Numeros  25 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 18 versitos |
1 Estuvo Israel estacionado en Setim, y el pueblo se prostituyó por el trato con las hijas de Moab.
2 Invitábanle éstas a los sacrificios de sus dioses, y el pueblo comía y se prosternaba ante ellos.
3 Israel se fue tras Baalfegor, y la ira de Yahvé se encendió contra Israel.
4 Dijo Yahvé a Moisés: “Reúne a todos los jefes del pueblo, y cuelga a ésos del patíbulo ante Yahvé cara al sol, para que se aparte de Israel la cólera encendida de Yahvé.”
5 Dijo, pues, Moisés a los jueces de Israel: “Matad a cualquiera de los vuestros que haya servido a Baalfegor.”
6 En esto llegó uno de los hijos de Israel e introdujo en medio de sus hermanos a una madianita a los ojos mismos de Moisés y en presencia de toda la comunidad de los hijos de Israel, mientras éstos lloraban a la entrada del tabernáculo de la reunión.
7 Viéndolo Finés, hijo de Eleazar, sacerdote, se alzó en medio de la asamblea, y, tomando una lanza,
8 se fue tras el hijo de Israel, hasta la parte posterior de su tienda, y los alanceó a los dos, al hombre y a la mujer, en sus vientres, y cesó el azote entre los hijos de Israel.
9 En aquella plaga murieron veinticuatro mil.
10 Habló Yahvé a Moisés, diciéndole:
11 “Finés, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, sacerdote, ha apartado mi furor de los hijos de Israel, por el celo con que ha celado mi honor; por eso no he consumido yo en el furor de mi celo a los hijos de Israel."
12 Por tanto, le dirás que yo hago con él una alianza de paz, alianza de un sacerdocio eterno,
13 para él y para su descendencia, por haber sido celador de su Dios y haber hecho la expiación por los hijos de Israel.”
14 El israelita que fue muerto juntamente con la madianita se llamaba Zimrí, hijo de Salú, y era jefe de una de las familias de la tribu de Simeón.
15 La madianita se llamaba Cozbí, hija de Sur, jefe de la tribu de una de las casas patriarcales de Madián.
16 Yahvé habló a Moisés, diciéndole:
17 “Tratad a los madianitas como enemigos y destruidlos,
18 porque como enemigos os han tratado ellos, seduciéndoos con sus malas artes por medio de Fogor y de Cozbí, hija del príncipe de Madián, su hermana, que murió cuando la plaga por lo de Fogor.”

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Introducción a Numeros 

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Números.

Introducción.
El cuarto libro del Pentateuco lleva entre los hebreos el título de wayedabber (y dijo), que son las palabras con que empieza el TM1. Sin embargo, en las modernas Biblias hebraicas se le llama Benidbar (en el desierto), que es la quinta palabra hebrea del TM. Los LXX le pusieron un nombre alusivo al censo con que comienza el libro, traducido por la Vg Numeri, y así pasó a las lenguas modernas.

Contenido y División.
El título Números no da idea del contenido del libro, ya que el empadronamiento de las tribus sólo comprende algunos capítulos. Por eso es más significativo el título de las Biblias hebraicas actuales: En el desierto, ya que relata las incidencias de la azarosa marcha desde el Sinaí a Cades y después desde esta localidad (donde permanecieron los israelitas treinta y ocho años) hasta las estepas de Moab, frente a la tierra prometida. El libro es una miscelánea en la que se intercalan hechos históricos y leyes, no siendo fácil establecer una división lógica y clara. Podemos establecer una división atendiendo a los distintos escenarios geográficos: a) en el Sinaí (1:1-10:10); b) en el desierto de Cadesbarne (10:11-22:1); c) en las estepas de Moab, frente al Jordán (22:2-36:13). La duración de estas diversas etapas es muy desigual: diecinueve días en la primera, treinta y ocho años en la segunda y cinco meses para la tercera.
En la primera parte se acaba la organización del pueblo y del tabernáculo, según el plan comenzado en Éxodo. Al censo de las doce tribus, que nos da la cifra de 603.550 hombres de guerra, sigue el de los levitas destinados al servicio del santuario, 22.000 varones, contados desde un mes para arriba. El segundo empadronamiento, referido en el c.26, nos da la misma cifra. El pueblo es concebido como un ejército ordenado que se mueve con sus enseñas y jefes. La segunda sección comprende la fatigosa marcha hacia Cades, al sur de Bersabé. Los israelitas habían tomado esta dirección con ánimo de penetrar por el sur de Canaán, pero la cobardía les hizo desistir, y Dios los castigó a permanecer toda una generación en las estepas de Cades, donde no faltan algunos oasis. Después de treinta y ocho años de estancia se dirigieron hacia Edom; pero, al negárseles el paso, tuvieron que bajar hasta el golfo de Elán (Akaba) y subir por la frontera oriental de Edom y Moab hasta internarse frente al Jordán en las cercanías de Jericó. En la última parte se narran las victorias sobre los amorreos y los vaticinios de Balaam, la distribución de la Jordania septentrional entre Rubén, Gad y parte de Manasés.
En cada sección hay un grupo legislativo que interrumpe el hilo de la narración histórica. En general son leyes que apenas dicen relación con el contexto histórico, y son como suplementos a otras dadas anteriormente2, aunque hay algunas nuevas3.

