II Reyes  19 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 37 versitos |
1
Recurso al profeta Isaías.
Cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestiduras, se cubrió de sayal y fue al templo de Yahvé.
2 Envió a Eliaquín, mayordomo de palacio, a Sebná, el secretario, y a los más ancianos de los sacerdotes, todos cubiertos de sayal, donde el profeta Isaías, hijo de Amós,
3 para decirle: «Así habla Ezequías: ¡Día de angustia, de castigo y de vergüenza! Los niños coronan en el cuello del útero, pero falta fuerza para alumbrarlos.
4 ¿Tal vez Yahvé tu Dios ha tomado nota de todas las palabras del copero mayor, enviado por el rey de Asiria, su señor, para insultar al Dios vivo, y Yahvé tu Dios castiga las palabras que ha oído? ¡Eleva una plegaria por el resto que aún queda!»
5 Cuando los siervos del rey Ezequías llegaron donde Isaías,
6 éste les dijo: «Hablad así a vuestro señor: Esto dice Yahvé: No tengas miedo por las palabras que has oído y con las que los criados del rey de Asiria me han insultado.
7 Infundiré en él un espíritu por el que oirá ciertos rumores y entonces se volverá a su tierra. Haré que caiga a espada en su país.»
8
Partida del copero mayor.
El copero mayor, tras oír que el rey de Asiria se había retirado de Laquis, se dio la vuelta para ir al encuentro del rey que estaba atacando Libná.
9 Pero (el rey de Asiria) recibió esta noticia: «Tirhacá, rey de Cus, ha partido en campaña contra ti.»
Carta de Senaquerib a Ezequías.
Entonces envió de nuevo mensajeros a Ezequías, diciendo:
10 «Así hablaréis a Ezequías, rey de Judá: Que tu Dios, en el que confías, no te engañe, diciendo: “Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiria”.
11 Tú mismo has oído cómo los reyes de Asiria han tratado a todos los países, entregándolos al anatema, ¿y vas tú a librarte?
12 ¿Salvaron acaso los dioses de las naciones a Gozán, a Jarán, a Résef y a los habitantes de Eden en Tel Basar, que mis antepasados habían aniquilado?
13 ¿Dónde está el rey de Jamat?, ¿y el rey de Arpad?, ¿y los reyes de Laír, de Sefarváin, de Hená y de Avá?»
14 Ezequías tomó la carta de manos de los mensajeros y la leyó. Luego subió al templo de Yahvé y Ezequías abrió el rollo de carta ante Yahvé.
15 Ezequías elevó esta plegaria ante Yahvé: «Yahvé, Dios de Israel, entronizado sobre los Querubines, tú sólo eres el Dios para todos los reinos de la tierra. Tú hiciste los cielos y la tierra.
16 ¡Inclina tu oído, Yahvé, y escucha; abre tus ojos, Yahvé, y mira! Escucha las palabras de Senaquerib, enviadas para insulto del Dios vivo.
17 Es verdad, Yahvé, los reyes de Asiria han exterminado las naciones,
18 han arrojado sus dioses al fuego y los han destruido, pero no eran dioses, sino hechuras de mano de hombre, de madera y de piedra.
19 Pero ahora, Yahvé, Dios nuestro, líbranos de sus manos, sepan todos los reinos de la tierra que sólo tú eres Yahvé Dios.»
20
Intervención de Isaías.
Isaías, hijo de Amós, envió a Ezequías este mensaje: «Así dice Yahvé, Dios de Israel: He escuchado tu plegaria acerca de Senaquerib, rey de Asiria.
21 Éste es el oráculo que Yahvé pronuncia contra él:
«Te desprecia, se burla de ti,
la doncella Sión,
menea la cabeza a tu espalda
la dama Jerusalén.
22 ¿A quién has insultado y ultrajado?
¿Contra quién has alzado la voz
y lanzado miradas altivas?
Contra el Santo de Israel.
23 A través de tus mensajeros has insultado a mi Señor.
Has pensado: “Con mis carros numerosos
he subido a las cumbres de las montañas,
a los extremos inaccesibles del Líbano,
he talado los cedros más altos,
los cipreses más escogidos,
he alcanzado el pico más elevado,
la espesura más densa.
24 Yo extraje y bebí aguas extranjeras,
con la planta de mis pies
sequé los canales todos de Egipto”.
25 ¿No has oído? Desde lejos lo planeé,
de antiguo lo preparé,
y ahora, lo cumplo.
A ti el reducir a montaña de ruinas
las ciudades amuralladas.
26 Sus habitantes, manicortos,
confusos y aterrados,
eran hierba del campo, verde heno,
musgo de azotea
abrasado por el viento del este.
27 Conozco tu estar, tu ir y tu venir
(y tu estallar de rabia contra mí),
28 porque has estallado de rabia contra mí,
y tu alboroto ha llegado a mis oídos.
Te pondré mi argolla en la nariz
y mi freno en el hocico,
y te haré volver por el camino
por el que has venido.
29 Ésta será para ti la señal:
Comed este año lo que crece sin cultivo,
el próximo lo que brota sin siembra,
y al tercer año, sembrad y segad,
plantad viñas y comed sus frutos.
30 Los supervivientes de la casa de Judá,
los que han quedado,
echarán de nuevo raíces en lo hondo
y fruto en lo alto.
31 Pues de Jerusalén saldrá un resto,
los supervivientes, del monte Sión.
El celo de Yahvé lo hará realidad.
32 Por ello así dice el Señor acerca del rey de Asiria:
No entrará en esta ciudad,
no disparará contra ella una flecha,
no avanzará sobre ella con escudo,
no alzará junto a ella una rampa.
33 Por el camino que ha venido, regresará,
en esta ciudad no entrará —dice Yahvé.
34 Yo protegeré esta ciudad (para salvarla),
por mi honor y el de David, mi siervo—.»
35
Fracaso y muerte de Senaquerib.
Aquella misma noche el Ángel de Yahvé avanzó y golpeó en el campamento asirio a ciento ochenta y cinco mil hombres; al amanecer eran todos cadáveres.
36 Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento y regresó a Nínive, quedándose allí.
37 Mientras estaba celebrando el culto en el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adramélec y Saréser lo mataron a espada. Huyeron al país de Ararat y su hijo Asaradón reinó en su lugar.

