Levítico 18 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 30 versitos |
1 Yahvé habló a Moisés, diciendo:
2 “Habla a los hijos de Israel y diles:
3 Yo soy Yahvé, vuestro Dios. No haréis lo que se hace en la tierra de Egipto, donde habéis morado, ni haréis lo que se hace en la tierra de Canaán, adonde yo os llevo; no seguiréis sus costumbres."
4 Practicaréis mis mandamientos y cumpliréis mis leyes; las seguiréis. Yo, Yahvé, vuestro Dios."
5 Guardaréis mis leyes y mis mandamientos; el que los cumpliere vivirá por ellos. Yo, Yahvé."
6 Ninguno de vosotros se acercará a una consanguínea suya para descubrir su desnudez. Yo, Yahvé.
7 No descubrirás la desnudez de tu padre ni la de tu madre; es tu madre; no descubrirás su desnudez."
8 No descubrirás la desnudez de la mujer de tu padre; es la desnudez de tu padre."
9 No descubrirás la desnudez de tu hermana, hija de tu padre o hija de tu madre; nacida en la casa o fuera de ella, no descubrirás su desnudez."
10 No descubrirás la desnudez de la hija de tu hijo o de la hija de tu hija, porque es tu propia desnudez.
11 No descubrirás la desnudez de la hija de la mujer de tu padre, nacida de tu padre; es tu hermana."
12 No descubrirás la desnudez de la hermana de tu padre; es la carne de tu padre."
13 No descubrirás la desnudez de la hermana de tu madre; es la carne de tu madre."
14 No descubrirás la desnudez del hermano de tu padre acercándote a su mujer; es tu tía,"
15 No descubrirás la desnudez de tu nuera; es la mujer de tu hijo; no descubrirás su desnudez."
16 No descubrirás la desnudez de la mujer de tu hermano; es la desnudez de tu hermano."
17 No descubrirás la desnudez de una mujer y de su hija, ni tomarás a la hija de su hijo, ni a la hija de su hija para descubrir su desnudez; son parientes; es una infamia."
18 No tomarás a la hermana de tu mujer para hacer de ella una rival suya descubriendo su desnudez con la de tu mujer en vida de ésta.
19 No te acercarás a una mujer durante el tiempo de su impureza para descubrir su desnudez.
20 No tendrás comercio con la mujer de tu prójimo, manchándote con ella.
21 No darás hijo tuyo para ser pasado en honor de Moloc; no profanarás el nombre de tu Dios. Yo, Yahvé."
22 No te ayuntarás con hombre como con mujer; es una abominación."
23 No te ayuntarás con bestia, manchándote con ella. La mujer no se pondrá ante una bestia, prostituyéndose ante ella; es una perversidad."
24 No os manchéis con ninguna de estas cosas, pues con ellas se han manchado los pueblos que yo voy a arrojar delante de vosotros.
25 Han manchado la tierra; yo castigaré sus maldades, y la tierra vomitará a sus habitantes."
26 Pero vosotros guardad mis leyes y mis mandamientos, no cometáis ninguna de esas abominaciones, ni indígena ni extranjero de los que habitan en medio de vosotros.
27 Porque todas estas abominaciones son las que han cometido los hombres de esa tierra que la habitaron antes de vosotros, y la tierra se ha manchado.
28 Que no os vomite la tierra por haberos manchado, como vomitó a los pueblos que antes de vosotros la habitaron;"
29 porque cualquiera que cometa una de esas abominaciones será borrado de en medio de mi pueblo.
30 Guardad mis mandamientos, no practicando ninguna de esas prácticas abominables que se practicaban antes de vosotros, y no os manchéis con ellas. Yo, Yahvé, vuestro Dios.”

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Introducción a Levítico

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Levítico.
Introducción.

Nombre.
Este libro se llama Levítico (del gr. Ëåíåéôéêüí) porque trata principalmente de los deberes y derechos de los pertenecientes a la tribu de Leví. Como los otros libros del Pentateuco, en la Biblia hebraica éste se denomina por las primeras palabras del TM: Wayyiqra (y llamó). Trata sobre todo del ritual del culto divino en el santuario.

División y Contenido.
