Genesis 5 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 32 versitos |
1 La lista de los descendientes de Adán es la siguiente: Cuando Dios creó al hombre, lo hizo semejante a él.
2 Y al crearlos, los hizo varón y mujer, los bendijo y los llamó Hombre.
3 Adán tenía ciento treinta años cuando engendró un hijo semejante a él, según su imagen, y le puso el nombre de Set.
4 Después que nació Set, Adán vivió ochocientos años y tuvo hijos e hijas.
5 Adán vivió en total novecientos treinta años, y al cabo de ellos murió.
6 Set tenía ciento cinco años cuando fue padre de Enós.
7 Después que nació Enós, Set vivió ochocientos siete años y tuvo hijos e hijas.
8 Set vivió en total novecientos doce años, y al cabo de ellos murió.
9 Enós tenía noventa años cuando fue padre de Quenán.
10 Después que nació Quenán, Enós vivió ochocientos quince años y tuvo hijos e hijas.
11 Enós vivió en total novecientos cinco años, y al cabo de ellos murió.
12 Quenán tenía setenta años cuando fue padre de Mahalalel.
13 Después que nació Mahalalel, Quenán vivió ochocientos cuarenta años y tuvo hijos e hijas.
14 Quenán vivió en total novecientos diez años y al cabo de ellos murió.
15 Mahalalel tenía setenta y cinco años cuando fue padre de Iéred.
16 Después que nació Iéred, Mahalalel vivió ochocientos treinta años y tuvo hijos e hijas.
17 Mahalalel vivió ochocientos noventa y cinco años, y al cabo de ellos murió.
18 Iéred tenía ciento sesenta y dos años cuando fue padre de Henoc.
19 Después que nació Henoc, Iéred vivió ochocientos años y tuvo hijos e hijas.
20 Iéred vivió en total novecientos sesenta y dos años, y al cabo de ellos murió.
21 Henoc tenía sesenta y cinco años cuando fue padre de Matusalén.
22 Henoc siguió los caminos de Dios. Después que nació Matusalén, Henoc vivió trescientos años y tuvo hijos e hijas.
23 Henoc vivió en total trescientos sesenta y cinco años.
24 Siguió siempre los caminos de Dios, y luego desapareció porque Dios se lo llevó.
25 Matusalén tenía ciento ochenta y siete años cuando fue padre de Lámec.
26 Después que nació Lámec, Matusalén vivió setecientos ochenta y dos años y tuvo hijos e hijas.
27 Matusalén vivió en total novecientos sesenta y nueve años, y al cabo de ellos murió.
28 Lámec tenía ciento ochenta y dos años cuando fue padre de un hijo,
29 al que llamó Noé, diciendo: "Este nos dará un alivio en nuestro trabajo y en la fatiga de nuestras manos, un alivio proveniente del suelo que maldijo el Señor".
30 Después que nació Noé, Lámec vivió quinientos noventa y cinco años y tuvo hijos e hijas.
31 Lámec vivió en total setecientos setenta y siete años, y al cabo de ellos murió.
32 Noé tenía quinientos años cuando fue padre de Sem, Cam y Jafet.

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Introducción a Genesis


Génesis

GÉNESIS es una palabra griega, que significa "origen". El primer libro de la Biblia lleva ese nombre, porque trata de los orígenes del universo, del hombre y del Pueblo de Dios.
El libro del Génesis se divide en dos grandes partes. La primera es denominada habitualmente "Historia primitiva", porque presenta un amplio panorama de la historia humana, desde la creación del mundo hasta Abraham (caps. 1-11). La segunda narra los orígenes más remotos del pueblo de Israel: es la historia de Abraham, Isaac y Jacob, los grandes antepasados de las tribus hebreas. Al final de esta segunda parte, adquiere particular relieve la figura de José, uno de los hijos de Jacob, ya que gracias a él su padre y sus hermanos pudieron establecerse en Egipto. La historia de los Patriarcas se cierra con el anuncio del retorno de los israelitas a la Tierra prometida, cuyo cumplimiento comienza a relatarse en el libro del Éxodo.
Estas dos partes presentan notables diferencias en cuanto a la forma literaria y al contenido, pero están íntimamente relacionadas. El Génesis se remonta primero a los orígenes del mundo y de la humanidad. Luego, mediante una serie de genealogías cada vez más restringidas, establece una sucesión ininterrumpida entre Adán, el padre de la humanidad pecadora, y Abraham, el padre del Pueblo elegido. Este vínculo genealógico pone bien de relieve que la elección de Abraham no fue un simple hecho al margen de la historia humana. La elección divina no era un privilegio reservado para siempre a una sola persona o a una sola nación. Si Dios manifestó su predilección por Abraham y por la descendencia nacida de él, fue para realizar un designio de salvación que abarca a todos los pueblos de la tierra.
En la redacción final del libro del Génesis, se emplearon elementos de las tradiciones "yahvista", "elohísta" y "sacerdotal". Esta última fuente tiene una importancia especial en el conjunto de la obra, debido a que constituye la base literaria en la que se insertaron las otras tradiciones.
Los primeros capítulos del Génesis ofrecen una dificultad muy particular para el hombre de hoy. En ellos se afirma, por ejemplo, que Dios creó el universo en el transcurso de una semana, que modeló al hombre con barro y que de una de sus costillas formó a la mujer. ¿Cómo conciliar estas afirmaciones con la visión del universo que nos da la ciencia? La dificultad se aclara si tenemos en cuenta que el libro del Génesis no pretende explicar "científicamente" el origen del universo ni la aparición del hombre sobre la tierra. Con las expresiones literarias y los símbolos propios de la época en que fueron escritos, esos textos bíblicos nos invitan a reconocer a Dios como el único Creador y Señor de todas las cosas. Este reconocimiento nos hace ver el mundo, no como el resultado de una ciega fatalidad, sino como el ámbito creado por Dios para realizar en él su Alianza de amor con los hombres. La consumación de esa Alianza serán el "cielo nuevo" y la "tierra nueva" ( Isa_65:17 ; Rev_21:1 ) inaugurados por la Resurrección de Cristo, que es el principio de una nueva creación.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas