II Macabeos 15 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 39 versitos |
1
Blasfemias de Nicanor.
Supo Nicanor que los hombres de Judas se hallaban en la región de Samaría y decidió atacarlos sin riesgo en el día del descanso.
2 Los judíos, que lo acompañaban a la fuerza, le dijeron: «No mates así de modo tan salvaje y bárbaro; respeta y honra más bien el día que con preferencia ha sido santificado por Aquél que todo lo ve.»
3 Aquel hombre tres veces malvado preguntó si en el cielo había un Soberano que hubiera prescrito celebrar el día del sábado.
4 Ellos le replicaron: «Es el mismo Señor que vive como Soberano en el cielo el que mandó observar el día séptimo.»
5 Entonces el otro dijo: «También yo soy soberano en la tierra: el que ordena tomar las armas y prestar servicio al rey.» Sin embargo no pudo realizar su malvado designio.
6
Exhortación y sueño de Judas.
Nicanor, jactándose con altivez, deliberaba erigir un trofeo común con los despojos de los hombres de Judas.
7 Macabeo, por su parte, mantenía incesantemente su confianza, con la entera esperanza de recibir ayuda de parte del Señor,
8 y exhortaba a los que lo acompañaban a no temer el ataque de los paganos, teniendo presentes en la mente los auxilios que antes les habían venido del Cielo, y a esperar también entonces la victoria que les habría de venir de parte del Todopoderoso.
9 Los animaba citando la Ley y los Profetas, y les recordaba los combates que habían llevado a cabo; así les infundía mayor ardor.
10 Después de haber levantado sus ánimos, les puso además de manifiesto la perfidia de los paganos y la violación de sus juramentos.
11 Armó a cada uno de ellos, no tanto con la seguridad de los escudos y las lanzas, como con la confianza de sus buenas palabras. Les refirió además un sueño digno de crédito, una especie de visión, que alegró a todos.
12 Su visión fue tal como sigue: Onías, que había sido sumo sacerdote, hombre bueno y bondadoso, afable, de suaves maneras, distinguido en su conversación, preocupado desde la niñez por la práctica de la virtud, suplicaba con las manos tendidas por toda la comunidad de los judíos.
13 Luego se apareció también un hombre que se distinguía por sus blancos cabellos y su dignidad, rodeado de admirable y majestuosa soberanía.
14 Onías había dicho: «Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo y por la ciudad santa, Jeremías, el profeta de Dios.»
15 Jeremías, tendiendo su diestra, había entregado a Judas una espada de oro y, al dársela, había pronunciado estas palabras:
16 «Recibe, como regalo de parte de Dios, esta espada sagrada, con la que destrozarás a los enemigos.»
17
Disposiciones de los combatientes.
Animados por estas bellísimas palabras de Judas, capaces de estimular al valor y de robustecer las almas jóvenes, decidieron no resguardarse en la defensa, sino lanzarse valerosamente a la ofensiva y que, en un cuerpo a cuerpo, la fortuna decidiera, porque peligraban la ciudad, la religión y el templo.
18 En verdad que el cuidado por sus mujeres e hijos, por sus hermanos y parientes quedaba en segundo término; el primero y principal era por el templo consagrado.
19 Igualmente para los que habían quedado en la ciudad no era menor la ansiedad, preocupados como estaban por el ataque en campo raso.
20 Todos aguardaban la decisión inminente. Los enemigos se habían concentrado y el ejército se había alineado en orden de batalla. Los elefantes se habían situado en lugar apropiado y la caballería estaba dispuesta en las alas.
21 Entonces Macabeo, al observar la presencia de las tropas, la variedad de las armas preparadas y el fiero aspecto de los elefantes, extendió las manos al cielo e invocó al Señor que hace prodigios, pues bien sabía que, no por medio de las armas, sino según su decisión, concede él la victoria a los que la merecen.
22 Decía su invocación de la siguiente forma: «Tú, Soberano, enviaste tu ángel a Ezequías, rey de Judá, que dio muerte a cerca de ciento ochenta y cinco mil hombres del ejército de Senaquerib;
23 ahora también, Señor de los cielos, envía un ángel bueno delante de nosotros para infundir el temor y el espanto.
24 ¡Que el poder de tu brazo hiera a los que han venido blasfemando a atacar a tu pueblo santo!» Así terminó sus palabras.
25
Derrota y muerte de Nicanor.
Mientras la gente de Nicanor avanzaba al son de trompetas y cantos de guerra,
26 los hombres de Judas entablaron combate con el enemigo entre invocaciones y plegarias.
27 Luchando con las manos, pero orando a Dios en su corazón, abatieron a no menos de treinta y cinco mil hombres, regocijándose mucho por la manifestación de Dios.
28 Al volver de su empresa, en gozoso retorno, reconocieron a Nicanor caído, con su armadura.
29 Entre clamores y tumulto, bendecían al Señor en su lengua patria.
30 Entonces, el que en primera fila se había entregado, en cuerpo y alma, al bien de sus conciudadanos, el que había guardado hacia sus compatriotas los buenos sentimientos de su juventud, mandó cortar la cabeza de Nicanor y su brazo, hasta el hombro, y llevarlos a Jerusalén.
31 Llegado allí, convocó a sus compatriotas, puso a los sacerdotes ante el altar y mandó buscar a los de la Ciudadela.
32 Les mostró la cabeza del abominable Nicanor y la mano que aquel infame había tendido insolentemente hacia la santa Casa del Todopoderoso;
33 y, después de haber cortado la lengua del impío Nicanor, ordenó que se diera en trozos a los pájaros y que se colgara frente al santuario la paga de su insensatez.
34 Todos entonces levantaron hacia el cielo sus bendiciones en honor del Señor que se les había manifestado, diciendo: «Bendito el que ha conservado puro su Lugar Santo.»
35 La cabeza de Nicanor fue colgada de la Ciudadela, como señal manifiesta y visible para todos del auxilio del Señor.
36 Decretaron todos por público edicto no dejar pasar aquel día sin solemnizarlo, y celebrarlo el día trece del duodécimo mes, llamado Adar en arameo, la víspera del Día de Mardoqueo.
37
Epílogo del autor del resumen.
Así pasaron los acontecimientos relacionados con Nicanor. Como desde aquella época la ciudad quedó en poder de los hebreos, yo también terminaré aquí mismo mi relato.
38 Si ha quedado bello y logrado en su composición, eso es lo que yo pretendía; si imperfecto y mediocre, he hecho cuanto me era posible.
39 Como el beber vino solo o sola agua es dañoso, y en cambio, el vino mezclado con agua es agradable y de un gusto delicioso, igualmente la disposición grata del relato encanta los oídos de los que dan en leer la obra. Y aquí pongamos fin.

