II Reyes  9 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 37 versitos |
1 Elíseo, profeta, llamó a uno de los hijos de los profetas y le dijo: “Cíñete los lomos, toma esta redoma de óleo y vete a Ramot Galaad.
2 Cuando llegues, busca a Jehú, hijo de Josafat, hijo de Nimsi. Le haces que se levante de entre sus compañeros y le llevas aparte, a una cámara retirada,
3 y, tomando la redoma de óleo, lo derramas sobre su cabeza, diciéndole: “Así habla Yahvé i Yo te unjo por rey de Israel.” Abres luego la puerta y huyes sin detenerte.”
4 El joven servidor del profeta partió para Ramot Galaad;"
5 y cuando llegó, estaban los jefes del ejército reunidos, y dijo: “Jefe, tengo que decirte una cosa.” Jehú le preguntó: “¿A quién de nosotros?” El respondió: “A ti, ¡oh jefe!”
6 Levantóse Jehú y entró en casa, y el joven derramó sobre su cabeza la redoma de óleo, diciéndole: “Así habla Yahvé, Dios de Israel: Yo te unjo rey de Israel, del pueblo de Yahvé.
7 Tú herirás a la casa de Ajab, tu señor, y vengarás en Jezabel la sangre de mis siervos, los profetas, y la sangre de todos los siervos de Yahvé.
8 Toda la casa de Ajab perecerá; yo exterminaré a todos cuantos pertenecen a Ajab, al esclavo y al libre de Israel,"
9 y haré la casa de Ajab semejante a la casa de Jeroboam, hijo de Nabat, y a la casa de Basa, hijo de Ajiya.
10 Los perros comerán a Jezabel en el campo de Jezrael, y no habrá nadie que le dé sepultura.” Después, el hombre abrió la puerta y huyó.
11 Cuando salió Jehú para reunirse con los servidores de su señor, le dijeron éstos: “¿Va todo bien? ¿Por qué ha venido a ti ese loco?” Jehú respondió: “Sguramente conocéis al hombre y sabéis lo que me ha dicho.”
12 Ellos respondieron: “No es verdad. Explícanos lo que ha dicho.” El entonces dijo: “Esto y esto es lo que ha dicho: Así habla Yahvé: Yo te unjo por rey de Israel.”
13 En seguida tomaron todos sus mantos y los pusieron debajo de él en las gradas, y, haciendo sonar las trompetas, gritaron: “¡Jehú, rey!”
14 Así conspiró Jehú, hijo de Josafat, hijo de Nimsi, contra Joram. Joram defendía con todo Israel a Ramot Galaad contra Jazael, rey de Siria;"
15 pero el rey Joram había tenido que volverse para curarse en Jezrael de las heridas que los sirios le habían hecho cuando combatía centra Jazael, rey de Siria. Jehú dijo: “Pues que lo queréis, sea; pero que no salga de la ciudad nadie que pueda llevar la noticia a Jezrael.”
16 Jehú subió a su carro y partió para Jezrael, pues Joram estaba allí en cama, y Ocozías, rey de Judá, había bajado a verle.
17 El centinela que estaba en la torre de Jezrael vio venir a la tropa de Jehú y dio la noticia: “Veo venir una tropa.” Joram dijo: “Manda que salga a su encuentro uno de a caballo para saber si es de paz.”
18 Salió el jinete, se presentó a Jehú y preguntó: “Así habla el rey: ¿Es la paz?” Jehú respondió: “¿Qué te importa a ti la paz? Vuélvete detrás de mí.” El centinela dio luego el aviso, diciendo: “El mensajero ha llegado hasta ellos, pero no vuelve.”
19 Entonces se mandó otro a caballo, que, llegado a ellos, preguntó: “Así habla el rey: ¿Hay paz?” Y Jehú respondió: “¿Qué te importa a ti la paz? Vuélvete detrás de mí.”
20 El centinela volvió a decir: “También éste ha llegado a ellos y no vuelve; mas, al parecer, por la marcha, el que viene es Jehú, hijo de Nimsi, porque viene con mucho ímpetu.”
21 Entonces Joram dijo: “Engancha”; y enganchado que fue su carro, salió Joram, rey de Israel, y Ocozías, rey de Judá, cada uno en su carro. Salieron al encuentro de Jehú, a quien hallaron en la heredad de Nabot de Jezrael."
22 En cuanto vio Joram a Jehú le preguntó: “¿Hay paz, Jehú?” Y éste respondió: “¿Qué paz mientras duren las prostituciones de Je-zabel, tu madre, y sus muchas hechicerías?”
23 Entonces Joram, volviendo grupas, huyó y dijo a Ocozías; “¡Traición, Ocozías !”
24 Pero Jehú tendió su arco e hirió a Joram entre las espaldas, saliéndole la flecha por el corazón, y Joram cayó en su carro.
25 Jehú dijo a su oficial Bidcar: “ Tomalo y tírale en el campo de Nabot de Jezrael, pues me acuerdo de que, cuando yo y tú íbamos juntos a caballo detrás de Ajab, su padre, Yahvé pronunció contra él la sentencia, diciendo:
26 Yo he visto ayer la sangre de Nabot y de sus hijos, dice Yahvé, y yo te daré su merecido en esta misma heredad. Tomalo pues, y tírale a ese campo, según la palabra de Yahvé.”
27 Ocozías, rey de Judá, que vio esto, huyó por el camino de Bet Ganim; pero Jehú le persiguió, diciendo: “También a él.” Y le hirieron en el carro en la subida de Gur, cerca de Jibleam; él siguió hasta Megid-do, pero allí murió."
28 Sus servidores le trasladaron en un carro a Jerusalén y le sepultaron en la sepultura de sus padres, en la ciudad de David.
29 Ocozías había comenzado a reinar el año once de Joram, hijo de Ajab.
30 Jehú entró en Jezrael. Sabiéndolo Jezabel, se pintó los ojos, se peinó y se puso a mirar a una ventana.
31 Al pasar Jehú por la puerta, le gritó: “¿Le salió bien la cosa a Zimbri, asesino de su señor?”
32 El alzó el rostro hacia la ventana y preguntó: “¿Quién eres tú para que quieras contender conmigo?” Entonces miraron por la ventana dos o tres eunucos,
33 y él les mandó: “Echadla abajo”; y ellos la echaron, y su sangre salpicó los muros y los caballos; Jehú la pisoteó con sus pies,"
34 y después entró, comió, bebió y dijo: “Id a ver a esa maldita y enterradla, que al fin es hija de rey.”
35 Fueron para enterrarla; pero no hallaron de ella más que el cráneo, los pies y las palmas de las manos."
36 Volvieron a dar cuenta a Jehú, que dijo: “Es la amenaza que había hecho Yahvé por su siervo Elías tisbita, diciendo: Los perros comerán la carne de Jezabel en el campo de Jezrael,
37 y el cadáver de Jezabel será como estiércol sobre la superficie del campo, en el campo de Jezrael, de modo que nadie podrá decir: Esta es Jezabel.”

