Efesios  2 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 22 versitos |
1 Ustedes estaban muertos a causa de las faltas y pecados
2 que cometían, cuando vivían conforme al criterio de este mundo, según el Príncipe que domina en el espacio, el mismo Espíritu que sigue actuando en aquellos que se rebelan.
3 Todos nosotros también nos comportábamos así en otro tiempo, viviendo conforme a nuestros deseos carnales y satisfaciendo nuestra concupiscencia y nuestras malas inclinaciones, de manera que por nuestra condición estábamos condenados a la ira, igual que los demás.
4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó,
5 precisamente cuando estábamos muertos a causa de nuestros pecados, nos hizo revivir con Cristo -¡ustedes han sido salvados gratuitamente!-
6 y con Cristo Jesús nos resucitó y nos hizo reinar con él en el cielo.
7 Así, Dios ha querido demostrar a los tiempos futuros la inmensa riqueza de su gracia por el amor que nos tiene en Cristo Jesús.
8 Porque ustedes han sido salvados por su gracia, mediante la fe. Esto no proviene de ustedes, sino que es un don de Dios;
9 y no es el resultado de las obras, para que nadie se gloríe.
10 Nosotros somos creación suya: fuimos creados en Cristo Jesús, a fin de realizar aquellas buenas obras, que Dios preparó de antemano para que las practicáramos.
11 Por eso, recuerden lo que ustedes eran antes: paganos de nacimiento, llamados "incircuncisos" por aquellos que se dicen "circuncisos", en virtud de un corte practicado en la carne.
12 Entonces ustedes no tenían a Cristo y estaban excluidos de la comunidad de Israel, ajenos a las alianzas de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
13 Pero ahora, en Cristo Jesús, ustedes, los que antes estaban lejos, han sido acercados por al sangre de Cristo.
14 Porque Cristo es nuestra paz; él ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba,
15 y aboliendo en su propia carne la Ley con sus mandamientos y prescripciones. Así creó con los dos pueblos un solo Hombre nuevo en su propia persona, restableciendo la paz,
16 y los reconcilió con Dios en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, destruyendo la enemistad en su persona.
17 Y él vino a proclamar la Buena Noticia de la paz, paz para ustedes, que estaban lejos, paz también para aquellos que estaban cerca.
18 Porque por medio de Cristo, todos sin distinción tenemos acceso al Padre, en un mismo Espíritu.
19 Por lo tanto, ustedes ya no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios.
20 Ustedes están edificados sobre los apóstoles y los profetas, que son los cimientos, mientras que la piedra angular es el mismo Jesucristo.
21 En él, todo el edificio, bien trabado, va creciendo para constituir un templo santo en el Señor.
22 En él, también ustedes son incorporados al edificio, para llegar a ser una morada de Dios en el Espíritu.

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Introducción a Efesios 


CARTA A LOS EFESIOS

Esta Carta no contiene ninguna noticia o exhortación personal, ni parece responder a problemas o peligros concretos, como el resto de las Cartas de Pablo. En los saludos finales no se nombra a nadie en particular, y muchos manuscritos antiguos omiten el nombre de los destinatarios. Tales indicios hacen suponer fundadamente que esta Carta es una especie de "encíclica" enviada por Pablo a las Iglesias de la provincia romana de Asia, y que sólo más tarde, a comienzos del siglo II, se señaló a la Iglesia de Éfeso como destinataria de la misma.
En ella el Apóstol retoma, con mayor amplitud y en forma más ordenada, los temas esenciales de la Carta a los Colosenses. Pero a pesar de las numerosas semejanzas, el pensamiento evoluciona de una Carta a otra, de tal manera que las mismas expresiones adquieren, según el caso, matices diversos. No es improbable que un discípulo de Pablo haya intervenido en la redacción de esta Carta. Así se explicarían ciertas particularidades de su estilo y de su composición.
La CARTA A LOS EFESIOS es una contemplación del plan de Dios realizado en Jesucristo y en la Iglesia, con la consiguiente exhortación a llevarlo a la práctica en todos los actos de la vida. Pablo pone de relieve la función "cósmica" de Cristo, su dominio sobre las potestades angélicas y su soberanía sobre todo el universo (1. 20-21). La Iglesia es presentada como instrumento de Cristo en su obra salvífica que se extiende a toda la creación: ella es el Cuerpo y la plenitud de Cristo (1. 22-23), donde judíos y paganos se reúnen para formar un solo Pueblo de Dios (2. 14-18); y es también el Templo, que tiene como "piedra angular" al mismo Jesucristo, y que se va edificando por la acción del Espíritu Santo (2. 19-22).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Efesios  2,1-22

2. El "espacio", según la concepción de los antiguos, estaba poblado de potencias demoníacas, cuyo "Príncipe" era Satanás.

8-9. Ver Rom_3:27-30.

12. "Alianzas": ver Rom_9:4.

14. Jesucristo es "nuestra paz" porque él reconcilió al mundo pecador con Dios, y a los hombres entre sí. La imagen del "muro" encierra una alusión al muro que separaba el atrio de los paganos del recinto reservado a los judíos en el Templo de Jerusalén, y simboliza la división entre los dos pueblos, eliminada por la cruz de Cristo.

17. Isa_57:19; Zac_9:10.

18. Los paganos entran a formar parte del Pueblo de Dios por haber recibido el don del Espíritu lo mismo que Israel. Ver Hec_10:44-48; Hec_11:15-18.

20. Los "profetas" son aquí los de la Nueva Alianza, depositarios, junto con los "apóstoles", de la revelación del misterio de Cristo, para anunciarlo mediante la predicación del Evangelio. Ver nota 1Co_12:10.

"Piedra angular": ver nota Mat_21:42.