Ezequiel  23 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 49 versitos |
1 Fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo:
2 Había dos mujeres hijas de la misma madre.
3 Se prostituyeron en Egipto al tiempo de la mocedad; allí fueron estrujados sus pechos y manoseado su seno virginal."
4 Llamábanse Oholá, la mayor, su hermana Oholibá. Fueron mías y parieron hijos e hijas. Oholá es Samaría; Oholibá, Jerusalén."
5 Oholá me fue infiel y se enloqueció por sus amantes, sus vecinos los asirios.
6 Iban vestidos de púrpura, eran jefes y oficiales, todos jóvenes codiciables y que montaban caballos.
7 Se prostituyó a ellos, la flor de los hijos de Asiría, y se contaminó con todos los ídolos de aquellos de quienes se enamoró.
8 Tampoco dejó sus prostituciones con Egipto, porque eran los que se habían acostado con ella en su mocedad y habían manoseado sus senos virginales y derramado sobre ella sus impurezas.
9 Yo, por eso, la entregué en manos de sus amantes, en manos de los hijos de Asiría, de quienes estaba enamorada.
10 Ellos descubrieron sus vergüenzas, le arrebataron sus hijos y sus hijas, y a ella le hicieron perecer a la espada. Vino a ser famosa entre las mujeres por la justicia que en ella se hizo.
11 Viendo esto Oholibá, su hermana, fue más estragada que ella en su pasión, y sus prostituciones sobrepasaron a las de su hermana.
12 Encendióse en amor por los hijos de Asiría, jefes y oficiales, nobles vestidos magníficamente, caballeros en sus caballos, jóvenes todos y codiciables.
13 Yo vi que se habían contaminado, que ambas habían seguido el mismo camino.
14 Pero ésta fue más lejos en sus fornicaciones; vio hombres pintados en la pared, figuras de caldeos trazadas con minio,"
15 ceñidos sus lomos de sus cinturones, y tiaras de varios colores a la cabeza, todos con apariencia de jefes, figuras de hijos de Babilonia, de Caldea, su patria.
16 Y en viéndolos se encendió en amor por ellos, y mandó embajadores a Caldea,
17 y entraron a ella los hijos de Babilonia, al lecho de sus amores, y la mancharon con sus inmundicias, y ella se contaminó con ellos hasta hartar su deseo.
18 Hizo patentes sus fornicaciones y descubrió su ignominia, y yo me asqueé de ella, como me había asqueado de su hermana.
19 Mas todavía acrecentó sus fornicaciones, trayendo a su memoria los días de su mocedad, cuando había fornicado en la tierra de Egipto.
20 Y ardió en lujuria por aquellos lujuriosos, que tienen carne de burro y flujo de garañones
21 y renovaste las fornicaciones de tu mocedad, cuando los egipcios estrujaban tus pechos y manoseaban tu seno juvenil.
22 Por eso, Oholibá, así dice el Señor, Yahvé: Yo suscitaré contra ti a tus amantes, aquellos de que hartaste tus deseos, y los haré venir contra ti en derredor.
23 Los hijos de Babilonia y todos los caldeos, los de Peqod, los de Soa, los de Qoa, y con ellos todos los hijos de Asiría, mozos guapos, jefes y capitanes todos, nobles y notables, todos a caballo.
24 Y vendrán contra ti con estrépito de carros y ruedas, con escudos, paveses y capacetes; se ordenarán en batalla de todas partes contra ti. Yo les he entregado a ellos tu juicio y te juzgarán según sus leyes."
25 Desencadenaré mi celo contra ti, y te tratarán con furor. Te cortarán la nariz y las orejas, y tu prole caerá a la espada. Llevaránse a todos tus hijos y tus hijas, y tu progenie será consumida por el fuego.
26 Te desnudarán de tus vestidos y te arrebatarán todos los ornamentos de tu hermosura.
27 Yo haré que cese la lujuria y tus prostituciones con Egipto, y no alces ya más los ojos a ellos, y no te acuerdes más de Egipto.
28 Porque así dice el Señor, Yahvé: Te entrego en las manos de aquellos a quienes llegaste a aborrecer, de quienes se hartaren tus deseos.
29 Y te tratarán con odio, se apoderarán de todo el fruto de tu trabajo y te dejarán desnuda y en cueros, y se descubrirán las vergüenzas de tus prostituciones. Tu lujuria y tus fornicaciones
30 son causa de todo esto. Por haber fornicado con las gentes y haberte contaminado con los ídolos.
31 Has seguido los caminos de tu hermana, y pondré en tus manos el cáliz suyo.
32 Así habla el Señor, Yahvé: Beberás el cáliz de tu hermana, hondo y ancho,de gran capacidad.
33 Te llenarás de embriaguez y de tristeza; es el cáliz de horror y desolación, el cáliz de tu hermana Samaría."
34 Lo beberás hasta las heces, lo morderás y romperás con los dientes, y con sus fragmentos te rasgarás el seno, porque yo he hablado, dice el Señor, Yahvé.
35 Puesto que me dejaste y echaste a tus espaldas, también yo echaré sobre ti tu lujuria y tus prostituciones.
36 Díjome Yahvé: Hijo de hombre, ¿no juzgarás tú a Oholá y a Oholibá? ¿No les echarás en cara sus abominaciones?
37 Dié-ronse al adulterio y mancharon de sangre sus manos. Adulteraron con sus ídolos, y aun los hijos que me parieron los pasaron por el fuego para que les sirviesen a ellos de comida.
38 Hasta eso hicieron, contaminando también mi santuario y profanando mis sábados,
39 pues, luego de sacrificar sus hijos a sus ídolos, entraban el mismo día en mi santuario, contaminándolo. Eso hicieron con mi casa.
40 Y aun han hecho venir de lejos hombres a los que enviaron mensajeros, y al venir ellos te lavaste, te pintaste los ojos y te ataviaste con tus joyas,
41 y, echada en suntuoso estrado, te pusiste a la mesa que aderezaste para ellos, poniendo en ella mis perfumes y mi óleo
42 entre el rumor clamoroso de los cantos, a causa de la multitud de hombres venidos del desierto, los cuales ponían manillas en sus manos y coronas en sus cabezas.
43 Y dije de la envejecida en adulterios: Ahora se consumarán los adulterios de ella.
44 Pues venían ellos como quien viene a la ramera, así vinieron a Oholá y a Oholibá, las depravadas.
45 Pero hombres rectos te juzgarán según la ley de las adúlteras y las sanguinarias, porque adúlteras son, manchadas de sangre están sus manos.
46 Pues así dice el Señor, Yahvé: Trae turbas contra ellas, y sean entregadas' al maltrato y a la rapiña,
47 y las turbas las apedrearán y las acuchillarán, matarán a sus hijos y a sus hijas y prenderán fuego a sus casas.
48 Y haré cesar en la tierra la depravación, y escarmentarán las mujeres y no imitarán vuestras torpezas.
49 Y harán recaer sobre vosotras vuestras obscenidades, y pagaréis los pecados de vuestra sidolatrías, y sabréis que yo soy Yahvé.