Patrocinio

 
 

Introducción a II Reyes 

Times New Roman ;;; Riched20 5.40.11.2210;
Reyes.

Introducción.

Título.
La historia de Israel desde los últimos años de David hasta la cautividad de Babilonia, unos cuatro siglos, se narra en los libros que la Biblia hebraica llama 1 y 2 de los Reyes, que corresponden a 3 y 4 de los Reinos (LXX) o de los Reyes (Vulgata). En los comienzos, los mencionados libros formaban uno solo, de lo que dan fe Orígenes (PG 12:1084), Eusebio (PL 20,581) y San Jerónimo (PL 28,558-559). La división en dos partes iguales aproximadamente empezó con D. Bomberg (Venecia 1517). Esta división es artificial.

Texto.
El texto original hebraico del libro se ha conservado medianamente bien. A los textos masoréticos cabe añadir ahora el de los fragmentos de Jirbet Qumrán, que facilitarán la labor de crítica textual. Con el texto masorético andan de acuerdo la versión siríaca Peshitta y la Vulgata.

Versiones griegas.
De la versión de los LXX existe un texto prehexaplar, representado por el códice B, y otro posterior a Orígenes, que se halla en A. Los textos de Jirbet Qumrán son más afines al texto griego que al masorético, presentando lecciones propias, omisiones y trasposiciones. Es digno de mención el texto griego de Luciano, que a veces se aparta del texto masorético. Con él concuerda la Vetus Latina. En las ediciones críticas de Sweete, Rahlfs y en la de Broo-ke-McLean-Thackeray se da preferencia a los textos  y A.

