Genesis 19 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 38 versitos |
1 Los dos ángeles llegaron a Sodoma al atardecer, mientras Lot estaba sentado a la puerta de la ciudad. Al verlos, se levantó para saludarlos, e inclinándose hasta el suelo,
2 les dijo: "Les ruego, señores, que vengan a pasar la noche en casa de este servidor. Lávense los pies, y mañana bien temprano podrán seguir viaje". "No, le respondieron ellos, pasaremos la noche en la plaza".
3 Pero él les insistió tanto, que al fin se fueron con él y se hospedaron en su casa. Lot les preparó una comida, hizo cocinar galletas sin levadura, y ellos comieron.
4 Aún no se habían acostado, cuando los hombres de la ciudad, los hombres de Sodoma, se agolparon alrededor de la casa. Estaba la población en pleno, sin excepción alguna, desde el más joven hasta el más viejo.
5 Entonces llamaron a Lot y le dijeron: "¿Dónde están esos hombres que vinieron a tu casa esta noche? Tráelos afuera para que tengamos relaciones con ellos".
6 Lot se presentó ante ellos a la entrada de la casa, y cerrando la puerta detrás de sí,
7 dijo: "Amigos, les suplico que no cometan esa ruindad.
8 Yo tengo dos hijas que todavía son vírgenes. Se las traeré, y ustedes podrán hacer con ellas lo que mejor les parezca. Pero no hagan nada a esos hombres, ya que se han hospedado bajo mi techo".
9 Ellos le respondieron: "Apártate de ahí". Y añadieron: "Este individuo no es más que un inmigrante, y ahora se pone a juzgar. A ti te trataremos peor que a ellos". Luego se abalanzaron violentamente contra Lot, y se acercaron para derribar la puerta.
10 Pero los dos hombres, sacando los brazos, llevaron a Lot adentro y cerraron la puerta.
11 Y a todos los que estaban a la entrada de la casa, pequeños y grandes, los hirieron con una luz enceguecedora, de manera que no pudieron abrirse paso.
12 Después los hombres preguntaron a Lot: "¿Tienes aquí algún otro pariente? Saca de este lugar a tus hijos e hijas y a cualquier otro de los tuyos que esté en la ciudad.
13 porque estamos a punto de destruir este lugar: ha llegado hasta la presencia del Señor un clamor tan grande contra esta gente, que él nos ha enviado a destruirlo".
14 Entonces Lot salió para comunicar la noticia a sus yernos, los que iban a casarse con sus hijas. "¡Pronto!, les dijo, abandonen este lugar, porque el Señor va a destruir la ciudad". Pero sus yernos pensaron que estaba bromeando.
15 Al despuntar el alba, los ángeles instaron a Lot, diciéndole: "¡Vamos! Saca a tu mujer y a tus dos hijas que están aquí, para que no seas aniquilado cuando la ciudad reciba su castigo".
16 Como él no salía de su asombro, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y lo sacaron de la ciudad para ponerlo fuera de peligro, porque el Señor tuvo compasión de él.
17 Después que lo sacaron, uno de ellos dijo: "Huye, si quieres salvar la vida. No mires hacia atrás, ni te detengan en ningún lugar de la región baja. Escapa a las montañas, para no ser aniquilado".
18 Lot respondió: "No, por favor, Señor mío.
19 Tú has sido bondadoso con tu servidor y me has demostrado tu gran misericordia, salvándome la vida. Pero yo no podré huir a las montañas, sin que antes caigan sobre mí la destrucción y la muerte.
20 Aquí cerca hay una ciudad -es una población insignificante- donde podré refugiarme. Deja que me quede en ella, ya que es tan pequeña, y así estaré a salvo".
21 Entonces él le respondió: "Voy a complacerte una vez más: no destruiré la ciudad de la que hablas.
22 Pero apúrate; refúgiate en ella, porque no podré hacer nada hasta que llegues allí". Por eso la ciudad recibió el nombre de Soár, que significa "pequeño poblado".
23 Cuando el sol comenzó a brillar sobre la tierra, Lot entró en Soár.
24 Entonces el Señor hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego que descendían del cielo.
25 Así destruyó esas ciudades y toda la extensión de la región baja, junto con los habitantes de las ciudades y la vegetación del suelo.
26 Y como la mujer de Lot miró hacia atrás, quedó convertida en una columna de sal.
27 A la madrugada del día siguiente, Abraham regresó al lugar donde había estado en la presencia del Señor.
28 Cuando dirigió su mirada hacia Sodoma, Gomorra y toda la extensión de la región baja, vio un humo que subía de la tierra, como el humo de un horno.
29 Así, cuando Dios destruyó las ciudades de la región baja, se acordó de Abraham, librando a Lot de la catástrofe con que arrasó las ciudades donde él había vivido.
30 Lot salió de Soár y subió a la montaña, donde se radicó con sus dos hijas, porque tuvo miedo de quedarse en Soár. Allí se instaló con ellas en una caverna.
31 Entonces la mayor dijo a la menor: "Nuestro padre está viejo y no hay ningún hombre en el país para que se una con nosotras como lo hace todo el mundo.
32 Emborrachémoslo con vino y acostémonos con él; así, por medio de nuestro padre, tendremos una descendencia".
33 Esa noche dieron de beber a su padre, y la mayor se acostó con él, sin que él se diera cuenta de lo que sucedía.
34 A la mañana siguiente, la mayor dijo a la menor: "Anoche me acosté con mi padre, y acuéstate tú con él. Así tendremos una descendencia".
35 Esa noche volvieron a dar de beber a su padre, y la menor se acostó con él, sin que él se diera cuenta de lo que sucedía.
36 Las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su padre:
37 la mayor tuvo un hijo y lo llamó Moab, que es el padre de los actuales moabitas.
38 También la menor tuvo un hijo y lo llamó Ben Amí, que es el padre de los actuales amonitas.

