Baruc 2 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 35 versitos |
1 Cumplió Yahvé la palabra que había dado contra nosotros y contra nuestros gobernantes que regían a Israel, contra nuestros reyes, contra nuestros príncipes y contra todo varón de Israel y de Judá,
2 de traer sobre ellos grandes males I cuales no los había hecho debajo de todo el cielo, como fueron hechos en Jerusalén, según lo que está escrito en la Ley de Moisés,
3 que comeríamos las carnes de nuestros hijos y de nuestras hijas
4 y los entregaría a poder de todos los reinos nuestros vecinos para escarnio y espanto de todos los pueblos en derredor,entre los cuales los dispersó el Señor.
5 Fuimos abatidos, en vez de ser ensalzados, por haber pecado contra el Señor, nuestro Dios, desoyendo su voz.
6 Del Señor nuestro es la justicia, nuestra y de nuestros padres la confusión y el sonrojo, como se ve al presente.
7 Los males que el Señor anunció contra nosotros, todos nos han sobrevenido.
8 Y no aplacamos el rostro del Señor convirtiéndonos de los pensamientos de nuestro corazón perverso.
9 Veló el Señor sobre el castigo y lo trajo sobre nosotros, porque el Señor es justo en todas las obras que nos ordenó.
10 Pero nosotros no oímos su voz, caminando en los preceptos del Señor, que puso delante de nosotros.
11 Y ahora, Señor, Dios de Israel, que sacaste a tu pueblo de la tierra de Egipto con mano fuerte, con señales y prodigios, con poder grande y brazo tendido, y te adquiriste un nombre, como se ve al presente,
12 hemos pecado, hemos cometido impiedades e injusticias, Señor, Dios nuestro, contra todos tus justos preceptos.
13 Apártese tu ira de nosotros, pues hemos quedado reducidos a poco en medio de las naciones en que nos dispersaste.
14 Escucha, Señor, nuestra oración y nuestra plegaria, líbranos por amor de ti y danos gracia en presencia de los que nos deportaron,
15 para que toda la tierra conozca que tú eres el Señor, Dios nuestro, que tu nombre es invocado sobre Israel y sobre su linaje.
16 Señor, mira desde tu santa casa y piensa en nosotros; inclina, Señor, tu oído y escucha."
17 Abre tus ojos y mira que no proclaman la gloria y la justicia del Señor los muertos que están en el hades, cuyo espíritu abandonó sus entrañas.
18 Mas sólo el alma entristecida por la grandeza de los males que padece, que camina encorvada y débil, apagados los ojos y el alma hambrienta, pueden, Señor, pregonar tu gloria y tu justicia.
19 Que no apoyados en la justicia de nuestros padres y de nuestros reyes, derramamos nuestros ruegos delante de tu rostro, Señor, Dios nuestro,
20 porque tú has derramado tu ira y tu cólera sobre nosotros, según tenías anunciado por tus siervos los profetas.
21 Así dijo el Señor: Inclinad vuestros hombros para servir al rey de Babilonia, y seguiréis habitando en la tierra que yo di a vuestros padres;"
22 Pero, si no escucháis la voz del Señor, sirviendo al rey de Babilonia,
23 haré cesar en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén la voz del gozo y la voz de la alegría, la voz del esposo y la voz de la esposa, y toda la tierra se convertirá en un desierto sin moradores.
24 Y nosotros no escuchamos tu voz, sirviendo al rey de Babilonia, y tú cumpliste las palabras i que habías dado por tus siervos los profetas de que serían sacados fuera de sus sepulcros los huesos de nuestros reyes y de nuestros padres.
25 Y, en efecto, han sido arrojados al calor del día y al hielo de la noche. Han muerto en medio de atroces males, de hambre, de espada y de peste.
26 (TEXTO OMITIDO)
27 Has obrado, Señor, con nosotros según tu bondad y según toda tu gran misericordia,
28 conforme hablaste por boca de Moisés, tu siervo, al tiempo en que le ordenaste escribir tu Ley en presencia de los hijos de Israel, diciendo:
29 Si no escuchareis mi voz, estad seguros que esta grande y numerosa muchedumbre se volverá pequeña en medio de las naciones entre las cuales os dispersaré,
30 pues yo sé que no me oiréis, porque este pueblo es de dura cerviz. Pero volverán en sí en el país de su destierro,
31 y conocerán que yo soy el Señor, su Dios, y les daré un corazón que entienda, y unos oídos que escuchen,
32 y me alabarán en la tierra de su cautiverio, y se acordarán de mi nombre,
33 y ablandarán su dura cerviz, y dejarán sus máximas perversas, acordándose del camino de sus padres, que pecaron contra el Señor,
34 y yo los volveré a la tierra que juré dar en posesión a sus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob, para que la poseyesen, y los multiplicaré y no serán disminuidos,
35 y estableceré con ellos mi alianza eterna, de ser su Dios y de ser ellos mi pueblo, y no moveré más a mi pueblo de Israel de la tierra que le he dado.

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Introducción a Baruc

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Âaruc.
Introducción.

Personalidad del autor.
Baruc (en heb. Baruj: Bendito), el inseparable compañero y secretario de Jeremías 1, parece que pertenecía a la nobleza de Jerusalén 2. Hacia el 604 a.C. aparece ya como secretario del profeta 3, y más tarde coopera con éste en la compra del campo de Anatot4. Después de la caída de Jerusalén (586) y de la muerte del gobernador Godolías, fue conducido con su maestro Jeremías a Egipto5. Hacia el 582 aparece en Babilonia con un mensaje de esperanza a los exilados, sin duda enviado por el propio Jeremías6. En 581 aparece de nuevo en Jerusalén para traer parte de los vasos sagrados y llevar una colecta de dinero a los judíos que habían quedado en Palestina; y les leyó su libro en la fiesta de los Tabernáculos.

Contenido y estructura del libro.
Según la Vg, el llamado libro de Baruc tiene dos partes: los c.1-5, del propio Baruc, y el c.6, que contiene una epístola de Jeremías. Ambas partes aparecen claramente separadas en los LXX. El libro propiamente atribuido a Baruc suele ser dividido en cuatro partes:

1. Introducción histórica (1:3-14): Lectura del libro ante los exilados. Colecta de dinero y transmisión de ésta a los habitantes de Jerusalén.
2.Confesión y plegaria de los judíos exilados (1:15-3:8).
3.Panegírico de la sabiduría (3:9-4:4).
4.Triple exhortación (4:5-5:9): a la fidelidad a la Ley, a la paciencia y a la esperanza.

Lengua y lugar en el canon.
Sólo poseemos el texto griego del libro de Baruc, y por ello ha sido considerado como deuterocanónico. Las versiones Vetus latina (actual de la Vg, pues San Jerónimo no hizo traducción especial) 7 y las siríacas Peshitta y hexaplar están hechas sobre el texto griego. No obstante, es común entre los autores el suponer la existencia de un texto hebraico primitivo del que se deriva la traducción de los LXX 8, pues se encuentran muchos hebraísmos e incluso confusión de palabras parecidas hebreas por el traductor 9. Recientemente se ha discutido el origen hebraico del fragmento 3:9-5:9 y del c.6 10, porque reflejan un griego sumamente clasicista.

