Jueces 1 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 36 versitos |
1 Después de la muerte de Josué, los israelitas consultaron al Señor, diciendo: "¿Quién de nosotros será el primero en subir a luchar contra los cananeos?".
2 El Señor respondió: "Que suba Judá, porque yo he puesto el país en sus manos".
3 Entonces Judá dijo a su hermano Simeón: "Sube conmigo al territorio que me ha tocado en suerte. Atacaremos a los cananeos, y después yo iré contigo al territorio que te ha sido asignado". Y Simeón lo acompañó.
4 Cuando Judá subió, el Señor puso en sus manos a los cananeos y a los perizitas, y derrotaron en Bézec a diez mil hombres.
5 Allí se encontraron con Adoní Bézec, combatieron contra él y derrotaron a los cananeos y a los perizitas.
6 Adoní Bézec trató de escapar, pero ellos lo persiguieron, lo capturaron y le cortaron el dedo pulgar de las manos y de los pies.
7 Entonces Adoní Bézec exclamó: "Setenta reyes, con los pulgares de sus manos y de sus pies cortados, recogían migajas debajo de mi mesa. Y ahora Dios me retribuye de acuerdo con lo que hice". Luego lo llevaron a Jerusalén, y allí murió.
8 La tribu de Judá atacó a Jerusalén; la tomaron, pasaron a sus habitantes al filo de la espada e incendiaron la ciudad.
9 Luego la tribu de Judá fue a combatir contra los cananeos que habitaban en la Montaña, el Négueb y la Sefelá.
10 Judá avanzó contra los cananeos que habitaban en Hebrón -Hebrón se llamaba antiguamente Quiriat Arabá- y derrotó a Sesai, Ajimán y Talmai.
11 Desde allí subió contra los habitantes de Debir, que antes se llamaba Quiriat Séfer.
12 Entonces Caleb dijo: "Al que derrote y conquiste a Quiriat Séfer, yo le daré como esposa a mi hija Acsá".
13 El que la conquistó fue Otniel, hijo de Quenaz y hermano menor de Caleb, y este le dio como esposa a su hija Acsá.
14 Cuando ella llegó a la casa de su esposo, este le sugirió que pidiera un campo a su padre. Ella se bajó del asno, y Caleb le preguntó: "Qué quieres?".
15 "Quiero que me hagas un regalo, le respondió; ya que me has mandado al territorio de Négueb, concédeme al menos un manantial". Y él le dio el manantial de Arriba y el manantial de Abajo.
16 Los del clan de Jobab, el quenita, que había sido suegro de Moisés, subieron con la tribu de Judá desde la ciudad de las Palmeras hasta el desierto de Judá, al sur de Arad, y se establecieron entre los amalecitas.
17 Judá, por su parte, su fue con su hermano Simeón. Ellos derrotaron a los cananeos que habitaban en Sefat y consagraron la ciudad al exterminio total; por eso, la ciudad se llamó Jormá.
18 Pero Judá no pudo apoderarse de Gaza y su territorio, ni de Ascalón y su territorio, ni de Ecrón y su territorio.
19 El Señor estaba con Judá, y este pudo ocupar la Montaña, pero no logró desposeer a los habitantes de la llanura, porque estaban equipados con carros de hierro.
20 De acuerdo con lo establecido por Moisés, Hebrón fue asignada a Caleb, y él expulsó de allí a los tres hijos de Anac.
21 La tribu de Benjamín, en cambio, no pudo desposeer a los jebuseos que habitaban en Jerusalén. Por eso los Jebuseos continúan habitando en Jerusalén con la tribu de Benjamín, hasta el día de hoy.
22 La casa de José, por su parte, subió contra Betel, y el Señor estaba con ella.
23 La casa de José envió espías a Betel -la ciudad que antiguamente se llamaba Luz-
24 y cuando los espías vieron a un hombre que salía de la ciudad, le dijeron: "Muéstranos el acceso a la ciudad, y te perdonaremos la vida".
25 El les indicó el acceso a la ciudad, y ellos pasaron a sus habitantes al filo de la espada, pero dejaron ir a aquel hombre con toda su familia.
26 El hombre se dirigió al país de los hititas, y fundó una ciudad, a la que llamó Luz. Este es el nombre que tiene hasta el día de hoy.
27 Manasés, en cambio, no pudo adueñarse de Bet Seán y de Tanac con sus respectivas ciudades dependientes. Tampoco desposeyó a los habitantes de Dor, de Ibleam y de Meguido, con sus respectivas ciudades dependientes, sino que los cananeos continuaron ocupando ese territorio.
28 Pero cuando Israel se hizo más fuerte, obligó a los cananeos a pagar tributo, aunque no llegó a desposeerlos.
29 Efraím no pudo desposeer a los cananeos que habitaban en Guézer, de manera que estos continuaron viviendo en medio de él, en Guézer.
30 Zabulón no desposeyó a los habitantes de Quitrón ni a los de Nahalol: los cananeos continuaron viviendo en medio de él, pero fueron obligados a pagar tributo.
31 Aser no pudo desposeer a los habitantes de Acó, de Sidón, de Majleb, de Aczib, de Afric y de Rejob.
32 Por eso la tribu de Aser se estableció en medio de los cananeos que ocupaban el país, ya que no pudieron desposeerlos.
33 Tampoco Neftalí pudo desposeer a los habitantes de Bet Semes, ni a los de Bet Anát, y se estableció en medio de los cananeos que habitaban en el país, Pero los habitantes de Bet Semes y de Bet Anát fueron obligados a pagar tributo.
34 Los amorreos obligaron a la tribu de Dan a replegarse hacia la región montañosa, impidiéndosele bajar hasta el llano.
35 Los amorreos pudieron permanecer en Har Jéres, en Aialón y en Salbím, pero cuando la casa de José afianzó su poder, fueron obligados a pagar tributo.
36 En cuanto a los edomitas, su frontera se extiende desde la cuesta de Acrabím, a partir de la Roca, y continúa hacia arriba.