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Introducción a Genesis


Génesis

GÉNESIS es una palabra griega, que significa "origen". El primer libro de la Biblia lleva ese nombre, porque trata de los orígenes del universo, del hombre y del Pueblo de Dios.
El libro del Génesis se divide en dos grandes partes. La primera es denominada habitualmente "Historia primitiva", porque presenta un amplio panorama de la historia humana, desde la creación del mundo hasta Abraham (caps. 1-11). La segunda narra los orígenes más remotos del pueblo de Israel: es la historia de Abraham, Isaac y Jacob, los grandes antepasados de las tribus hebreas. Al final de esta segunda parte, adquiere particular relieve la figura de José, uno de los hijos de Jacob, ya que gracias a él su padre y sus hermanos pudieron establecerse en Egipto. La historia de los Patriarcas se cierra con el anuncio del retorno de los israelitas a la Tierra prometida, cuyo cumplimiento comienza a relatarse en el libro del Éxodo.
Estas dos partes presentan notables diferencias en cuanto a la forma literaria y al contenido, pero están íntimamente relacionadas. El Génesis se remonta primero a los orígenes del mundo y de la humanidad. Luego, mediante una serie de genealogías cada vez más restringidas, establece una sucesión ininterrumpida entre Adán, el padre de la humanidad pecadora, y Abraham, el padre del Pueblo elegido. Este vínculo genealógico pone bien de relieve que la elección de Abraham no fue un simple hecho al margen de la historia humana. La elección divina no era un privilegio reservado para siempre a una sola persona o a una sola nación. Si Dios manifestó su predilección por Abraham y por la descendencia nacida de él, fue para realizar un designio de salvación que abarca a todos los pueblos de la tierra.
En la redacción final del libro del Génesis, se emplearon elementos de las tradiciones "yahvista", "elohísta" y "sacerdotal". Esta última fuente tiene una importancia especial en el conjunto de la obra, debido a que constituye la base literaria en la que se insertaron las otras tradiciones.
Los primeros capítulos del Génesis ofrecen una dificultad muy particular para el hombre de hoy. En ellos se afirma, por ejemplo, que Dios creó el universo en el transcurso de una semana, que modeló al hombre con barro y que de una de sus costillas formó a la mujer. ¿Cómo conciliar estas afirmaciones con la visión del universo que nos da la ciencia? La dificultad se aclara si tenemos en cuenta que el libro del Génesis no pretende explicar "científicamente" el origen del universo ni la aparición del hombre sobre la tierra. Con las expresiones literarias y los símbolos propios de la época en que fueron escritos, esos textos bíblicos nos invitan a reconocer a Dios como el único Creador y Señor de todas las cosas. Este reconocimiento nos hace ver el mundo, no como el resultado de una ciega fatalidad, sino como el ámbito creado por Dios para realizar en él su Alianza de amor con los hombres. La consumación de esa Alianza serán el "cielo nuevo" y la "tierra nueva" ( Isa_65:17 ; Rev_21:1 ) inaugurados por la Resurrección de Cristo, que es el principio de una nueva creación.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Genesis 19,1-38

26. El folklore israelita explica con esta leyenda la forma de una roca o de una formación salina, situada al sudoeste del Mar Muerto.

30-38. Este relato utiliza probablemente una tradición de los moabitas y amonitas, que en su forma original no constituía un vituperio sino un motivo de orgullo: ellos podían gloriarse de un origen, que mostraba la heroica decisión de sus madres y aseguraba la pureza de su raza. En efecto, convencidas de que su padre y ellas eran los únicos sobrevivientes, y llevadas por el deseo de ser madres y de perpetuar la raza, las hijas de Lot emplean el único recurso disponible. Y de hecho, no se avergüenzan del origen de sus hijos, sino que lo dejan consignado en sus nombres: mediante una etimología popular, los nombres de Moab y Ben Amí (Amón) se explican respectivamente como "salido del padre" e "hijo de mi pariente". Como la legislación israelita condena severamente las relaciones incestuosas ( Lev_5:18), este motivo de gloria se convierte en una burla mordaz contra los dos pueblos enemigos.