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Introducción a Ezequiel 

Times New Roman ;;;;

Ezequiel.
Introducción.

Vida del profeta.
Ezequiel (en hebreo Yejezque'el: Dios conforta) era de la clase sacerdotal , y fue llevado a Babilonia como cautivo en 598 a.C., juntamente con el rey Jeconías y parte de la aristocracia judaica. Según el mismo nos dice, moraba en una localidad llamada Tell-Abib, junto al río Kebar (o Naru Kabaru, de las inscripciones cuneiformes), al sur de Babilonia. Allí vivía con su esposa, participando de las penas de los exilados. En el año quinto de su cautividad (593), mientras se hallaba a orillas de dicho río, fue llamado misteriosamente al ministerio profético 2, que ejerció durante veintidós años. Su último escrito datado es del 572 a.C. (año 27 de su traslado a Babilonia). No sabemos cómo ni cuándo murió. Según una tradición antigua judaica, fue muerto por un juez1 del pueblo que había sido reprendido por el profeta 3.

Misión del profeta.
Como Jeremías tenía por misión predicar a los judíos de Palestina los caminos del Señor, anunciándoles los castigos y recriminándoles su pésima conducta de abandono de las vías del Señor, Ezequiel fue el hombre providencial que se ocupó de mantener viva la fe yahvista en el destierro de Babilonia. La situación era sumamente delicada, ya que los exilados, lejos de comprender el sentido de su destino en los planes de Dios - como castigo de sus pecados - , continuaban con su propensión a la idolatría. Acusaban a Yahvé de ser injusto con ellos al hacerles cargar con culpas de sus antepasados 4. Por otra parte, estaban seguros de que su exilio duraría muy poco tiempo, y, sobre todo, que Dios no permitiría la destrucción de Jerusalén y de su templo por los caldeos5. Ezequiel debía hacer frente a estas falsas concepciones, fustigar sus vicios, como la propensión a la idolatría, a los adulterios, perjurios y pecados contra la justicia social.
Sobre todo, como Jeremías en Jerusalén, predicaba contra la falsa confianza fetichista en el templo de Jerusalén como garantía de permanencia de la nación judaica. En la misión de Ezequiel tenemos que distinguir dos momentos o etapas: la anterior a la destrucción de la Ciudad Santa por los babilonios (587 a.C.), durante la cual tuvo que hacer frente a las falsas esperanzas de repatriación de los exilados, anunciándoles reiteradamente el colapso de la Ciudad Santa, y la etapa que siguió a la toma de Jerusalén por los caldeos. Se han cumplido sus profecías exterminadoras, y, ante la depresión colectiva nacional, empezó a predicar la resurrección de la nación, en una nueva teocracia ideal, en la que se cumplirían las íntimas aspiraciones individuales y colectivas de los descendientes de Abraham 6.
Basándose en numerosas alteraciones textuales, algunos autores han propuesto la tesis de que la predicación de Ezequiel, anterior a la destrucción de Jerusalén, tuvo por escenario Palestina, de forma que el profeta se dirigía, como Jeremías, a sus compatriotas que no habían sido llevados en la primera cautividad 7. Esta hipótesis, al principio deslumbradora e insinuante como solución a complejos problemas textuales del libro de Ezequiel, no parece en realidad que tenga muchos visos de objetividad histórica, ya que crea mayores problemas en relación a la vida y actividad literario-profética de Ezequiel, como veremos al tratar de la composición y datación de sus oráculos.

Ambiente histórico.
La situación política internacional de la época de Ezequiel es similar a la que hemos descrito en la introducción al libro de Jeremías. Después del colapso del imperio asirio en 612, en que tiene lugar la conquista de Nínive por Nabopolasar (625-605), caudillo babilonio, auxiliado por los medos, Egipto quiere conquistar la zona de influencia en las antiguas provincias conquistadas por Asiría; por ello, Necao II, en 609, sube, a través de Palestina y Siria, al encuentro de los ejércitos medo-babilónicos. Al pasar por Megiddo, junto al Carmelo, le sale al paso el rey Josías de Judá, que muere en el combate (609 a.C.); le sucedió su hijo Joacaz, pero éste fue depuesto por Necao II, que había establecido su cuartel general en Ribla, sobre el Orontes (Alta Siria). En su lugar colocó en el trono de Jerusalén al hijo de Josías, Eliaquim, al que cambió el nombre en Joaquim (609-598). Poco después el faraón fue vencido en Carquemis (606 a.C.) por las tropas acaudilladas por Nabucodonosor, hijo de Nabopolasar.
En 605 muere Nabopolasar, y su hijo le sucede en la dirección del nuevo imperio. Después de derrotar a los egipcios, Nabucodonosor hizo una incursión por Palestina (606-5). En el 603, el rey de Judá, Joaquim, confiado en Egipto, se insurreccionó contra el monarca caldeo, y éste se limitó de momento a enviar partidas de soldados que devastasen Judá. En 598 puso sitio formal a Jerusalén, durante cuyo asedio murió el rey Joaquim, y le sucedió su hijo Joaquín o Jeconías, el cual se rindió a los tres meses de reinado, siendo deportado con la aristocracia del país a Babilonia, y entre los cautivos estaba el propio Ezequiel. Las tropas caldeas saquearon el templo, llevándose los vasos sagrados.
El vencedor puso de rey en Jerusalén a Matanías, hijo de Josías, cambiándole el nombre en Sedecías (598-586). Al principio éste se mantuvo sumiso a Babilonia, pero por instigación del faraón Hofra se unió a una liga anticaldea organizada por Amón y Tiro. Las tropas de Nabucodonosor volvieron al asedio y tomaron la ciudad en julio-agosto de 586. La ciudad fue totalmente arrasada con su templo, y las fuerzas vivas de la población fueron deportadas, quedando sólo en el país los labriegos y peonaje. Sedecías, capturado por los babilonios, fue llevado a Ribla, donde delante de Nabucodonosor le sacaron los ojos después de asistir al asesinato de sus hijos. Después fue deportado. Con ello la catástrofe nacional del pueblo judío llegó a su colmo, y la crisis de la conciencia nacional fue el problema con que tuvieron que enfrentarse los profetas Jeremías en Palestina y Ezequiel en el exilio.