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Introducción a II Macabeos

El Segundo libro de los Macabeos no es continuación del primero. Es, en parte, paralelo a él, y toma los acontecimientos de un poco más atrás, desde el fin del reinado de Seleuco IV, predecesor de Antíoco Epífanes, pero sólo los sigue hasta la derrota de Nicanor, antes de la muerte de Judas Macabeo. Todo ello comprende sólo una quincena de años y corresponde únicamente a los caps. 1-7 del Primer libro.

El género es muy distinto. El libro, escrito originariamente en griego, se presenta como el compendio de la obra de un tal Jasón de Cirene, 2Ma_2:19-32 , y lo encabezan dos cartas de los judíos de Jerusalén, 1:1-2:18. El estilo, que es el de los escritores helenísticos, pero no de los mejores, resulta a veces ampuloso. Es más el de un predicador que el de un historiador, aunque ciertamente el conocimiento de las instituciones griegas y de los personajes de la época de que hace gala nuestro autor es muy superior al que demuestra el autor de 1 M.

En realidad, su objetivo es agradar y edificar, 2Ma_2:25 ; 2Ma_15:39 , narrando la guerra de liberación dirigida por Judas Macabeo, sostenida por apariciones celestes y ganada gracias a la intervención divina, 2Ma_2:19-22 ; la persecución misma era efecto de la misericordia de Dios, que corregía a su pueblo antes de que la medida del pecado quedara colmada, 2Ma_6:12-17 . Escribe para los judíos de Alejandría y su intención es despertar el sentimiento de que formaban una comunidad con sus hermanos de Palestina. En especial, quiere interesarles por la suerte del Templo, centro de la vida religiosa según la Ley, blanco del odio de los gentiles. Esta preocupación imprime su sello al plan del libro: tras el episodio de Heliodoro, 2Ma_3:1-40 , que subraya la santidad inviolable del santuario, la primera parte, 4:1-10:8, concluye con la muerte del perseguidor, Antíoco Epífanes, que ha profanado el Templo, y con la institución de la fiesta de la Dedicación; la segunda parte, 10:9-15:36, concluye asimismo con la muerte de un perseguidor, Nicanor, que había amenazado al Templo, y con la institución de una fiesta conmemorativa. Las dos cartas, puestas al comienzo de libro, 1:1-2:18, responden al mismo objetivo: son invitaciones dirigidas por los judíos de Jerusalén a sus hermanos de Egipto para celebrar con ellos la fiesta de la purificación del Templo, la Dedicación.

