Sabiduría 19 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 22 versitos |
1 Pero sobre los impíos se abatió hasta el fin una ira despiadada, porque Dios tenía previsto lo que ellos harían:
2 después de dejar que el pueblo se fuera, y de ungirlos a partir apresuradamente, ellos, cambiando de idea, saldrían a perseguirlos.
3 En efecto, cuando todavía celebraban sus ritos fúnebres y se lamentaban junto a las tumbas de sus muertos, concibieron otro proyecto descabellado: a los que ellos mismos habían rogado que se fueran los comenzaron a perseguir como fugitivos.
4 La fuerza de las cosas los arrastraba con toda justicia a ese extremo y les hacía olvidar lo que había sucedido, para que terminaran de sufrir el castigo que aún faltaba a sus tormentos:
5 así, mientras tu pueblo emprendía una maravillosa travesía, ellos encontrarían una muerte insólita.
6 Porque la creación entera, obedeciendo a tus órdenes, adquiría nuevas formas en su propia naturaleza, para que tus hijos fueran preservados incólumes.
7 Se vio a la nuble cubrir el campamento con su sombra y emerger la tierra seca de lo que antes era agua; apareció en el Mar Rojo un camino despejado y una verde llanura, entre las olas impetuosas:
8 por allí paso todo un pueblo, protegido por tu mano, contemplando prodigios admirables.
9 Eran como caballos en un pastizal y retozaban como corderos, alabándote a ti, Señor, su liberador.
10 Todavía recordaban lo que había sucedido en su destierro: cómo los mosquitos, en lugar de reproducirse naturalmente, fueron producidos por la tierra, y cómo las ranas, en lugar de nacer de otros animales acuáticos, fueron vomitadas por el Río en gran cantidad.
11 Más tarde, vieron también un nuevo modo de nacer las aves: cuando, excitados por la gula, ellos reclamaron manjares delicados,
12 para reconfortarlos, subieron codornices desde el mar.
13 Pero sobre los pecadores se abatieron los castigos, no sin antes ser preanunciados por la furia de los rayos: con toda justicia, ellos sufrían a causa de su maldad, ya que habían llevado al extremo su odio contra el extranjero.
14 Porque otros no recibieron a los desconocidos que llegaban, pero estos redujeron a servidumbre a huéspedes bienhechores.
15 Más aún, aquellos -y eso se les tendrá en cuenta- mostraron desde el principio hostilidad ante el extranjero;
16 pero estos, en cambio, después de recibir a tu pueblo con fiestas, y de hacerlo participar de sus mismos derechos, lo maltrataron con terribles trabajos.
17 Por eso fueron castigados con la ceguera, como aquellos otros a las puertas del justo cuando rodeados de profundas tinieblas, cada uno buscaba el acceso de su puerta.
18 Así, los elementos intercambiaban entre sí sus propiedades, como en un instrumento de cuerdas los sonidos cambian su ritmo, permaneciendo siempre la misma tonalidad. Esto es lo que se infiere claramente al examinar lo sucedido:
19 seres terrestres se volvían acuáticos, los que nadan se desplazaban sobre la tierra;
20 el fuego superaba en el agua su propia fuerza y el agua olvidaba su poder de apagar;
21 las llamas, por el contrario, no consumían la carne de los seres corruptibles que pasaban por ellas, ni tampoco derretían aquel alimento divino, parecido a la escarcha y tan fácil de disolverse.
22 Por todos los medios, Señor, tú has engrandecido y glorificado a tu pueblo, y no has dejado de asistirlo en todo tiempo y lugar.

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Introducción a Sabiduría


Libro de los Macabeos

Los libros de los MACABEOS son dos escritos independientes, que relatan las luchas del Pueblo judío contra la dinastía de los Seléucidas, en defensa de su autonomía política y su libertad religiosa. El título de los mismos proviene del sobrenombre "Macabeo", aplicado primero a Judas -el principal protagonista de aquella lucha- y extendido luego a sus hermanos e incluso a sus partidarios. Según algunos, este sobrenombre deriva de una palabra hebrea que significa "martillo", y aludiría a los tremendos golpes que Judas asestaba a sus enemigos; otros piensan, en cambio, que signifca "designado por Dios".
Para comprender los hechos relatados en estos Libros, es necesario tener en cuenta el contexto histórico que dio origen a la rebelión de los Macabeos. En el siglo IV a. C., el Próximo Oriente experimenta una enorme transformación política y cultural. Alejandro Magno, el joven rey de Macedonia, se asegura el dominio sobre toda Grecia y luego se lanza a la conquista del Imperio persa. Cuando una muerte prematura lo sorprende en Babilonia, en el 323 a. C., él deja tras de sí el más vasto Imperio conocido hasta entonces. Con sus conquistas comienza la época llamada "helenística", cuya principal característica es la difusión de la cultura y la lengua griegas en toda la cuenca del Mediterráneo.
Pero el Imperio de Alejandro no tarda en desmembrarse. Dos de sus generales se reparten el Próximo Oriente: Tolomeo, hijo de Lagos, se adueña de Egipto y funda la dinastía de los "Lágidas"; Seleuco se convierte en el soberano de Siria e inicia la dinastía de los "Seléucidas". A raíz de esta división, Palestina se encuentra una vez más entre dos fuegos. Durante un siglo predominan los Lágidas en Egipto, que se muestran respetuosos de las costumbres nacionales. Pero en el 199 a. C., Antíoco III de Siria derrota al ejército egipcio y Palestina cae en poder de los Seléucidas. A partir de este momento, la dominación comenzará a desbordar el ámbito político, para extenderse al terreno cultural y religioso.
La opresión del Pueblo judío entra en su etapa más crítica con el advenimiento de Antíoco IV, que se hace llamar Epífanes, es decir, "manifestación divina" (175-164 a. C.). Este rey no se contenta con profanar y saquear el Templo de Jerusalén, sino que también hace edificar en la Ciudad santa una fortaleza, donde instala un destacamento de guardia permanente. Luego promueve un vasto proceso de helenización de las costumbres y prácticas religiosas locales. Así queda proscrita la Ley de Moisés y se la suplanta por la legislación del Estado. Esta política de Antíoco encuentra colaboradores entre los judíos de las clases pudientes, incluso entre los sacerdotes. Muchos, en cambio, prefieren afrontar la persecución y la muerte antes que renegar de su fe, con la esperanza puesta en el Dios de Israel. Otro grupo, finalmente, se inspira en el recuerdo de los antiguos héroes nacionales y elige el camino de la resistencia armada. A este grupo pertenecen el sacerdote Matatías y sus hijos, y ellos emprenden la guerra de liberación narrada en estos Libros.


