Exodo  40 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 38 versitos |
1 El Señor habló a Moisés en estos términos:
2 El día primero del primer mes erigirás la Morada, la Carpa del Encuentro.
3 Allí pondrás el Arca del Testimonio y la protegerás con el velo.
4 Luego llevarás la mesa y dispondrás sobre ella lo que sea necesario. También llevarás el candelabro y le colocarás las lámparas.
5 Delante del Arca del Testimonio pondrás el altar de oro para el incienso, y a la entrada de la Morada colgarás la cortina.
6 Después pondrás el altar de los holocaustos delante de la entrada de la Morada;
7 y entre la Carpa del Encuentro y el altar, colocarás la fuente llena de agua.
8 Levantarás el atrio alrededor, y a su entrada colgarás el cortinado correspondiente.
9 Luego tomarás el óleo de la unción y ungirás la Morada y todo lo que ella contiene. Así la consagrarás con todo su mobiliario y será una cosa sagrada.
10 Ungirás asimismo el altar de los holocaustos con todos sus utensilios. Así consagrarás el altar, y este será una cosa santísima.
11 También ungirás la fuente y su base, para que quedan consagradas.
12 Después harás que Aarón y sus hijos se acerquen a la entrada de la Carpa del Encuentro y los lavarás con agua.
13 Luego revestirás a Aarón con las vestiduras sagradas, lo ungirás y lo consagrarás para que sea mi sacerdote.
14 Posteriormente, harás que también se acerquen sus hijos. Los vestirás con túnicas
15 y los ungirás como ungiste a su padres, a fin de que ejerzan mi sacerdocio. Esto se hará a fin de que la unción les confiera el sacerdocio para siempre, a lo largo de las generaciones.
16 Moisés realizó exactamente todo lo que el Señor le había ordenado.
17 En el segundo año, el primer día del primer mes, se procedió a la erección de la Morada.
18 Para ello, Moisés asentó sus bases, colocó sus bastidores, dispuso sus travesaños y levantó sus columnas.
19 Después extendió la carpa por encima de la Morada, y sobre ella colocó la cobertura de la carpa, como el Señor se lo había ordenado.
20 En seguida tomó las tablas del Testimonio y los puso en el arca; sujetó las andas en el arca, y sobre ella colocó la tapa.
21 Entonces condujo el arca hasta el interior de la Morada, colgó el velo que la protegía y así cubrió el Arca del Testimonio, conforme a la orden que el Señor le había dado.
22 También puso la mesa en la Carpa del Encuentro, sobre el lado norte de la Morada, delante del cortinado,
23 y dispuso convenientemente sobre ella los panes de la ofrenda, delante del Señor, como el mismo Señor se lo había mandado.
24 Luego puso el candelabro frente a la mesa, en el lado sur de la Morada,
25 y le colocó las lámparas delante del Señor, como el Señor se lo había ordenado.
26 Puso asimismo el altar de oro delante del cortinado,
27 y quemó en él incienso aromático, como el Señor lo había ordenado a Moisés
28 A la entrada de la Morada colgó la cortina,
29 y delante de la entrada de la Carpa del Encuentro puso el altar de los holocaustos, sobre el cual ofreció el holocausto y la oblación, conforme a la orden del Señor.
30 Entre la Carpa del Encuentro y el altar ubicó la fuente y le echó agua para las abluciones.
31 Moisés, Aarón y sus hijos se lavaron en ella las manos y los pies,
32 y siempre que entraban en la Carpa del Encuentro y se acercaban al altar, se lavaban, como el Señor se lo había ordenado a Moisés.
33 Finalmente, levantó el atrio alrededor de la Morada y del altar, y colgó el cortinado a la entrada del atrio. De esta manera Moisés dio por terminado el trabajo.
34 Entonces la nube cubrió la Carpa del Encuentro y la gloria del Señor llenó la Morada.
35 Moisés no podía entrar en la Carpa del Encuentro, porque la nube se había instalado sobre ella y la gloria del Señor llenaba la Morada.
36 En todas las etapas del camino, cuando la nube se alzaba, alejándose de la Morada, los israelitas levantaban el campamento.
37 Pero si la nube no se alzaba, ellos no se movían, hasta que la nube volvía a hacerlo.
38 Porque durante el día, la nube del Señor estaba sobre la morada, y durante la noche, un fuego brillaba en ella, a la vista de todo el pueblo de Israel. Esto sucedía en todas las etapas del camino.

Patrocinio

 
 

Introducción a Exodo 


Éxodo

Los relatos del ÉXODO se mueven entre dos puntos geográficos precisos: Egipto y el Sinaí. Allí se desarrollaron los acontecimientos que hicieron de Israel el Pueblo de Dios: la salida de Egipto, el paso del Mar Rojo y la Alianza del Sinaí. El recuerdo de estos acontecimientos se grabó para siempre en la memoria de Israel, y se convirtió en el fundamento mismo de su fe. Por eso, el libro del Éxodo ocupa un lugar prominente entre todos los libros de la Biblia, y ha sido llamado con razón el "Evangelio" del Antiguo Testamento.
El Éxodo puede dividirse en dos partes principales. La primera relata la gesta del Señor, que oyó el clamor de los israelitas esclavizados en Egipto y los hizo pasar de la esclavitud a la libertad en medio de grandes portentos. El punto culminante de esta primera parte es el canto triunfal de Moisés que celebra la liberación de Israel y la victoria del Señor sobre los enemigos de su Pueblo (15. 1-21). El relato de esta acción divina es la que da su nombre a todo el libro, ya que "éxodo" significa "salida".
La segunda parte describe el encuentro del Señor con Israel en el monte Sinaí. Después de haber manifestado su amor y su poder, Dios establece su Alianza con los israelitas y promulga su Ley por medio de Moisés. En virtud de esta Alianza, Israel pasa a ser la "propiedad exclusiva" del Señor y a constituir una nación santa, es decir, totalmente consagrada a él (19. 6).
Las narraciones del Éxodo son la epopeya nacional de Israel. En la formación de la misma, desempeñaron un papel decisivo las fiestas y celebraciones culturales. La liturgia pascual, sobre todo, rememoraba y actualizaba aquellos grandes acontecimientos del pasado, para que todas las generaciones de israelitas pudieran revivir la salida de Egipto y renovar el compromiso asumido por el Pueblo de Dios en el SINAB.
Por eso, el libro del Éxodo no es una "historia" en el sentido moderno de la palabra: es un testimonio nacido de la fe, el reconocimiento de que la existencia de Israel como nación no es obra de los hombres, sino una creación de Dios. En la redacción definitiva del Libro se emplearon elementos provenientes de la tradición "yahvista", "elohísta" y "sacerdotal", además de otros textos de origen diverso.
Los grandes temas del Éxodo están presentes en toda la Biblia. A ellos se refieren los Profetas para anunciar un nuevo Éxodo ( Isa_43:18-21 ) y una nueva Alianza ( Jer_31:31-34 ) más admirables que los primeros. Y el Nuevo Testamento presenta al antiguo Éxodo como una prefiguración de la obra redentora de Cristo, la verdadera "Pascua" ( 1Co_5:7 ), que selló con su sangre "una Alianza más excelente" ( Heb_8:6 ). El Éxodo es el prototipo de todos los actos salvíficos de Dios, en especial, del Bautismo ( 1Co_10:1-4 ).

LA MISIÓN DE MOISÉS


Se calcula que después de la muerte de José, los hebreos permanecieron en Egipto unos trescientos años. Su rápido crecimiento provocó la reacción del Faraón y su propósito de exterminarlos. Por eso los persiguió y los maltrató. En medio de la opresión, los descendientes de Abraham clamaron al Señor, y el Señor se acordó de su Promesa y suscitó un Libertador. Es Moisés, que va a ocupar un lugar preponderante en el resto del Pentateuco.
Moisés asume y cumple su misión, no sin grandes dificultades. "
Él prefirió compartir los sufrimientos del Pueblo de Dios, antes que gozar los placeres efímeros del pecado, y se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible" ( Heb_11:25 , Heb_11:27 ). De ahí que se enfrentó con el Faraón para exigirle la liberación de su Pueblo. En esa lucha, el Faraón personifica los intereses mezquinos que se oponen a la libertad de los hijos de Dios. Moisés, por su parte, es el arquetipo de los que luchan por conseguir esa libertad. El dramatismo con que está presentada semejante lucha, sobre todo en el relato de las plagas, pone bien en evidencia el triunfo final de Dios..

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

Patrocinio

Notas