Autenticidad.
La opinión tradicional es que este libro es de Baruc, secretario de Jeremías, como reza el título del mismo: Palabras que escribió Baruc, hijo de Nerías., en el año quinto. después que los caldeos tomaron Jerusalén y la incendiaron. 11 Dadas las múltiples alusiones al libro de Jeremías, el libro de Baruc y la Epístola de Jeremías se citaban con el nombre de Jeremías en los primeros siglos 12, y ésta es la razón de que Baruc falte en la enumeración de muchos catálogos canónicos.
Sin embargo, los comentaristas modernos difícilmente reconocen la paternidad literaria del secretario de Jeremías a este opúsculo que lleva el nombre de Baruc. Las razones son, sobre todo, de índole histórica: la introducción histórica (1:1-14) parece totalmente artificial y llena de inexactitudes históricas difícilmente comprensibles en un autor que viviera en Babilonia en los primeros años del exilio. Así, no es fácil que el rey Jeconías - encarcelado - asistiera a la lectura del libro de Baruc 13. También parece extraño lo que se dice del retorno de los vasos sagrados llevados por Nabu-codonosor 14, y el ruego a los judíos que están en Palestina para que oren por Nabucodonosor 15 y por su hijo Baltasar (que fue hijo de Nabónides, último rey de Babilonia). Además, se dice que el sumo sacerdote de Jerusalén era Joaquim, cuando sabemos por 1 Par 6:15 (5:41) que el sumo sacerdote era Josedec, que estaba en Babilonia y no en Palestina.
Es rara también la suposición de que sobre las ruinas humeantes del templo continuaran los sacrificios normalmente, cuando sabemos que el altar de los sacrificios fue reedificado después de la repatriación 16. Por otra parte, se sugiere que Bar 1:15-2:18 depende de Dan 9:4-19, que es de la época macabea (166-165 a.C.).
A esta argumentación contestan los mantenedores de la tesis tradicional que se puede suponer que el rey Jeconías gozara de una libertad relativa, y así es concebible que escuchara la lectura de Baruc. Por otra parte, el sacerdote Joaquim puede considerarse como un representante de Josedec en Palestina. Respecto de los sacrificios en las ruinas del templo, sabemos por Jer 41:5 que se continuaban ofreciendo sacrificios en el lugar del templo después de su destrucción. En cuanto a la mención de Baltasar como hijo de Nabucodonosor, dicen estos autores que bien pudiera ser un hijo desconocido de éste, aparte de su heredero Evil-Marduk. Respecto de la supuesta dependencia de Bar 1:15-2:18 de Dan 9:4-19, pueden invertirse los términos, ya que en Daniel el fragmento parece desplazado del contexto, de forma que probablemente es una adición posterior. La semejanza de Bar 5:5-9 y el salmo de Salomón 11:2-7 puede mejor explicarse suponiendo que éste depende de aquél. Por otra parte, Bar 1:15-3:8 y 3:9-5:9 tienen gran afinidad con textos del libro de Jeremías17, si bien Bar 4:36-5:9 tiene analogías con el Deutero-Isaías.
Los que niegan a Baruc, secretario de Jeremías, la paternidad literaria de este libro, suelen proponer como época de composición del mismo la de la dominación persa seléucida, y así explican la ausencia de este escrito en el canon judaico. Algunos autores más radicales dan como fecha de composición la que sigue a la destrucción de Jerusalén por Tito (70 a.C.), porque, fuera de la catástrofe del 586, no ha habido otra destrucción del templo de Jerusalén hasta la definitiva por las tropas romanas. Entre los católicos no faltan quienes sostengan que parte del libro de Baruc es posterior al contemporáneo de Jeremías. Así, P. Heinisch supone que Bar 3:9-4:4 es posterior al exilio, mientras que 4:5-5:9 sería de fines del destierro 18. A. M. Dubarle coloca la composición de 3:9-4:4 en la mitad del siglo IV a.C. 19.

Canonicidad.
El libro de Baruc no figura en el canon judaico; sin embargo, hay indicios de que formó parte de él por algún tiempo, pues además de haberlo traducido los LXX, Teodoción - que sólo tradujo los libros canónicos judaicos - lo vertió al griego. Por otra parte, Baruc aparece en las antiguas listas judaicas con el título de Jeremías con Baruc, Lamentaciones y la Epístola. 20 Además, sabemos por ciertos testimonios cristianos primitivos que Baruc era leído en las sinagogas 21. En la tradición cristiana es común la aceptación de Baruc como canónico e inspirado 22. Sólo en el siglo IV hay dudas transitorias sobre su canonicidad, debidas a la posición de San Jerónimo. A pesar de la opinión adversa de éste, la Iglesia lo recibió en el canon entre los deuterocanónicos.

