Genesis 14 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 24 versitos |
1 En tiempos de Amrafel, rey de Senaar, de Arioc, rey de Elasar, de Quedorlaómer, rey de Elam, y de Tidal, rey de Goím,
2 estos hicieron la guerra contra Berá, rey de Sodoma, Birsá, rey de Gomorra, Sinab, rey de Admá, Zeméber, rey de Seboím, y contra el rey de Belá, es decir, de Soár.
3 Todos ellos se concentraron en el valle de Sidím, que ahora es el mar de la Sal.
4 Durante doce años, habían estado sometidos a Quedorlaómer, pero al decimotercer año se rebelaron.
5 Y en el decimocuarto año, Quedorlaómer y los reyes que los acompañaban llegaron y derrotaron a los refaítas en Asterot Carnaim, a los zuzíes en Ham, a los emíes en la llanura de Quiriataim,
6 y a los hurritas en las montañas de Seír, cerca de El Parán, en el límite con el desierto.
7 Luego dieron vuelta hasta En Mispat -actualmente Cadés- y sometieron todo el territorio de los amalecitas, y también a los amorreos que habitaban en Hasasón Tamar.
8 Entonces el rey de Sodoma, el rey de Gomorra, el rey de Admá, el rey de Seboím, y el rey de Belá -o Soár- avanzaron y presentaron batalla en el valle de Sidím
9 a Quedorlaómer, rey de Elam, a Tidal, rey de Goím, a Amrafel, rey de Senaar, y a Arioc, rey de Elasar. Eran cuatro reyes contra cinco.
10 El valle de Sidím estaba lleno de pozos de asfalto. Al huir, los reyes de Sodoma y Gomorra cayeron en ellos, mientras ya los demás escaparon a las montañas.
11 Los invasores se apoderaron de todos los bienes de Sodoma y Gomorra, y también de sus víveres. Y cuando partieron,
12 se llevaron a Lot, el sobrino de Abram con toda su hacienda, porque él vivía entonces en Sodoma.
13 Un fugitivo llevó la noticia a Abram, el hebreo, que estaba acampado en el encinar de Mamré, el amorreo, hermano de Escol y de Aner; estos, a su vez, eran aliados de Abram.
14 Al enterarse de que su pariente Lot había sido llevado cautivo, Abram reclutó a la gente que estaba a su servicio -trescientos dieciocho hombres nacidos en su casa- y persiguió a los invasores hasta Dan.
15 El y sus servidores los atacaron de noche, y después de derrotarlos, los persiguieron hasta Jobá, al norte de Damasco.
16 Así Abram recuperó todos los bienes, lo mismo que a su pariente Lot con su hacienda, las mujeres y la gente.
17 Cuando Abram volvía de derrotar a Quedorlaómer y a los reyes que lo acompañaban, el rey de Sodoma salió a saludarlo en el valle de Savé, o sea el valle del Rey.
18 Y Melquisedec, rey de Salem, que era sacerdote de Dios, el Altísimo, hizo traer pan y vino,
19 y bendijo a Abram, diciendo: "¡Bendito sea Abram de parte de Dios, el Altísimo, creador del cielo y de la tierra!
20 ¡Bendito sea Dios, el Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos!". Y Abram le dio el diezmo de todo.
21 Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram: "Entrégame a las personas y quédate con los bienes".
22 Pero Abram le respondió: "Yo he jurado al Señor Dios, el Altísimo, creador del cielo y de la tierra,
23 que no tomaré nada de lo que te pertenece; ni siquiera el hilo o la correa de una sandalia. Así no podrás decir: "Yo enriquecí a Abram".
24 No quiero nada para mí, fuera de lo que mis servidores han comido. Solamente los hombres que me han acompañado, Aner, Escol y Mamré, recibirán su parte".

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Introducción a Genesis


Génesis

GÉNESIS es una palabra griega, que significa "origen". El primer libro de la Biblia lleva ese nombre, porque trata de los orígenes del universo, del hombre y del Pueblo de Dios.
El libro del Génesis se divide en dos grandes partes. La primera es denominada habitualmente "Historia primitiva", porque presenta un amplio panorama de la historia humana, desde la creación del mundo hasta Abraham (caps. 1-11). La segunda narra los orígenes más remotos del pueblo de Israel: es la historia de Abraham, Isaac y Jacob, los grandes antepasados de las tribus hebreas. Al final de esta segunda parte, adquiere particular relieve la figura de José, uno de los hijos de Jacob, ya que gracias a él su padre y sus hermanos pudieron establecerse en Egipto. La historia de los Patriarcas se cierra con el anuncio del retorno de los israelitas a la Tierra prometida, cuyo cumplimiento comienza a relatarse en el libro del Éxodo.
Estas dos partes presentan notables diferencias en cuanto a la forma literaria y al contenido, pero están íntimamente relacionadas. El Génesis se remonta primero a los orígenes del mundo y de la humanidad. Luego, mediante una serie de genealogías cada vez más restringidas, establece una sucesión ininterrumpida entre Adán, el padre de la humanidad pecadora, y Abraham, el padre del Pueblo elegido. Este vínculo genealógico pone bien de relieve que la elección de Abraham no fue un simple hecho al margen de la historia humana. La elección divina no era un privilegio reservado para siempre a una sola persona o a una sola nación. Si Dios manifestó su predilección por Abraham y por la descendencia nacida de él, fue para realizar un designio de salvación que abarca a todos los pueblos de la tierra.
En la redacción final del libro del Génesis, se emplearon elementos de las tradiciones "yahvista", "elohísta" y "sacerdotal". Esta última fuente tiene una importancia especial en el conjunto de la obra, debido a que constituye la base literaria en la que se insertaron las otras tradiciones.
Los primeros capítulos del Génesis ofrecen una dificultad muy particular para el hombre de hoy. En ellos se afirma, por ejemplo, que Dios creó el universo en el transcurso de una semana, que modeló al hombre con barro y que de una de sus costillas formó a la mujer. ¿Cómo conciliar estas afirmaciones con la visión del universo que nos da la ciencia? La dificultad se aclara si tenemos en cuenta que el libro del Génesis no pretende explicar "científicamente" el origen del universo ni la aparición del hombre sobre la tierra. Con las expresiones literarias y los símbolos propios de la época en que fueron escritos, esos textos bíblicos nos invitan a reconocer a Dios como el único Creador y Señor de todas las cosas. Este reconocimiento nos hace ver el mundo, no como el resultado de una ciega fatalidad, sino como el ámbito creado por Dios para realizar en él su Alianza de amor con los hombres. La consumación de esa Alianza serán el "cielo nuevo" y la "tierra nueva" ( Isa_65:17 ; Rev_21:1 ) inaugurados por la Resurrección de Cristo, que es el principio de una nueva creación.

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Genesis 14,1-24

17-20. Según la costumbre de Canaán, el rey era también el responsable supremo del culto. Por eso Melquisedec era al mismo tiempo "rey de Salém" (Jerusalén) y "sacerdote de Dios, el Altísimo", una divinidad venerada en Canaán. Melquisedec honró a Abraham con un banquete (v. 18), y esta comida en común parece haber sellado una alianza. La indicación de 2Sa_18:18 permite ubicar el "valle del Rey" en las proximidades de Jerusalén. El Nuevo Testamento presentará a Melquisedec como figura de Cristo, Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza (Heb. 7).