Contenido.
El libro (o libros) de los Reyes puede dividirse en tres partes: i) Últimos años de David y reinado de Salomón (c.1-11). 2) Existencia de los reinos de Israel y de Judá (1 Re c.12-2 Re c.1y). 3) El reino de Judá desde la caída de Samaría hasta la destrucción de Jerusalén (2 Re c. 18-25). En el período de existencia sincrónica de los reyes de Judá y de Israel cabe distinguir: i) el período de hostilidades, que en Israel empieza con Jeroboam (1 Re c. 12-14:30) y termina con Omrí (1 Re 16:23-28); 2) período de amistad: Asa-Omrí; Josafat-Ajab; Joram-Ocozías; Joram-Joram; Ocozías-Joram (1 Re 16:29-2 Re 8:29); 3) el segundo período de relaciones tensas, desde Jehú en Israel y Atalía en Judá hasta la caída de Samaría en 722, en el año quinto de Oseas, rey de Israel.

Fecha de composición.
Para fijarla se dispone de criterios internos. Del texto se entresacan indicios que sugieren la composición del libro antes del exilio (1 Re 8:8; 9:21; 12:19; 2 Re 8:22; 16:6). La insistencia con que los profetas anuncian que no faltará nunca una lámpara en el trono de David se comprende mejor en tiempos anteriores al exilio (1 Re 11:26; 15:4; 2 Re 8:19). Por otra parte, otros textos suponen un origen posterior a la cautividad (2 Re c.24-25; 1 Re 4:24, etc.).
Una antigua tradición hebraica (Baba Bathra 14b) atribuía el libro a Jeremías a causa de las afinidades literarias e ideológicas del libro con la profecía de Jeremías. A esto se opone que el profeta inauguró su ministerio el año 13 de Josías (627), de lo que se infiere que hacia el año 561 contaba con una edad que oscilaba entre los noventa y los cien años. Además, la pretendida afinidad existe preferentemente en los capítulos 24-25 del segundo libro, que no formaban parte del texto primitivo. Según De Vaux, la composición hízose por etapas. Una primera redacción tuvo lugar entre el año 621 (2 Re 22:8ss) y el primer sitio de Jerusalén en 598. Su autor residía en Jerusalén; era probablemente sacerdote y entusiasta decidido de la reforma religiosa. Del libro hízose una segunda edición durante el exilio, o bien después del año 562, si se le atribuye 2 Re 25:22-30, o algo antes, en el caso de que el libro terminase con 2 Re 25:21. En esta segunda redacción el autor añadió la historia hasta el último rey de Judá, manteniéndose dentro de la misma línea deuteronómica, aunque el hecho de la ruina de Jerusalén le obliga a mostrarse más severo para con Judá, lo que le llevó a revisar algunos pasajes anteriores. Es visible su mano en 2 Re 21:7-15; 22:16-17. En realidad, ambos reinos son culpables (2 Re 17:7-20); pero también Israel se beneficia de la misericordia divina (2 Re 13:4-5.23). Durante el exilio se hicieron al libro otros retoques, tales como, probablemente, 2 Re 25:22-30. Después del exilio amplióse la oración de Salomón (1 Re 8:41-51). Pequeños detalles son posteriores a la traducción griega (200-150 a.C.).
De lo dicho se infiere que es opinión común entre los católicos que la composición definitiva del libro efectuóse durante el exilio, y más probablemente después del mismo. La finalidad histórico-religiosa del autor lo confirma,

Fin del autor sagrado.
A los pocos renglones de lectura cae el lector en la cuenta de que el libro tiende a probar que todos los males que han azotado a Israel y Judá son efecto de la infidelidad de los reyes y del pueblo al pacto de la alianza (2 Re 23:27). Como padre comportóse Dios para con su pueblo, ya premiando su conducta cuando seguía por las sendas del bien o castigándole en caso de desvío religioso, dispuesto siempre a perdonarle en caso de arrepentimiento. Por entregarse a la idolatría desapareció el reino de Israel; en cuanto al de Judá, le castigó Dios con la deportación a Babilonia, pero no lo destruyó totalmente a fin de mantener en pie la promesa del trono eterno hecha a David. Los libros de los Reyes pueden considerarse como un comentario a la profecía de Natán (2 Sam 7:12-16). Gomo se desprende de lo dicho, no quiere el autor sagrado escribir todo lo sucedido desde todos los puntos de vista en Israel y Judá desde la muerte de David hasta el exilio de Babilonia, sino más bien entresacar de la historia de Israel y Judá de aquellos cuatro siglos algunos hechos característicos que son sostén y base de la tesis religioso-histórica que intenta probar.

