Ezequiel  48 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 35 versitos |
1 Estos son los nombres de las tribus. Por el extremo septentrional, bordeando el camino de Jetlón, hacia la Entrada de Jamat y Jasar Enán, con el territorio de Damasco hacia el norte, al borde de Jamat, desde el lado oriental hasta el lado occidental: una parte para Dan.
2 Sobre la frontera de Dan, desde el lado oriental hasta el lado occidental: una parte para Aser.
3 Sobre la frontera de Aser, desde el lado oriental hasta el lado occidental: una parte para Neftalí.
4 Sobre la frontera de Neftalí, desde el lado oriental hasta el lado occidental: una parte para Manasés.
5 Sobre la frontera de Manasés, desde el lado oriental hasta el lado occidental: una parta para Efraím.
6 Sobre la frontera de Efraím, desde el lado oriental hasta el lado occidental: una parte para Rubén.
7 Sobre la frontera de Rubén, desde el lado occidental: una parte para Judá.
8 Sobre la frontera de Judá, desde el lado oriental hasta el lado occidental: allí estará el tributo que ustedes reservarán para el Señor. Tendrá doce mil quinientos metros de ancho, y su longitud será igual que las otras partes, desde el lado oriental hasta el lado occidental. El Santuario estará en el medio.
9 El tributo que ustedes reservarán para el Señor tendrá doce mil quinientos metros de largo por diez mil de ancho.
10 Este tributo sagrado estará distribuido de la siguiente manera: a los sacerdotes les corresponderá una extensión de doce mil quinientos metros de largo por el norte, de cinco mil metros de ancho por el oeste, de cinco mil metros de ancho por el este, y de doce mil quinientos metros de largo por el sur. El Santuario del Señor estará en el medio.
11 Esta parte será para los sacerdotes consagrados, los hijos de Sadoc, que ejercieron mi ministerio y no se descarriaron como los levitas, cuando se descarriaron los israelitas.
12 Así, a los sacerdotes les corresponderá una fracción de la parte reservada del país, una porción santísima junto al territorio de los levitas.
13 En cuanto a los levitas, también ellos tendrán una extensión de doce mil quinientos metros de largo por cinco mil de ancho, a lo largo del territorio de los sacerdotes. En total, tendrán doce mil quinientos metros de largo por cinco mil de ancho.
14 No se podrá vender, permutar o expropiar nada de esta porción escogida del país, porque está consagrada al Señor.
15 Los dos mil quinientos metros que quedarán a lo largo de estos doce mil quinientos metros, serán un espacio profano para la ciudad, destinados a viviendas y pastizales. La ciudad estará en el medio,
16 y sus dimensiones serán las siguientes: dos mil quinientos cincuenta metros por el lado del norte, y otros tantos por el sur, el este y el oeste.
17 La ciudad tendrá unos pastizales de ciento veinticinco metros cada uno, al norte, al sur, al este y al oeste.
18 En cuanto a la extensión restante, a lo largo de la parte reservada para el Señor -es decir, cinco mil metros hacia el este y otros tantos hacia el oeste-, lo que allí se produzca servirá para alimentar a los que trabajen en la ciudad.
19 La cultivarán esos mismos trabajadores, tomados de entre todas las tribus de Israel.
20 El conjunto de la parte reservada tendrá doce mil quinientos metros por doce mil: así, lo que ustedes reservarán será un cuadrado, incluyendo lo que pertenece a la ciudad.
21 El resto será para el príncipe, a uno y otro lado de la parte reservada y de la que pertenece a la ciudad. A él le corresponderá una extensión de doce mil quinientos metros pro el lado este, hasta la frontera oriental; y de doce mil quinientos metros por el lado oeste, hasta la frontera occidental, a lo largo de las otras partes. La parte reservada y el Santuario del templo quedarán en el medio.
22 La propiedad de los levitas y lo que pertenece a la ciudad estarán entre la frontera de Judá y la frontera de Benjamín, en medio de lo que pertenecerá al príncipe.
23 En cuanto al resto de las tribus, desde el lado oriental hasta el lado occidental: una parte para Benjamín.
24 Sobre la frontera de Benjamín, desde el lado oriental hasta el lado occidental: una parte para Simeón.
25 Sobre la frontera de Simeón, desde el lado oriental hasta el lado occidental: una parte para Isacar.
26 Sobre la frontera de Isacar, desde el lado oriental hasta el lado occidental: una parte para Zabulón.
27 Sobre la frontera de Zabulón, desde la lado oriental hasta el lado occidental: una parte para Gad.
28 Sobre la frontera de Gad, por el lado meridional, hacia el sur, la frontera llegará desde Tamar hasta las aguas de Meribá de Cadés, hasta el Torrente y hasta el Mar Grande.
29 Este es el país que ustedes se distribuirán por sorteo, como herencia para las tribus de Israel: estas serán sus partes -oráculo del Señor-.
30 Estas son las salidas de la ciudad. El lado septentrional medirá dos mil doscientos cincuenta metros.
31 Las puertas de la ciudad llevarán los nombres de las tribus de Israel. Habrá tres puertas al norte: la puerta de Rubén, la de Judá y la de Leví.
32 El lado oriental medirá dos mil quinientos cincuenta metros y tendrá tres puertas: la puerta de José, la de Benjamín y la de Dan.
33 El lado meridional medirá dos mil doscientos cincuenta metros y tendrá tres puertas, la puerta de Simeón, la de Isacar y la de Zabulón.
34 El lado occidental medirá dos mil doscientos cincuenta metros y tendrá tres puertas: la puerta de Gad, la de Aser y la de Neftalí.
35 El perímetro total será de nueve mil metros. Y en adelante, el nombre de la ciudad será: "El Señor está allí".