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Introducción a II Reyes 

Los libros de los Reyes , como los de Samuel, constituían una sola obra en la Biblia hebrea. Corresponden a los dos últimos libros de los Reinos en la traducción griega, y de los Reyes en la Vulgata.

Son la continuación de los libros de Samuel, y 1 R 1-2 contiene la parte final del gran documento de 2 S 9-20. La larga narración del reinado de Salomón, 1 R 3-11, detalla la excelencia de su sabiduría, el esplendor de sus construcciones, sobre todo del Templo de Jerusalén, y la abundancia de sus riquezas. Es ciertamente una época gloriosa, pero el espíritu conquistador del reino de David ha desaparecido: se conserva, se organiza y, sobre todo, se saca partido de los triunfos de David. Se mantiene la oposición entre las dos fracciones del pueblo, y a la muerte de Salomón, en 931, el reino se divide: las diez tribus del Norte llevan a cabo una secesión agravada por un cisma religioso, 1 R 12-13. La historia paralela de los dos reinos de Israel y Judá se desarrolla de 1 R 14 a 2 R 17: con frecuencia es la historia de las luchas entre estos reinos hermanos, es también la de los asaltos del exterior por parte de Egipto contra Judá y de los arameos por el Norte. El peligro arrecia cuando los ejércitos asirios intervienen en la región, primero en el siglo IX, con más fuerza en el siglo VIII, cuando Samaría cae bajo sus golpes el 721, mientras que Judá se ha declarado ya vasallo. La historia, limitada ya a Judá, prosigue hasta la ruina de Jerusalén el 587 en 2 R 18-25 21. La narración se alarga al tratar de dos reinados, el de Ezequías, 2 R 18-20, y el de Josías, 2 R 22-23, marcados por un despertar nacional y una reforma religiosa. Los grandes acontecimientos políticos son entonces la invasión de Senaquerib bajo Ezequías el 701, en respuesta a la denegación del tributo asirio y, bajo Josías, la ruina de Asiria y la formación del imperio caldeo. Judá hubo de someterse a los nuevos amos de Oriente, pero pronto se rebeló. El castigo no se hizo esperar: el 597, los ejércitos de Nabucodonosor conquistaron Jerusalén y llevaron cautivos a una parte de sus habitantes; diez años después un amago de independencia provocó una segunda intervención de Nabucodonosor, que terminó el 587 con la ruina de Jerusalén y una segunda deportación. Reyes concluye con dos breves apéndices, 2Re_25:22-30 .