Contenido y estructura del libro.
Podemos dividirlo en tres partes bien netas. Después de una introducción en la que se relatan las circunstancias de la vocación profética del profeta (1:1-3:21), encontramos: a) una serie de oráculos contra Jerusalén y Judá (3:22-24:27); b) oráculos contra las naciones paganas (c.25-32), y c) promesas de restauración (c.33-48). Esta sistematización clara, lógica y aun cronológica de los escritos de Ezequiel ha llamado siempre la atención de los comentaristas, aunque recientemente los críticos han negado esta armoniosa estructura, ya que sorprenden muchas intercalaciones y desplazamientos que interrumpen el contexto 8. Con todo, la estructura lógica general y aun cronológica se mantiene, como se ve en el esquema siguiente:

Difisión del libro:
I. Oráculos anteriores a la destrucción de Jerusalén (58-6).
A) Introducción: Vocación del profeta (1:1-3:21).
B) Conminaciones contra Juda (3:22-24:27).
1.Anuncio del castigo sobre la Ciudad Santa (acciones simbólicas y oráculos: 3:22-7:27).
2.Visión de la idolatría en el templo. La gloria de Yahvé abandona la ciudad (8:1-11:25).
3.Vaticinios sobre la cautividad del rey y el pueblo. Juicio contra los falsos profetas, cortesanos y pecadores en general (12:1-23:40).
4.Epílogo: principio del cerco de Jerusalén.
C) Conminaciones contra las naciones paganas (25:1-32:32): Contra Amón, Moab, Edom, Filistea, Tiro, Sidón y Egipto.

II. Oráculos después de la destrucción de Jerusalén (586).
A) Preparación para la restauración (33:1-33). Invitación a la penitencia. La ruina, castigo por los pecados.
B) Vaticinios de restauración teocrática (34:1-39:29). Reunión de los dispersos israelitas. Devastación de Edom, renovación de la tierra de Israel. Repatriación del pueblo exilado. Desaparición de los enemigos de Israel.
C) Descripción del nuevo reino de Israel (40,1-48:35). El nuevo templo y su consagración. El nuevo culto, la nueva tierra de Canaán, su fertilidad y división 9.

Composición del libro y autenticidad.
El contenido literario de Ezequiel difiere bien de los libros de Amos, Oseas, Miqueas, Isaías y Jeremías. En éstos, lo esencial es el oráculo, o manifestación oral del profeta, puesta por escrito con todo su vigor e independencia. En el libro de Ezequiel, en cambio, parece que nos encontramos con un escritor que con estilo difuso y diluido va llenando páginas a base de descripciones de visiones y acciones simbólicas. Se le ha llamado profeta de gabinete, porque en sus escritos no está el oráculo conciso y nervioso de los antiguos profetas10, predominando la prosa deslavazada. Pero Ezequiel, más que escritor, es ante todo un predicador que dialoga con su auditorio y que realiza acciones simbólicas ante ellos 11. Bajo esta forma, es el más vivo, el más concreto de todos los profetas12. Pero debemos descubrir también al escritor que redacta sus oráculos para sus contemporáneos. Habla siempre en primera persona, y de hecho hay unidad sustancial de estilo en todos los escritos que se le atribuyen.
La tradición judaico-cristiana ha sostenido siempre la autenticidad de sus escritos, como obra del profeta del exilio, que trabajó en la formación del alma judía después de la catástrofe napional. Sin embargo, esto no quiere decir que el libro suyo, tal como hoy ha llegado a nosotros, sea obra redaccional definitiva del profeta. A pesar de un orden lógico general, hay, como hemos indicado, trastrueques y desajustes en el texto, y estas anomalías han dado lugar a teorías excéntricas respecto del origen del libro de Ezequiel. Así, hay quien adjudica al profeta del exilio sólo las partes poéticas, mientras que la masa prosaica sería obra de un redactor del siglo í 13. Incluso se ha supuesto que la redacción final del libro es del siglo ni a.C., obra de un anónimo que habría presentado los hechos como ocurridos en el siglo VII a.C. 14
Autores más moderados, como Herntrich y Bertholet, suponen que el libro de Ezequiel es de la época inmediata anterior o posterior a la caída de Jerusalén (597-6). El primero distingue dos autores, uno de los 39 primeros capítulos, que sería un profeta que vivió en Jerusalén en los años críticos que precedieron a la destrucción de la ciudad. Los c.40-48 serían, pues, obra de un redactor posterior a la época del exilio 15. El segundo cree que es Ezequiel el autor de todo el libro, pero que lo concerniente a la predicación anterior a la caída de Jerusalén fue escrito por él cuando habitaba en Palestina, mientras que los oráculos y escritos de restauración que siguieron a la destrucción de la Ciudad Santa fueron escritos por él mismo en Babilonia 16. Supone que Ezequiel es el autor sustancial, en cuanto que dejó resúmenes esquemáticos de sus profecías que fueron amplificados y publicados con su nombre por redactores posteriores que pertenecían a su escuela profética. Esta opinión ha sido aceptada por muchos autores aun católicos 17; pero, pasada la primera impresión de novedad, las cosas van volviendo a la tesis tradicional, ya que, si la nueva teoría parece dar razón del sentido de algunos textos, que parecen intercalaciones redaccionales posteriores, por otra parte, aplicada como tesis general al libro, crea mayores problemas de composición. Por ello creemos que es preferible mantener la posición tradicional, que considera a Ezequiel como autor de todo el libro (con ligeras excepciones) que lleva su nombre, y también es mejor suponer que el profeta desarrolló su ministerio desde el principio entre los exilados de Babilonia, como se desprende de sus oráculos y escritos.

Texto y versiones.
El texto hebreo masorético es muy deficiente y en muchos casos inservible. La versión griega de los LXX es, en general, literalista y parece estar basada en un texto hebreo anterior al TM. Por ello resulta muy útil para la reconstrucción de ciertas lecturas. En general, parece superior el texto de los LXX; sin embargo, también en la versión de los LXX hay omisiones y traducciones ininteligibles. Los papiros Chester Beatty (Ez 11-17) Y Scheide (Ez 19-39) han contribuido al estudio de la versión griega, pues datan del siglo II, y son, por tanto, anteriores a la Hexaplar de Orígenes. Sobre todo los papiros Scheide han servido para reivindicar muchas lecciones del TM. La versión de la Vg sigue en general al TM, mientras que la siro-hexaplar acepta muchas variantes de los LXX.