1 Cf. Jer 36:26. - 2 Su hermano Serayas tenía un alto cargo en la corte del rey Sedéelas (cf. Jer 51:59). - 3 Cf. Jer 46:4. - 4 Cf. Jer 32:12s. - 5 Cf. Jer 43:6s. - 6 Según Fl. Josefo, Nabucodonosor llevó a Jeremías y a Baruc a Babilonia después de tomar Egipto (cf. Antiq. 10,9.7). - 7 Así dice en el prólogo al Com. a Jer.: Libellum autem Baruch qui vulgo editioni Sep-tuaginta copulatur, nec habetur apud hebraeos, et pseudoepigrafon Epístola leremiae nequáquam censui disserendam (PL 24:680 706). - 8 Prueba de la existencia del texto hebraico primitivo es que Orígenes en el texto de Bar pone asteriscos y obelos, como en los demás libros. En la versión siro-hexaplar se dice a propósito de 1:17 y 2:3: esto no está en el hebreo. Además, en esta versión a veces se ponen las variantes de Teodoción, el cual sólo tradujo libros del hebreo o arameo. Admiten un original hebraico para todo el libro de Bar, entre otros, Kónig, Condamin, Harwell, Goets-berger, Whitehouse, Charles. - 9 Así, en 1:10 se confunde man (maná) con minjah (oblación); en 1:22, el verbo 'abad se traduce por obrar en vez de servir a dioses extranjeros; en 2:25 se vocaliza dabar (palabra) en vez de deber (peste). Véase H. Hopfl-Miller-Metzinger, Introd. spec. in V.T. p.457 (Roma 1945). - 10 Dudan de la autenticidad de este fragmento E. Schürer, The Jewish People 2.3.191. 195; Y J· T. Marshall (Hasting, Dict. ofthe Bible II 578). - 11 Bar 1:1. - 12 San Agustín: Hoc testimonium (Bar 3:36-38) quídam non leremiae, sed scribae eius attribuerunt, qui vocatur Baruch, sed leremiae celebratius habetur. - 13 Bar 1:3. 15 Bar 1:11. i Bar i,8s. 16 Cf. Esd 3:2. - 17 Cf. Kalt, Zur Echtheitsfrage von Baruch I-III 8. Citado por L. Dennefeld, o.c., ñ·437· - 18 Cf. P. Heinisch, Zur Entstehung des Buches Baruch: Theologie und Glaube, 20 (1928) 696-710. - 19 Cf. A. M. Dubarle, Les Sages d'Israel p.i32. - 20 Swete, Intr. 203-10. Citado por Saydon, o.c., p.548. - 21 Asi lo afirman las Constitutiones Apostolorum 5:20: PG 1:896. - 22 Cf. Orígenes, In Ex. hom.7:2: PG 12:342; San Atanasio, Ep. fest. 39: PG 26:1177. San Cirilo De Jerusalén, Catech. 4:35: PG 33:5po: leremiae cum Baruch, Lamentationi; bus et Epístola unus líber; Conc. Laodicenum, hacia el 360 p. C. (cf. EB 9); Atenág., Legat. pro christ. 9: PG 6:908.


Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Baruc 2,1-35Times New Roman ;;;;;;;;;;;;;;;;;

2. Enumeración de las Calamidades Sufridas (1-10).
1Cumplió Yahvé la palabra que había dado contra nosotros y contra nuestros gobernantes que regían a Israel, contra nuestros reyes, contra nuestros príncipes y contra todo varón de Israel y de Judá, 2de traer sobre ellos grandes males I cuales no los había hecho debajo de todo el cielo, como fueron hechos en Jerusalén, según lo que está escrito en la Ley de Moisés, 3que comeríamos las carnes de nuestros hijos y de nuestras hijas 4y los entregaría a poder de todos los reinos nuestros vecinos para escarnio y espanto de todos los pueblos en derredor,entre los cuales los dispersó el Señor. 5Fuimos abatidos, en vez de ser ensalzados, por haber pecado contra el Señor, nuestro Dios, desoyendo su voz. 6Del Señor nuestro es la justicia, nuestra y de nuestros padres la confusión y el sonrojo, como se ve al presente. 7Los males que el Señor anunció contra nosotros, todos nos han sobrevenido. 8Y no aplacamos el rostro del Señor convirtiéndonos de los pensamientos de nuestro corazón perverso. 9Veló el Señor sobre el castigo y lo trajo sobre nosotros, porque el Señor es justo en todas las obras que nos ordenó. 10 Pero nosotros no oímos su voz, caminando en los preceptos del Señor, que puso delante de nosotros.