La obra cita nominalmente tres de sus fuentes, una Historia de Salomón, los Anales de los reyes de Israel y los Anales de los reyes de Judá, pero también existieron otras: además de la parte final del gran documento davídico, 1 R 1-2, una descripción del Templo, de origen sacerdotal, 1 R 6-7, y, sobre todo, una historia de Elías compuesta hacia fines del siglo IX y una historia de Eliseo un poco posterior; estas dos historias forman la base de los ciclos de Elías, 1 R 17 - 2 R 1, y de Eliseo, 2 R 2-13. Los relatos del reinado de Ezequías que presentan en escena a Isaías, 2Re_18:17-20:19, provienen de los discípulos de este profeta.

Cuando la utilización de las fuentes no lo impide, los sucesos quedan encerrados en un marco uniforme: se trata cada reinado como una unidad independiente y completa, su comienzo y su fin se señalan casi con las mismas fórmulas, en las que jamás falta un juicio sobre la conducta religiosa del rey. Se condena a todos los reyes de Israel a causa del pecado original de este reino, la fundación del santuario de Betel; entre los reyes de Judá, ocho solamente son alabados por su fidelidad general a las prescripciones de Yahvé. Pero esta alabanza queda restringida seis veces por la observación de que los altos no desaparecieron; únicamente Ezequías y Josías reciben una aprobación sin reservas.

Estos juicios se inspiran evidentemente en la ley del Deuteronomio sobre la unidad del santuario. Más aún: el descubrimiento del Deuteronomio bajo Josías y la reforma religiosa que inspiró señalan el punto culminante de toda esta historia, y toda la obra es una demostración de la tesis fundamental del Deuteronomio, repetida en 1 R 8 y 2 R 17: si el pueblo observa la alianza concluida con Dios, será bendecido; si la rompe, será castigado. Este influjo deuteronomista se encuentra también en el estilo, siempre que el redactor desarrolla o comenta sus fuentes.

Es probable que una primera redacción deuteronomista fuera hecha antes del Destierro, antes de la muerte de Josías en Meguidó el 609, y la alabanza otorgada a este rey, 2Re_23:25 (menos las últimas palabras) sería la conclusión de la obra primitiva. Una segunda edición, asimismo deuteronomista, se hizo durante el Destierro: después del 562, si se le atribuye el final del libro, 2Re_25:22-30 , o algo antes si ponemos su punto final después del relato de la segunda deportación, 2Re_25:21 , que tiene trazas de ser una conclusión. Hubo, finalmente, algunas adiciones, durante y después del Destierro.

Los libros de los Reyes se han de leer con el espíritu con que fueron escritos, como una historia de salvación: la ingratitud del pueblo elegido, la ruina sucesiva de las dos fracciones de la nación parecen llevar al fracaso el plan de Dios; pero siempre queda, para defender el futuro, un grupo de fieles que no han doblado las rodillas ante Baal, un resto de Sión que guarda la Alianza. La firmeza de las disposiciones divinas se manifiesta en la admirable subsistencia del linaje davídico, depositario de las promesas mesiánicas, y el libro, en su forma definitiva, se cierra con la gracia concedida a Jeconías, como aurora de una redención.

Fuente: Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros

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Notas

II Reyes  19,1
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |Isa_37:1-7

[2] 1Re_21:27


II Reyes  19,2
NOTAS

19:2 Ezequías recurre a Isaías, al igual que los antiguos reyes de Israel y Judá recurrían a los profetas, sus consejeros de guerra, como Elías o Eliseo, ver 1Re_22:8 s; 2Re_1:9 s; 2Re_3:11 s; 2Re_6:8 s, etc.

II Reyes  19,3
NOTAS

19:3 Sin duda, expresión proverbial de una situación desesperada.

