Numeros  32 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 42 versitos |
1 Los rubenitas y los gaditas tenían una enorme cantidad de ganado. Al ver que las regiones de Iázer y de Galaad eran un terreno apto para el ganado,
2 fueron a ver a Moisés, al sacerdote Eleazar y a los jefes de la comunidad, y les dijeron:
3 "Atarot, Dibón, Iázer, Nimrá, Jesbón, Elalé, Sebán, Nebo y Beón
4 -la tierra que el Señor ha conquistado para la comunidad de Israel- es un terreno apto para el ganado, y nosotros, tus servidores, tenemos una gran cantidad.
5 Si estás dispuesto a hacernos un favor, continuaron diciendo, que se nos dé esa tierra en posesión. No nos hagas cruzar el Jordán".
6 Pero Moisés respondió a los gaditas y a los rubenitas: "¿Así que ustedes se quedarán aquí, mientras sus hermanos van a la guerra?
7 ¿Por qué desalientan a los israelitas para no crucen al país que el Señor les ha dado?
8 Esto es lo hicieron sus padres cuando yo los envié desde Cadés Barné a reconocer el país.
9 Después que fueron al valle de Escol y vieron al país, ellos desalentaron a los israelitas, a fin de que no invadieran la tierra que el Señor les había dado.
10 Por eso, aquel día el Señor se indignó y pronunció este juramento:
11 "Ninguno de los hombres mayores de veinte años que salieron de Egipto verá la tierra que prometí con el juramente a Abraham, a Isaac y a Jacob, porque ellos me han sido infieles.
12 Ninguno, excepto Caleb, hijo de Iefuné, el quenizita, y Josué, hijo de Nun, que permanecieron fieles al Señor".
13 Así se indignó el Señor contra Israel y los hizo andar errantes por el desierto, hasta que desapareció toda aquella generación que había desagradado al Señor.
14 Y ahora ustedes, raza de pecadores, ocupan el lugar de sus padres para añadir todavía más al enojo del Señor contra Israel.
15 Si se apartan del Señor, él los dejará todavía en el desierto, y así ustedes causarán la ruina de todo este pueblo".
16 Entonces ellos se acercaron a Moisés, y le dijeron: "Quisiéramos hacer aquí corrales para nuestro ganado y poblados para nuestros hijos.
17 Nosotros, en cambio, tomaremos las armas para ir a la vanguardia de los israelitas, hasta que los hayamos introducido en el lugar de su destino. Mientras tanto, nuestros hijos permanecerán en ciudades fortificada, al resguardo de los habitantes del país.
18 No volveremos a nuestros hogares hasta que cada israelita haya tomado posesión de su propiedad hereditaria.
19 Y no nos repartiremos con ellos la herencia al otro lado del Jordán, porque ya nos ha tocado una parte en el lado oriental".
20 Moisés les respondió: "Si ustedes proceden así, si toman las armas para combatir a las órdenes del Señor,
21 y si cada guerrero cruza el Jordán, bajo las órdenes del Señor, hasta que expulse a sus enemigos delante de él,
22 y el país le quede sometido, ustedes podrán volver. Así quedarán libres de toda obligación respecto del Señor y respecto de Israel, y esa tierra será posesión de ustedes delante del Señor.
23 Pero si no proceden de esa manera, habrán pecado contra el Señor, y pueden estar seguros de que su pecado los condenará.
24 Construyan poblados para sus hijos y corrales para su ganado, pero cumplan los que han prometido".
25 Los gaditas y los rubenitas respondieron a Moisés: "Tus servidores, señor, harán lo que tú les mandas.
26 Nuestros niños, nuestras mujeres, nuestros rebaños y todo nuestro ganado quedarán atrás, en las ciudades de Galaad,
27 mientras nosotros, todos los que estamos equipados para la guerra, cruzaremos para combatir a las órdenes del Señor, como él lo ha mandado".
28 Luego Moisés dio instrucciones al sacerdote Eleazar, a Josué hijo de Nun, y a los jefes de familia de las tribus israelitas,
29 diciéndoles: "Si los gaditas y los rubenitas atraviesan con ustedes el Jordán para combatir como guerreros a las órdenes del Señor, hasta que el país les esté sometido, ustedes les darán como posesión la tierra de Galaad.
30 Pero si no lo hacen, recibirán una posesión en medio de ustedes, en el país de Canaán".
31 Los rubenitas y los gaditas respondieron: "Nosotros haremos todo lo que el Señor ha dicho respecto de tus servidores.
32 Pasaremos como guerreros a la tierra de Canaán, a las órdenes del Señor, pero conservaremos nuestra propiedad hereditaria al otro lado del Jordán".
33 Así Moisés asignó a los gaditas, a los rubenitas y a la mitad de la tribu de Manasés, hijo de José, el reino de Sijón, rey de los amorreos, y el reino de Og, rey de Basán: el territorio con sus diversas ciudades y el territorio de los poblados vecinos.
34 Los gaditas reedificaron las ciudades fortificadas de Dibón, Atarot, Aroer,
35 Atarot Sofán, Iázer, Iogboa,
36 Bet Nimrá y Bet Jarán, e hicieron corrales para el ganado.
37 Los rubenitas reedificaron Jesbón, Elalé, Quiriataim,
38 Nebo, Baal Meón -algunos nombres fueron cambiados- y Sibmá: ellos pusieron sus propios nombres a las ciudades reedificadas.
39 Los descendientes de Maquir, hijo de Manasés, partieron para Galaad y lo conquistaron, despojando a los amorreos que se encontraban allí.
40 Moisés dio el territorio de Galaad a Maquir, hijo de Manasés, quien se estableció allí.
41 Iaír, hijo de Manasés, fue a conquistar sus poblados y los llamó Campamento de Iaír.
42 Nobá fue a conquistar Quenat y sus ciudades dependientes, y les puso su propio nombre: Nobá.