Índole literaria del libro de Ezequiel.
Característica del libro de Ezequiel es la abundancia de visiones: la cuadriga celeste de los querubes 18, los huesos secos 19, el nuevo templo 20, la fuente de aguas 21. Esto hace que su libro sea extremadamente misterioso y difícil de interpretar. Los autores no están concordes al calificar la objetividad de dichas visiones, pues mientras para unos esas fisiones son meras ficciones literarias en función de enseñanzas religiosas, para otros son fisiones reales representadas a su imaginación o a sus sentidos externos.
Otra característica del ministerio profético de Ezequiel es la de acciones simbólicas para representar plásticamente sus enseñanzas teológicas y sus oráculos conminatorios o de restauración. Así, por orden de Dios se encierra en su casa para significar el asedio de Jerusalén22, delinea el plano de la Ciudad Santa, acercando contra él planchas de hierro para simbolizar el próximo cerco por los babilonios 23; se corta los cabellos y los aventa para significar el destino de los exilados 24. También son frecuentes en los escritos de Ezequiel las parábolas o alegorías, como la de las dos hermanas meretrices25, la de la vid arrancada por el águila26, los dos cachorros 27, Oola y Ooliba 2S.
El estilo literario, en general, es prosaico e inferior al de Isaías y Jeremías. San Jerónimo lo define así: Sermo eius nec satis di-sertus nec admodum rusticus, sed ex utroque medie tempera-tus 29. Su propensión a lo visionario y alegórico hace que sea particularmente difícil su interpretación. Respecto de los c.40-49, en los que se habla de la estructura de la nueva teocracia, dice el mismo San Jerónimo: Scripturarum oceanum et mysteriorum Dei laby-rinthum 30. Llevado de la imaginación, el profeta traza idealmente los límites y organización del nuevo reino bajo la protección especial de Dios. Nos hallamos ya en el campo de la apocalíptica, donde lo nebuloso imaginario priva sobre lo racional concreto.
Esta propensión a lo visionario, simbólico y apocalíptico ha servido para que no pocos autores le hayan tachado de anormal y excéntrico, de forma que sus éxtasis y acciones extrañas provendrían de una naturaleza mórbida. Así, se le ha acusado de histérico, epiléptico, cataléptico y neurótico. En realidad, sus acciones simbólicas no son más extrañas que otras de los profetas anteriores, como Oseas, Jeremías y aun de Isaías 31. No debemos perder de vista que nos hallamos entre orientales, donde lo escénico tiene una importancia especial como medio de convencer. En concreto, Ezequiel nos dice de sí mismo que es un signo para la casa de Israel; de ahí que sus acciones simbólicas sean tan frecuentes, y desde luego tiene una mentalidad netamente simbolista. Por ello, a sus problemas familiares personales les da un sentido simbólico con proyección a la comunidad de exilados. Así, su mutismo32, la muerte de su esposa 33 y sus mismas enfermedades 34 tienen un mensaje para Israel. En este sentido podría comparársele a Oseas, cuya vida es una parábola en acción para sus compatriotas 35.

Doctrina teológica.
a) Atributos divinos. - La teología de Ezequiel sigue las líneas generales de sus predecesores, los profetas escritores, Amos, Isaías y Miqueas, pues destaca la universalidad, omnipotencia y justicia de Yahvé sobre todo. Su radio de acción no se limita a la tierra santa, sino que sigue a los deportados de Babilonia 36. Es el Señor único que está sobre todo poder. Los vivientes simbólicos que aparecen llevando el trono de su gloria son el símbolo del poder en los distintos reinos de la naturaleza: el león, el toro, el águila, en el reino animal, son los animales superiores, que en la mitología religiosa mesopotámica simbolizaban a determinadas divinidades. Ezequiel los pone a todos como escabel del Yahvé de los israelitas, que sigue amorosamente la suerte de sus exilados.
Es misericordioso y justo. Israel es su hijo predilecto 37, pero esta elección es totalmente gratuita, sin méritos por parte de aquél 38. Esto impone particulares deberes de gratitud y obediencia. Israel ha sido encontrada por Yahvé en el desierto como una expósita y ha sido elevada a la categoría de reina, esposa de Yahvé. En consecuencia, debía haber reconocido a su único Dios, pero ha pecado, separándose de Yahvé y yéndose tras los ídolos 39. Por eso, Yahvé, por su propia dignidad y santidad, debe castigarle, y el exilio es la pena merecida por las generaciones rebeldes que se han sucedido en Israel desde los tiempos de su instalación en Canaán 40.
b) Responsabilidad individual. - Una de las ideas nuevas en la teología de Ezequiel es la de la valoración del individuo como tal en sus relaciones para con Dios. Hasta entonces en la teología profética prevalecía la idea de la solidaridad, de forma que los componentes del pueblo israelita eran considerados más como ciudadanos de una colectividad que como individuos con derechos y deberes propios. Ante todo, los profetas consideran el destino de la nación como tal, porque la alianza del Sinaí ha sido hecha entre Dios y la nación41. En ese supuesto, las generaciones son solidarias en sus pecados y en sus méritos. Ciertamente que en el Deuteronomio se condena el castigo de los hijos por los pecados de sus padres, y viceversa42, y Jeremías se hizo eco de esta doctrina43, pero es Ezequiel el campeón y teorizante del individualismo44 en la tradición israelita. La catástrofe del 587 había tenido por efecto la pérdida de las ilusiones nacionales, y entonces la conciencia israelita se orientó más a los destinos e intereses del individuo como tal. Ezequiel se hace eco de este estado psicológico y formula el principio de la retribución individual estricta; los exilados se quejaban de que ellos estaban pagando por los pecados de sus antepasados. Esto parecía injusto, y es el profeta el que anuncia un nuevo estado de cosas: ¿Qué andáis repitiendo este proverbio. y decís: Los padres comieron las agraces y los hijos sufren la dentera? Por mi vida, dice Yahvé, que nunca más diréis este refrán. El alma que pecare, ésta morirá, y el hijo no llevará sobre sí la iniquidad del padre, ni el padre la del hijo; la justicia del justo será sobre él, y sobre él será la iniquidad del malvado45. Es sustancialmente la doctrina de Jeremías: En esos días ya no se dirá más: Nuestros padres comieron agraces, y los hijos sufrimos la dentera. Sino que cada uno morirá por su propia iniquidad: quien coma el agraz, ése sufrirá la dentera46.
Ezequiel insiste después en la justificación del pecador que se arrepiente de sus pecados y cambia de conducta: Todos los pecados que cometió no le serán recordados, y en la justicia que obró vivirá. ¿Quiero yo acaso la muerte del impío, dice Yahvé, y no más bien que se convierta de su mal camino y viva?47 Esta doctrina está muy por encima de la antigua, basada en la solidaridad. En el nuevo orden de cosas habrá ante todo justicia retributiva para cada individuo. Esta perspectiva, formulada así con toda valentía por Ezequiel, hará que se planteen en crudo la validez de las tesis tradicionales sobre la ecuación entre la virtud y el premio en esta vida.
Este examen del problema en la literatura sapiencial, sobre todo en Job, dará como fruto la formulación clara del principio de la retribución en ultratumba en el libro de la Sabiduría. Ezequiel no ha llegado a estas claridades, pero ha puesto las bases de la retribución individual en las relaciones de Dios con el hombre.
c) El mesianismo. - Sus ideas mesianicas adolecen de nacionalistas, ya que prevé la gloria de la nueva teocracia, vinculada a la restauración de Israel como nación. En sus idealizaciones sistemáticas y artificiales de la nueva era, piensa en Palestina como centro de la teocracia. Y en su falta de perspectiva histórica junta la próxima restauración después del destierro y la mesiánica definitiva. Al lado de estos anuncios mesiánicos colectivos, Ezequiel presenta vislumbres de un Mesías personal. En 17:22-24 habla de un retoño de un cedro (dinastía davídica) plantado en Sión, que se convertirá en un gran árbol bajo cuyas ramas se cobijarán los israelitas. En 34:23-31 se habla de un nuevo pastor, al que se identifica con David, el cual apacentará a su grey, que ha sido reunida por el propio Yahvé. Ese nuevo Pastor - como el rey David - será el lugarteniente de Yahvé: Yo seré su Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellas (las ovejas). El profeta, pues, en estos vaticinios se sitúa en la línea de las profecías isaianas sobre el Emmanuel, en las que se anuncia un príncipe que inaugurará un reinado de paz y tranquilidad para los descendientes de Jacob. No hay alusiones universalistas, pero tampoco se refleja la idea de un rey despótico intransigente.
d) Ezequiel y el judaismo. - Se ha acusado a Ezequiel de haber sido el creador del alma judaica en sentido peyorativo, como expresión del hermetismo y exclusivismo que encontramos en la secta de los fariseos. En realidad, el profeta no ha hecho sino resaltar la conciencia de elección entre los exilados, para animarlos al cumplimiento de la Ley, cuya transgresión había traído la catástrofe nacional. Sin duda que, para hacer frente a las influencias religiosas babilónicas, Ezequiel - mentalidad esencialmente sacerdotal - urgió el cumplimiento de ciertas leyes rituales que fueran como un vallado defensivo. Los críticos independientes han querido deducir de esta preocupación levítica de Ezequiel que es el verdadero autor de toda la complicada legislación del Levítico. Pero un examen serio del problema hace ver que el profeta no sólo no es el autor de la legislación levítica, sino que muchas veces, al proclamar los principios que han de regir la nueva teocracia, contradice a determinadas leyes levíticas 48.

