Esdras  2 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 70 versitos |
1 Estas son las personas de la provincia que regresaron de la cautividad en el exilio, y que volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad, después de haber sido deportadas a Babilonia por el rey Nabucodonosor.
2 Los que llegaron con Zorobabel fueron Josué, Nehemías, Seraías, Reelaías, Najamaní, Mardoqueo, Bilsán, Mispar, Bigvai, Rejúm y Baaná. El número de la gente del pueblo fue el siguiente:
3 los hijos de Paros: 2172;
4 los hijos de Sefatías: 372;
5 los hijos de Araj: 775;
6 los hijos de Pajat Moab, es decir, los hijos de Josué y de Joab: 2812;
7 los hijos de Elam: 1254;
8 los hijos de Zatú: 945;
9 los hijos de Sacai: 760;
10 los hijos de Baní: 642;
11 los hijos de Bebai: 623;
12 los hijos de Azgad: 1222;
13 los hijos de Adonicam: 666;
14 los hijos de Bigvai: 2056;
15 loa hijos de Adín: 454;
16 los hijos de Ater, es decir, de Ezequías: 98;
17 los hijos de Besai: 323;
18 los hijos de Iorá: 112;
19 los hijos de Jasú: 223;
20 los hijos de Guibar: 95;
21 los hijos de Belén: 123;
22 los hombres de Netofá: 56;
23 los hombres de Anatot: 128;
24 los hijos de Bet Azmávet: 42;
25 los hijos de Quiriat Iearim, de Queefirá y de Beerot: 743;
26 los hijos de Haramá y de Gueba: 621;
27 los hombres de Micmás: 122;
28 los hombres de Betel y de Ai: 223;
29 los hijos de Nebo: 52;
30 los hijos de Magbis: 156;
31 los hijos del otro Elam: 1254;
32 loa hijos de Jarím: 320;
33 los hijos de Lot, de Jadí y de Onó: 725;
34 los hijos de Jericó: 345;
35 los hijos de Senaá: 3630.
36 Sacerdotes: los hijos de Iedaías, de la casa de Josué: 973;
37 los hijos de Imer: 1052;
38 los hijos de Pasjur: 1247;
39 los hijos de Jarím: 1017;
40 Levitas: los hijos de Josué, es decir, de Cadmiel y los hijos de Hodavías: 74.
41 Cantones: los hijos de Asaf: 128.
42 Porteros: los hijos de Salúm, los hijos de Ater, los hijos de Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Jatitá, los hijos de Sobai: en total, 139.
43 Empleados del Templo: los hijos de Sijá, los hijos de Jasufá, los hijos de Tabaot,
44 los hijos de Querós, los hijos de Siaá, los hijos de Padón,
45 los hijos de Levaná, los hijos de Jagabá, los hijos de Acub,
46 los hijos de Jagab, los hijos de Salmai, los hijos de Janán,
47 los hijos de Guidel, los hijos de Gajar, los hijos de Reaías,
48 los hijos de Resín, los hijos de Necodá, los hijos de Gazam,
49 los hijos de Uzá, los hijos de Paséaj, los hijos de Besai,
50 los hijos de Asná, los hijos de los meunitas, los hijos de los nefusitas,
51 los hijos de Bacbuc, los hijos de Jacufá, los hijos de Jarjur,
52 los hijos de Baslut, los hijos de Mejidá, los hijos de Jarsá,
53 los hijos de Barcós, los hijos de Sisrá, los hijos de Témaj,
54 los hijos de Nesíaj, los hijos de Jatifá.
55 Hijos de los servidores de Salomón: los hijos de Sotai, los hijos de Soféret, los hijos de Perudá,
56 los hijos de Iaalá, los hijos de Darcón, los hijos de Guidel,
57 los hijos de Sefatías, los hijos de Jatil, los hijos de Poquéret Sebaim, los hijos de Amí.
58 El total de los empleados del Templo y de los hijos de los servidores de Salomón: 392.
59 Los que volvieron de Tel Melaj, Tel Jarsá, Querub, Adán e Imer, y que no pudieron probar si su familia y su estirpe eran de origen israelita, fueron los siguientes:
60 los hijos de Delaías, los hijos de Tobías, los hijos de Necodá: 652.
61 Y entre los sacerdotes: los hijos de Hobaías, los hijos de Hacós y los hijos de Barzilai, que se había casado con una de las hijas de Barzilai, el galaadita y adoptó el nombre de este.
62 Ellos buscaron la lista de sus antepasados, pero no la encontraron, y por eso los excluyó del sacerdocio, como ilegítimos,
63 y el gobernador les prohibió comer de las ofrendas sagradas, hasta que un sacerdote consultara a Dios por medio del Urím y el Tumín.
64 El conjunto ascendía a 42360 personas,
65 sin contar sus esclavos y esclavas, que eran 7337. Había también 200 cantores y cantoras,
66 y tenían 736 caballos, 245 mulas,
67 435 camellos y 6720 asnos.
68 al llegar a la casa del señor que está en Jerusalén, algunos jefes de familia hicieron ofrendas voluntarias para la casa del Señor, a fin de que fuera erigida en el mismo lugar donde había estado.
69 según sus posibilidades, entregaron al tesoro del culto 61000 dracmas de oro, 5000 minas de plata y 100 túnicas sacerdotales.
70 Los sacerdotes, los levitas y una parte del pueblo se establecieron en Jerusalén; los cantores, los porteros, los empleados del Templo y todos los otros israelitas se instalaron en sus respectivas ciudades.