PRIMER LIBRO DE LOS MACABEOS

Este Libro, compuesto hacia el año 100 a. C., refiere los acontecimientos que van desde la ascensión al trono de Antíoco IV Epífanes, en el año 175 a. C., hasta la muerte de Simón, el último sobreviviente de los hermanos Macabeos, en el 134 a. C. El autor es desconocido, pero sin duda se trata de un judío de Jerusalén, muy buen conocedor de Palestina, que escribió su obra con el fin de exaltar a los héroes de la lucha por la independencia. Los Macabeos son presentados como los nuevos "Jueces" de Israel, suscitados por Dios para liberar a su Pueblo y restaurar la teocracia.
La precisión y vivacidad de ciertos relatos parecen indicar que el autor recogió el testimonio directo de algunos combatientes. Pero él también tuvo acceso a los archivos del Templo de Jerusalén, donde se conservaban los anales de los sumos sacerdotes y otros textos oficiales citados en el libro. Además de estas fuentes, utilizó un documento de la corte seléucida, que le permitió reconstruir la cronología de los hechos. Sobre esta base compuso un relato de gran valor histórico, empleando los recursos literarios propios de la época helenística. Por eso, a menudo exagera las cifras de los enemigos, para exaltar las hazañas de los judíos. También pone en boca de los héroes elocuentes discursos, que destacan la enseñanza fundamental extraída de las victorias de los Macabeos: la fe en el Señor y la fidelidad a la Ley son una fuerza más poderosa que un gran ejército.
Con el decurso del tiempo, la lucha religiosa de los Macabeos fue cediendo a las intrigas políticas y a las ambiciones de poder. Llevado por el entusiasmo del triunfo y de la independencia reconquistada, el autor pasa por alto este aspecto y aun corre el riesgo de identificar el designio de Dios con las guerras de una nación. Eso no impide que nos presente una historia profundamente humana, donde campean la intransigencia de la fe y la pasión por la libertad.


LA PROSCRIPCIÓN DEL JUDAÍSMO Y EL COMIENZO DE LA GUERRA SANTA (167-166 a. C.)

Un rápido bosquejo histórico describe la situación político-religiosa que desencadenó la rebelión de los Macabeos. En una época en que todas las religiones paganas tendían a fundirse en un vago sincretismo, Antíoco IV Epífanes decide eliminar los particularismos dentro de su reino. Con este fin, promueve una especie de "revolución cultural", destinada a imponer las costumbres y prácticas religiosas del Helenismo.
En abierta oposición contra esta política totalitaria, los sectores más intransigentes del Pueblo judío reafirman la originalidad de su fe monoteísta y rechazan toda forma de compromiso con el paganismo. Muchos pagan con la vida su fidelidad a la Ley, pero el sacerdote Matatías convoca a la guerra santa y se refugia en las montañas, con sus cinco hijos y un grupo de judíos fieles. Así encabeza un levantamiento popular, que luego será continuado por sus hijos. El "testamento" de Matatías (2. 49-64) define claramente el sentido de esta resistencia armada.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Sabiduría 19,1-20

2. Ver Exo_12:31-33; Exo_14:5-9.

3. Ver Num_33:4.

11-12. Ver Exo_16:13; Num_11:31-32.

14. "Otros": son los habitantes de Sodoma, que violaron las sagradas reglas de la hospitalidad (10. 7; Gen_19:1-11). El autor los compara con los egipcios, a quienes considera aún más reprensibles por su manera de tratar a los israelitas. Estos son llamados "huéspedes bienhechores", porque estaban emparentados con José, el gran bienhechor de Egipto (Gn. 39 - 47).

17. Este pasaje alude a la "ceguera" con que fueron castigados los habitantes de Sodoma, ante las puertas del "justo" Lot ( Gen_19:11).

18. Los griegos solían comparar la armonía cósmica con una melodía musical. El autor retoma esta idea y la aplica a los prodigios del Éxodo, que él interpreta como una "remodelación" del universo entero en favor de su pueblo (v. 6).

19. "Seres terrestres se volvían acuáticos": tal vez se trata de los israelitas, durante su paso por el Mar Rojo, o de la caballería egipcia hundida en las aguas. "Los que nadan" son las ranas salidas del Nilo, que invadieron todo Egipto ( Exo_8:2-3).

21. "Alimento divino", literalmente, "alimento de ambrosía". En la mitología griega, la ambrosía era la comida de los dioses, que los preservaba de la corrupción. Aquí se alude al maná, llamado también "alimento de ángeles" (16. 20).