Ganonicidad del libro.
Según testimonio de San Jerónimo, los judíos no permitían la lectura del libro de Ezequiel antes de haber cumplido los treinta años49. Precisamente por cierta oposición entre la legislación de Ezequiel y la del Levítico, algunos rabinos se permitieron dudar de la canonicidad del libro de Ezequiel50. Pero de hecho fue recibido en el canon judaico sin dificultad. En el Eclo 49:8 se alaba a Ezequiel después de citar a Jeremías, y antes de los doce profetas menores. En el Í. Ô., el libro de Ezequiel no es citado expresamente, pero parece que hay alusiones51. En la Iglesia cristiana primitiva no ha habido dificultades especiales en la admisión de Ezequiel en el canon.

1 Ez 1:3. - 2 Ez 1:1-3:21. - 3 Así lo afirman el Pseudo-Epifanio, De vitis prophetarum g: PG 43:401, y San Isidoro De Sevilla, De ortu et obitu Patrum 39: PL 83:143; San Atanasio, Ór. de incarnatione Verbi 37: PG 25:160. - 4 Ez 18:2. 5 ez 24:21. - 6 Cf. Ez 37:1-28; 0.40-48. - 7 Esta tesis, propuesta primeramente por Herntrich y Bertholet, ha sido recientemente resucitada por P. Auvray, Le probléme historique du livre d'Ezechiel: RB 55 (1948) 503-19· - 8 He aquí algunos ejemplos de desplazamiento del texto: 3.16b-21 parece intercalado en el relato de la visión inaugural. Los versos del c.4 no siguen el orden debido. En los c.5.7 y 26 hay repeticiones y ampliaciones al texto original. Los v.8-17 del c.io son casi una repetición de 1:15-21, etc. Véase L. Dennefeld, o.c., p.462. - 9 Véase H. Hopfl-Miller-Meztinger, Introd. spec. in V. T. (Roma IQ4&) P·463 -465· - 10 P. Auvray, Ezechiel: La Sainte Bible de Jérusalem (París 1949) Ñ·9· - 11 Cf. Ez 12:9; 24:19; 33:10.17-20. - 12 id., ibid. - 13 Así G. Holscher, Der Dichter und das Buch: Bzatw 39 (1924)· - 14 C. Torrey, Pseudo-Ezekiel and the original prophecy (New Haven 1930). - 15 V. Herntrich, Ezekielprobleme: Bzatw 61 (1033). - 16 A. Bertholet, Hesekielprobleme: Mélanges F. Gumont (Bruselas 1936) p.517-523. - 17 Entre ellos el P. Dumeste: RB 46 (193?) 299, Y P. Auvray, Le probléme historique du livre d'Ezechiel: RB 55 (1948) 503-19. - 18 Ez 1:4-28; 10:1-22. - 19 Ez 37:1-28. - 20 Eze_40:1-43 :27. - 21 Ez 47:1-12. - 22 Ez 3:24-27. - 23 Ez4,is. - 24 Ez 5:4. - 25 Ez 16:1-63. - 26 Ez 17:1-24. - 27 Ez 19:1-9. - 28 Ez 23:1-49- - 29 San Jerónimo, Praef. in Ez.: PL 28:938 (995). - 30 id., Comm. in Ez., Prol. in librum 14: PL 25:448 (468). - 31 Cf. 1 Re 11:29-33; Is 20; Jer 13; 18; Os 0.1-3. - 32 Ez 3:26; 24:27; 33:22. - 33 Ez 24:15-24- - 34 Ez 4:4-17. - 35 Cf. Ose.i-3. - 36 Ez c.1-3. - 37 Ex 19:5; Ez 16:1-14. - 38 Ez 20,ss; Jer 2; 11:1-8. - 39 Ez 5:5-17; 16:15-34; 20. - 40 Ez 14:12-21; 17:1-21; cf. Jer 8:4-12; 16:10-17. - 41 Cf. Éxo_20:2. - 42 Cf. Dt 24:16; 2 Re 14:6. - 43 Jer 12:1; 31:29-30. - 44 P. Auvray, o.c., p.16. - 45 EZ 18:28. - 46 Jer 31:29-30. - 47 Ez 18:22-23.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Ezequiel  23,1-49

23. Los pecados de Samaría y de Jerusalén.
Este capítulo es paralelo al c.16. Con toda crudeza se declaran los pecados de Israel y Judá a través de su historia. Samaría y Judá aparecen simbolizadas en dos doncellas que se han prostituido a los dioses de Asiría y de Egipto. Sus alianzas políticas no han sido sino ocasión para fomentar la idolatría. El profeta quiere mostrar ante los exilados el grado de culpabilidad de ambas hermanas, las cuales, por tanto, no pueden quedar sin el correspondiente castigo. Samaría desapareció como nación en el 721 bajo la invasión de Sargón II, y Judá desaparecerá aniquilada por las tropas de Nabucodonosor en 586. Judá es más culpable, porque debía haber cambiado de conducta ante la ruina de su hermana mayor.
El estilo del capítulo es vigoroso y por su crudeza choca con nuestra sensibilidad; pero las ideas son claras: Yahvé amó como esposas a las dos hermanas OhoJá y Oholiba, pero éstas adulteraron con los ídolos, y por ello serán duramente castigadas.

Introducción: las dos hermanas (1-4).
1 Fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo: 2 Había dos mujeres hijas de la misma madre. 3 Se prostituyeron en Egipto al tiempo de la mocedad; allí fueron estrujados sus pechos y manoseado su seno virginal. 4 Llamábanse Oholá, la mayor, su hermana Oholibá. Fueron mías y parieron hijos e hijas. Oholá es Samaría; Oholibá, Jerusalén.

El profeta empieza a describir la historia de Israel-Samaría y Judá-Jerusalén, considerando a ambos reinos de origen común: Había dos mujeres hijas de la misma madre (v.2). Tanto el reino de Israel como el de Judá, separados después de Salomón, tuvieron un común origen l, el patriarca Jacob. Desde su mocedad, o albores de su historia, se prostituyeron en Egipto (v.3). El hagiógrafo considera a ambos reinos ya formados y separados después de Salomón, cuando empezaron a tener vida propia.
Jeroboam, fundador del reino del norte, había ido a buscar refugio en Egipto, huyendo de Salomón 2. Roboam, rey de Judá, hijo de Salomón, prácticamente estaba sometido a Egipto en su política exterior 3. Los dos reinos hermanos, pues, tenían alianza con Egipto, y por eso se dice que desde su mocedad se prostituyeron a Egipto (v.2). Con las influencias políticas de la nación protectora venían las influencias idolátricas. Los profetas consideran las alianzas diplomáticas de su pueblo con naciones extrañas como prostituciones, porque se buscaban apoyo fuera de Yahvé, que era el único que podía salvarlos. Israel y Judá, al entregarse políticamente a Egipto, fueron mancilladas y violadas por la voracidad insaciable del Estado protector. El amante fuerte abusó de ellas descaradamente, arruinándolas4. La mayor de las hermanas (reino de Israel) se llamaba Oholá. Es mayor porque este reino estaba constituido por diez tribus, mientras que Judá estaba sólo integrada fundamentalmente por dos tribus. Oholá significa la que tiene su propia tienda; y Oholibá quiere decir: mi tienda en ella.5 Quizá Ezequiel aluda con estos nombres al grito de independencia dado por las tribus al separarse: ¡A tus tiendas, Israel! 6 Las dos hermanas tenían su propia tienda, en cuanto que se constituyeron en reino aparte. Ambas hermanas pertenecían a Yahvé.

Infidelidades de Samaría (5-10).
5 Oholá me fue infiel y se enloqueció por sus amantes, sus vecinos los asirios. 6 Iban vestidos de púrpura, eran jefes y oficiales, todos jóvenes codiciables y que montaban caballos. 7 Se prostituyó a ellos, la flor de los hijos de Asiría, y se contaminó con todos los ídolos de aquellos de quienes se enamoró. 8 Tampoco dejó sus prostituciones con Egipto, porque eran los que se habían acostado con ella en su mocedad y habían manoseado sus senos virginales y derramado sobre ella sus impurezas. 9 Yo, por eso, la entregué en manos de sus amantes, en manos de los hijos de Asiría, de quienes estaba enamorada. 10 Ellos descubrieron sus vergüenzas, le arrebataron sus hijos y sus hijas, y a ella le hicieron perecer a la espada. Vino a ser famosa entre las mujeres por la justicia que en ella se hizo.

Samaría se dejó subyugar por el poderío militar asirio y quiso hacer alianza con ella. La impresión del ejército asirio con sus oficiales, vestidos de púrpura, cabalgando apuestos sobre sus caballos, hería la mentalidad provinciana de los habitantes de Samaría. Por eso Oholá (reino de Israel: Samaría) se enamoró de ellos y trató de hacer alianzas políticas con la gran nación invasora: se prostituyó a ellos (v.7). Después de su entrega política vino su entrega religiosa, pues adoptó los ídolos asirios. Sabemos que el culto asirio tuvo fuerte eco en Jerusalén en tiempos de Manases y de Acaz 7.
Por otra parte, Samaría siguió sus antiguas relaciones políticas con Egipto, con quien había tenido efusiones amorosas en su mocedad (v.8) 8. El castigo de sus veleidades amorosas le va a venir precisamente de uno de sus amantes: Dios la entregó en manos de los hijos de Asiría (v.9), los cuales invadieron el reino del norte y tomaron Samaría, después de duro asedio, en 721 a.C. 9 Por cruel ironía de la historia han sido sus amantes los que le trajeron la ruina. Los asirios mostraron ante todos los pueblos la conducta infamante de Samaría, que había abandonado a su Dios para ir tras de dioses extraños (v.10). En castigo, sus hijos y sus hijas fueron llevados en cautividad, y la capital, Samaría, desapareció bajo las ruinas 10. Su castigo la hizo famosa entre los demás pueblos.