El hagiógrafo enumera algunas de las mayores calamidades que les han sobrevenido, entre las que destacan las escenas de antropofagia habidas en el asedio de Jerusalén (í.3), según había sido predicho 1.
Otro castigo máximo ha sido la sujeción a pueblos extranjeros, siendo así el escarnio y el baldón ante todos los pueblos. Como pueblo elegido por Dios, tenían un puesto privilegiado entre las demás naciones, pero han sido abatidos en vez de ensalzados (v.5).

Plegaria (11-18).
11 Y ahora, Señor, Dios de Israel, que sacaste a tu pueblo de la tierra de Egipto con mano fuerte, con señales y prodigios, con poder grande y brazo tendido, y te adquiriste un nombre, como se ve al presente, 12hemos pecado, hemos cometido impiedades e injusticias, Señor, Dios nuestro, contra todos tus justos preceptos. 13 Apártese tu ira de nosotros, pues hemos quedado reducidos a poco en medio de las naciones en que nos dispersaste. 14Escucha, Señor, nuestra oración y nuestra plegaria, líbranos por amor de ti y danos gracia en presencia de los que nos deportaron, 15 para que toda la tierra conozca que tú eres el Señor, Dios nuestro, que tu nombre es invocado sobre Israel y sobre su linaje. 16Señor, mira desde tu santa casa y piensa en nosotros; inclina, Señor, tu oído y escucha. 17Abre tus ojos y mira que no proclaman la gloria y la justicia del Señor los muertos que están en el hades, cuyo espíritu abandonó sus entrañas. 18Mas sólo el alma entristecida por la grandeza de los males que padece, que camina encorvada y débil, apagados los ojos y el alma hambrienta, pueden, Señor, pregonar tu gloria y tu justicia.

Reconociendo sus transgresiones, piden a Dios que les cambie su suerte, ya que está comprometido el mismo honor de Yahvé (v.15). La liberación de la cautividad debe ser un timbre de gloria para Yahvé entre los pueblos. En otro tiempo, el maravilloso éxodo de Egipto fue la prueba de su omnipotencia ante la nación perseguidora, Egipto. Los ojos de los exilados miran confiados en Yahvé, que habita en su casa santa, la morada celeste 2 desde donde contempla el desarrollo de todos los hechos de la historia. Por otra parte, Yahvé debe considerar, por su propio interés, que, si desaparece su pueblo, nadie se preocupará de darle gloria, ya que los muertos que están en el hades no proclaman la gloria y la justicia del Señor (v.17). El hades aquí es la traducción griega del seol hebreo, morada lúgubre de los muertos, donde éstos no llevan una subsistencia completa, sino debilitada y como en sombra 3. El hagiógrafo, pues, aún no tiene la luz sobre la retribución en el más allá y sobre la vida en Dios, como aparece en la época de los Macabeos 4.

Las amenazas de Yahvé, cumplidas (19-26).
19 Que no apoyados en la justicia de nuestros padres y de nuestros reyes, derramamos nuestros ruegos delante de tu rostro, Señor, Dios nuestro, 20 porque tú has derramado tu ira y tu cólera sobre nosotros, según tenías anunciado por tus siervos los profetas. 21 Así dijo el Señor: Inclinad vuestros hombros para servir al rey de Babilonia, y seguiréis habitando en la tierra que yo di a vuestros padres;22 Pero, si no escucháis la voz del Señor, sirviendo al rey de Babilonia, 23 haré cesar en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén la voz del gozo y la voz de la alegría, la voz del esposo y la voz de la esposa, y toda la tierra se convertirá en un desierto sin moradores. 24 Y nosotros no escuchamos tu voz, sirviendo al rey de Babilonia, y tú cumpliste las palabras i que habías dado por tus siervos los profetas de que serían sacados fuera de sus sepulcros los huesos de nuestros reyes y de nuestros padres. 25 Y, en efecto, han sido arrojados al calor del día y al hielo de la noche. Han muerto en medio de atroces males, de hambre, de espada y de peste. 2 Y la casa en que era invocado tu nombre la has puesto como hoy se hallapor la maldad de la casa de Israel y de la casa de Judá.

