Juan  1 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 51 versitos |
1 Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
2 Al principio estaba junto a Dios.
3 Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
4 En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
5 La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.
6 Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
7 Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
8 El no era luz, sino el testigo de la luz.
9 La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre.
10 Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció.
11 Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron.
12 Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
13 Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
14 Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
15 Juan da testimonio de él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo".
16 De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia:
17 porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
18 Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.
19 Este es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle: "¿Quién eres tú?".
20 El confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: "Yo no soy el Mesías".
21 "¿Quién eres, entonces?", le preguntaron: "¿Eres Elías?". Juan dijo: "No". "¿Eres el Profeta?". "Tampoco", respondió.
22 Ellos insistieron: "¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?"
23 Y él les dijo: "Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías".
24 Algunos de los enviados eran fariseos,
25 y volvieron a preguntarle: "¿Por qué bautizas, entonces, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?".
26 Juan respondió: "Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen:
27 él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia".
28 Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán donde Juan bautizaba.
29 Al día siguiente, Juan vio acercarse a Jesús y dijo: "Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
30 A él me refería, cuando dije: Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo.
31 Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que él fuera manifestado a Israel".
32 Y Juan dio este testimonio: "He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre él.
33 Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquel sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo".
34 Yo lo he visto y doy testimonio de que él es el Hijo de Dios".
35 Al día siguiente, estaba Juan otra vez allí con dos de sus discípulos
36 y, mirando a Jesús que pasaba, dijo: "Este es el Cordero de Dios".
37 Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús.
38 El se dio vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: "¿Qué quieren?". Ellos le respondieron: "Rabbí -que traducido significa Maestro- ¿dónde vives?".
39 "Vengan y lo verán", les dijo. Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Era alrededor de las cuatro de la tarde.
40 Uno de los dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro.
41 Al primero que encontró fue a su propio hermano Simón, y le dijo "Hemos encontrado al Mesías", que traducido significa Cristo.
42 Entonces lo llevó a donde estaba Jesús. Jesús lo miró y le dijo: "Tú eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Cefas", que traducido significa Pedro.
43 Al día siguiente, Jesús resolvió partir hacia Galilea. Encontró a Felipe y le dijo: "Sígueme".
44 Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro.
45 Felipe encontró a Natanael y le dijo: "Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret".
46 Natanael le preguntó: "¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?". "Ven y verás", le dijo Felipe.
47 Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: "Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez".
48 "¿De dónde me conoces?", le preguntó Natanael. Jesús le respondió: "Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera".
49 Natanael le respondió: "Maestro, tú eres el hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel".
50 Jesús continuó: "Porque te dije: "Te vi debajo de la higuera", crees. Verás cosas más grandes todavía".
51 Y agregó: "Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre".

