Mateo 2 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 23 versitos |
1 Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén
2 y preguntaron: "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo".
3 Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén.
4 Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías.
5 "En Belén de Judea, -le respondieron-, porque así está escrito por el Profeta:
6 "Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel"".
7 Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella,
8 los envió a Belén, diciéndoles: "Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje".
9 Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño.
10 Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría,
11 y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra.
12 Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino.
13 Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo".
14 José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.
15 Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: "Desde Egipto llamé a mi hijo".
16 Al verse engañado por los magos, Herodes se enfureció y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha que los mayor le habían indicado.
17 Así se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Jeremías:
18 "En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya no existen".
19 Cuando murió Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José, que estaba en Egipto,
20 y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño".
21 José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel.
22 Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea,
23 donde se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que había sido anunciado por los profetas: "Será llamado Nazareno".

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Introducción a Mateo


EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO

El Evangelio que lleva el nombre de MATEO -un recaudador de impuestos que abandonó su trabajo para seguir a Jesús (9. 9)- fue escrito hacia el 80d.C. y está dirigido principalmente a los cristianos de origen judío.
Dado el carácter de los destinatarios, Mateo cita con frecuencia textos del Antiguo Testamento y se apoya en ellos para mostrar que el designio de Dios anunciado por los Profetas alcanza su pleno cumplimiento en la persona y la obra de Jesús. Él es el "Hijo de David", el "Enviado" para salvar a su Pueblo, el "Hijo del hombre" que habrá de manifestarse como Juez universal, el "Rey de Israel" y el "Hijo de Dios" por excelencia. Mateo también aplica a Jesús en forma explícita los oráculos de Isaías sobre el "Servidor sufriente", que carga sobre sí nuestras debilidades y dolencias. Y al darle el título de "Señor", reservado sólo a Dios en el Antiguo Testamento, afirma implícitamente su condición divina.
Este evangelista atribuye una especial importancia a las enseñanzas de Jesús y las agrupa en cinco discursos, que forman como la trama de su Evangelio y están encuadrados por otras tantas secciones narrativas. El tema central de estos discursos es el Reino de Dios. En ellos, Cristo aparece como "el nuevo Moisés", que lleva a su plenitud la Ley de la Antigua Alianza. También es el "Maestro", que enseña "como quien tiene autoridad" (7. 29) la "justicia" de ese Reino inaugurado y proclamado por él.
El Evangelio de Mateo ha sido llamado con razón "el Evangelio de la Iglesia", por el papel preponderante que ocupa en él la vida y la organización de la comunidad congregada en nombre de Jesús. Esta comunidad es el nuevo Pueblo de Dios, el lugar donde el Señor resucitado manifiesta su presencia y la irradia a todos los hombres. Por eso ella está llamada a vivir en el amor fraterno y el servicio mutuo, como condiciones indispensables para hacer visible el verdadero rostro de Jesucristo.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Mateo 2,1-23

1. Los "magos" a que se hace referencia en este texto eran sabios orientales, versados en astronomía y astrología. Las tierras de Oriente de donde llegaron son, probablemente, las regiones de Arabia que se extienden al este del Jordán y del Mar Muerto. El relato no dice nada sobre su número o sobre su condición de reyes.

4. Se daba el nombre de "escribas" a los maestros de la Ley judía, que después de largos estudios eran reconocidos oficialmente como tales. El pueblo los llamaba "Rabí", que significa "mi Maestro", y pertenecían al grupo de los fariseos.

6. Miq_5:1.

11. Los dones de los magos consistían en objetos preciosos y perfumes de Arabia. Ver Sal_72:15; Isa_60:6; Jer_6:20.

15. Ose_11:1. Este texto del profeta Oseas se refiere al llamado que Dios dirige al pueblo de Israel, para hacerlo salir de Egipto. Como Israel es figura del Mesías, el evangelista aplica este pasaje a la vuelta de Jesús de Egipto.

18. Jer_31:15. Este texto del profeta Jeremías se refiere al dolor de Raquel frente a la muerte y al destierro de los miembros de las tribus de Efraím, Manasés y Benjamín. Mateo lo aplica a la muerte de los inocentes, fundándose, tal vez, en una tradición según la cual la tumba de Raquel se encontraba en territorio de Belén.

23. No se sabe con exactitud a qué texto profético se refiere Mateo. Se usaba el término "Nazareno" para denominar a los habitantes de Nazaret, que era una ciudad despreciada. Más tarde se aplicó este nombre a los discípulos de Jesús.