Como el último acontecimiento referido es la muerte de Nicanor, la obra de Jasón de Cirene pudo haberse compuesto poco después del 160 a. C. Si es el autor mismo del compendio —aunque esto se discute— el que ha colocado en cabeza las dos cartas de 1-2 para acompañar el envío de su compendio, la fecha de éste nos la daría la indicación de 2Ma_1:10 a, que corresponde al año 124 a. C. No debe menospreciarse el valor histórico del libro. Es cierto que el compendiador (¿o un redactor?) ha aceptado los relatos apócrifos contenidos en la carta de 1:10b-2:18, y que reproduce las conmovedoras historias de Heliodoro, 3 , del martirio de Eleazar, 2Ma_6:18-31 , y el de los siete hermanos, 7 , que halló en Jasón y que ilustraban muy bien sus tesis religiosas. Pero la concordancia general con 1 M garantiza la historicidad de los acontecimientos que las dos fuentes independientes refieren. En un punto importante en que 2 M disiente del 1 M, debe aquél ser preferido: 1Ma_6:1-13 sitúa la purificación del Templo antes de la muerte de Antíoco Epífanes, al tiempo que 2Ma_9:1-29 la sitúa después; una tableta cronológica babilónica, recientemente publicada, da la razón a 2 M. Antíoco murió en octubre-noviembre del 164, antes de la nueva dedicación del Templo a finales de diciembre del mismo año. En las secciones que pertenecen a 2 M, no hay razón para recelar de las informaciones que se dan en el cap. 4 acerca de los años que precedieron al saqueo del Templo por Antíoco. Sin embargo, el compendiador, más bien que Jasón, es responsable de una grave confusión: disponiendo de una carta de Antíoco V, 2Ma_11:22-26 , ha añadido en 11-12 9 otras cartas y el relato de acontecimientos que datan del final del reinado de Antíoco IV y que debieron hallar su sitio entre los caps. 8 y 9 .

El libro tiene importancia por las afirmaciones que contiene sobre la resurrección de los muertos, ver la nota a 2Ma_7:9 ; 2Ma_14:46 , las sanciones de ultratumba, 2Ma_6:26 , la oración por los difuntos, 2Ma_12:41-46 y nota, el mérito de los mártires, 6:18-7:41, la intercesión de los santos, 2Ma_15:12-16 y nota. Estas enseñanzas, que tienen por objeto puntos que los demás escritos del Antiguo Testamento no aclaraban, justifican la autoridad que la Iglesia le ha reconocido.

Conocemos mejor el sistema cronológico seguido por cada uno de los dos libros desde el descubrimiento de una tableta cuneiforme, que es un fragmento de cronología de los reyes seléucidas. Ésta ha permitido fijar la fecha de la muerte de Antíoco Epífanes. Se comprueba que 1 M sigue el cómputo macedónico, que comienza en octubre del 312 a. C., mientras que 2 M sigue el cómputo judío, análogo al cómputo babilónico, que comienza en nisán (3 de abril) del 311. Pero todo esto con una doble excepción: en 1 M, los acontecimientos relativos al templo y a la historia judía se fechan según este calendario judeo-babilónico ( 1Ma_1:54 ; 1Ma_2:70 ; 1Ma_4:52 ; 1Ma_9:3 , 1Ma_9:54 ; 1Ma_10:21 ; 1Ma_13:41 , 1Ma_13:51 ; 1Ma_14:27 ; 1Ma_16:14 ), mientras que las cartas citadas por 2 M 11 se fechaban según el cómputo macedónico, lo cual es perfectamente normal.

El texto nos ha sido transmitido por tres unciales, el Sinaítico, el Alejandrino y el Véneto, y por una treintena de minúsculos, pero por desgracia, la parte correspondiente al 2 M se ha perdido en el Sinaítico (nuestro mejor testigo). Los minúsculos, que son testigos de la recensión del sacerdote Luciano (300 d. C.), conservan a veces un texto más antiguo que el de otros manuscritos griegos, texto que vuelve a encontrarse en las Antigüedades Judías del historiador Flavio Josefo que, en general, sigue a 1 M e ignora a 2 M. La Vetus Latina traduce, por su parte, un texto griego perdido y a menudo mejor que el de los manuscritos que conocemos. La traducción de la Vulgata no es obra de San Jerónimo, para quien los Macabeos no eran canónicos, y sólo representa una recensión secundaria.