Conducta infiel de Judá (11-21).
11 Viendo esto Oholibá, su hermana, fue más estragada que ella en su pasión, y sus prostituciones sobrepasaron a las de su hermana. 12 Encendióse en amor por los hijos de Asiría, jefes y oficiales, nobles vestidos magníficamente, caballeros en sus caballos, jóvenes todos y codiciables. 13 Yo vi que se habían contaminado, que ambas habían seguido el mismo camino. 14 Pero ésta fue más lejos en sus fornicaciones; vio hombres pintados en la pared, figuras de caldeos trazadas con minio, 15 ceñidos sus lomos de sus cinturones, y tiaras de varios colores a la cabeza, todos con apariencia de jefes, figuras de hijos de Babilonia, de Caldea, su patria. 16 Y en viéndolos se encendió en amor por ellos, y mandó embajadores a Caldea, 17 y entraron a ella los hijos de Babilonia, al lecho de sus amores, y la mancharon con sus inmundicias, y ella se contaminó con ellos hasta hartar su deseo. 18 Hizo patentes sus fornicaciones y descubrió su ignominia, y yo me asqueé de ella, como me había asqueado de su hermana. 19 Mas todavía acrecentó sus fornicaciones, trayendo a su memoria los días de su mocedad, cuando había fornicado en la tierra de Egipto. 20 Y ardió en lujuria por aquellos lujuriosos, que tienen carne de burro y flujo de garañones 21 y renovaste las fornicaciones de tu mocedad, cuando los egipcios estrujaban tus pechos y manoseaban tu seno juvenil.

La pésima conducta de Samaría fue sobrepasada por la de su hermana Judá; en vez de escarmentar en la suerte trágica de aquélla, se entregó a mayores desvarios amorosos con las potencias extranjeras y con sus dioses (v.11) n. También se dejó fascinar por el brillo militar asirio (v.12). Las relaciones amistosas de Judá con Asiría comenzaron en tiempos del impío rey Acaz, cuando en 735 los ejércitos coligados de Siria y de Samaría atacaron a Judá. En contra de los consejos del profeta Isaías, el rey pidió auxilio a Teglatfalasar III 12. Pero Judá no se contentó con establecer relaciones con Asiría, sino que quiso también hacerse aliada de Babilonia. Ya bajo el piadoso rey Ezequías recibió con demasiados honores (700 a.C.) a Merodacbaladán, el gran paladín de la independencia babilonia contra los asirios 13. Judá se dejó fascinar al verlos pintados en pared., ceñidos sus lomos. (v.15). El profeta presenta a Judá como a una doncella enamoradiza, que a la primera vista de un joven que le agrada se enamora de él. Tal es la conducta de Judá. Al oír hablar de los babilonios y conocerlos sólo de referencia por pinturas, se dejó fascinar de lo que decían de sus palacios bellamente policromados en las paredes. Así como antes se enamoró del atuendo militar magnífico de los asirios, ahora se enamora de las decoraciones palaciegas babilónicas, que conoce de referencia. Es una bella descripción de las veleidades amorosas de la superficial Oholibá-Juda. En seguida mandó embajadores a Caldea (v.16). No sabemos nada de una embajada en tal sentido; quizá el rey Ezequías correspondió con una embajada a Merodacbaladán por la visita que le había hecho 14. En 593, Sedecías fue con una embajada a la corte de Nabucodonosor 15. Desde el 605 a.C., los babilonios se apoderaron de Palestina, tratando a Judá con demasiada inconsideración (v.17). Judá se entregó a sus pecados en tal forma, que Yahvé sintió asco de ella, como lo había sentido de su hermana Samaría (v.18), y ella, cansada de sus relaciones amorosas con Babilonia, se dirigió a Egipto, como en los días de su mocedad (v.19). El profeta parece aludir al hecho de que el rey Sedecías enviara una embajada en busca de auxilio al faraón egipcio. El profeta trata con el mayor desprecio a los egipcios (v.20), causantes de la defección de Judá.

El castigo de Judá (22-35).
22 Por eso, Oholibá, así dice el Señor, Yahvé: Yo suscitaré contra ti a tus amantes, aquellos de que hartaste tus deseos, y los haré venir contra ti en derredor. 23 Los hijos de Babilonia y todos los caldeos, los de Peqod, los de Soa, los de Qoa, y con ellos todos los hijos de Asiría, mozos guapos, jefes y capitanes todos, nobles y notables, todos a caballo. 24 Y vendrán contra ti con estrépito de carros y ruedas, con escudos, paveses y capacetes; se ordenarán en batalla de todas partes contra ti. Yo les he entregado a ellos tu juicio y te juzgarán según sus leyes. 25 Desencadenaré mi celo contra ti, y te tratarán con furor. Te cortarán la nariz y las orejas, y tu prole caerá a la espada. Llevaránse a todos tus hijos y tus hijas, y tu progenie será consumida por el fuego. 26 Te desnudarán de tus vestidos y te arrebatarán todos los ornamentos de tu hermosura. 27 Yo haré que cese la lujuria y tus prostituciones con Egipto, y no alces ya más los ojos a ellos, y no te acuerdes más de Egipto. 28 Porque así dice el Señor, Yahvé: Te entrego en las manos de aquellos a quienes llegaste a aborrecer, de quienes se hartaren tus deseos. 29 Y te tratarán con odio, se apoderarán de todo el fruto de tu trabajo y te dejarán desnuda y en cueros, y se descubrirán las vergüenzas de tus prostituciones. Tu lujuria y tus fornicaciones 30 son causa de todo esto. Por haber fornicado con las gentes y haberte contaminado con los ídolos. 31 Has seguido los caminos de tu hermana, y pondré en tus manos el cáliz suyo. 32 Así habla el Señor, Yahvé: Beberás el cáliz de tu hermana, hondo y ancho,de gran capacidad 16. 33 Te llenarás de embriaguez y de tristeza; es el cáliz de horror y desolación, el cáliz de tu hermana Samaría. 34 Lo beberás hasta las heces, lo morderás y romperás con los dientes, y con sus fragmentos te rasgarás el seno, porque yo he hablado, dice el Señor, Yahvé. 35 Puesto que me dejaste y echaste a tus espaldas, también yo echaré sobre ti tu lujuria y tus prostituciones.