Fuentes de información.
El autor último inspirado echó mano de algunas fuentes históricas preexistentes para componer su libro. A veces las cita explícitamente, otras las utiliza sin que dé testimonio de ello. Las fuentes que cita son: 1) Libro de los hechos de Salomón (1 Re 11:41); 2) Libro de las Crónicas de los reyes de Judá (1 Re 14:29, etc.); 3) Libro de las Crónicas de los reyes de Israel (1 Re 14:19, etc.). Estos libros, o bien eran crónicas oficiales de los mencionados reinos 1, o escritos de algún sacerdote o profeta que consultó los archivos reales.
En cuanto a las fuentes implícitas, es difícil precisar su número e importancia en el escrito. Se distinguen comúnmente: 1) Historia de la familia de David (1 Re c.1-2); 2) Escrito sacerdotal (1 Re c.6-7); 3) Historia de Elías, de la que existen dos o más versiones; 4) Historia de Elíseo, menos homogénea todavía que la de Elías; 5) Escritos de origen pro/ético; 6) otras fuentes de procedencia indeterminada; 7) el archivo real, de donde, por ejemplo, procede la lista de ministros y prefectos de Salomón (1 Re 4:2-19).
Puede discutirse sobre el número de fuentes históricas que consultó el autor sagrado y sobre el grado en que las utilizó, modo en que lo hizo, si eran o no escritas; pero todos convienen en que el autor no las transcribió totalmente, sino que seleccionó aquello que conducía a probar su tesis.

Esquematismo histórico.
La historia sincrónica de los reyes de Judá y de Israel se dispone conforme al esquematismo siguiente: 1) nombre del nuevo rey, de sus padres y el año correspondiente al soberano contemporáneo de Israel o de Judá (1 Re 22:41, etc.); 2) edad del nuevo monarca y años que reinó (1 Re 22:42); 3) mención de algún hecho notable, remitiendo para un informe más amplio a determinadas fuentes (1 Re 16:8-14, etc.); 4) dictamen sobre el comportamiento religioso y cultual del rey; 5) noticia sobre la muerte y sepultura del rey y nombre del sucesor. Un esquema parecido se sigue para los monarcas de Judá desde la caída de Samaría hasta la cautividad. Dentro de los límites del rígido esquematismo, habla de la única dinastía reinante en Judá y de las nueve que se sucedieron en Israel: 1) Jeroboam-Nadab (931-909); 2) Baasa-Ela (909-885); 3) Zimbri (885); 4) Omrí-Ajab-Ócozías-Joram (885-841); 5) Jehú-Joacaz-Joás-Jeroboam II-Zacarías (841-743); 6) Selum (743); 7) Menajem-Pe-cajya (743-737); 8) Pecaj (737-732); 9) Oseas (732-724).

