Eclesiástico 17 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 32 versitos |
1 El Señor creó al hombre de la tierra y lo hace volver de nuevo a ella.
2 Le señaló un número de días y un tiempo determinado, y puso bajo su dominio las cosas de la tierra.
3 Lo revistió de una fuerza semejante a la suya y lo hizo según su propia imagen.
4 Hizo que todos los vivientes lo temieran, para que él dominara las fieras y los pájaros.
5 [Ellos recibieron el uso de las cinco operaciones del Señor; como sexto don, les concedió la inteligencia; y como séptimo, el lenguaje que interpreta las obras de Dios.]
6 Le dio una lengua, ojos y oídos, el poder de discernir y un corazón para pensar.
7 El colmó a los hombres de saber y entendimiento, y les mostró el bien y el mal.
8 Les infundió su propia luz, para manifestarles la grandeza de sus obras,
9 y les permitió gloriarse eternamente de sus maravillas:
10 así alabarán su Nombre santo, proclamando la grandeza de sus obras.
11 Les concedió además la ciencia y les dio como herencia una Ley de vida;
12 estableció con ellos una alianza eterna y les hizo conocer sus decretos.
13 Ellos vieron con sus ojos la grandeza de su gloria y oyeron con sus oídos la gloria de su voz.
14 El les dijo: "Cuídense de toda injusticia", y dio a cada uno preceptos acerca del prójimo.
15 Los caminos de los hombres están siempre ante él y no pueden ocultarse a sus ojos.
16 [Sus caminos van hacia el mal desde la juventud, y no son capaces de transformar en corazones de carne sus corazones de piedra.]
17 El asignó un jefe a cada nación, pero Israel es la parte del Señor.
18 El es su primogénito, al que nutrió con su instrucción, y cuando dispensa la luz del amor, no lo abandona.
19 Todas sus obras son para él claras como el sol y él tiene los ojos fijos en sus caminos.
20 Sus injusticias no están ocultas para el Señor y todos sus pecados están delante de él.
21 [Pero el Señor es bondadoso y conoce a su criatura; no las deja ni abandona, sino que las perdona.]
22 La limosna de un hombre es para él como un sello, y tiene en cuenta un favor como la pupila de sus ojos.
23 Después, él se levantará para retribuirles y pondrá sobre sus cabezas la recompensa merecida.
24 A los que se arrepienten, les permite volver y reconforta a los que perdieron la constancia.
25 Vuelve al Señor y deja de pecar, suplica ante su rostro y deja de ofenderlo.
26 Vuelve al Altísimo, apártate de la injusticia y odia profundamente toda abominación.
27 ¿Quién alabará al Altísimo en el Abismo, si los vivientes no le rinden homenaje?
28 el muerto, el que ya no existe, deja de alabarlo: el que está vivo y sano debe alabar al Señor.
29 ¡Qué grande es la generosidad del Señor y su perdón para los que vuelven a él!
30 Un hombre no puede tenerlo todo, porque el ser humano no es inmortal.
31 ¿Hay algo más luminoso que el sol? ¡Y sin embargo, también él se eclipsa! ¡Cuánto más la carne y la sangre, que sólo conciben el mal!
32 El Señor pasa revista al ejército de los cielos, ¡cuánto más a los hombres, que son tierra y ceniza!

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Introducción a Eclesiástico


Segundo Libro de los Macabeos

El segundo libro de los MACABEOS no es la continuación del primero, sino en parte paralelo a él, ya que se refiere a los mismos acontecimientos del período comprendido entre el 175 y el 160 a. C., tomados de un poco más atrás y relatados en un estilo diferente. Como lo señala su autor (2. 23), él se limitó a resumir una obra mucho más extensa, redactada en cinco volúmenes por Jasón de Cirene, un ferviente judío de sólida formación helenista. Todo parece indicar que este resumen se llevó a cabo en Alejandría, poco después del 124 a. C.
Este Libro pertenece a un género literario muy difundido en aquella época, denominado "historia dramática" o "patética", en el cual la narración de los hechos históricos se convierte en un medio para conmover, entusiasmar o edificar al lector. Eso explica el empleo de ciertos recursos "efectistas", destinados a suscitar la adhesión o la repulsa, como son el lenguaje declamatorio y ampuloso, los epítetos hirientes, el tono mordaz con que se trata a los adversarios y la acentuada predilección por los elementos maravillosos.
A lo largo de toda su obra, que es una especie de "panegírico religioso", el autor trata de inculcar el amor y la devoción hacia el Templo de Jerusalén, centro de la vida del Pueblo judío. Esta idea ya está presente en las "Cartas" que figuran al comienzo del Libro e imprime su sello al plan que ha guiado la composición del mismo. De hecho, la historia relatada en él se desarrolla en cinco actos centrados alrededor del Templo, y al final del Libro se deja clara constancia de que para Judas y sus hombres "lo primero y principal era el Templo consagrado" (15. 18).
La forma explícita con que este Libro afirma la resurrección de los muertos y la claridad con que destaca el valor de la oración por los difuntos y de la intercesión de los mártires, le han merecido una especial acogida por parte de la Iglesia.



CARTAS A LOS JUDÍOS DE EGIPTOY PRÓLOGO DEL AUTOR

Al comienzo del Libro, el autor transcribe dos cartas escritas por los judíos de Jerusalén. En la primera, estos exhortan a sus hermanos de Egipto a celebrar en unión con ellos la fiesta de la Dedicación del Templo. Dicha carta está fechada en el 124 a. C., es decir, en el cuadragésimo aniversario de la Purificación del Santuario realizada por Judas Macabeo (164 a. C.).
La segunda es anterior y bastante más extensa. Aunque no lleva fecha, parece que fue escrita pocos días antes de la Dedicación del Templo en el 164 a. C., con el fin de poner de relieve la importancia de la Fiesta que se iba a celebrar dentro de poco (1. 18). Después de un breve relato sobre la muerte de Antíoco IV Epífanes, en esta carta se evocan los hechos portentosos que acompañaron a la restauración del Templo en la época de Nehemías. La mayor parte de los datos están tomados de escritos apócrifos o de tradiciones populares, que no pueden ser considerados como documentos históricos. Las dos cartas van seguidas de un Prólogo, donde el autor explica sus intenciones y su método de trabajo.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Eclesiástico 17,1-31

4. Algunos manuscritos añaden v. 5: "Ellos recibieron el uso de las cinco operaciones del Señor; como sexto don, les concedió la inteligencia; y como séptimo, el lenguaje que interpreta las obras de Dios". "Las cinco operaciones del Señor" son los cinco sentidos.

9. Este versículo, lo mismo que el 18, falta en los mejores manuscritos.

15. Algunos manuscritos añaden v. 16; "Sus caminos van hacia el mal desde la juventud, y no son capaces de transformar en corazones de carne sus corazones de piedra". Ver Eze_11:19; Eze_36:26.

18. "Primogénito": así llama el Señor a su pueblo Israel en Exo_4:22.

20. Algunos manuscritos añaden v. 21: "Pero el Señor es bondadoso y conoce a su criatura; no las deja ni abandona, sino que las perdona".