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Introducción a Ezequiel 


Ezequiel

En el 597 a. C., Nabucodonosor, rey de Babilonia, realizó una campaña contra Jerusalén. El rey Joaquín se rindió después de soportar un breve asedio y tuvo que pagar un pesado tributo. Como consecuencia de esta primera invasión, el reino davídico no quedó destruido, pero sí considerablemente diezmado. En efecto, con el fin de reafirmar su soberanía sobre Judá, Nabucodonosor destituyó a Joaquín y lo llevó cautivo a Babilonia con varios miles de deportados, entronizando en su lugar a Sedecías (17. 12-14; 2Ki_24:8-17 ). Entre las víctimas de aquella primera deportación se encontraba un sacerdote de Jerusalén, llamado EZEQUIEL, nombre que significa "Dios es fuerte", o bien, "Que Dios fortalezca". El lugar de su destierro fue una colonia de exiliados instalada en Tel Aviv, población situada junto al río Quebar, en las cercanías de Babilonia. Allí vivía acompañado de su esposa, cuando tuvo la deslumbrante visión que lo convirtió en profeta del Señor. A partir de ese momento, ejerció su actividad profética a lo largo de más de veinte años, entre el 593 y el 571 a. C.
La pertenencia de Ezequiel a la clase sacerdotal dejó una huella profunda en su mensaje. Así lo manifiestan su interés por las instituciones cultuales, su preocupación por separar lo sagrado de lo profano ( 2Ki_45:1-6 ; 2Ki_48:9-14 ), su horror por las impurezas legales ( 2Ki_4:14 ; 2Ki_44:6-8 ) y su competencia para resolver casos de moral y derecho, función esta específica de los sacerdotes ( 2Ki_20:1 ). Pero su máxima preocupación es el Templo, ya sea el Templo presente, contaminado por toda suerte de ritos idólatras ( 2Ki_8:1-18 ), ya sea el Santuario de la nueva Jerusalén, donde la Gloria del Señor habitará para siempre ( 2Ki_43:1-9 ) y cuyo diseño él describe minuciosamente (caps. 40-48). El pensamiento y el estilo de Ezequiel están hondamente arraigados en la tradición sacerdotal, así como los de su contemporáneo Jeremías reflejan cierta influencia de la corriente "deuteronomista".
Sin embargo, Ezequiel fue ante todo un profeta. El Señor lo estableció como "un presagio para el pueblo de Israel" ( 2Ki_12:6 ; 2Ki_24:24 ), y él puso en evidencia ante los exiliados en Babilonia que había "un profeta en medio de ellos" ( 2Ki_2:5 ; 2Ki_33:33 ). Su función fue semejante a la del "centinela", encargado de dar el grito de alerta ante la inminencia del peligro y, al mismo tiempo, responsable de aquellos que se perdían por no haber sido alertados oportunamente ( 2Ki_3:16-21 ).
A través de sus escritos, Ezequiel se manifiesta como una personalidad sumamente desconcertante. El lector queda desorientado ante sus sorprendentes acciones simbólicas ( 2Ki_4:1-3 ; 2Ki_5:1-4 ; 2Ki_12:1-20 ), ante sus posturas extravagantes ( 2Ki_4:4-8 ) y sus transportes extáticos ( 2Ki_11:1-13 ; 2Ki_37:1-14 ; 2Ki_40:1-4 ). Estos mismos elementos ya habían aparecido en otros profetas anteriores a él. Pero mientras que Oseas, Isaías o Jeremías se valen de ellos con cierta discreción, Ezequiel parece complacerse en emplearlos hasta resultar chocante. Por ese modo de proceder, se lo ha tachado de "excéntrico" e incluso se ha pensado que padecía de ciertas perturbaciones síquicas. Lo cierto es que poseía un genio excepcionalmente sensible e imaginativo, a la vez que complejo y paradójico. Era un "visionario" en el mejor sentido del término. Pero eso no le impedía expresarse a veces con la fría precisión de un jurista y la sutileza de un casuista o bien detenerse minuciosamente en la seca enumeración de detalles arquitectónicos.
El libro de Ezequiel aparece a primera vista como un conjunto sólidamente estructurado. Después de la introducción dedicada a relatar la vocación del profeta (1. 4-3. 21), siguen cuatro partes que tratan temas bien definidos. Dentro de este plan lógico, es fácil descubrir algunas repeticiones, interrupciones bruscas y ampliaciones, debidas en gran parte al trabajo redaccional de los discípulos del profeta, que dieron al Libro su forma definitiva.
Los grandes temas de Ezequiel han encontrado un profundo eco en el Nuevo Testamento, sobre todo en el Evangelio según san Juan. La Morada definitiva de Dios entre los hombres, anunciada por Ezequiel (37. 27), es Jesucristo ( Joh_1:14 ). Él es también el Buen Pastor que congrega a su Pueblo ( Joh_34:11-16 ; Joh_10:11-16 ), lo hace renacer por el agua y el Espíritu ( Joh_36:25-27 ; Joh_3:5 ) y le da la Vida ( Joh_37:1-14 ; Joh_11:25-26 ). Las visiones de Ezequiel son asimismo el punto de partida de casi todas las imágenes con que el Apocalipsis describe la Nueva Jerusalén, cuyo Templo "es el Señor Dios todopoderoso y el Cordero" ( Rev_21:22 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Ezequiel  48,1-35

35. "El Señor está allí": este nuevo nombre de Jerusalén resume con admirable simplicidad el contenido más hondo del libro de Ezequiel. La expresión evoca la figura del "Emanuel" -"Dios con nosotros"- anunciado por Isaías (7. 14; 8. 8).