Historia religiosa.
Este compendio histórico tiene un acentuado carácter religioso, peí reinado de Salomón pone de relieve su sabiduría y prosperidad económica, por considerar todo ello como premio y bendición de Dios por la conducta religiosa y cultual del monarca. Esta prosperidad es efecto del temor de Dios: "Rico serás si temes a Dios y te apartas de todo pecado y haces lo que le es grato" (Tob 4:21).
A partir de la división del reino condena el autor la conducta de todos los reyes de Israel, diciendo de ellos que hicieron el mal a los ojos de Yahvé, siguiendo los pecados de Jeroboam (2 Re 13:2; 15:26-34, etc.); incluso de Zimbri, que reinó siete días, se dice: "Y murió por los pecados que él había cometido, haciendo lo malo a los ojos de Yahvé y marchando por los caminos de Jeroboam y dándose a los pecados que Jeroboam había cometido para hacer pecar a Israel" (1 Re 16:19). Oseas hizo lo malo a los ojos de Dios, "aunque no tanto como los reyes de Israel que le precedieron" (2 Re 17:2). De los reyes de Judá, unos reciben plena aprobación por su conducta y por haber quitado los lugares altos (2 Re 18:3-4; 22:2), a otros se les reprocha no haber procurado la unidad de santuario (1 Re 15:11-14; 22:43-44; 2 Re 12:3-4). Severo juicio merecen los reyes que "obraron el mal a los ojos de Yahvé," siguiendo el ejemplo de Ajab (2 Re 8:18), o se entregaron a la idolatría (2 Re 21:2; 22:21-22). Esta finalidad primaria del autor le llevó a pasar por alto multitud de hechos importantes que sucedieron durante los reinados de Omrí, Jeroboam II, Ajab, etc. Los hechos que se recogen se relacionan con cuestiones religiosas.
Más que una historia propiamente dicha, el libro de los Reyes es una compilación histórica y una interpretación religiosa de la historia. La conducta de los reyes es juzgada de conformidad a las leyes del Deuteronomio, cuyos principios fundamentales son: un solo Dios, un solo santuario. Los santuarios yahvísticos provinciales deben desaparecer (Deut c.12). Reflexiones, expresiones e ideas deuteronómicas hállanse esparcidas a lo largo y ancho del libro (1 Re 8:23; 29; 33-37; 53). Fórmulas deuteronómicas: 1 Re 2:2; 8:23-61. Fórmulas de Jeremías: 1 Re 9:7-8; 2 Re 17:13-20; 21:9-16; 22:16-19; 24:3-4 2.

Valor histórico del libro.
El autor del libro refiere fielmente ciertos hechos conducentes a probar su tesis; no escribe una historia completa, sino preferente-niente la historia religiosa de los reinos de Israel y de Judá. Dice Garofalo que la obra del autor es un trabajo de tesis, bastante parecido al que compuso Lactancio en su obra De mortibus persecutorum, en el cual no debe buscarse la historia económica, social y política de los dos reinos, sino la presencia de Dios, que dirige todos los acontecimientos terrenos y da premio o envía el castigo según el mérito o demérito. En el fondo, añade, la historia del libro de los Reyes es una historia vista con los ojos de Dios.

El libro de los Reyes en el marco de la historia universal.
En el comentario hemos tratado siempre de encuadrar la historia del pueblo judío dentro del marco de la historia universal; a él remitimos. Basta anotar aquí que, además de los pueblos circunvecinos, influyeron en Israel los imperios de Egipto, Babilonia y Asiría. Sheshonq fundó la XX dinastía hacia los años 950-929; Salmana-sar III, rey de Asiría, hizo sentir su presencia en Occidente; en 853 tuvo lugar la batalla famosa de Qarqar. Otros tres reyes asirios pesaron sobre el reino del Norte: Teglatfalasar III (745-727), Salmanasar V (726-722), Sargón (721-705). Sobre Judá actuaron: Senaquerib (704-681), Asaraddón (680-669), Asurbanipal (668-628). Funesto para Judá fue sobre todo el rey de Babilonia Nabucodonosor (605-562). Ambas historias se completan, pero no se contradicen.

Cronología.
Es un punto difícil de resolver; San Jerónimo renunció a solucionar este problema. Modernamente son muchos los autores que se dedican a esta tarea, habiendo logrado alentadores resultados, aunque no hayan logrado conclusiones definitivas. Las dificultades que engendran los datos cronológicos proceden de múltiples causas; a veces las fuentes utilizadas traían datos inexactos; otras veces se han interpretado mal ciertos datos; algunas corregencias han provocado la adición de cifras que sólo corresponden en parte al monarca contemporáneo. Algunos datos cronológicos de Asiría dan luz sobre la cronología del libro de los Reyes:

853: Batalla de Qarqar, reinando Ajab en Israel.
841: Tributo de Jehú.
738: Tributo de Menajem.
732: Empieza el reinado de Oseas.
721: Toma de Samaría.
701: Invasión de Senaquerib.
598: Primera deportación de Judá.
587: Caída de Jerusalén.

Los años del reinado de los reyes de Israel y de Judá que damos en el comentario son aproximados.

Doctrina religiosa.
Hemos hecho notar el carácter religioso de la historia que se narra en nuestro libro. Su autor tiene puesta su mirada en el templo de Jerusalén, el santuario donde tiene su asiento Yahvé; en él debe concentrarse el culto que se le debe. En todo el libro se recuerda que sólo existe un Dios: Yahvé; un solo santuario legítimo: el templo de Jerusalén. Pero, aunque Yahvé tenga su asiento en Jerusalén, domina aun fuera de los límites de Palestina; tiempo vendrá en que todas las naciones reconocerán a Yahvé por único Dios (1 Re 8:60). Dios no admite rivales, que nada son; exige que se guarden sus mandamientos y leyes; a los fieles les premiará aun en vida; a los que le abandonan castigará. Pero no quiere Dios la muerte del pecador ni la ruina de la nación que ha tomado bajo su protección. En último término es el hombre el que teje su porvenir feliz o desgraciado; es el pueblo judío el que labra su destino, el que prepara la caída de Samaría y la de Jerusalén.

1 J. A. Montgomery, Archíval Data in the Book ofKings: JBL 53 (1924) 46-52.
2 A Robeft, Historique (Genres): DBS 14-15.


Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

Patrocinio

Notas

II Reyes  9,1-37

Un profeta unge a Jehú por rey (9:1-10).
1 Elíseo, profeta, llamó a uno de los hijos de los profetas y le dijo: Cíñete los lomos, toma esta redoma de óleo y vete a Ramot Galaad. 2 Cuando llegues, busca a Jehú, hijo de Josafat, hijo de Nimsi. Le haces que se levante de entre sus compañeros y le llevas aparte, a una cámara retirada, 3 y, tomando la redoma de óleo, lo derramas sobre su cabeza, diciéndole: Así habla Yahvé i Yo te unjo por rey de Israel. Abres luego la puerta y huyes sin detenerte. 4 El joven servidor del profeta partió para Ramot Galaad; 5 y cuando llegó, estaban los jefes del ejército reunidos, y dijo: Jefe, tengo que decirte una cosa. Jehú le preguntó: ¿A quién de nosotros? El respondió: A ti, ¡oh jefe! 6 Levantóse Jehú y entró en casa, y el joven derramó sobre su cabeza la redoma de óleo, diciéndole: Así habla Yahvé, Dios de Israel: Yo te unjo rey de Israel, del pueblo de Yahvé. 7 Tú herirás a la casa de Ajab, tu señor, y vengarás en Jezabel la sangre de mis siervos, los profetas, y la sangre de todos los siervos de Yahvé. 8 Toda la casa de Ajab perecerá; yo exterminaré a todos cuantos pertenecen a Ajab, al esclavo y al libre de Israel, 9 y haré la casa de Ajab semejante a la casa de Jeroboam, hijo de Nabat, y a la casa de Basa, hijo de Ajiya. 10 Los perros comerán a Jezabel en el campo de Jezrael, y no habrá nadie que le dé sepultura. Después, el hombre abrió la puerta y huyó.

El encargo hecho a Elías (1Re_19:16) lo cumple por orden de Elíseo uno de los hijos de los profetas. No se sabe el punto de partida, pero el mensajero recibe la orden de ir a Ramot Galaad y ungir por rey de Israel al general Jehú, que, en ausencia del rey, herido en Jezrael, estaba al frente de las tropas. El viaje de ida y vuelta tenía que ser rápido, lo que se indica con la frase cíñete los lomos (1Re_4:29) y la advertencia de que, una vez cumplida su misión, huyera sin detenerse (? 2Cr_8:10).
En Israel reinaba el descontento. En el interior, el excesivo lujo de palacio reclamaba constantemente el aumento de les impuestos. La conducta religiosa de la corte le restaba la simpatía y colaboración de muchos que odiaban la importación del culto de Baal de Fenicia (1Re_19:18). A Elíseo poca simpatía le inspiraba Joram (1Re_3:13) En el exterior había perdido el rey la guerra con los moabitas (1Re_3:27); habíase indispuesto con Jazael en unos momentos en que pesaba sobre ambos la amenaza de Asiría. Joram era un rey marioneta, movido por su madre Jezabel.
El profeta llegó a Ramot, llamó aparte a Jehú, a quien ungió por rey, excediéndose acaso el joven profeta en el hablar, al recitar la amenaza que pronunció Elías contra Ajab (1Re_21:21-23). A Jezabel se la hace responsable de la muerte de los profetas de Yahvé (1Re_18:4; 1Re_19:10). Pero es posible que se le atribuyan más cosas de las que dijo. Según el P. De Vaux, el autor del libro añadió los oráculos contra Ajab, Jeroboam (1Re_14:10-11) y Basa (1Re_16:3-4). En el relato primitivo no figuraba nada de esto; el joven profeta, obediente a las disposiciones impartidas por su maestro, ungió a Jehú por rey y marchó sin proferir palabra alguna.

