Ezequiel  33 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 33 versitos |
1
III. Durante y después del asedio de Jerusalén
El profeta como centinela.
La palabra de Yahvé se dirigió a mí en estos términos:
2 «Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo. Les dirás: Si yo hago venir la espada sobre un país, y la gente de ese país escoge a uno de los suyos y le ponen como centinela;
3 y éste, al ver venir la espada sobre el país, toca el cuerno para advertir al pueblo:
4 si resulta que alguien oye bien el sonido del cuerno, pero no hace caso, de suerte que la espada sobreviene y lo mata, la sangre de este hombre recaerá sobre su propia cabeza.
5 Ha oído el sonido del cuerno y no ha hecho caso: su sangre recaerá sobre él. En cambio, el que haya hecho caso, salvará su vida.
6 «Si, por el contrario, el centinela ve venir la espada y no toca el cuerno, de suerte que el pueblo no es advertido, y la espada sobreviene y mata a alguno de ellos, perecerá éste por su culpa, pero de su sangre yo pediré cuentas al centinela.
7 «A ti, también, hijo de hombre, te he hecho yo centinela de la casa de Israel. Cuando oigas una palabra de mi boca, les advertirás de mi parte.
8 Si yo digo al malvado: “Malvado, vas a morir sin remedio”, y tú no le hablas para advertir al malvado que deje su conducta, él, el malvado, morirá por su culpa, pero de su sangre yo te pediré cuentas a ti.
9 Si por el contrario adviertes al malvado que se convierta de su conducta, y él no se convierte, morirá él debido a su culpa, mientras que tú habrás salvado tu vida.
10
Conversión y perversión.
«Y tú, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros andáis diciendo: “Nuestros crímenes y nuestros pecados pesan sobre nosotros y por causa de ellos nos consumimos. ¿Cómo podremos vivir?”
11 Diles: “Por mi vida, oráculo del Señor Yahvé, que yo no me complazco en la muerte del malvado, sino en que el malvado se convierta de su conducta y viva. Convertíos, convertíos de vuestra mala conducta. ¿Por qué habéis de morir, casa de Israel?”
12 «Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no le salvará el día de su perversión, ni la maldad del malvado le hará sucumbir el día en que se aparte de su maldad. Pero tampoco el justo vivirá en virtud de su justicia el día en que peque.
13 Si yo digo al justo: “Vivirás”, pero él, fiándose de su justicia, comete la injusticia, no quedará memoria de toda su justicia, sino que morirá por la injusticia que cometió.
14 Y si digo al malvado: “Vas a morir”, y él se aparta de su pecado y practica el derecho y la justicia,
15 si devuelve la prenda, restituye lo que robó, observa los preceptos que dan la vida y deja de cometer injusticia, vivirá ciertamente, no morirá.
16 Ninguno de los pecados que cometió se le recordará más: ha observado el derecho y la justicia; ciertamente vivirá.
17 «Y los hijos de tu pueblo dicen: “No es justo el proceder del Señor.” El proceder de ellos es el que no es justo.
18 Cuando el justo se aparta de su justicia para cometer injusticia, muere por ello.
19 Y cuando el malvado se aparta de su maldad y observa el derecho y la justicia, vive por ello.
20 Y vosotros decís: “No es justo el proceder del Señor.” Yo os juzgaré, a cada uno según su conducta, casa de Israel.»
21
La toma de la ciudad.
El año duodécimo, el día cinco del décimo mes de nuestra cautividad, llegó donde mí el fugitivo de Jerusalén y me anunció: «La ciudad ha sido tomada.»
22 La mano de Yahvé había venido sobre mí, la tarde antes de llegar el fugitivo, y me había abierto la boca para cuando éste llegó donde mí por la mañana; mi boca se abrió y no estuve más mudo.
23
La devastación del país.
Entonces, la palabra de Yahvé se dirigió a mí en estos términos:
24 «Hijo de hombre, los que habitan esas ruinas, en el suelo de Israel, dicen: “Uno solo era Abrahán y obtuvo en posesión esta tierra. Nosotros somos muchos; a nosotros se nos ha dado esta tierra en posesión.”
25 «Pues bien, diles: Así dice el Señor Yahvé: Vosotros coméis con sangre, alzáis los ojos hacia vuestras basuras, derramáis sangre, ¡y vais a poseer esta tierra!
26 Confiáis en vuestras espadas, cometéis abominación, cada cual contamina a la mujer de su prójimo, ¡y vais a poseer esta tierra!
27 Les dirás: Así dice el Señor Yahvé: Por mi vida, que los que están entre las ruinas caerán a espada, a los que andan por el campo los entregaré a las bestias como pasto, y los que están en las escarpaduras y en las cuevas morirán de peste.
28 Convertiré esta tierra en soledad desolada, y se acabará el orgullo de su fuerza. Los montes de Israel serán devastados y nadie pasará más por ellos.
29 Y se sabrá que yo soy Yahvé, cuando convierta esta tierra en soledad desolada, por todas las abominaciones que han cometido.
30
Resultados de la predicación.
«En cuanto a ti, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo hablan de ti a la vera de los muros y a las puertas de las casas. Se dicen unos a otros: “Vamos a escuchar qué palabra viene de parte de Yahvé.”
31 Y vienen a ti en masa, y mi pueblo se sienta delante de ti; escuchan tus palabras, pero no las ponen en práctica. Porque hacen amores con su boca, pero su corazón sólo anda buscando su interés.
32 Tú eres para ellos como una canción de amor, graciosamente cantada, con acompañamiento de buena música. Escuchan tus palabras, pero no hay quien las cumpla.
33 Mas cuando todo esto llegue —y he aquí que ya llega—, sabrán que había un profeta en medio de ellos.»