La idea central de este libro es la santidad de Dios, lo que exige un estado ritual y moral de santidad por parte de sus ministros. Podemos distinguir las siguientes secciones: a) leyes sobre los sacrificios (1-7); b) consagración de los sacerdotes (8-10); c) leyes sobre las purificaciones rituales (11-16); d) leyes de santidad (17-26); e) votos y diezmos (27).
Integran, pues, el libro textos casi exclusivamente legislativos. Todas estas secciones van presididas por la idea de la santidad de Yahvé, que debe comunicarse de algún modo al pueblo de Israel, y particularmente a sus sacerdotes. Esto aparece de un modo particular en la sección llamada código de santidad (17-26). La primera parte (1-7) se refiere a los sacrificios y ofrendas de los fieles y al modo de ofrecerlos por los sacerdotes. Los sacrificios se dividen en: i) holocausto (óllah) : se quema toda la víctima en el altar (1:3-17); 2) oblaciones (minjah) (2:1-16): ofrendas de flor de harina, incienso y aceite, como complemento de los sacrificios; 3) sacrificios pacíficos (selem) (3:1-17): se quemaban las partes grasas en el altar; 4) sacrificio por el pecado (jattah) (4:1-5:13), y por el delito (asam). Ambos son sacrificios expiatorios por faltas cometidas (5:14-6:7). La sección segunda, sobre la consagración de Aarón y sus hijos, es de carácter histórico-ritual (8-10). Los c.11-16 tratan de las impurezas legales contrarias a la santidad exigida a los israelitas como pueblo de Dios.
De aquí se deduce que nos hallamos ante una serie de colecciones de leyes que han sido compiladas después de haber tenido vida aparte en la tradición.

Composición del libro.
La crítica independiente niega todo origen mosaico a esta legislación levítica, y supone que es obra de una escuela sacerdotal influenciada por la personalidad de Ezequiel en los tiempos del destierro babilónico. Aquí sus principales ingredientes:
a) Ley de santidad (H: Heiligkeitgesetz), que comprende los capítulos 17-26. Se llama así porque predomina la idea de santidad. Constituye un código independiente, como el código de la alianza en el Éxodo y el Deuteronomio. Los tres comienzan por leyes sobre los lugares de sacrificio, y se terminan por una exhortación y una conclusión: Estos son los estatutos... que Yahvé establece entre El y los hijos de Israel en el monte del Sinaí por medio de Moisés.1 Pero este código de santidad asimismo está compuesto por elementos originariamente diversos, compilados por un redactor que a su vez es anterior al propiamente sacerdotal. Como no se destaca la persona del sumo sacerdote como jefe supremo de la jerarquía sacerdotal, su composición sería poco posterior al Deuteronomio, hacia el siglo VI. Puesto que son muchas las semejanzas con los textos de Ezequiel, no pocos autores suponen que éste es el autor de la ley de santidad2. Pero también se han hecho notar las discrepancias, y por eso muchos creen que no se pueden identificar los autores de ambas legislaciones3, y en general se supone que la ley de santidad es anterior a Ezequiel.
b) Ley de los sacrificios (1-7). Esta colección parece interrumpir la legislación de Ex 25-40 y Lev 8s. Se supone que es obra de los sacerdotes del templo de Jerusalén.
c) Ley de la pureza ritual (11-15). Se considera también fuera de contexto, intercalándose indebidamente entre el c.10 y el c.16, que parecen literariamente complementarios.
d) Ley sobre el día de la Expiación (c.16). Este ritual debía de formar parte de los elementos secundarios, ya que no aparece en tiempos de Ezequiel.
e) Ley sobre los votos y diezmos (c.27). Tiene manifiesto carácter de apéndice y parece adición reciente al código sacerdotal.
f) Consagración de los sacerdotes (8-10). Forma parte del escrito fundamental, siendo la continuación de Ex 40, ya que Lev 8 es el cumplimiento de las órdenes dadas en Ex 39·
Tales son los diversos elementos del Levítico que han sido incorporados texto del Pentateuco. Esta fusión debió de tener lugar en tiempos de Esdras (s.V a.C.). De este modo, el Levítico aparece como el libro religioso del Templo, a la vez ritual y manual de piedad, guía de los fieles y de los sacerdotes en sus relaciones con la Divinidad; elaborado en el curso de los siglos, habría recogido, adaptado y agrupado un conjunto de prescripciones, unas más antiguas, otras más recientes, pero que la piedad judía las hacía remontar sin distinción a Moisés.4
Como se ve, los críticos acatólicos niegan toda paternidad mosaica a la legislación levítica, ya que toda es de la época del exilio, o inmediatamente antes o después. Esta se considera como el término de un proceso evolutivo de las legislaciones elementales del Éxodo (código de la alianza: c.20-23) y del Deuteronomio. De este modo, las grandes instituciones cultuales (santuario, sacerdocio, sacrificios y fiestas) están sometidas a este proceso evolutivo histó-rico-legislativo.
Los autores Ortodoxos mantenienen la autenticidad mosaica de la legislación levítica, conforme a las afirmaciones de la tradición judeo-cristiana. Es la aplicación a un caso concreto de la solución al problema general de la autenticidad mosaica del Pentateuco.
La ley levítica es la condensación de la vida cultual de Israel desde Moisés hasta el fin del exilio de Babilonia; codificada muchas veces y elaborada según las necesidades, esta legislación fue, finalmente, recopilada por la mano de los sacerdotes para servir a su propia justificación.10 Es preciso admitir una tradición sinaítica que sirva de base a los desarrollos posteriores, pero no podemos concebir que la legislación mosaica primitiva haya permanecido como esquema muerto en las nuevas vicisitudes de la vida nacional11. Así, pues, debemos mantener el origen mosaico de las principales instituciones sacerdotales12. Cazelles resume así el problema: El autor ha recogido muchos textos antiguos que se ha contentado con completar, por ejemplo, sobreponiendo a un viejo ritual de purificación una liturgia nueva, inspirada en un concepto muy elaborado del pecado contra la Ley. Esta síntesis es mosaica en su fondo religioso..., pero sería difícil atribuir su redacción a Moisés. Supone un largo contacto con los cananeos y una sedentarización prolongada, que ha hecho de las fiestas agrícolas la base del ciclo litúrgico. La civilización es urbana bajo muchos aspectos. El material cultual que admite no corresponde al que nos dan a conocer los libros históricos y profetices que han precedido a Ezequiel... Se han hecho valer todavía muchas otras razones que impiden fechar esta síntesis antes del destierro, y se han subrayado desde hace tiempo numerosos puntos de contacto que presenta con Ezequiel. Pero ¿son posteriores todos los elementos de esta síntesis al gran profeta del destierro? Es muy improbable... La ley de santidad parece ser una codificación de los últimos tiempos de la monarquía, análoga en muchos puntos al Deuteronomio... Las demás leyes son más difíciles de fechar; con todo, la crítica está unánime en considerarlas como posteriores, y ciertos indicios hacen creer que su redacción es más tardía que la Torah de Ezequiel (40-48). En todo caso, cualquiera que sea su fecha de composición, estas síntesis particulares y la síntesis general del Levítico han sido hechas con un espíritu conservador, por espíritus conservadores, más solícitos de describir la costumbre preexílica que de reformarla. Querían mantener las antiguas usanzas y han dado la prioridad a los datos, en particular a las nociones de la lección divina, de Ley revelada y de pecado contra los mandamientos divinos, de modo que es en verdad del espíritu mosaico.13

Doctrina Religiosa.
Se ha supuesto por los críticos independientes que esta legislación levítica representa un estadio inferior religioso respecto del mensaje profetice, ya que los elementos éticos de la predicación de los profetas son sustituidos por un formalismo cultualista que degenará en las concepciones farisaicas de los tiempos de Cristo. Es el estadio del nomismo, que se presenta como sucedáneo del profetismo cuando la virtualidad ascendente de la religión de Israel había agotado su contenido. Pero esta suposición no es exacta, ya que la legislación ritual del Levítico supone el contenido dogmático y moral de la religión mosaica, si bien en razón de los destinatarios los sacerdotes, encargados del santuario se centra la atención en torno a sus deberes cultuales, lo que implica una serie de privilegios muy en consonancia con la concepción teocrática de la vida en Israel. Como los profetas no insistían en los deberes cultuales del pueblo, porque existía una clase sacerdotal encargada de urgirlos, así aquí el legislador se preocupa sólo en este libro de la legislación relativa al culto, presuponiendo la exposición de las verdades religiosas y éticas en los libros anteriores, como el Deuteronomio.
Toda la legislación levítica tiene por base la concepción de la santidad de Yahvé, que exige santificación en los que a El se acercan y en el pueblo israelita en general: Sed santos como yo soy santo, yo, Yahvé.14 No puede darse formulación más solemne sobre los altísimos destinos de la nación israelita. Como colectividad estaba consagrada a Yahvé, pues era su primogénito.15 y su reino sacerdotal.16 Esta condición especialísima de Israel exigía que no podía comportarse como las demás naciones17, sino que tenía que santificarse con los preceptos de Yahvé18. Y dentro de la comunidad israelita, los pertenecientes a la clase sacerdotal están particularmente obligados a vivir en una atmósfera de santidad ritual y moral19, ya que aquélla no tiene más finalidad que fomentar ésta. Aunque las prescripciones levíticas se deban muchas veces a un derecho consuetudinario anterior al propio Moisés, como la distinción entre animales puros e impuros, sin embargo, el legislador les da un nuevo sentido religioso conforme a la mentalidad de su época. Todos los formalismos legales, que ahora a nosotros se nos antojan irracionales, eran para el legislador hebraico un medio de fomentar la idea de la santidad de Yahvé y de su pueblo20. El legislador quería crear en Israel una conciencia de nación sacerdotal, de un pueblo que debía vivir aislado de los gentiles para no contaminarse y perder su misión histórica en los planes divinos.
Por otra parte, no debe olvidarse que en la legislación levítica hay prescripciones de índole netamente moral: deberes para con el prójimo y prohibiciones del robo, la mentira, el fraude21. Se recalcan los deberes para con los padres22, los ancianos23, los enfermos24, y se prohibe terminantemente el rencor y odio al prójimo25. Incluso se ordena un trato de amor y benevolencia hacia el extranjero, como si fuera un israelita26. Nos encontramos, pues, aquí con un código moral muy alto, digno de la mejor tradición profética y deuteronómica, lo que prueba que es falsa la acusación de un exclusivo nomismo formalista lanzada contra la legislación levítica27.
Los sacrificios tienen una finalidad exclusivamente religiosa. Para el semita son la mejor muestra de adoración y entrega a Dios28. Los sacrificios hebreos están llenos de sentido religioso: adoración, reconocimiento por los beneficios, sentido de expiación y de súplica29. Por eso, la vida de culto a base de sacrificios debía ser fuente de vida religiosa y moral para el pueblo. Ciertamente que todo esto degeneró, y gran parte de los oferentes limitaban sus acciones a un puro formalismo, sin sentido de entrega del corazón a Dios, manifestada en el cumplimiento de sus preceptos30. Contra este puro formalismo predican los profetas: Yo amo la piedad y no los sacrificios;31 pero es que los actos de culto eran entonces una caricatura de la finalidad de los mismos.
