I Tesalonicenses 1 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 10 versitos |
1 Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la Iglesia de Tesalónica, que está unida a Dios Padre y al Señor Jesucristo. Llegue a ustedes la gracia y la paz.
2 Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes, cuando los recordamos en nuestras oraciones,
3 y sin cesar tenemos presente delante de Dios, nuestro Padre, cómo ustedes han manifestado su fe con obras, su amor con fatigas y su esperanza en nuestro Señor Jesucristo con una firme constancia.
4 Sabemos, hermanos amados por Dios, que ustedes han sido elegidos.
5 Porque la Buena Noticia que les hemos anunciado llegó hasta ustedes, no solamente con palabras, sino acompañada de poder, de la acción del Espíritu Santo y de toda clase de dones. Ya saben cómo procedimos cuando estuvimos allí al servicio de ustedes.
6 Y ustedes, a su vez, imitaron nuestro ejemplo y el del Señor, recibiendo la Palabra en medio de muchas dificultades, con la alegría que da el Espíritu Santo.
7 Así llegaron a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y Acaya.
8 En efecto, de allí partió la Palabra del Señor, que no sólo resonó en Macedonia y Acaya: en todas partes se ha difundido la fe que ustedes tienen en Dios, de manera que no es necesario hablar de esto.
9 Ellos mismos cuentan cómo ustedes me han recibido y cómo se convirtieron a Dios, abandonando los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero,
10 y esperar a su Hijo, que vendrá desde el cielo: Jesús, a quien él resucitó y que nos libra de la ira venidera.

Patrocinio

 
 

Introducción a I Tesalonicenses


PRIMERA CARTA A LOS TESALONICENSES

Tesalónica, la capital de la provincia romana de Macedonia, era un puerto importante del mar Egeo. Pablo llegó a esa ciudad en el año 50, durante su segundo viaje misionero. Allí fundó una comunidad cristiana, compuesta en su mayor parte de paganos convertidos a la fe. Pero su permanencia en Tesalónica fue muy breve, ya que debido a la oposición de los judíos debió abandonar la ciudad precipitadamente ( Act_17:1-15 ). A su salida, la comunidad quedó sola en medio de la persecución y con una insuficiente formación religiosa.
Preocupado por la suerte de los cristianos, Pablo les envió a Timoteo, desde Atenas ( Act_3:1-5 ). A su regreso, este trajo al Apóstol noticias muy alentadoras: la comunidad se había mantenido firme en la fe y recordaba a Pablo con afecto. Sin embargo, algunos esperaban con impaciencia la Venida del Señor y se negaban a trabajar, resultando una carga para sus hermanos. Otros estaban preocupados, porque suponían erróneamente que los cristianos que ya habían muerto no iban a estar presentes cuando viniera el Señor.
Para responder a estas inquietudes, Pablo escribió poco después de su llegada a Corinto, a comienzos del año 51, su PRIMERA CARTA A LOS TESALONICENSES: la lectura de esta Carta, como también la de la segunda a los Tesalonicenses, supone una cierta familiaridad con el estilo "apocalíptico", cargado de imágenes y símbolos, que los Profetas y los Escritores judíos solían emplear para anunciar la llegada del "Día del Señor" ( Act_5:2 ).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

Patrocinio

Notas

I Tesalonicenses 1,1-10

1. "Silvano": ver nota 2Co_1:19. Sobre "Timoteo", ver nota Hec_16:1.

3. Esta es la más antigua mención de las virtudes "teologales". Ver 1Co_13:13.

6. "La Palabra": ver nota Mat_13:20.

10. Al librarnos del pecado, Cristo nos salva de la "ira" de Dios que se manifestará en el Juicio. Ver nota Rom_1:18.