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Introducción a Esdras 


Esdras y Nehemías

En el año 539 a. C., Ciro el Grande, rey de los persas, entra triunfalmente en Babilonia. Sus victorias anteriores le habían asegurado el dominio sobre las mesetas de Irán y sobre el Asia Menor. Luego afirma su soberanía sobre el Imperio babilónico, y las fronteras de su territorio se extienden hasta Egipto. Así queda constituido el Imperio persa, el más vasto y poderoso de los conocidos hasta entonces.
Con el advenimiento de Ciro, se produce un cambio importante en las condiciones políticas del Antiguo Oriente. El nuevo monarca se distingue por su actitud más humanitaria en favor de los pueblos sometidos. No practica deportaciones masivas, respeta las leyes y costumbres locales, y propicia el retorno a sus respectivos países de las poblaciones desterradas por los reyes de Asiria y Babilonia.
Favorecidos por la política tolerante de los persas, varios grupos de judíos exiliados en Babilonia se ponen en camino para regresar a la Tierra de sus antepasados. La marcha a través del desierto es dura y peligrosa. La meta de tan larga peregrinación es un país en ruinas, que no alcanza a cubrir cuarenta kilómetros de sur a norte. A estas penurias materiales se añade la hostilidad de las poblaciones vecinas, que miran con recelo a los recién llegados y les oponen una enconada resistencia. Pero, a pesar de todos los obstáculos, la obra de la restauración nacional y religiosa se lleva adelante. En algo más de un siglo de persistentes esfuerzos, la comunidad judía de Jerusalén reconstruye su Templo, levanta los muros derruidos de la Ciudad santa y se aferra a la práctica de la Ley, como medio para no perder su identidad dentro del Imperio al que está sometida.
Los libros de ESDRAS y NEHEMÍAS son nuestra principal fuente de información acerca de este importante y difícil período de la historia bíblica. Ambos formaban originariamente una sola obra con los libros de las Crónicas y fueron compuestos en la misma época. Para elaborar esta segunda parte de su relato, el Cronista utiliza y cita textualmente diversos documentos contemporáneos de los hechos: listas de repatriados, genealogías, edictos reales, correspondencia administrativa de la corte persa y, sobre todo, "memorias" personales de Esdras y Nehemías, los dos grandes protagonistas de la restauración judía. En la disposición de materiales tan diversos, el autor no siempre se atiene a la sucesión cronológica de los hechos. Por eso estos Libros, si bien nos ofrecen una información de primera mano, presentan serias dificultades cuando se trata de reconstruir el desarrollo exacto de los acontecimientos. Así, por ejemplo, es muy verosímil que la misión de Nehemías haya precedido en varios años a la de Esdras. Sin embargo, el Cronista ha invertido el orden de los relatos, para dar prioridad a la reforma religiosa, realizada por el sacerdote Esdras, sobre la actividad del laico Nehemías, de carácter más bien político.
Pero estas dificultades no afectan al contenido religioso de los Libros. A un pueblo que ha perdido su independencia política y está propenso a caer en el desaliento, el Cronista le recuerda que el "Resto" de Judá liberado del exilio sigue siendo el depositario de la elección divina. La deportación a Babilonia mostró que las amenazas de los Profetas se habían cumplido al pie de la letra. ¿No será este el momento de escuchar la voz del Señor, de tomar en serio las exigencias morales y sociales de la Ley, que las reformas de Esdras y Nehemías han vuelto a poner en vigor? Si el pueblo se convierte al Señor y le rinde el culto debido, Dios no se dejará ganar en fidelidad y dará pleno cumplimiento a sus promesas de salvación.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Esdras  2,1-70

2. "Zorobabel" era nieto de Joaquin, llamado también Jeconías, rey de Judá ( 2Re_24:6; 1Cr_3:17-19). Su nombre significa "Vástago de Babilonia".

Junto con los que lo acompañaban para guiar a los exiliados sumaban doce, como las tribus de Israel.