Exodo  29 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 46 versitos |
1 Esto es lo que harás para consagrarlos a fin de que ejerzan mi sacerdocio: toma un novillo y dos carneros sin defecto,
2 y prepara con harina de la mejor calidad panes ácimos, tortas sin levadura amasadas con aceite, y galletas sin levadura untadas con aceite.
3 Colocarás todo eso en una canasta y lo presentarás junto con los novillos y los dos carneros.
4 Después ordenarás que Aarón y sus hijos se acerquen a la puerta de la Carpa del Encuentro y los lavarás con agua.
5 Tomarás luego las vestiduras y revestirás a Aarón con la túnica, el manto del efod, el efod y el pectoral, y lo ceñirás con el cinturón del efod.
6 Le colocarás también el turbante sobre la cabeza y el signo de su consagración encima del turbante.
7 Tomarás después el óleo de la unción, lo derramarás sobre su cabeza y lo ungirás con él.
8 En seguida ordenarás que se acerquen sus hijos; los vestirás con túnicas,
9 los ceñirás con un cinturón y les ajustarás las mitras. Así el sacerdocio les pertenecerá por un decreto irrevocable. De esta manera investirás a Aarón y a sus hijos.
10 Acercarás el novillo hasta la Carpa del Encuentro. Aarón y sus hijos impondrán las manos sobre su cabeza,
11 y tú lo inmolarás delante del Señor, a la entrada de la Carpa del Encuentro.
12 Tomarás un poco de su sangre, untarás con tu dedo los cuernos del altar y derramarás todo el resto de la sangre sobre la base del mismo.
13 Recogerás luego la grasa que recubre las entrañas, la protuberancia del hígado, los dos riñones y la grasa que está sobre ellos, y los quemarás sobre el altar.
14 Pero la carne, el cuero y los excrementos, los quemarás fuera del campamento. Este es un sacrificio por el pecado.
15 Luego tomarás uno de los carneros, y Aarón y sus hijos impondrán las manos sobre su cabeza.
16 Una vez que lo hayas inmolado, recogerás su sangre y harás una aspersión alrededor del altar.
17 Dividirás el animal en pedazos, lavarás sus entrañas y sus patas, y las colocarás sobre las partes restantes y sobre su cabeza.
18 Después dejarás que todo el carnero se queme sobre el altar. Este es un holocausto para el Señor, una ofrenda que se quema con aroma agradable al Señor.
19 Tomarás luego el segundo carnero, y Aarón y sus hijos impondrán las manos sobre su cabeza.
20 Una vez que lo hayas inmolado, recogerás un poco de su sangre y untarás con ella el lóbulo de la oreja derecha de Aarón y el lóbulo de la oreja derecha de sus hijos, el pulgar de su mano derecha y el pulgar de su pie derecho. Después harás una aspersión con esta sangre alrededor del altar.
21 Tomarás un poco de la sangre que está sobre el altar y un poco del óleo de la unción, y rociarás con ellos a Aarón y sus vestiduras, a sus hijos y también sus vestiduras. Así quedarán consagrados Aarón, sus hijos y las vestiduras de todos ellos.
22 Luego tomarás la grasa de este carnero: la grasa de la cola, la que cubre las entrañas, la protuberancia del hígado, los dos riñones y la grasa que está sobre ellos, y también la pata derecha, porque se trata de carnero ofrecido para la investidura de los sacerdotes.
23 Recogerás además un pan redondo, una torta cocida en aceite y una galleta de la canasta de los panes ácimos que está delante del Señor;
24 depositarás todo esto en las manos de Aarón y de sus hijos, y realizarás el gesto de presentación delante del Señor.
25 Recogerás nuevamente todo esto y lo quemarás sobre el altar junto con el holocausto, como perfume agradable al Señor. Esta es una ofrenda que se quema para el Señor.
26 Tomarás también el pecho del carnero que se inmola para la investidura de Aarón y realizarás con él el gesto de presentación delante del Señor. Esta será tu parte.
27 Tú santificarás el pecho de la presentación y la pierna de la ofrenda, es decir, la parte presentada y ofrecida del carnero inmolado con motivo de la investidura de Aarón y de sus hijos.
28 Esta será la parte que Aarón y sus hijos recibirán de los israelitas, según un decreto irrevocable. Porque es una ofrenda que los israelitas deberán separar de sus sacrificios de comunión, como ofrenda reservada al Señor.
29 Las vestiduras sagradas de Aarón pasarán después a sus hijos, que las vestirán al recibir la unción y la investidura.
30 Y el hijo que lo suceda como sacerdote, cuando entre en la Carpa del Encuentro para el culto del Santuario, las vestirá durante siete días.
31 Después tomarás el carnero ofrecido para la investidura y harás cocinar su carne en el recinto sagrado.
32 Aarón y sus hijos comerán la carne y el pan de la canasta, a la entrada de la Carpa del Encuentro.
33 Comerán aquello que sirvió para su expiación cuando fueron investidos y consagrados. Ningún extraño deberá comer con ellos, porque son cosas santas.
34 Si queda para el día siguiente algo de carne o de pan, deberás quemar ese resto. Nadie lo comerá, porque es una cosa santa.
35 Esto es lo que harás con Aarón y sus hijos, conforme a todo lo que yo te he ordenado. La ceremonia de su investidura durará siete días.
36 Cada uno de esos días ofrecerás un novillo como sacrificio de expiación por el pecado; lo ofrecerás sobre el altar para expiar por él y lo ungirás para consagrarlo.
37 Durante siete días harás la expiación por el altar y lo consagrarás. Así el altar será algo santísimo, y todo aquello que lo toque quedará consagrado.
38 Cada día ofrecerás sobre el altar dos corderos de un año, y esto en forma permanente.
39 Ofrecerás uno a la mañana y otro a la hora del crepúsculo.
40 Con el primer cordero ofrecerás también la décima parte de una medida de harina de la mejor calidad, amasada con un litro sesenta de aceite puro de oliva, y una libación consistente en un litro sesenta de vino.
41 El otro cordero lo ofrecerás a la hora del crepúsculo, con una oblación y una libación iguales a las de la mañana, como aroma agradable, como ofrenda que se quema para el Señor.
42 Este es un holocausto que se ofrecerá perpetuamente de generación en generación, en la presencia del Señor, a la entrada de la Carpa del encuentro. Porque es allí donde me encontraré contigo para hablarte.
43 Allí también me encontraré con los israelitas, y ese lugar será consagrado por mi gloria.
44 Yo consagraré la Carpa del Encuentro y el altar. También consagraré a Aarón y a sus hijos para que sean mis sacerdotes.
45 Yo habitaré en medio de los israelitas y seré su Dios.
46 Entonces ellos sabrán que yo, el Señor, soy su Dios, el que los hice salir de Egipto para habitar en medio de ellos. Yo soy el Señor, su Dios.

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Introducción a Exodo 


Éxodo

Los relatos del ÉXODO se mueven entre dos puntos geográficos precisos: Egipto y el Sinaí. Allí se desarrollaron los acontecimientos que hicieron de Israel el Pueblo de Dios: la salida de Egipto, el paso del Mar Rojo y la Alianza del Sinaí. El recuerdo de estos acontecimientos se grabó para siempre en la memoria de Israel, y se convirtió en el fundamento mismo de su fe. Por eso, el libro del Éxodo ocupa un lugar prominente entre todos los libros de la Biblia, y ha sido llamado con razón el "Evangelio" del Antiguo Testamento.
El Éxodo puede dividirse en dos partes principales. La primera relata la gesta del Señor, que oyó el clamor de los israelitas esclavizados en Egipto y los hizo pasar de la esclavitud a la libertad en medio de grandes portentos. El punto culminante de esta primera parte es el canto triunfal de Moisés que celebra la liberación de Israel y la victoria del Señor sobre los enemigos de su Pueblo (15. 1-21). El relato de esta acción divina es la que da su nombre a todo el libro, ya que "éxodo" significa "salida".
La segunda parte describe el encuentro del Señor con Israel en el monte Sinaí. Después de haber manifestado su amor y su poder, Dios establece su Alianza con los israelitas y promulga su Ley por medio de Moisés. En virtud de esta Alianza, Israel pasa a ser la "propiedad exclusiva" del Señor y a constituir una nación santa, es decir, totalmente consagrada a él (19. 6).
Las narraciones del Éxodo son la epopeya nacional de Israel. En la formación de la misma, desempeñaron un papel decisivo las fiestas y celebraciones culturales. La liturgia pascual, sobre todo, rememoraba y actualizaba aquellos grandes acontecimientos del pasado, para que todas las generaciones de israelitas pudieran revivir la salida de Egipto y renovar el compromiso asumido por el Pueblo de Dios en el SINAB.
Por eso, el libro del Éxodo no es una "historia" en el sentido moderno de la palabra: es un testimonio nacido de la fe, el reconocimiento de que la existencia de Israel como nación no es obra de los hombres, sino una creación de Dios. En la redacción definitiva del Libro se emplearon elementos provenientes de la tradición "yahvista", "elohísta" y "sacerdotal", además de otros textos de origen diverso.
Los grandes temas del Éxodo están presentes en toda la Biblia. A ellos se refieren los Profetas para anunciar un nuevo Éxodo ( Isa_43:18-21 ) y una nueva Alianza ( Jer_31:31-34 ) más admirables que los primeros. Y el Nuevo Testamento presenta al antiguo Éxodo como una prefiguración de la obra redentora de Cristo, la verdadera "Pascua" ( 1Co_5:7 ), que selló con su sangre "una Alianza más excelente" ( Heb_8:6 ). El Éxodo es el prototipo de todos los actos salvíficos de Dios, en especial, del Bautismo ( 1Co_10:1-4 ).

LA MISIÓN DE MOISÉS


Se calcula que después de la muerte de José, los hebreos permanecieron en Egipto unos trescientos años. Su rápido crecimiento provocó la reacción del Faraón y su propósito de exterminarlos. Por eso los persiguió y los maltrató. En medio de la opresión, los descendientes de Abraham clamaron al Señor, y el Señor se acordó de su Promesa y suscitó un Libertador. Es Moisés, que va a ocupar un lugar preponderante en el resto del Pentateuco.
Moisés asume y cumple su misión, no sin grandes dificultades. "
Él prefirió compartir los sufrimientos del Pueblo de Dios, antes que gozar los placeres efímeros del pecado, y se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible" ( Heb_11:25 , Heb_11:27 ). De ahí que se enfrentó con el Faraón para exigirle la liberación de su Pueblo. En esa lucha, el Faraón personifica los intereses mezquinos que se oponen a la libertad de los hijos de Dios. Moisés, por su parte, es el arquetipo de los que luchan por conseguir esa libertad. El dramatismo con que está presentada semejante lucha, sobre todo en el relato de las plagas, pone bien en evidencia el triunfo final de Dios..

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas