II Corintios 8 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 24 versitos |
1 Ahora, hermanos, queremos informarles acerca de la gracia que Dios ha concedido a las Iglesias de Macedonia.
2 Porque, a pesar de las grandes tribulaciones con que fueron probadas, la abundancia de su gozo y su extrema pobreza han desbordado en tesoros de generosidad.
3 Puedo asegurarles que ellos estaban dispuestos a dar según sus posibilidades y más todavía: por propia iniciativa,
4 ellos nos pidieron, con viva insistencia, que les permitiéramos participar de este servicio en favor de los hermanos de Jerusalén.
5 Y superando nuestras esperanzas, ellos se entregaron, en primer lugar al Señor, y luego a nosotros, por la voluntad de Dios.
6 Por eso, hemos rogado a Tito que lleve a feliz término entre ustedes esta obra de generosidad, de la misma manera que la había comenzado.
7 Y ya que ustedes se distinguen en todo: en fe, en elocuencia, en ciencia, en toda clase de solicitud por los demás, y en el amor que nosotros les hemos comunicado, espero que también se distingan en generosidad.
8 Esta no es una orden: solamente quiero que manifiesten la sinceridad de su amor, mediante la solicitud por los demás.
9 Ya conocen la generosidad de nuestro Señor Jesucristo que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza.
10 Por eso, quiero darles un consejo que les será provechoso, ya que ustedes, el año pasado, fueron los primeros, no sólo en emprender este obra, sino también en decidir su realización.
11 Llévenla ahora a término, para que los hechos respondan, según las posibilidad de cada uno, a la decisión de la voluntad.
12 Porque cuando existe esa decisión, a uno se lo acepta con lo que tiene y no se hace cuestión de lo que no tiene.
13 No se trata de que ustedes sufran necesidad para que otros vivan en la abundancia, sino de que haya igualdad.
14 En el caso presente, la abundancia de ustedes suple la necesidad de ellos, para que un día, la abundancia de ellos supla la necesidad de ustedes. Así habrá igualdad,
15 de acuerdo con lo que dice la Escritura: El que había recogido mucho no tuvo de sobra, y el que había recogido poco no sufrió escasez.
16 Doy gracias a Dios, porque ha puesto en el corazón de Tito la misma solicitud que yo tengo por ustedes.
17 El, no solamente respondió a mi llamado, sino que, con más solicitud que nunca y por propia iniciativa, ha decidido ir a verlos.
18 Con él les enviamos al hermano que ha merecido el elogio de todas las Iglesias, por el servicio que ha prestado al Evangelio.
19 Además, él ha sido designado por las Iglesias como nuestro compañero de viaje en esta obra de generosidad, a la cual nos consagramos para gloria del Señor y como prueba de nuestra buena voluntad.
20 Nuestra intención, es evitar toda crítica con respecto a la abundante colecta que tenemos a nuestro cuidado,
21 procurando hacer lo que está bien, no solamente delante de Dios, sino también delante de los hombres.
22 Con ellos, les enviamos a otro de nuestros hermanos, cuyo celo hemos comprobado muchas veces y de varias maneras, y que ahora se muestra más solícito todavía, por la confianza que les tiene.
23 En cuanto a Tito, él es mi compañero y mi colaborador entre ustedes, y los demás hermanos son los delegados de las Iglesias y la gloria de Cristo.
24 Pruébenles entonces su amor, y lo bien fundado de nuestro orgullo por ustedes delante de las Iglesias.

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Introducción a II Corintios


SEGUNDA CARTA A LOS CORINTIOS

Entre todos los escritos de Pablo, la SEGUNDA CARTA A LOS CORINTIOS es el más apasionado y polémico. Aunque su decidida intervención, a través de la primera Carta, había restablecido momentáneamente el orden interno de la comunidad, poco después se produjeron nuevos incidentes que reavivaron la crisis. Algunos predicadores "judaizantes" se presentaron en Corinto con el propósito de desautorizar la persona y las enseñanzas de Pablo. A estos se sumaban otros adversarios del Apóstol, que interpretaban erróneamente el principio de la libertad cristiana.
Es probable que Pablo, advertido por algunos de sus fieles, haya ido entonces a Corinto para encarar personalmente a sus adversarios. Pero esa visita, que sin duda fue breve y se realizó en medio de sucesos dolorosos, no produjo el efecto deseado. Esto motivó el envío de una Carta escrita en Éfeso "con muchas lágrimas" (2. 4) y en un tono muy severo, donde Pablo se defendía contra sus acusadores y reivindicaba su condición de Apóstol. Más tarde, su discípulo Tito le trajo buenas noticias sobre la situación de la comunidad. Entonces Pablo, que se disponía a ir por tercera vez a Corinto (12. 14), envió a la comunidad una afectuosa Carta de reconciliación.
En su forma actual, la llamada "Segunda Carta a los Corintios" da la impresión de ser la recopilación de varios escritos de Pablo, provenientes del dramático y prolongado intercambio epistolar que él mantuvo con la Iglesia de Corinto. De las tres partes que la integran, la primera (caps. 1-7) reproduce probablemente aquella Carta de "reconciliación", mientras que la última (caps. 10-13) sería la que el Apóstol escribió "con gran aflicción y angustia" (2. 4), para hacer recapacitar a la comunidad rebelde y salvaguardar así la unidad de la Iglesia.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

II Corintios 8,1-24

15. Exo_16:18.

18. El "hermano" elogiado por todas las Iglesias, tal vez sea el evangelista Lucas.

21. Pro_3:4 (texto griego).