en el nombre de Yahvé Sebaot, Dios de los ejércitos de Israel (v.45). Al avanzar hacia el filisteo sabía David que la victoria era suya. Dios dirigía sus pasos para afianzarle más y más en el camino del trono. Sin saberlo, Saúl contribuye a la exaltación popular de su rival.

David, ante el rey (17:53-58).
53 A la vuelta de la persecución de los filisteos, los hombres de Israel saquearon su campamento. 54 David tomo la cabeza y las armas clel filisteo y llevó a Jerusalén la cabeza, y las armas las puso en su tienda. 55 Cuando Saúl hubo visto a David avanzar contra el filisteo, dijo a Abner, el jefe de su ejército: ¿De quién es hijo ese joven, Abner? Abner respondió: 56 Por tu vida que no lo sé, ¡oh rey! Y el rey le dijo: Infórmate, pues, a ver de quién es hijo. 57 De vuelta David de la muerte del filisteo, Abner le tomo y le llevó ante Saúl, teniendo todavía en la mano la cabeza del filisteo. 58 Saúl le preguntó: ¿De quién eres hijo, mozo? Y David le contestó: Soy hijo de tu siervo Isaí, de Belén.

En los últimos versos del presente capítulo se encuentran algunas antinomias, que se explican por las glosas redaccionales que un escriba posterior ha introducido en el texto o por el hecho de anticipar el autor los acontecimientos. Así, por ejemplo, al hablar en el v.53 de Israel y de Judá, supone la escisión del reino, acaecida después de la muerte de Salomón. Dícese en el y.54 que David llevo a Jerusalén la cabeza (de Goliat), y las armas las puso en su tienda. Ahora bien, Jerusalén cayó en manos de los israelitas en tiempos en que David ocupaba el trono (2 Sam 5:6-16). Además, al hablar de su tienda parece indicar que David fue movilizado y que disponía de su tienda, como cualquier otro soldado. Según v.57, David entregó a Saúl la cabeza de Goliat; la espada del gigante fue depositada en Nob (21:9). El autor de los v.55-58 ignora el encuentro de Saúl con David narrado en los v.31-39, así como la vida de éste en la corte real en calidad de escudero y músico (16:18-23). La única explicación posible de estas anomalías se halla en que el autor sagrado ha escrito su libro a base de tradiciones distintas, orales y escritas, que ha reproducido fielmente, sin incurrir en la tentación de quitar las dificultades y suprimir las diferencias.