Ezequiel  30 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 26 versitos |
1 La palabra del Señor me llegó en estos términos:
2 Profetiza, hijo de hombre, y di: Así habla el Señor: Giman, diciendo: "¡Ay! ¡Qué día!".
3 Porque se acerca un día, se acerca el día del Señor. Será un día cargado de nubarrones, el tiempo de las naciones.
4 La espada penetrará en Egipto, Cus se retorcerá de espanto, cuando caigan las víctimas en Egipto, cuando sean arrebatadas sus riquezas y derruidos sus cimientos.
5 Cus, Put y Lud, toda esa mezcla de pueblos, y los libios, y los hijos del país de la Alianza, caerán con ellos bajo la espada.
6 Así habla el Señor: Caerán los que sostienen a Egipto. se derrumbará su arrogante poderío: desde Migdol hasta Siene, todos caerán bajo la espada -oráculo del Señor-.
7 Serán los más desolados entre los países desolados y sus ciudades estarán entre las ciudades en ruinas. Y sabrán que yo soy el Señor,
8 cuando prenda fuego a Egipto y sean destrozados todos los que lo apoyan.
9 Aquel día, mensajeros enviados por mí partirán en barco, para dar la alarma en Cus, que vive confiada. Ellos se estremecerán de espanto en el día de Egipto, que ya está por llegar.
10 Así habla el Señor: Yo haré cesar el tumulto de Egipto por la mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia,
11 El y su pueblo, la más feroz de las naciones, serán llevados para arrasar el país.
12 Convertiré en tierra seca los canales del Nilo y venderé el país a gente malvada. Devastaré el país y todo lo que hay en él por manos de extranjeros. Yo, el Señor, he hablado.
13 Así habla el Señor: Haré desaparecer los ídolos y acabaré con los falsos dioses de Nof. No habrá más un príncipe en Egipto y haré cundir el terror en ese país.
14 Devastaré a Patrós, incendiaré a Soán e infligiré justos castigos a No.
15 Derramaré mi furor en Sin -la plaza fuerte de Egipto- y extirparé el tumulto de No.
16 Prenderé fuego a Egipto, Sin se retorcerá de dolor, se abrirán brechas en No y los adversarios de No la ocuparán en pleno día.
17 Los jóvenes de On y de Pi Béset caerán bajo la espada y esas mismas ciudades irán al cautiverio.
18 En Tafnis el día de oscurecerá, cuando yo quiebre allí el cetro de Egipto y se acabe su arrogante poderío. A ella la cubrirá un nubarrón y sus hijas irán al cautiverio.
19 Infligiré justos castigos a Egipto, y se sabrá que yo soy el Señor.
20 En el año undécimo, el día siete del primer mes, la palabra del Señor me llegó en estos términos:
21 Hijo de hombre, yo quiebro el brazo del Faraón, rey de Egipto; y nadie lo cura dándole medicamentos y aplicándole un vendaje, para que se fortalezca y pueda empuñar la espada.
22 Por eso, así habla el Señor: Aquí estoy contra el Faraón, rey de Egipto: yo quebraré sus dos brazos -el sano y el roto- y haré caer la espada de su mano.
23 Dispersaré a los egipcios entre las naciones y los diseminaré entre los países.
24 Pero fortaleceré los brazos del rey de Babilonia y pondré mi espada en su mano; y quebraré los brazos del Faraón, que lanzará gemidos delante de él como un herido de muerte.
25 Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, mientras que al Faraón se le caerán los brazos. Y cuando ponga mi espada en la mano del rey de Babilonia y él la extienda contra el país de Egipto, se sabrá que yo soy el Señor.
26 Dispersaré a los egipcios entre las naciones y los diseminaré por los países. Entonces se sabrá que yo soy el Señor.

