Joel
El texto bíblico no proporciona ninguna información sobre la persona y la vida de JOEL, cuyo nombre significa "El Señor es Dios". Tampoco ofrece datos precisos para determinar la fecha en que el profeta consignó por escrito su mensaje, si bien todo parece indicar que fue después del exilio, hacia el 400 a. C., cuando el Templo ya había sido restaurado. El libro de Joel ocupa un puesto relevante en la literatura hebrea por el vuelo poético de su lenguaje y el vigor de sus imágenes.
La predicación de Joel tiene un trasfondo marcadamente litúrgico. Él manifiesta un especial conocimiento del culto y le atribuye una gran importancia, lo mismo que Ageo y Zacarías. A raíz de esto, se suele afirmar con razón que Joel era un profeta dedicado al servicio del Templo y que sus oráculos -al menos en parte- son una profecía "cultual", es decir, un mensaje profético proclamado en el marco de una asamblea litúrgica. Sin embargo, no hay nada en el Libro que pueda ser tachado de ritualismo. En él no se encuentran prescripciones minuciosas relativas al culto, tan frecuentes en Ezequiel, y ni siquiera reproches por los abusos cometidos en la celebración de los ritos, como los que deplora Malaquías. Lo que más preocupa a Joel es la conversión interior: "Desgarren su corazón y no sus vestiduras, y vuelvan al Señor, su Dios" (2. 13). Por eso su predicación ha encontrado un eco profundo en la liturgia penitencial de la Iglesia.
Joel 1,1-20
3. Ver Sal_44:2; Sal_78:3-6.
4. No está del todo claro el significado exacto de los términos empleados para describir la terrible plaga. Podría tratarse de cuatro variedades de langostas, o bien de cuatro etapas de su evolución biológica o de cuatro especies diversas de insectos.
7. La "viña" y la "higuera" se mencionan frecuentemente en la Biblia como símbolos de paz y de prosperidad ( 1Re_5:5; 2Re_18:31; Miq_4:4; Zac_3:10). Su total devastación evoca la magnitud de la catástrofe .
9. Tanto los dos holocaustos cotidianos ( Exo_29:38-42; Num_28:3-8), como los establecidos para las diversas fiestas (Núm. 29) y los ofrecidos voluntariamente ( Num_15:3-11), debían ir acompañados de una "ofrenda" de harina y de una "libación" de aceite y vino. La pérdida total de las cosechas ha interrumpido el funcionamiento normal del culto divino, cosa que sucedía únicamente en los momentos de grave calamidad ( Dan_8:11; Dan_11:31; Dan_12:11; 1Ma_1:44-45).
12. Una sequía de intensidad inusitada agrava los estragos provocados por la langosta. Ambas calamidades, frecuentes en Palestina, se producían muchas veces simultáneamente. Ver 1Re_8:35-37; 2Cr_6:26-28; Amo_4:7-9.
14. Ver 2. 15.
15. Ver Isa_13:6.