Fuente: Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros

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Notas

II Macabeos 15,6
NOTAS

15:6 Por «trofeo común» se designa un montón de piedras en torno al cual se apilaban las armas de los enemigos caídos en el campo de batalla.


II Macabeos 15,9
NOTAS

15:9 A estos dos importantes bloques literarios (ver Luc_24:27), el traductor del Eclesiástico, pocos años después, añadirá «los otros libros de los antepasados», algunos de los cuales estaban sin duda considerados como «libros santos» desde los tiempos de los Macabeos, ver 1Ma_12:9.

II Macabeos 15,11
NOTAS

15:11 «una especie de visión» hypar ti griego luc.; «referente a» hyper ti griego, versiones (pero el ti resulta inexplicable).

II Macabeos 15,12
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Ma_3:1+

NOTAS

15:12 Onías prosigue el papel de intercesor que ya había desempeñado en vida, 2Ma_3:10 s; 2Ma_4:5.

II Macabeos 15,14
NOTAS

15:14 Jeremías, que sufrió duramente por su pueblo, ver 2Ma_11:19, 2Ma_11:21; 2Ma_14:15; 2Ma_18:18 s; 2Ma_20:1-2; 26, es su intercesor más indicado. Este papel otorgado a Jeremías y Onías es la primera comprobación de una creencia en una oración de los justos difuntos en favor de los vivos. Creencia que está ligada a la de la resurrección, ver 6-7; Sal_16:10; Sal_49:16 [Sal_49:15].

II Macabeos 15,17
NOTAS

15:17 «no resguardarse en la defensa» griego luc.; «no combatir» griego. -«la fortuna» 1 ms griego, Vet. Lat.; «con todo su valor» griego (excepto griego luc., que suma las dos lecturas).

II Macabeos 15,18
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Ma_4:36+

II Macabeos 15,20
NOTAS

15:20 Ver 1Ma_6:35, y en cuanto a la caballería en los flancos, 2Ma_6:38. El relato paralelo de 1 M no cita a los elefantes, pero concreta el campo de batalla: Adasá, 1Ma_7:40, 1Ma_7:45.

II Macabeos 15,22
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |1Ma_7:40-42; 2Ma_8:19; 2Re_19:35; Isa_37:36

II Macabeos 15,25
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |1Ma_7:43-50

II Macabeos 15,30
NOTAS

15:30 Ver 1Ma_9:11 (la palabra no se encuentra más que aquí en la Biblia). Dada la cultura helénica de nuestro autor, es probable que tenga en cuenta el único sentido comprobado en griego, es decir, «protagonista» (en el teatro) y que emplea la palabra como metáfora.

II Macabeos 15,33
NOTAS

15:33 «la paga», ta epijeira, significa también «el brazo» y hace un juego de palabras con «la mano», jeir, 2Ma_15:32.

II Macabeos 15,35
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Sa_31:9-10

NOTAS

15:35 Es poco probable, puesto que el Acra sólo nueve años después fue desembarazado de sirios, 1Ma_13:51. Se ha comparado este anacronismo con el de 1Sa_17:54. También aquí podría tratarse de una adición, porque el autor ha mencionado ya la exposición de los restos de Nicanor, 2Ma_15:33.

II Macabeos 15,36
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Ma_7:49+

NOTAS

15:36 (a) Lit. «en lengua siríaca», frase que en los LXX equivale a «en arameo» de 2Re_18:26; Esd_4:7; Dan_2:4.

15:36 (b) Este «Día de Mardoqueo» será identificado con la fiesta de los Purim, ver Est 9. Pero hacia el 124 a.C., al parecer, todavía las distinguían. -El «Rollo del ayuno» (siglo I d.C.) cita el «Día de Nicanor» entre los días en que no hay que ayunar.

II Macabeos 15,37
NOTAS

15:37 Se trata de la ciudad religiosa (el monte Sión de 1 M), porque la Ciudadela, que sigue en manos de los sirios, no interesa al autor. En efecto, la victoria de Judas sobre Nicanor ha salvado el santuario, que ya no se verá amenazado. El autor, que ha conseguido el fin que se había propuesto, puede poner punto final a su obra.