El hagiógrafo es consciente de la falta de méritos de sus antepasados para hacer fuerza ante Dios en orden a liberarlos de la cautividad (v.19). Todo lo que ha sucedido ha estado anunciado por los profetas, y cita un pasaje de Jer_27:11-13. La cita es libre. Jeremías había aconsejado la sumisión a Babilonia como mal menor (v.21). La resistencia no traería más que la devastación y la ruina 5. La alusión a los huesos profanados de los reyes, sacándolos de sus sepulcros, no la encontramos confirmada en ningún texto de la Biblia, pero esta práctica era bastante corriente entre los asiro-babilónicos. Jeremías, al anunciar esto, lo hace irónicamente, ya que los huesos de los reyes puestos a la intemperie podrán así continuar su adoración a los astros como en vida. La destrucción ha sido total, y, entre todo lo perdido, lo que obsesiona a los israelitas es la desaparición del templo de Yahvé en la Ciudad Santa (v.26). Pero todo ha sido por la maldad de la casa de Israel y de la casa de Judá.

Benevolencia de Yahvé para con su pueblo (27-35).
27Has obrado, Señor, con nosotros según tu bondad y según toda tu gran misericordia, 28conforme hablaste por boca de Moisés, tu siervo, al tiempo en que le ordenaste escribir tu Ley en presencia de los hijos de Israel, diciendo: 29Si no escuchareis mi voz, estad seguros que esta grande y numerosa muchedumbre se volverá pequeña en medio de las naciones entre las cuales os dispersaré, 30pues yo sé que no me oiréis, porque este pueblo es de dura cerviz. Pero volverán en sí en el país de su destierro, 31y conocerán que yo soy el Señor, su Dios, y les daré un corazón que entienda, y unos oídos que escuchen, 32 y me alabarán en la tierra de su cautiverio, y se acordarán de mi nombre, 33 y ablandarán su dura cerviz, y dejarán sus máximas perversas, acordándose del camino de sus padres, que pecaron contra el Señor, 34y yo los volveré a la tierra que juré dar en posesión a sus padres, a Abraham, a Isaac y a Jacob, para que la poseyesen, y los multiplicaré y no serán disminuidos, 35 y estableceré con ellos mi alianza eterna, de ser su Dios y de ser ellos mi pueblo, y no moveré más a mi pueblo de Israel de la tierra que le he dado.

El hagiógrafo canta las misericordias que Yahvé ha tenido con Israel a través de la historia. Precisamente por esta especial benevolencia divina con el pueblo elegido se ha salvado éste de su destrucción total6. Por amor a Israel, Yahvé había anunciado de antemano el castigo futuro si no amoldaba su conducta a los preceptos divinos7. Pero también había anunciado su rehabilitación como pueblo, caso de ser reducido a un pequeño número8. Y, sobre todo, vendrá un tiempo en que Israel, restaurado, vivirá vinculado con un nuevo corazón a Yahvé como centro de su vida social y nacional 9. Es la era mesiánica, en que se restablecerá una nueva alianza eterna 10 para que Israel sea siempre el pueblo de Yahvé.

1 Cf. Lev_26:29; Dt 28,53; Jer_19:9; Lam_2:40; Lam_4:10. - 2 Cf. Sal_33:13-14; Sal_33:80,15; 1Re_8:30. - 3 Cf. Sal_104:29; Sal_146:4; Sal_6:6; Sal_88:11; Sal_115:17. - 4 Cf. 2Mac6,18; Sab 5.16s. - 5 Cf. Jer_36:7; Eze_7:8; Eze_14:10; Eze_20:8; Jer_27:6-11.12-15. - 6 Cf. Lam_3:22; Jer_4:27; Jer_5:10. - 7 Cf. Lev_26:14-39; Dt 28,62. - 8 Cf. Lev_26:40-45; Deu_30:1-10, , - 9 Cf. Jer_32:39; Eze_11:19; Eze_36:26. - 10 Cf. Jer 31,31ss; Eze_32:40.