Vemos, pues, que la legislación levítica está penetrada de un gran sentido religioso y ético de la vida que no desmerece de la tradición profética: Del conjunto de estas consideraciones sobre la santidad y los sacrificios levíticos se desprende el valor religioso del tercer libro del Pentateuco, harto frecuentemente desconocido o singularmente disminuido por la crítica moderna. Sus instituciones y sus prescripciones no son sencillamente la expresión de un ceremonialismo y de un formalismo estrechos; no ignoran las exigencias de una conciencia religiosa; por esta razón, lo mismo que las apremiantes exhortaciones del Deuteronomio o los oráculos inflamados de los profetas, tendrán ellas su parte en la formación de la conciencia del pueblo judío y en la salvaguarda de su vida religiosa, muy en particular de su fe monoteística, de la que constituyen de alguna manera la protección exterior contra las influencias paganas. Si este papel bienhechor de la legislación levítica ha sido sobre todo decisivo en los tiempos que siguieron al destierro, no lo fue menos real en los tiempos que precedieron; y si, al declinar de la historia judía, la Ley llegó a ser una carga demasiado pesada, es porque la casuística farisaica la había sobrecargado con todas las adiciones de su exégesis oral y la había hecho desviar de su verdadero sentido. Este papel, sin embargo, no podía menos de ser transitorio. San Pablo lo ha caracterizado bien cuando decía a los gálatas: La Ley ha sido nuestro pedagogo hasta Cristo...32 Lo fue por la disciplina severa que impuso al pueblo judío con miras a conservarle la fe en el verdadero Dios y por la absoluta sumisión a la voluntad divina que reclamaba.33

1 Lev 26:46. 2 Semejanzas: Lev 17:10 y Ez 14:8; Lev 17:13 y Ez 24:7; Lev 17:12 y Ez 22:10; 11; Lev 19:13 y Ez 18:7; 12; 16; Lev 19:15 y Ez 22:18; 8; Lev 19:36 y Ez 45:10; Lev 21:1b-3 y Ez 44:25; Lev 21:5 y Ez 44:20; Lev 2:2:8 y Ez 44:31; Lev 22:15 y Ez 22:26; Lev 25:36-37 y Ez 18:8, etc. Véase A. Clamer, Lévitique (La Sainte Bible) (París 1946) 10. 3 Discrepancias: Ez no menciona el sacrificio cotidiano o perpetuo, ni el cordero pascual, ni la fiesta de las trompetas ni la de Pentecostés, ni el rito del día de la Expiación, ni se menciona al sumo sacerdote. En Ez 44:22 se prohibe a los sacerdotes que se casen con viudas, mientras que en Lev 21:13-15 pueden casarse con una viuda honesta. En cambio, el sumo sacerdote tiene que casarse con una virgen. 4 A. Clamer, o.c., 12. 5 M. J. Lagrange, Les sources du Pentateuque: RB (1898) 21. 6 Prat, La Loi de Mo'ise, ses progrés: Études, 77 (1898),48. 7 Durand, L'état présent des études bibliques en France: Études, 90. 8 Hummelauer, Com. in Deuteron. (París 1901) 79. 9 EB n.177- 10 W. Stoderl, Das Gesetz Israels nach Inhalt und'Ursprung (Marienbad 1933) 11 Cf. J. Coppens, L'histoire cirtique de l'A.T. II; id., Les orientations nouvelles: NKIh (1938) 670-674- 12 A. Clamer, o.c., 16. 13 H. Cazelles, Le Lévitique (Bible de Jérusalem) 15-18. 14 Lev 19:2; 20:26; 21:8. 15 Ex 4:22. 16 Ex 19:6. 17 Lev 20:24; 26. 18 Lev 20:8; 21:8; 22:32. 19 Lev 21:23; 22:9; 16. 20 Cf. M. J. Lagrange, Études sur les religions sémitiques 146-147. 21 Lev 19:11; 35; 36. 22 Lev 19:3. 23 Lev 19:14. 24 Lev 19:14. 25 Lev 19:17-18. 26 Lev 19:33-34 27 Se proclama la necesidad de la entrega del corazón a Dios: Lev 19:4; 12; 24. 28 Cf. Lagrange, o.c., 268. 29 Cf, Tomás de Aquino, 1-2 q.8s a. 2. 30 Cf. Am 5:22; Os 8:13; Jer 5:20. 31 Os 6:6. 32 Gál 3:24. 33 H. Cazelles, Le Lévitique (La Bible de Jérusalem) 26.


Leyes Sobre los Sacrificios.
Después de hablar de la erección del tabernáculo, sigue la legislación relativa a la vida litúrgica, y en primer lugar la relativa a los sacrificios, que son el acto central de culto del sacerdocio del Antiguo Testamento. Ya hemos visto algunas regulaciones particulares sobre los sacrificios1, pero ahora llega el momento de hacer una exposición detallada y completa de sus diversas clases y ritual.
Debe notarse el modo con que se dan las leyes, siempre dentro de la concepción estrictamente teocrática, de forma que se prescinde de las causas segundas. Por ello, las fórmulas estereotipadas Dios habló o dijo a Moisés han de entenderse en sentido amplio, de una asistencia divina al legislador para compilar, adaptar y aun establecer nuevas leyes. Rara vez ha de entenderse en el sentido estricto de revelación nueva concreta.