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Introducción a Ezequiel 


Ezequiel

En el 597 a. C., Nabucodonosor, rey de Babilonia, realizó una campaña contra Jerusalén. El rey Joaquín se rindió después de soportar un breve asedio y tuvo que pagar un pesado tributo. Como consecuencia de esta primera invasión, el reino davídico no quedó destruido, pero sí considerablemente diezmado. En efecto, con el fin de reafirmar su soberanía sobre Judá, Nabucodonosor destituyó a Joaquín y lo llevó cautivo a Babilonia con varios miles de deportados, entronizando en su lugar a Sedecías (17. 12-14; 2Ki_24:8-17 ). Entre las víctimas de aquella primera deportación se encontraba un sacerdote de Jerusalén, llamado EZEQUIEL, nombre que significa "Dios es fuerte", o bien, "Que Dios fortalezca". El lugar de su destierro fue una colonia de exiliados instalada en Tel Aviv, población situada junto al río Quebar, en las cercanías de Babilonia. Allí vivía acompañado de su esposa, cuando tuvo la deslumbrante visión que lo convirtió en profeta del Señor. A partir de ese momento, ejerció su actividad profética a lo largo de más de veinte años, entre el 593 y el 571 a. C.
La pertenencia de Ezequiel a la clase sacerdotal dejó una huella profunda en su mensaje. Así lo manifiestan su interés por las instituciones cultuales, su preocupación por separar lo sagrado de lo profano ( 2Ki_45:1-6 ; 2Ki_48:9-14 ), su horror por las impurezas legales ( 2Ki_4:14 ; 2Ki_44:6-8 ) y su competencia para resolver casos de moral y derecho, función esta específica de los sacerdotes ( 2Ki_20:1 ). Pero su máxima preocupación es el Templo, ya sea el Templo presente, contaminado por toda suerte de ritos idólatras ( 2Ki_8:1-18 ), ya sea el Santuario de la nueva Jerusalén, donde la Gloria del Señor habitará para siempre ( 2Ki_43:1-9 ) y cuyo diseño él describe minuciosamente (caps. 40-48). El pensamiento y el estilo de Ezequiel están hondamente arraigados en la tradición sacerdotal, así como los de su contemporáneo Jeremías reflejan cierta influencia de la corriente "deuteronomista".
Sin embargo, Ezequiel fue ante todo un profeta. El Señor lo estableció como "un presagio para el pueblo de Israel" ( 2Ki_12:6 ; 2Ki_24:24 ), y él puso en evidencia ante los exiliados en Babilonia que había "un profeta en medio de ellos" ( 2Ki_2:5 ; 2Ki_33:33 ). Su función fue semejante a la del "centinela", encargado de dar el grito de alerta ante la inminencia del peligro y, al mismo tiempo, responsable de aquellos que se perdían por no haber sido alertados oportunamente ( 2Ki_3:16-21 ).
A través de sus escritos, Ezequiel se manifiesta como una personalidad sumamente desconcertante. El lector queda desorientado ante sus sorprendentes acciones simbólicas ( 2Ki_4:1-3 ; 2Ki_5:1-4 ; 2Ki_12:1-20 ), ante sus posturas extravagantes ( 2Ki_4:4-8 ) y sus transportes extáticos ( 2Ki_11:1-13 ; 2Ki_37:1-14 ; 2Ki_40:1-4 ). Estos mismos elementos ya habían aparecido en otros profetas anteriores a él. Pero mientras que Oseas, Isaías o Jeremías se valen de ellos con cierta discreción, Ezequiel parece complacerse en emplearlos hasta resultar chocante. Por ese modo de proceder, se lo ha tachado de "excéntrico" e incluso se ha pensado que padecía de ciertas perturbaciones síquicas. Lo cierto es que poseía un genio excepcionalmente sensible e imaginativo, a la vez que complejo y paradójico. Era un "visionario" en el mejor sentido del término. Pero eso no le impedía expresarse a veces con la fría precisión de un jurista y la sutileza de un casuista o bien detenerse minuciosamente en la seca enumeración de detalles arquitectónicos.
El libro de Ezequiel aparece a primera vista como un conjunto sólidamente estructurado. Después de la introducción dedicada a relatar la vocación del profeta (1. 4-3. 21), siguen cuatro partes que tratan temas bien definidos. Dentro de este plan lógico, es fácil descubrir algunas repeticiones, interrupciones bruscas y ampliaciones, debidas en gran parte al trabajo redaccional de los discípulos del profeta, que dieron al Libro su forma definitiva.
Los grandes temas de Ezequiel han encontrado un profundo eco en el Nuevo Testamento, sobre todo en el Evangelio según san Juan. La Morada definitiva de Dios entre los hombres, anunciada por Ezequiel (37. 27), es Jesucristo ( Joh_1:14 ). Él es también el Buen Pastor que congrega a su Pueblo ( Joh_34:11-16 ; Joh_10:11-16 ), lo hace renacer por el agua y el Espíritu ( Joh_36:25-27 ; Joh_3:5 ) y le da la Vida ( Joh_37:1-14 ; Joh_11:25-26 ). Las visiones de Ezequiel son asimismo el punto de partida de casi todas las imágenes con que el Apocalipsis describe la Nueva Jerusalén, cuyo Templo "es el Señor Dios todopoderoso y el Cordero" ( Rev_21:22 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Ezequiel  30,1-26

13. "Nof" es el nombre hebreo de Menfis, la capital del Bajo Egipto, situada sobre la ribera del Nilo, cerca de El Cairo.

14. "No" es la Tebas de los griegos, capital del Alto Egipto.

17. "On" y "Pi Béset" eran dos ciudades egipcias llamadas por los griegos Heliópolis y Bubastis.