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Introducción a Juan 


EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN

El cuarto Evangelio difiere considerablemente de los tres anteriores, tanto por su forma literaria cuanto por su contenido. La tradición cristiana lo atribuye al Apóstol JUAN, a quien identifica con "el discípulo al que Jesús amaba" (13. 23; 19. 26; 20. 2; 21. 7, 20), y hay varios indicios en el mismo Evangelio que corroboran esta atribución. De todas maneras, la redacción final del Libro es el resultado de una larga elaboración en la que también intervinieron los discípulos del Apóstol. La obra fue concluida hacia el año 100, y tenía como destinatarios inmediatos a las comunidades cristianas de Asia Menor.
El Evangelio de Juan gira en torno a un tema fundamental: Jesús es el Enviado de Dios, su Palabra por excelencia, que vino a este mundo para hacernos conocer al Padre. Él no habla por sí mismo, sino que "da testimonio" de la Verdad que escuchó del Padre (3. 11-13, 31-34), y toda su vida es una revelación de la "gloria" que recibió de su mismo Padre antes de la creación del mundo (17. 1-5).
Con más insistencia que los otros evangelistas, Juan acentúa la oposición entre Jesús -la "Luz", el "Camino", la "Verdad" y la "Vida"- y los que se niegan a creer en él, designados habitualmente con el nombre genérico de "los judíos". Jesús no vino a "juzgar" al mundo, sino a salvarlo. Pero, por el simple hecho de manifestarse a los hombres, él los pone ante una alternativa: la de permanecer en sus propias "tinieblas" o creer en la "luz". El que no cree en Jesús "ya" está condenado, mientras que el que cree en él "ya" ha pasado de la muerte a la Vida y tiene Vida eterna.
A diferencia de los Evangelios sinópticos, que mencionan una sola "subida" de Jesús a Jerusalén, este Evangelio habla de tres Pascuas celebradas en la Ciudad santa. Más aún, casi toda la actividad pública del Señor, se desarrolla dentro del marco litúrgico de alguna festividad judía. En lugar de las parábolas del Reino utilizadas a manera de comparaciones, tan características de los otros Evangelios, Juan se vale de breves y expresivas alegorías, como por ejemplo, la de la vid y los sarmientos y la del buen Pastor. También emplea diversos "símbolos" para referirse a la persona de Jesús y a los bienes que él brinda a los hombres: en especial, el "agua" y el "pan" le sirven para hacer una verdadera "catequesis sacramental" sobre el Bautismo y la Eucaristía.
El autor de este Evangelio vuelve constantemente sobre los mismos temas, desarrollándolos y profundizándolos una y otra vez. En cada uno de esos temas está contenido todo el misterio de Cristo. Pero más que los "hechos" de su vida, lo que le interesa y quiere poner de relieve es el "significado" que ellos encierran y que sólo la fe puede descubrir. Desde esa perspectiva, Juan interpreta las obras y amplía los discursos de Jesús, como fruto de una larga y profunda contemplación. Su objetivo fundamental es conducirnos a la Vida eterna, que consiste en conocer al "único Dios verdadero" y a su "Enviado, Jesucristo" (17. 3). Con razón se ha llamado al Evangelio de Juan el "Evangelio espiritual".

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Juan  1,1-51

1. "Al principio": esta expresión recuerda el primer capítulo del Génesis, pero aquí no se refiere al comienzo del mundo, sino al "principio" en sentido absoluto, cuando nada existía fuera de Dios.

5. La "luz" es la Palabra (8. 12; 9. 5), las "tinieblas" son las fuerzas del mal ( Col_1:13). Otros traducen: "No la comprendieron" o "no la vencieron".

6-8. El himno se interrumpe para rebatir a los partidarios del Bautista, que lo consideraban el Mesías.

12. "A los que creen en su Nombre": esta es una expresión semítica que indica la fe en la Persona de Jesús.

13. Se trata de una generación espiritual que da la Vida eterna, contrapuesta a la generación carnal, principio de la vida puramente natural. Ver 3. 3-7.

14. "Carne", en el lenguaje de la Biblia, designa todo el hombre en su debilidad de ser corruptible (3. 6; Mat_16:17).

"Habitó entre nosotros", literalmente, "plantó su carpa", a la manera de los nómadas. El texto alude a la Morada del Señor en medio del campamento israelita durante la marcha por el desierto ( Exo_25:8; Exo_40:34-35).

"Lleno de gracia y de verdad" corresponde a la expresión bíblica "pródigo en amor y fidelidad" ( Exo_34:6), con la que se describe a Dios. Indica las múltiples manifestaciones del amor de Dios a los hombres y su fidelidad a la palabra dada, es decir, a sus promesas.

16. "Gracia sobre gracia" puede significar que la gracia de la Antigua Alianza entre Dios y los hombres fue completada por la gracia de la Nueva Alianza, realizada por medio de Jesús; o bien, que la gracia de Jesús concedida siempre más y más a los creyentes (10. 10), corresponde a la que él recibió del Padre en toda su plenitud (v. 14).

19. "Levitas": ver nota Luc_10:32.

20. Ver nota Mat_1:16.

21. Los judíos preguntan a Juan si él es Elías, porque algunas corrientes mesiánicas del Judaísmo esperaban la venida de Elías como precursor del Mesías ( Mal_3:23-24). Asimismo le preguntan si es el Profeta, porque los judíos esperaban al Mesías como a un nuevo Moisés, y en el Antiguo Testamento ( Deu_18:15, Deu_18:18) se designa a Moisés como el Profeta por excelencia.

23. Isa_40:3.

46. "¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?": esta pregunta revela la poca estima en que era tenida esta ciudad desde el punto de vista religioso, porque no había dado ningún profeta. Ver 7. 52.

51. "Hijo del hombre": ver nota Mat_8:20.