Dios va a enviar el castigo definitivo a Judá, trayendo contra ella a los que fueron sus amantes, los caldeos, aquellos que buscó para hacer alianza con ellos (aquellos de que hartaste tus deseos, v.22). Los babilonios, con los pueblos circunvecinos, caerán sobre ella. Entre los invasores, el núcleo principal era caldeo; pero con ellos iban mercenarios de otros pueblos, integrados en el gran imperio babilónico 17. Los invasores, sus antiguos amantes, la aplastarán (v.24) con su fuerza militar y la tratarán como a una esclava, mutilándola espantosamente 18. Sus hijos serán llevados en cautividad, y, al fin, Jerusalén (tu progenie, v.25) será consumida por el fuego, como tuvo lugar bajo Nabuzardán, lugarteniente de Nabucodonosor, después de la toma de la ciudad 19. Judá, que se ha portado como una cortesana para atraer a sus amantes (naciones extranjeras), será deshonrada públicamente: Te desnudaran. (v.26).
Con el castigo, Judá no volverá a buscar alianza en Egipto (v.27), pues esta nación se ha mostrado impotente a la hora de la prueba, y la ha abandonado a su suerte. Entonces se mostrará plenamente a los ojos de todos sus pecados (se descubrirán tus prostituciones., v.29). Toda su tragedia le ha sobrevenido por haber buscado alianzas extranjeras y haberse entregado a prácticas idolátricas (v.30). Con esto no ha hecho sino seguir los caminos de su hermana mayor Oholá (Samaría) (v.31), y, como ella, va a tener que beber su cáliz o porción asignada conforme a su conducta. Será el cáliz del horror y de la desolación (v.33), pues está decretada la devastación y la ruina sobre ella 20.

Acusaciones colectivas contra Samaría y Judá (36.-49)
36 Díjome Yahvé: Hijo de hombre, ¿no juzgarás tú a Oholá y a Oholibá? ¿No les echarás en cara sus abominaciones? 37 Dié-ronse al adulterio y mancharon de sangre sus manos. Adulteraron con sus ídolos, y aun los hijos que me parieron los pasaron por el fuego para que les sirviesen a ellos de comida. 38 Hasta eso hicieron, contaminando también mi santuario y profanando mis sábados, 39 pues, luego de sacrificar sus hijos a sus ídolos, entraban el mismo día en mi santuario, contaminándolo. Eso hicieron con mi casa. 40 Y aun han hecho venir de lejos hombres a los que enviaron mensajeros, y al venir ellos te lavaste, te pintaste los ojos y te ataviaste con tus joyas, 41 y, echada en suntuoso estrado, te pusiste a la mesa que aderezaste para ellos, poniendo en ella mis perfumes y mi óleo 42 entre el rumor clamoroso de los cantos, a causa de la multitud de hombres venidos del desierto, los cuales ponían manillas en sus manos y coronas en sus cabezas 21. 43 Y dije de la envejecida en adulterios: Ahora se consumarán los adulterios de ella. 44 Pues venían ellos como quien viene a la ramera, así vinieron a Oholá y a Oholibá, las depravadas. 45 Pero hombres rectos te juzgarán según la ley de las adúlteras y las sanguinarias, porque adúlteras son, manchadas de sangre están sus manos. 46 Pues así dice el Señor, Yahvé: Trae turbas contra ellas, y sean entregadas' al maltrato y a la rapiña, 47 y las turbas las apedrearán y las acuchillarán, matarán a sus hijos y a sus hijas y prenderán fuego a sus casas. 48 Y haré cesar en la tierra la depravación, y escarmentarán las mujeres y no imitarán vuestras torpezas. 49 Y harán recaer sobre vosotras vuestras obscenidades, y pagaréis los pecados de vuestra sidolatrías, y sabréis que yo soy Yahvé.

El profeta vuelve de nuevo a resumir los principales pecados de ambas hermanas, Samaría y Judá: la idolatría y los sacrificios humanos en honor de los ídolos. El cuadro aparece recargado para impresionar al auditorio y convencerle de que el castigo que iba a enviar Dios era muy justo y necesario. Samaría y Judá eran realmente adúlteras ante los ojos de Yahvé, porque le habían dejado como verdadero Esposo y habían ido tras de dioses ajenos. El colmo de la maldad y cinismo de los habitantes de Samaría y de Judá es que, después de manchar sus manos sacrificando a sus hijos a Moloc, iban a presentar sus homenajes al santuario de Yahvé (v.39).
Por otra parte, Jerusalén ha buscado, ataviándose como una cortesana, a hombres venidos de lejos (v.40), es decir, ha buscado hacerse amiga de pueblos extranjeros, como los babilonios, y ha adoptado sus prácticas idolátricas, entregándose a banquetes sacrificiales en honor de los ídolos (te pusiste a la mesa que aderezaste, v.41). Por su parte, los amantes prodigaban sus regalos a la que tan bien los había recibido (ponían manillas en sus manos., v.42). El profeta utiliza las costumbres de la época para expresar sus ideas: la conducta de Judá ha sido la de una vulgar cortesana. Por eso será juzgada como adúltera (v.45), y, como tal, será lapidada y entregada a la espada (v.47). En su castigo como mujeres adúlteras escarmentarán otras mujeres (v.48), las naciones paganas.

1 Cf. Eze_19:2; Eze_16:1-7. 2 Cf. 1Re_12:2; 1Re_11:40. 3 El faraón Sesac había conquistado la ciudad de Gezer; cf. 1Re_9:16. 4 De hecho conocemos la invasión del faraón Sesac o Sheshonq en el 929 a.C., cinco años después de la separación de las tribus. 5 El matiz de la traducción varía en cada autor, pero lo que es claro en ambos nombres es el substrato común de tienda. 6 Cf. 1Re_12:16. 7 Cf. 2Re_17:16; Amo_5:26. 8 Cf. 2Re_17:14; Ose_7:11; Ose_12:2. 9 2Re_17:4. 10 Cf. 2Re_17:6. 11 Cf. Eze_16:47; Jer_3:8-11. 12 Cf. 2Re_16:17s. 13 Cf. 2Re_20:12-29; Is 39. 14 2Re_20:12-19. 15 Cf. Jer_29:3; 51:59- 16 Suprimimos con los LXX la frase del TM servirá de mofa y de irrisión, que rompe el contexto entre este estico y el anterior. 17 Peqod es el Puqudu de las inscripciones cuneiformes (cf. Jer_50:21), tribu aramea en la frontera elamítica junto al golfo Pérsico; Soa es el Suíu asirio, y Qoa es el Quíu de la literatura asiro-babilónica (véase F. Abel, Géogr. I 245), al este del Tigris. 18 En Egipto la mutilación de la nariz era el castigo de las adúlteras (cf. diod., Sic., I 78). 19 Cf. Jer_52:12-13. 20 Cf. Ab 2:16. Sobre el cáliz de la ira cf. Jer_25:15-28; Jer_51:2; Isa_51:17.22; Sal_75:9. 21 La primera parte del verso está ininteligible. Las traducciones son muy diversas. La nuestra se acerca a la adoptada por la Bible de Jérusalem.