Rebelión de Jehú (1Re_9:11-37).
11 Cuando salió Jehú para reunirse con los servidores de su señor, le dijeron éstos: ¿Va todo bien? ¿Por qué ha venido a ti ese loco? Jehú respondió: Sguramente conocéis al hombre y sabéis lo que me ha dicho. 12 Ellos respondieron: No es verdad. Explícanos lo que ha dicho. El entonces dijo: Esto y esto es lo que ha dicho: Así habla Yahvé: Yo te unjo por rey de Israel. 13 En seguida tomaron todos sus mantos y los pusieron debajo de él en las gradas, y, haciendo sonar las trompetas, gritaron: ¡Jehú, rey! 14 Así conspiró Jehú, hijo de Josafat, hijo de Nimsi, contra Joram. Joram defendía con todo Israel a Ramot Galaad contra Jazael, rey de Siria; 15 pero el rey Joram había tenido que volverse para curarse en Jezrael de las heridas que los sirios le habían hecho cuando combatía centra Jazael, rey de Siria. Jehú dijo: Pues que lo queréis, sea; pero que no salga de la ciudad nadie que pueda llevar la noticia a Jezrael. 16Jehú subió a su carro y partió para Jezrael, pues Joram estaba allí en cama, y Ocozías, rey de Judá, había bajado a verle. 17 El centinela que estaba en la torre de Jezrael vio venir a la tropa de Jehú y dio la noticia: Veo venir una tropa. Joram dijo: Manda que salga a su encuentro uno de a caballo para saber si es de paz. 18 Salió el jinete, se presentó a Jehú y preguntó: Así habla el rey: ¿Es la paz? Jehú respondió: ¿Qué te importa a ti la paz? Vuélvete detrás de mí. El centinela dio luego el aviso, diciendo: El mensajero ha llegado hasta ellos, pero no vuelve. 19 Entonces se mandó otro a caballo, que, llegado a ellos, preguntó: Así habla el rey: ¿Hay paz? Y Jehú respondió: ¿Qué te importa a ti la paz? Vuélvete detrás de mí. 20 El centinela volvió a decir: También éste ha llegado a ellos y no vuelve; mas, al parecer, por la marcha, el que viene es Jehú, hijo de Nimsi, porque viene con mucho ímpetu. 21 Entonces Joram dijo: Engancha; y enganchado que fue su carro, salió Joram, rey de Israel, y Ocozías, rey de Judá, cada uno en su carro. Salieron al encuentro de Jehú, a quien hallaron en la heredad de Nabot de Jezrael. 22 En cuanto vio Joram a Jehú le preguntó: ¿Hay paz, Jehú? Y éste respondió: ¿Qué paz mientras duren las prostituciones de Je-zabel, tu madre, y sus muchas hechicerías? 23 Entonces Joram, volviendo grupas, huyó y dijo a Ocozías; ¡Traición, Ocozías ! 24 Pero Jehú tendió su arco e hirió a Joram entre las espaldas, saliéndole la flecha por el corazón, y Joram cayó en su carro. 25 Jehú dijo a su oficial Bidcar: Tomalo y tírale en el campo de Nabot de Jezrael, pues me acuerdo de que, cuando yo y tú íbamos juntos a caballo detrás de Ajab, su padre, Yahvé pronunció contra él la sentencia, diciendo: 26 Yo he visto ayer la sangre de Nabot y de sus hijos, dice Yahvé, y yo te daré su merecido en esta misma heredad. Tomalo pues, y tírale a ese campo, según la palabra de Yahvé. 27 Ocozías, rey de Judá, que vio esto, huyó por el camino de Bet Ganim; pero Jehú le persiguió, diciendo: También a él. Y le hirieron en el carro en la subida de Gur, cerca de Jibleam; él siguió hasta Megid-do, pero allí murió. 28 Sus servidores le trasladaron en un carro a Jerusalén y le sepultaron en la sepultura de sus padres, en la ciudad de David. 29 Ocozías había comenzado a reinar el año once de Joram, hijo de Ajab. 30 Jehú entró en Jezrael. Sabiéndolo Jezabel, se pintó los ojos, se peinó y se puso a mirar a una ventana. 31 Al pasar Jehú por la puerta, le gritó: ¿Le salió bien la cosa a Zimbri, asesino de su señor? 32 El alzó el rostro hacia la ventana y preguntó: ¿Quién eres tú para que quieras contender conmigo? Entonces miraron por la ventana dos o tres eunucos, 33 y él les mandó: Echadla abajo; y ellos la echaron, y su sangre salpicó los muros y los caballos; Jehú la pisoteó con sus pies, 34 y después entró, comió, bebió y dijo: Id a ver a esa maldita y enterradla, que al fin es hija de rey. 35Fueron para enterrarla; pero no hallaron de ella más que el cráneo, los pies y las palmas de las manos. 36 Volvieron a dar cuenta a Jehú, que dijo: Es la amenaza que había hecho Yahvé por su siervo Elías tisbita, diciendo: Los perros comerán la carne de Jezabel en el campo de Jezrael, 37y el cadáver de Jezabel será como estiércol sobre la superficie del campo, en el campo de Jezrael, de modo que nadie podrá decir: Esta es Jezabel.

