I Tesalonicenses 3 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 13 versitos |
1 Por eso, no pudiendo soportar más, resolvimos quedarnos en Atenas
2 y enviarles a Timoteo, hermano nuestro y colaborador de Dios en el anuncio de la Buena Noticia de Cristo. Lo hicimos para afianzarlos y confortarlos en la fe,
3 de manera que nadie se deje perturbar por estas tribulaciones. Ustedes saben que estamos para eso.
4 Cuando todavía estábamos con ustedes les advertimos que íbamos a tener dificultades, y así sucedió, como ustedes pudieron comprobarlo.
5 Por eso, no pudiendo soportar más, les envié a Timoteo para que me informara acerca de la fe de ustedes, temiendo que el Tentador los hubiera puesto a prueba y todo nuestro trabajo hubiera resultado estéril.
6 Pero ahora Timoteo acaba de regresar de allí con buenas noticias sobre la fe y el amor de ustedes, y él nos cuenta cómo nos recuerdan siempre con cariño y tienen el mismo deseo que nosotros de volver a vernos.
7 Por eso, hermanos, a pesar de las angustias y contrariedades, nos sentimos reconfortados por ustedes, al comprobar su fe.
8 Sí, ahora volveremos a vivir, sabiendo que ustedes permanecen firmes en el Señor.
9 ¿Cómo podremos dar gracias a Dios por ustedes, por todo el gozo que nos hacen sentir en la presencia de nuestro Dios?
10 Día y noche, le pedimos con insistencia que podamos verlos de nuevo personalmente, para completar lo que todavía falta a su fe.
11 Que el mismo Dios, nuestro Padre, y nuestro Señor Jesucristo, nos allanen el camino para ir allí.
12 Que el Señor los haga crecer cada vez más en el amor mutuo y hacia todos los demás, semejante al que nosotros tenemos por ustedes.
13 Que él fortalezca sus corazones en la santidad y los haga irreprochables delante de Dios, nuestro Padre, el día de la Venida del Señor Jesús con todos sus santos.

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Introducción a I Tesalonicenses


PRIMERA CARTA A LOS TESALONICENSES

Tesalónica, la capital de la provincia romana de Macedonia, era un puerto importante del mar Egeo. Pablo llegó a esa ciudad en el año 50, durante su segundo viaje misionero. Allí fundó una comunidad cristiana, compuesta en su mayor parte de paganos convertidos a la fe. Pero su permanencia en Tesalónica fue muy breve, ya que debido a la oposición de los judíos debió abandonar la ciudad precipitadamente ( Act_17:1-15 ). A su salida, la comunidad quedó sola en medio de la persecución y con una insuficiente formación religiosa.
Preocupado por la suerte de los cristianos, Pablo les envió a Timoteo, desde Atenas ( Act_3:1-5 ). A su regreso, este trajo al Apóstol noticias muy alentadoras: la comunidad se había mantenido firme en la fe y recordaba a Pablo con afecto. Sin embargo, algunos esperaban con impaciencia la Venida del Señor y se negaban a trabajar, resultando una carga para sus hermanos. Otros estaban preocupados, porque suponían erróneamente que los cristianos que ya habían muerto no iban a estar presentes cuando viniera el Señor.
Para responder a estas inquietudes, Pablo escribió poco después de su llegada a Corinto, a comienzos del año 51, su PRIMERA CARTA A LOS TESALONICENSES: la lectura de esta Carta, como también la de la segunda a los Tesalonicenses, supone una cierta familiaridad con el estilo "apocalíptico", cargado de imágenes y símbolos, que los Profetas y los Escritores judíos solían emplear para anunciar la llegada del "Día del Señor" ( Act_5:2 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

I Tesalonicenses 3,1-13

1. Sobre la estadía de Pablo en Atenas, ver Hec_17:15-34.

7. Las "angustias y contrariedades" de que habla Pablo, son, además de su fracaso en Atenas, las dificultades que encontró en Corinto. Ver Hec_18:6, Hec_18:12-17.

13. Zac_14:5.