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Introducción a Jueces


Jueces

El libro de los JUECES nos presenta a Israel en una de las etapas más críticas de su historia. Es el tiempo que transcurre entre la penetración de las tribus hebreas en Canaán y la instauración de la monarquía, es decir, entre los años 1200 y 1020 a. C. El pueblo se encuentra amenazado por todas partes. Algunos grupos cananeos, sólidamente atrincherados en sus plazas fuertes, continúan oponiendo una tenaz resistencia. Otros invasores -especialmente los filisteos, mucho mejor organizados y armados que Israel- luchan por adueñarse de los mismos territorios. Las tribus israelitas se encuentran aisladas unas de otras, sin un gobierno central que pueda asegurar una firme cohesión interna. Y la única base de la unidad nacional -la fe en el Señor, el Dios de Israel- corre el peligro de dejarse contaminar por los seductores cultos cananeos.
En este clima de inseguridad y anarquía, se ve surgir a los héroes llamados "Jueces". Este título tiene un sentido más amplio que el habitual entre nosotros. Los Jueces de Israel son "caudillos", que se constituyen en defensores de la "justicia" para hacer valer el derecho conculcado. Bajo la presión de un grave peligro, se ponen al frente de una o varias tribus y liberan a sus hermanos de la opresión a que estos han sido sometidos. Su autoridad no es estable, sino transitoria y excepcional. Una vez concluida la acción militar, vuelven a su vida ordinaria, aunque el prestigio adquirido con sus hazañas les asegura a veces una cierta preeminencia sobre las tribus liberadas.
Por su origen, su carácter y su condición social, estos caudillos y libertadores difieren considerablemente unos de otros. Pero tienen un rasgo común: todos actúan bajo el impulso del "espíritu". El espíritu del Señor se manifiesta siempre como una fuerza divina, que irrumpe súbitamente, se posesiona de ellos y los mueve a realizar proezas que están por encima de sus capacidades naturales. De allí que a los protagonistas de estas gestas guerreras se los pueda llamar con razón líderes "carismáticos".
Los héroes del libro de los Jueces viven en una época de costumbres rudas e incluso bárbaras. La traición de Ejud, el asesinato de Sísara, la masacre de Abimélec, el sacrificio de la hija de Jefté y las aventuras amorosas de Sansón reflejan una moral que no es la del Evangelio. Pero estos viejos relatos no están exentos de grandeza. En ellos se vislumbra la pujanza de un pueblo que lucha por sobrevivir y mantener su identidad en medio de circunstancias adversas. Y se descubre, sobre todo, la acción del Señor, que guía y defiende a Israel, a pesar de sus miserias y claudicaciones.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Jueces 1,1-36

3. La tribu de "Simeón" tenía al comienzo su propio territorio al sur de Judá ( Jos_19:1-9), pero paulatinamente fue absorbida por esta última. Esta integración se produjo definitivamente en tiempos de David, cuando la tribu de Judá adquirió una posición preeminente.

8. En realidad, la conquista de "Jerusalén" se produjo mucho tiempo después, durante el reinado de David ( Jos_15:63; 2Sa_5:6-9).

11-15. Ver Jos_15:16-19.

17. Ver nota Num_21:3.

22. La "casa de José" incluía a las tribus de Efraím y Manasés.