El profeta atrajo la atención de la oficialidad tanto por su condición de profeta extático como por su atuendo externo y sus modales rústicos, andar alocado y quizá por la tonsura que llevaba (Jer_29:26; Ose_9:7). Sin embargo, todos demuestran su ansia por conocer el porqué de la llegada de aquel loco. Al enterarse, todos reconocieron a Jehú por rey. Tomaron inmediatamente sus mantos, que extendieron ante Jehú (Mat_21:8). Una vez declarado rey, trató Jehú (841-814) de deshacerse cuanto antes del impopular Joram. Prohibió que nadie se adelantara a anunciarle lo sucedido. Acompañado de un grupo de soldados y de su ayudante Bidcar (v.25), montó en su carro y se dirigió a Jezrael, donde hallábanse los reyes de Israel y de Judá. Desde lejos apercibió su llegada el centinela. A los dos reyes no les pareció de buen augurio la llegada intempestiva del general del ejército, por lo que decidieron enganchar sus carros y salir le al encuentro, alcanzándolo en la heredad de Nabot de Jezrael. Joram creía ver en todo ello un revés militar en Ramot Galaad, no una rebelión. El choque entre los reyes y Jehú fue violento. Sin apearse del carro disparó Jehú una flecha contra Joram, atravesándole el corazón. Su cadáver fue arrojado en el campo de Nabot, la inocente víctima de Ajab (1Re_21:1-29). Ocozías pudo huir por el camino de Bet Hagan, en las cercanías de Engannim, el actual Djenin (Jos_19:21; Jos_21:29), pero le persiguió Jehú, hiriéndole al llegar a la subida de Gur, cerca de Jibleam (Jos_17:11; Jue_1:27), hoy tell Belameh, al mediodía de Djenin, arrastrándose hasta Megiddo (tell él-Musellim), donde murió exangüe. Numerosos príncipes y altos funcionarios de Judá fueron asesinados en Bed Equed, llanura de Beit Qad, cerca de Djenin (Jue_10:12-14). La misma suerte corrió la familia real.
Al entrar Jehú en Jezrael divisó a la impía Jezabel apoyada en el alféizar de una ventana de palacio. Jezabel alude al reinado efímero de Zimbri (siete días), asesino de Ela (1Re_16:15-18). Murió Jezabel en un charco de sangre, pisoteada por los caballos de la comitiva de Jehú. Dice el texto que Jehú la pisoteó con sus pies. A su cadáver no se dio sepultura. De ahí las palabras de Jehú de que el cadáver de Jezabel será como estiércol sobre el campo de Jezrael. Según Jeremías (1Re_8:2; 1Re_9:21; 1Re_6:4; 1Re_25:33), el cadáver sin recibir sepultura es como un estercolero esparcido por el campo. Tuvo el rey compasión de la reina y mandó que la enterrasen, porque, al fin, era hija de rey. Al ir a cumplimentar la orden de Jehú, los comisionados no encontraron más que el cráneo, pies y las palmas de las manos, lo que hizo exclamar a Jehú que el oráculo de Elías habíase cumplido en todos sus pormenores: privación de sepultura, devorado su cadáver por los perros, abandonado sobre el campo y tan desfigurado que nadie podrá decir: Esta es Jezabel (1Re_21:23).