Los sacrificios son divididos en cinco categorías: a) holocaustos (c.1); b) oblaciones (c.2); c) sacrificios pacíficos (c.3); d) sacrificios por el pecado (c.4-5); e) los sacrificios por el delito (5:14-6:7).
La fuente de esta legislación suele ser la sacerdotal. Los críticos acatólicos han pretendido negar la autenticidad total mosaica de este minucioso ritual, suponiendo que es obra de un autor posterior al exilio babilónico de la escuela de Ezequiel. Pero hemos de notar que ya Amos en el siglo VIII habla de las diversas clases de sacrificios según el orden aquí establecido2.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Levítico 18,1-30

18. Las Uniones Conyugales.

Uniones ilícitas y Pecados Contra Naturaleza (1-30).
1Yahvé habló a Moisés, diciendo: 2Habla a los hijos de Israel y diles: 3Yo soy Yahvé, vuestro Dios. No haréis lo que se hace en la tierra de Egipto, donde habéis morado, ni haréis lo que se hace en la tierra de Canaán, adonde yo os llevo; no seguiréis sus costumbres. 4Practicaréis mis mandamientos y cumpliréis mis leyes; las seguiréis. Yo, Yahvé, vuestro Dios. 5Guardaréis mis leyes y mis mandamientos; el que los cumpliere vivirá por ellos. Yo, Yahvé. 6Ninguno de vosotros se acercará a una consanguínea suya para descubrir su desnudez. Yo, Yahvé. 7No descubrirás la desnudez de tu padre ni la de tu madre; es tu madre; no descubrirás su desnudez. 8No descubrirás la desnudez de la mujer de tu padre; es la desnudez de tu padre. 9No descubrirás la desnudez de tu hermana, hija de tu padre o hija de tu madre; nacida en la casa o fuera de ella, no descubrirás su desnudez. 10No descubrirás la desnudez de la hija de tu hijo o de la hija de tu hija, porque es tu propia desnudez. 11No descubrirás la desnudez de la hija de la mujer de tu padre, nacida de tu padre; es tu hermana. 12No descubrirás la desnudez de la hermana de tu padre; es la carne de tu padre. 13No descubrirás la desnudez de la hermana de tu madre; es la carne de tu madre. 14No descubrirás la desnudez del hermano de tu padre acercándote a su mujer; es tu tía, l5No descubrirás la desnudez de tu nuera; es la mujer de tu hijo; no descubrirás su desnudez. l6No descubrirás la desnudez de la mujer de tu hermano; es la desnudez de tu hermano. 17No descubrirás la desnudez de una mujer y de su hija, ni tomarás a la hija de su hijo, ni a la hija de su hija para descubrir su desnudez; son parientes; es una infamia. 18No tomarás a la hermana de tu mujer para hacer de ella una rival suya descubriendo su desnudez con la de tu mujer en vida de ésta. 19No te acercarás a una mujer durante el tiempo de su impureza para descubrir su desnudez. 20No tendrás comercio con la mujer de tu prójimo, manchándote con ella. 21No darás hijo tuyo para ser pasado en honor de Moloc; no profanarás el nombre de tu Dios. Yo, Yahvé. 22No te ayuntarás con hombre como con mujer; es una abominación. 23No te ayuntarás con bestia, manchándote con ella. La mujer no se pondrá ante una bestia, prostituyéndose ante ella; es una perversidad. 24No os manchéis con ninguna de estas cosas, pues con ellas se han manchado los pueblos que yo voy a arrojar delante de vosotros. 25Han manchado la tierra; yo castigaré sus maldades, y la tierra vomitará a sus habitantes. 26Pero vosotros guardad mis leyes y mis mandamientos, no cometáis ninguna de esas abominaciones, ni indígena ni extranjero de los que habitan en medio de vosotros. 27Porque todas estas abominaciones son las que han cometido los hombres de esa tierra que la habitaron antes de vosotros, y la tierra se ha manchado. 28Que no os vomite la tierra por haberos manchado, como vomitó a los pueblos que antes de vosotros la habitaron; 29porque cualquiera que cometa una de esas abominaciones será borrado de en medio de mi pueblo. 30Guardad mis mandamientos, no practicando ninguna de esas prácticas abominables que se practicaban antes de vosotros, y no os manchéis con ellas. Yo, Yahvé, vuestro Dios.

Los c. 18-20 forman cierta unidad por su contenido y estilo expositivo. Son leyes para salvaguardar la moral social e individual, presentadas en estilo par enético, con la fórmula estereotipada y enfática: Yo, Yahvé. En esta legislación el autor no hace sino reflejar los postulados de la ética natural, y, por tanto, no debemos extrañarnos de encontrarlas, en su mayoría, en los pueblos paganos.
Empieza el c.18 exhortando a no seguir las costumbres depravadas de los egipcios y cananeos, sino a atenerse en todo a los preceptos de la ley de Dios (v.1-5). La moral de Egipto era bastante libre, y más todavía en Canaán. La misma religión, rindiendo culto a los dioses de la fecundidad, pretendía santificar los actos sexuales desordenados, fomentando así la inmoralidad. Bastará para esto recordar la historia de Sodoma1 y el episodio de la mujer del levita2; pues, si bien el hecho fue cometido por los benjaminitas, revela ello costumbres cananeas.
Los v.6-18, mirando a conservar la vida moral en Israel, señala los grados de parentesco en que se prohíben las uniones matrimoniales. Para hacerse cargo de semejante cuadro es preciso tener presentes varias cosas. Primera, la existencia del repudio, en virtud del cual una mujer quedaba libre para casarse con otro. Segunda, que en muchas naciones antiguas se permitían uniones entre los próximos parientes. En Egipto, los faraones solían casarse con una hermana; en Atenas, según las leyes de Solón, estaba autorizado el matrimonio entre hermanos de sólo padre. Si hemos de dar fe a los testimonios de los antiguos, algunos pueblos no reprobaban los matrimonios entre padres e hijos, y mucho menos entre parientes colaterales3. San Pablo pondera varias veces la gran corrupción que reinaba entre los gentiles, corrupción que considera como un castigo del desconocimiento de Dios y del culto de los ídolos4. Causa estupor la naturalidad con que los autores griegos y romanos hablan de los vicios contra naturaleza. En esta parte, Israel, sin estar libre de reproche, todavía se hallaba muy por encima de los pueblos paganos y hasta de los filósofos. No obstante, Hammurabi es bastante severo en esta materia: Si un hombre tiene comercio con su hija, se le arrojará del lugar; si uno tiene comercio con la mujer de su hijo, será atado y arrojado al río; si uno ha dormido en el seno de su madre, serán quemados vivos; si uno ha tenido comercio con su nodriza, mujer de su padre, será expulsado de la casa paterna.5 Alguien ha querido ver sancionado el incesto de Rubén en Gén_49:4 al tenor de este último artículo del código babilónico. El código hitita se contenta con declarar punibles los delitos más graves de incesto, pero sin determinar la pena6.
El autor sagrado anuncia de modo solemne, poniendo en boca del mismo Dios las ordenaciones graves que a continuación expresa. En la introducción se insiste en que Yahvé es el Dios de Israel y que, como tal, tiene derecho a exigir el cumplimiento de sus mandatos. Les previene contra las malas costumbres de Egipto, donde han habitado, y de las de Canaán, adonde van a morar (v.1-5). Como antes indicábamos, en Egipto las leyes de consaguinidad apenas tenían importancia para las relaciones sexuales: Los egipcios no parecen tener idea del incesto...; la unión del padre y de la hija no se consideraba inmoral. El título real o divino el toro de la madre parece indicar que las relaciones íntimas entre la madre y el hijo eran, si no frecuentes, al menos consideradas como naturales.7 Las costumbres de los cananeos eran más disolutas, pues los cultos impúdicos a Astarté, diosa de la fertilidad, fomentaban todos los desórdenes sexuales8.
Primero se enuncia el principio general: no debe haber comercio sexual entre consanguíneos (lit. carne de su cuerpo)9. La expresión descubrir su desnudez es un eufemismo que indica las relaciones íntimas sexuales (v.6). Después el legislador concreta las prohibiciones: primero, la unión de un hijo con su padre o con su madre (v.7). Después, por respeto a la dignidad del padre, se prohibe la unión con la mujer de su padre (v.8). En régimen de poligamia, ésta podía no ser su madre. Es el caso del incestuoso de Corinto10. Por la misma razón se prohibe la unión con una hermana o medio hermana (v.9). También está prohibida la unión del abuelo con su nieta (v.10) y la unión con hermanas o medio hermanas (v.11). Es el caso de Abraham con Sara11, y era lo normal entre los faraones para salvaguardar la sangre divina real. Se prohibe la unión con la tía paterna o materna (v.12). No se prohibía la unión de un tío con su sobrina. Tampoco debía haber comercio con la esposa del tío (v.14). Prohibición entre suegro y nuera (v.15), lo que rige ya en la época patriarcal12. Prohibición de unión con la cuñada (v.16), por supuesto mientras viva el hermano. En Deu_25:5-6 se ordena al hermano del difunto casarse con la viuda de éste. Es la institución del levirato; pero en la legislación levítica no se dice nada de este caso. Prohibición de tener relaciones con una mujer y su hija o nieta (v.17). Prohibición de relaciones con la hermana de la propia mujer (v.18). Jacob tomó por esposas a las dos hermanas Lía y Raquel13. Se prohibe sobre todo en razón de los celos que se siguen.
Ya hemos visto que en el código de Hammurabi se prohibían ciertos casos de incesto, como la unión del padre con la hija, del padre con la mujer de su hijo, del hijo con la madre14. En Grecia se prohibían estas uniones incestuosas, y en Roma se prohibe la unión entre tíos y sobrinos.
Siguen las prohibiciones de relaciones sexuales cuando la mujer es impura legalmente (v.19)15, prohibición de uniones adulterinas (v.20)16. La prohibición relativa a no inmolar hijos a Moloc (v.21) parece desplazada, pero es una de las abominaciones que han de evitar cuando entren en Canaán. En efecto, por las excavaciones de Gezer vemos confirmadas las afirmaciones de la Biblia relativas a sacrificios humanos de niños recién nacidos y primogénitos para aplacar los malos genios17. Moloc es una vocalización falsa de los LXX que pasó a la Vg. El TM vocaliza Molec despectivamente, dándole la vocalización de boseth (vergüenza, infamia). Moloc es una adulteración de melek (rey), y que parece ser el dios Milk de los cananeos, tal como se desprende de la onomástica de Tell-Amarna18. En la Biblia se habla de pasar por el fuego en honor de Moloc19; eran verdaderos sacrificios humanos20.
Los reyes Acaz y Manasés sacrificaron sus hijos a Moloc21. Prohibición de la sodomía (v.22), vicio muy extendido en la antigüedad, que había entrado entre los mismos israelitas22. En las prácticas de la prostitución sagrada en los templos de Astarté figuran hieródulos masculinos23. Lo mismo en los templos de Babilonia24.
Prohibición de la bestialidad (v.23), muy extendida entre tribus de pastores. La conclusión (v.24-30) es una invitación parenética a ser fieles a estas prescripciones, con la amenaza de hacerles sufrir las mismas penas que las poblaciones cananeas. Es el epílogo de todo el capítulo.

1 Gén c.18-19. 2 Cf. Jue I9:1s. 3.Cf. Clem. De Alej., Stromata III; Eusebio, De praeparat. evang. VI c.10. 4 Cf. Rom_1:18s; M. J. Lagrange: RB (1911) p.534s. 5 Art.154-158. 6 Art.189. 7 égypte: DBS II 850-51. 8 Cf. Gen_15:16; Lev_20:23; Deu_9:41 Sab_12:3-6. 9 Cf. Lev_20:19. 10 1Co_5:1-8. 11 Gen_20:12. 12 Cf. Gen_28:16-26. 13 Gen_29:27; Gen_30:1-2. 14 Art.154; 156; 157. 15 Cf. Lev_15:25; Eze_18:6. 16 Cf. Exo_20:14. 17 Cf. H. Vincent, Canaán d'apres la exploration récente p.188. 18 Cf. Lagrange, o.c., p.99-105. 19 Cf. 2Re_23:10. 20 Cf. Jer_7:31; Jer_19:5; Jer_32:35 21 Cf. 2Re_16:3; 2Re_21:6. 22 Cf. Gén 19; Jue_19:22. 23 Cf. Deu_23:18. 24 Cf. M. J. Lagrange, o.c., p.238