Composición del Libro.
Aunque el libro tiene cierta unidad por el marco geográfico en que se encuadran los hechos y las leyes, sin embargo no existe unidad literaria. No hay ligazón entre los hechos y las partes legislativas, y los mismos hechos aparecen sin contornos cronológicos precisos, siendo a veces difícil señalar la prioridad entre ellos. Por todo esto, nos encontramos con el hecho de la complejidad de documentos utilizados por el último redactor. Encontramos relatos duplicados paralelos. También las secciones legislativas aparecen algunas veces duplicadas4. Supuesta esta composición, encontramos en Números tradiciones diversas que arrancan de la época del desierto y otras más recientes que llegarían a los tiempos de Esdras. Como en los otros libros, debemos admitir un núcleo primitivo histórico-legislativo de la época mosaica y un desarrollo posterior en los tiempos de la monarquía y aun después del exilio.

Historicidad de los Relatos.
Prescindiendo de las idealizaciones sobre el número de los israelitas, su organización y sobre otros hechos en conjunto, podemos decir que los hechos revelan la época del desierto y la geografía de la estepa. Las alusiones al hecho de que Moisés registró por escrito los lugares donde acampaban los israelitas nos dan una pista para entender cómo se han podido conservar los recuerdos de la vida del desierto5. Las incidencias del desierto, las impaciencias del pueblo, su nostalgia de los manjares característicos de Egipto6, encajan bien en la época mosaica. La lucha de Moisés contra las ingratitudes e inconstancia del pueblo es perfectamente verosímil en su cargo de jefe responsable de la marcha por el desierto, prometiéndoles una tierra feraz que no acababan de alcanzar. La prolongación de la estancia fue una gran prueba para la fe de Moisés y para su fortaleza excepcional. Moisés lo era todo: un rey, un legislador, un sacerdote y un profeta,7 y este carácter particular del gobierno de Moisés queda patente en relatos de Números8. Con su fuerte personalidad logró dominar a unas tribus recalcitrantes compuestas por gentes de dura cerviz.

Doctrina Religiosa.
a) Monoteísmo. Yahvé es el Señor que guía a Israel y vence a los enemigos. La victoria sobre los reyes amorreos es una prueba de la protección divina sobre su pueblo. Los oráculos de Balaam son una prueba del poder de Yahvé sobre los mismos gentiles, que terminan por reconocer su gloria. Israel es su hijo, y Yahvé le guía en su marcha hacia la tierra prometida9. Su santidad debe ser respetada; por eso el campamento de los israelitas debe ser convenientemente repartido, de forma que junto al tabernáculo estén sólo los levitas y sacerdotes. Las leyes de pureza deben ser cuidadosamente guardadas por el pueblo para entrar en relaciones con la divinidad.
b) Culto. Se da gran importancia a las regulaciones cultuales, para garantizar la santidad exigida al pueblo antes de acercarse a su Dios. Se destacan los privilegios de la clase sacerdotal (rebelión y castigo de Coré, Datan y Abirón). Se menciona al sumo sacerdote10, se indican los derechos de los sacerdotes y de los levitas11, que son sus auxiliares. Se enumeran los sacrificios diversos, y entre ellos el cotidiano o perpetuo, que no es mencionado en el Levítico12. Es propio de Números la fiesta de la Neomenia o luna nueva.13 Es un eco de la vida nómada del desierto, aunque no aparece en legislaciones anteriores. Es propia de este libro la oblación de harina y aceite en los sacrificios14, como se hacía en Babilonia15. Como hemos indicado, la legislación mosaica no es una creación totalmente original, sino que en muchos casos es una adaptación de ritos ancestrales de las tribus, conforme a la ley de la condescendencia de Dios con su pueblo para llevarle poco a poco a través de ritos externos, algunos comunes con las religiones paganas, a una forma superior de culto16.

1 Cf. San Jerónimo, Praef. in libros Sam. et Mal: PL 28,552. 2 Cf. Núm 5:5-8 y Lev 6:1-7; Núm 9:6-14 y Ex 12; Núm_15:1-15 y Lev c. 1-5. 3 Núm 6:1-21. 4 Las fiestas (Núm c.28-29 y Éxo_23:14-29 ; Lev 13; Dt 16); oblaciones ( Núm_15:1-16 ; c.18-19 y Lev c. 1-7.22; 17-30); funciones de los levitas (Núm c.3-4 y 18); sacrificios ( Núm_15:22-31 y Lev 4:13-35); ciudades de refugio ( Núm_35:9-34 y Dt 19:1-13). 5 Cf 33:1-2. 6 11.S. 7 Filón, De vita Mosis III 23. 8 Núm 12:1-15; 16:12-15. 9 Núm 10:33; 10:35; 21:14. 10 Núm 35:25-28; 32. 11 Núm 3:10; 4:11-16; 18:5-7; 5:5-10; 6:19-20; 15:20-21; 18:8-19. 12 Pero aparece en Ex 29:38-42. 13 Núm 28:11-15. 14 Num 15:1-16; 0:28-29. En Lev 2 Se Habla De Estas Oblaciones, Pero Separadas De Los Sacrificios. 15 Cf. F. Martin, Textes religieux assyiriens et babyloniens (1903) p.XVIII-XIX.243.253. 16 Sobre la condescendencia o synkatabasis de Dios en el A.T., véase H. Pinard De La Boullaye, Les inflltrations paíennes dans l'ancienne Loi, d'aprés les Peres et l'Église: Rech. de Se. Reí. (1919) p.199-200. En los Santos Padres: San Justino, Dialog. n.Í8.23: PG 6, 516.520-521.525; San Ireneo, Cont. haer. IV 14,3: PG 7,1011; Tertuliano, Ad. More, II 18: PL 2,306; Orígenes, In Num. hom. 17 n.1: PG 12,703; San Jerónimo, In Ez. VI 20: PL 25,194; Epist. 73,3: PL 22,678; Tomás de Aquino, 1-2 q.102 3.3.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Numeros  25,1-18

25. La Prevaricación de Baalfegor.
1Estuvo Israel estacionado en Setim, y el pueblo se prostituyó por el trato con las hijas de Moab. 2Invitábanle éstas a los sacrificios de sus dioses, y el pueblo comía y se prosternaba ante ellos. 3Israel se fue tras Baalfegor, y la ira de Yahvé se encendió contra Israel. 4Dijo Yahvé a Moisés: Reúne a todos los jefes del pueblo, y cuelga a ésos del patíbulo ante Yahvé cara al sol, para que se aparte de Israel la cólera encendida de Yahvé. 5Dijo, pues, Moisés a los jueces de Israel: Matad a cualquiera de los vuestros que haya servido a Baalfegor. 6En esto llegó uno de los hijos de Israel e introdujo en medio de sus hermanos a una madianita a los ojos mismos de Moisés y en presencia de toda la comunidad de los hijos de Israel, mientras éstos lloraban a la entrada del tabernáculo de la reunión. 7Viéndolo Finés, hijo de Eleazar, sacerdote, se alzó en medio de la asamblea, y, tomando una lanza,8se fue tras el hijo de Israel, hasta la parte posterior de su tienda, y los alanceó a los dos, al hombre y a la mujer, en sus vientres, y cesó el azote entre los hijos de Israel. 9En aquella plaga murieron veinticuatro mil. 10Habló Yahvé a Moisés, diciéndole:11Finés, hijo de Eleazar, hijo de Aarón, sacerdote, ha apartado mi furor de los hijos de Israel, por el celo con que ha celado mi honor; por eso no he consumido yo en el furor de mi celo a los hijos de Israel. 12Por tanto, le dirás que yo hago con él una alianza de paz, alianza de un sacerdocio eterno, 13para él y para su descendencia, por haber sido celador de su Dios y haber hecho la expiación por los hijos de Israel. 14El israelita que fue muerto juntamente con la madianita se llamaba Zimrí, hijo de Salú, y era jefe de una de las familias de la tribu de Simeón. 15La madianita se llamaba Cozbí, hija de Sur, jefe de la tribu de una de las casas patriarcales de Madián. 16Yahvé habló a Moisés, diciéndole: 17Tratad a los madianitas como enemigos y destruidlos, 18porque como enemigos os han tratado ellos, seduciéndoos con sus malas artes por medio de Fogor y de Cozbí, hija del príncipe de Madián, su hermana, que murió cuando la plaga por lo de Fogor.

Israel continúa acampado en Setim, parte septentrional de la meseta de Moab1, entre el Wady Kefrem y Wady Hesbán, zona muy apta para el pastoreo, donde acampaban moabitas y madianitas con sus ganados2. Allí se juntaron con los israelitas, los cuales se prostituyeron con las moabitas en sentido material, de unión fornicaria, y espiritual, de adoración de sus ídolos. En 31:16 se dice que fue con las madianitas y por instigación de Balaam; pero, como hemos indicado, ambas tribus se daban cita en aquella zona de pastos. Allí se daba culto a Baal-Peor (o Baal-Fegor, según los LXX), divinidad local moabita, al parecer de carácter voluptuoso, como dios de la fecundidad, estilo de Astarté de Canaán. Muchos creen que era el mismo dios Gamos, aunque éste tenía más bien un carácter guerrero; pero en la mentalidad sincretista de sus adoradores podía tener diversas facetas religiosas3. Los cultos a Baalfegor llevaban anejas prácticas licenciosas4, como en Canaán. Las moabitas incitaron a los israelitas a participar en los actos cultuales orgiásticos del lugar. Los hijos de Israel, cansados de la intransigencia moral de su Dios, encontraban atractivas estas manifestaciones religiosas, y, en su mentalidad ruda religiosa, no tenían inconveniente en asociar en su corazón otros dioses al de su pueblo, creyendo deber adorar a la divinidad de cada localidad5. Así se explica la prevaricación de Baalfogor al término de la peregrinación del desierto, en la que había experimentado la protección de Yahvé y su justicia intransigente con los prevaricadores. Al punto estalló la cólera divina contra su pueblo, y, para aplacarla, Yahvé exigió el castigo ejemplar de los principales, colgándolos del patíbulo.6 ante Yahvé, cara al sol, como escarmiento general para el pueblo. En 2Sa_21:6ss se dice que siete descendientes de Saúl fueron colgados en presencia de Yahvé para expiar los pecados de la casa de Saúl. Moisés encargó la ejecución de la sentencia a los jueces del pueblo, eligiendo los culpables. Estos parece que fueron remisos en cumplir el encargo, y entonces Yahvé castigó a todo el pueblo con una plaga o mortandad misteriosa, cuya naturaleza no se concreta. El pueblo, conmovido por el castigo divino, lloraba a la entrada del tabernáculo (v.2), y en ese momento entraba un hebreo con una madianita y la introdujo en su tienda. Al punto Finés, hijo del sumo sacerdote, llevado del celo por la gloria de Yahvé e indignado por lo que consideraba una profanación del campamento, fue tras ellos y los alanceó a entrambos (v.8). De nuevo tenemos aquí expresado cómo la intervención de uno de la familia sacerdotal, celoso de su Dios, detuvo la cólera divina contra Israel, como ocurrió con ocasión de la rebelión de Coré7. En efecto, cesó la mortandad, si bien después de haber sucumbido 24 000 israelitas. Aquí pretende realzar la acción beneficiosa de Finés, que salvó al pueblo de una mortandad total8. En premio a su acción, Yahvé le promete el sacerdocio eterno (v.13) y a su descendencia. Sucedió a Eleazar, y aparece en tiempo de los fueces como sumo sacerdote, cuando las las once tribus declararon la guerra a Benjamín para vengar el crimen de Gabaon.9 En tiempo: de Helí, el sacerdocio pasó a la rama de Itamar10, pero en tiempos de Salomón volvió a la línea de Eleazar11, y en ella se perpetuo hasta el siglo II antes de Cristo. Yahvé había hecho ahanza de paz con Finés (v.12), es decir, promesa de protección y benevolencia, al considerarle como amigo y defensor de su propio celo12.
Moisés recibe la orden de atacar a los madiamtas por haber sido ocasión de la prevaricación de Israel (v.17), antiapacion de los hechos que se narrarán en el c.31.

1 En Núm 33.49 se llama Abel-Sitim (pradera de las acacias). 2 Cf. Abel: RB (1931) 224-225; (1902) 150-151. 3 Cf. RB (1932) 431 n.2. 4 Cf. Dt 4.3; Jos_22:17; Ose_9:10; Sal_106:28; 1Co_10:8. 5 Cf. 1Sa_26:19. 6 La palabra hebrea yaqa', que traducimos colgar del patíbulo, en realidad sólo aparece en otro lugar (2Sa_21:6; 2Sa_21:9; 2Sa_21:13), donde significa exponer a un condenado para que muera de hambre. 7 Cf. Num_16:47-48. 8 San Pablo, aludiendo a este hecho, dice que fueron 23.000 muertos (1Co_10:8), lo que es una prueba más de que estas cifras no han de tomarse al pie de la letra, pues varían según las tradiciones y han sido sistemáticamente exageradas por los escribas. 9 Cf. Jue_20:28. 10 1Sa_2:30. 11 1Re_2:35. 12 Cf. Mal_2:5; Sal_106:30-31; Eco_45:23-24.