Patrocinio

 
 

Introducción a Numeros 


Números


El título NÚMEROS refleja bastante imperfectamente el contenido del cuarto libro del Pentateuco, pero destaca, al menos, una de sus características: la preocupación por las precisiones numéricas. Esta preocupación se manifiesta, entre otras cosas, en los dos censos registrados en el Libro (caps. 1-4; 26), en la reglamentación sobre los sacrificios (caps. 28-29), y en las instrucciones para el reparto del botín (cap. 31) y para la división del territorio alrededor de las ciudades levíticas (35. 1-8).
Los judíos de lengua hebrea llamaban a este libro "EN EL DESIERTO", porque estas son las palabras más importantes del versículo inicial. Dicho titulo evoca otro de sus temas característicos: la marcha de los israelitas a través del desierto, desde el Sinaí hasta las fronteras de la Tierra prometida.
El libro de los Números da la impresión de ser un conjunto de elementos heterogéneos, sin ninguna conexión lógica. A pesar de todo, es posible establecer un cierto orden, si se tiene en cuenta el marco geográfico de los acontecimientos relatados.
1.º La partida desde el Sinaí se prepara con un censo del pueblo y con las ofrendas presentadas con motivo de la dedicación del Santuario (1. 1 - 10. 10).
2.º Después de celebrar la segunda Pascua, los israelitas salen del Sinaí y llegan a Cades, donde realizan un intento desafortunado de entrar en Canaán por el sur (10. 11 - 21. 35).
3.º Tras una larga permanencia en Cades, vuelven a ponerse en camino y llegan a las estepas de Moab, frente a Jericó (caps. 22-36).
En torno a estos relatos, se mezclan numerosas disposiciones legales y litúrgicas, que completan la legislación del Sinaí o preparan el establecimiento de Israel en Canaán.
En el libro de los Números vuelven a aparecer las tradiciones "yahvista", "elohísta" y "sacerdotal". Esta última es la que dio una forma acabada a toda la obra y le imprimió su espíritu peculiar.
Es inútil buscar en esta compilación de antiguas tradiciones, un relato exacto y ordenado de los hechos. La tradición sobre el itinerario del desierto es fragmentaria y se limita a unos pocos episodios. Además, la historia es vista desde una perspectiva religiosa. Su intención es mostrar la solícita providencia de Dios en favor de su Pueblo, a pesar de las murmuraciones y rebeldías del mismo.
Durante su marcha por el desierto, Israel vivió sus primeras experiencias como Pueblo de Dios. Allí la masa heterogénea de fugitivos que habían salido de Egipto bajo la guía de Moisés ( Exo_12:38 ) comenzó a tomar conciencia de su destino común. Al llegar la plenitud de los tiempos, también el nacimiento del nuevo Pueblo de Dios estuvo vinculado con el desierto. Allí predicó y bautizó Juan el Bautista, para preparar "el camino del Señor" ( Mat_3:3 ). Y allí Jesús "fue llevado por el Espíritu" ( Mat_4:1 ) para prepararse a cumplir su misión de "iniciador y consumador de nuestra fe" ( Heb_12:2 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

Patrocinio

Notas