II Reyes  19,4
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Isa_4:3+

NOTAS

19:4 La salvación de un «resto» del pueblo elegido es uno de los temas de la predicación de Isaías, ver Isa_4:3+ y aquí 2Re_19:30-31.

II Reyes  19,6
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Isa_10:5-19

II Reyes  19,7
NOTAS

19:7 No un espíritu personal, sino una inspiración de Dios que gobierna los corazones.

II Reyes  19,8
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |Isa_37:8-9

II Reyes  19,9
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |Isa_37:9-20; |2Cr_32:17

NOTAS

19:9 Faraón de la dinastía XXV, de origen etiópico; de ahí su título de «rey de Cus». Reinó de 690 a 664, y nació no antes del 715. En 701 no era rey y no se hallaba en edad de mandar un ejército. Se plantea la hipótesis de que el relato bíblico yuxtapone o combina el relato de dos campañas de Senaquerib: una el 701, narrada en sus Anales; la otra el 689-688, de la que no habla ningún documento asirio. Si solamente se acepta la campaña de 701, debe admitirse que la mención de Tirhacá es un error, debido a la reputación de gran conquistador que se le había atribuido.

II Reyes  19,11
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Re_17:6

II Reyes  19,12
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Re_18:34

NOTAS

19:12 «Tel Basar» conj.; «Telassar» hebr.

II Reyes  19,13
NOTAS

19:13 Dudoso.

II Reyes  19,14
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |2Cr_32:20

NOTAS

19:14 «la carta» griego luc.; «las cartas» hebr.

II Reyes  19,15
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Éxo_25:18+

II Reyes  19,17
NOTAS

19:17 Después de «naciones» el hebr. añade «y su país», omitido por griego.

II Reyes  19,18
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Isa_40:20+; Jer_10:1-16

II Reyes  19,19
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Re_18:24+

II Reyes  19,20
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |Isa_37:21-35

II Reyes  19,21
NOTAS

19:21 Este poema, del estilo de Isaías, ha sido al menos retocado por un discípulo del profeta. De los tres oráculos aquí recogidos, sólo el tercero, 2Re_19:32-34, se refiere directamente a la liberación del 701.

II Reyes  19,24
NOTAS

19:24 En realidad, el primer rey que invadió Egipto fue Asaradón, sucesor de Senaquerib.

II Reyes  19,26
NOTAS

19:26 «manicortos» expresa escasas posibilidades de actuar; la «mano» representa (y significa) el «poder» desde antiguo. -«por el viento del este», según Isa_37:27 y 1QIsa, viento seco del desierto; «antes de crecer» hebr.

II Reyes  19,27
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Sal_139:2-3

NOTAS

19:27 En lugar de la tríada «estar-ir-venir», cabe conjeturar las parejas «levantarse-sentarse, entrar-salir»; 1QIsa presenta el primer elemento «levantarse». -«y tu estallar de rabia contra mí», duplicado de 2Re_19:28, omitido en el texto griego.

II Reyes  19,29
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Sa_14:10+

NOTAS

19:29 Isaías se dirige a Ezequías. La interpretación de la «señal» es difícil: puede no sembrarse durante dos años y, primero, se come lo que produzca el trigo caído en la recolección anterior; luego lo que la tierra dé espontáneamente. Pero Senaquerib ni siquiera ha permanecido un año en Palestina, y la liberación va a ser inmediata, 2Re_19:35. O el oráculo fue pronunciado en otras circunstancias o bien su lección es muy general: tras los malos días viene la prosperidad.

II Reyes  19,31
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Deu_4:24+

II Reyes  19,34
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Sa_7:12-17+; Ose_1:7+

NOTAS

19:34 «para salvarla» no se encuentra en el texto griego.

II Reyes  19,35
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |2Cr_32:21-22; |Isa_37:36-38; Sir_48:21

NOTAS

19:35 Un azote de Yahvé, quizá la peste, diezma el ejército asirio, ver 2Sa_24:15 s.

II Reyes  19,37
NOTAS

19:37 «Nisroc», desconocido; probablemente deformación de algún otro nombre divino, Ninurta o Nuscu. -«sus hijos» versiones, Isa_37:38; omitido por hebreo. -Efectivamente, Senaquerib fue asesinado el 681.