Numeros  6 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 27 versitos |
1 El Señor dijo a Moisés:
2 Habla en estos términos a los israelitas: Si alguien, sea hombre o mujer, hace un voto especial -el voto de nazireo- con el fin de consagrarse al Señor,
3 deberá abstenerse del vino y de cualquier otra bebida embriagante. Tampoco beberá vinagre de vino o de bebida embriagante, ni beberá jugo de uvas, ni comerá uvas maduras o secas.
4 Durante todo el tiempo de su nazireato, no comerá ningún producto de la cepa de la vid, ni siquiera las semillas o la cáscara.
5 Mientras esté consagrado por el voto, ninguna navaja tocará su cabeza. Hasta que se cumpla el plazo de su voto al Señor, estará consagrado y se dejará crecer el cabello.
6 Durante todo el tiempo de su consagración al Señor, no se acercará a ningún muerto.
7 Aunque mueran su padre, su madre, su hermano o su hermana, no incurrirá en impureza a causa de ellos, porque él lleva sobre su cabeza la consagración de su Dios.
8 Durante todo el tiempo de su nazireato, es un consagrado al Señor.
9 Si una persona muere repentinamente cerca de él, haciendo impuro su cabello consagrado, se cortará el cabello el día de su purificación, es decir, el séptimo día.
10 Al octavo día, presentará al sacerdote, la entrada de la Carpa del Encuentro, dos torcazas o dos pichones de paloma.
11 Entonces el sacerdote los ofrecerá, uno como sacrificio por el pecado y el otro como holocausto, y practicará el rito de expiación en favor de ese hombre, por la falta en que incurrió a causa del cadáver. Ese mismo día volverá a consagrar su cabeza:
12 se consagrará al Señor por el tiempo de su nazireato y presentará un cordero de un año como sacrificio de reparación. El tiempo anterior no se tomará en cuenta, porque su cabello consagrado se había vuelto impuro.
13 Este es el ritual para el nazireo: una vez cumplido el tiempo de nazireato, será conducido a la entrada de la Carpa del Encuentro,
14 y allí presentará, como ofrenda al Señor, dos corderos -uno macho y una hembra- de un año y sin defecto, el primero para un holocausto y el segundo para un sacrificio por el pecado; un carnero sin defecto para un sacrifico de comunión;
15 una cesta con tortas de harina de la mejor calidad, sin levadura y amasadas con aceite, y galletas sin levadura untadas con aceite, con las oblaciones y libaciones correspondientes.
16 El sacerdote presentará todo esto delante del Señor, y ofrecerá el sacrificio por el pecado y el holocausto.
17 Luego ofrecerá el carnero al Señor como sacrificio de comunión, junto con la cesta de los ácimos, y también ofrecerá las oblaciones y las libaciones.
18 Entonces el nazireo se cortará el cabello consagrado, a la entregada de la Carpa del Encuentro, y lo echará en el fuego que arde debajo del sacrificio de comunión.
19 El sacerdote tomará la espalda ya cocida del carnero, una torta sin levadura de la cesta y una galleta sin levadura, y las pondrá en las manos del nazireo, después que este se haya cortado el cabello.
20 Luego hará el gesto de presentación delante del Señor, y todo esto será una cosa sagrada, destinada al sacerdote, además del pecho y la pata. Después, el nazireo podrá vino.
21 Esta es la ley concerniente al nazireo. Si además de su nazireato, promete con voto al Señor una ofrenda personal -según se lo permitan sus medios- cumplirá el voto que hizo, además de lo que establece la ley sobre nazireato.
22 El Señor dijo a Moisés:
23 Habla en estos términos a Aarón y a sus hijos: Así bendecirán a los israelitas. Ustedes les dirán:
24 Que el Señor te bendiga y te proteja.
25 Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y muestre su gracia.
26 Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz.
27 Que ellos invoquen mi Nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.

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Introducción a Numeros 


Números


El título NÚMEROS refleja bastante imperfectamente el contenido del cuarto libro del Pentateuco, pero destaca, al menos, una de sus características: la preocupación por las precisiones numéricas. Esta preocupación se manifiesta, entre otras cosas, en los dos censos registrados en el Libro (caps. 1-4; 26), en la reglamentación sobre los sacrificios (caps. 28-29), y en las instrucciones para el reparto del botín (cap. 31) y para la división del territorio alrededor de las ciudades levíticas (35. 1-8).
Los judíos de lengua hebrea llamaban a este libro "EN EL DESIERTO", porque estas son las palabras más importantes del versículo inicial. Dicho titulo evoca otro de sus temas característicos: la marcha de los israelitas a través del desierto, desde el Sinaí hasta las fronteras de la Tierra prometida.
El libro de los Números da la impresión de ser un conjunto de elementos heterogéneos, sin ninguna conexión lógica. A pesar de todo, es posible establecer un cierto orden, si se tiene en cuenta el marco geográfico de los acontecimientos relatados.
1.º La partida desde el Sinaí se prepara con un censo del pueblo y con las ofrendas presentadas con motivo de la dedicación del Santuario (1. 1 - 10. 10).
2.º Después de celebrar la segunda Pascua, los israelitas salen del Sinaí y llegan a Cades, donde realizan un intento desafortunado de entrar en Canaán por el sur (10. 11 - 21. 35).
3.º Tras una larga permanencia en Cades, vuelven a ponerse en camino y llegan a las estepas de Moab, frente a Jericó (caps. 22-36).
En torno a estos relatos, se mezclan numerosas disposiciones legales y litúrgicas, que completan la legislación del Sinaí o preparan el establecimiento de Israel en Canaán.
En el libro de los Números vuelven a aparecer las tradiciones "yahvista", "elohísta" y "sacerdotal". Esta última es la que dio una forma acabada a toda la obra y le imprimió su espíritu peculiar.
Es inútil buscar en esta compilación de antiguas tradiciones, un relato exacto y ordenado de los hechos. La tradición sobre el itinerario del desierto es fragmentaria y se limita a unos pocos episodios. Además, la historia es vista desde una perspectiva religiosa. Su intención es mostrar la solícita providencia de Dios en favor de su Pueblo, a pesar de las murmuraciones y rebeldías del mismo.
Durante su marcha por el desierto, Israel vivió sus primeras experiencias como Pueblo de Dios. Allí la masa heterogénea de fugitivos que habían salido de Egipto bajo la guía de Moisés ( Exo_12:38 ) comenzó a tomar conciencia de su destino común. Al llegar la plenitud de los tiempos, también el nacimiento del nuevo Pueblo de Dios estuvo vinculado con el desierto. Allí predicó y bautizó Juan el Bautista, para preparar "el camino del Señor" ( Mat_3:3 ). Y allí Jesús "fue llevado por el Espíritu" ( Mat_4:1 ) para prepararse a cumplir su misión de "iniciador y consumador de nuestra fe" ( Heb_12:2 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Numeros  6,1-27

9. El contacto con un cadáver, aunque fuera involuntario, ponía a la persona en un estado de impureza legal, incompatible con la consagración del nazireo.