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Introducción a Ezequiel 

Ezequiel.
A diferencia del libro de Jeremías, el de Ezequiel se presenta como un todo bien ordenado. Después de una introducción, 1-3, donde el profeta recibe de Yahvé su misión, el cuerpo del libro se divide claramente en cuatro partes: 1º Los caps. 4-24 contienen casi exclusivamente reproches y amenazas contra los israelitas antes del asedio de Jerusalén; 2º, los caps. 25-32 son oráculos contra las naciones, donde el profeta hace extensiva la maldición divina a los cómplices y a los provocadores de la nación infiel; 3º, en los caps. 33-39, durante y después del asedio, el profeta consuela a su pueblo prometiéndole un porvenir mejor; 4º, prevé, en fin, caps. 40-48, el estatuto político y religioso de la comunidad futura, restablecida en Palestina.

Sin embargo, esta composición tan lógica encubre grandes fallas. Hay muchos duplicados, por ejemplo, Eze_3:17-21 = Eze_33:7-9 ; Eze_18:25-29 = Eze_33:17-20 , etc. Las indicaciones acerca de la mudez con que Dios hiere a Ezequiel, Eze_3:26 ; Eze_24:27 ; Eze_33:22 , están separadas por largos discursos. La visión del carro divino, 1:4-3:15, queda interrumpida por la visión del libro, 2:1-3:9. Igualmente la descripción de los pecados de Jerusalén, Eze_11:1-21 , es continuación del cap. 8 y corta abiertamente el relato de la partida del carro divino que, de Eze_10:22 pasa a Eze_11:22 . Los datos que se dan en los caps. 26-33 no se suceden en orden. Tales fallas son difícilmente imputables a un autor que escribe su obra de una vez. Es mucho más probable que se deban a discípulos que trabajaron valiéndose de escritos o recuerdos, combinándolos y completándolos. Así pues, el libro de Ezequiel ha corrido, en cierto modo, la suerte de los demás libros proféticos. Pero la igualdad de forma y de doctrina nos garantiza que esos discípulos nos han conservado fielmente el pensamiento y, en general, hasta las palabras de su maestro. Su trabajo redaccional resulta perceptible en la última parte del libro, 40-48, cuyo núcleo, sin embargo, se remonta al propio Ezequiel.

Según el libro en su estado actual, el profeta ejerció toda su actividad con los desterrados de Babilonia entre los años 593 y 571, fechas extremas que da el texto, Eze_1:2 y Eze_29:17 . Ha llamado la atención el que, en estas condiciones, los oráculos de la primera parte parezcan dirigidos a los habitantes de Jerusalén, y que, en ocasiones, Ezequiel parezca hallarse corporalmente presente en la ciudad, ver en especial Eze_11:13 . En vista de ello se ha emitido la hipótesis de un doble ministerio de Ezequiel: se habría quedado en Palestina, donde habría predicado hasta la ruina de Jerusalén el 587. Sólo entonces se habría unido a los cautivos de Babilonia. La visión del rollo en 2:1-3:9 señalaría la vocación del profeta en Palestina; la del carro divino, Eze_1:4-28 y Eze_3:10-15 , indicaría su llegada junto a los desterrados. El traslado de esta visión al comienzo del libro habría cambiado toda su perspectiva. Esta hipótesis sirve para responder a algunas dificultades, pero plantea otras. Supone serias modificaciones del texto, tiene que admitir que, aun durante su ministerio «palestinense», Ezequiel vivía de ordinario fuera de la ciudad, puesto que se le «traslada» a ella, Eze_8:3 , y resulta curioso que, si Ezequiel y Jeremías predicaron a la vez en Jerusalén, ninguno de ellos aluda al ministerio de su colega. Por otra parte, las dificultades de la tesis tradicional no son insuperables: las censuras dirigidas a la gente de Jerusalén servían de lección a los desterrados y, cuando Ezequiel parece hallarse en la Ciudad Santa, el texto dice expresamente que ha sido trasladado a ella «en visión», Eze_8:3 , como también ha sido devuelto «en visión», Eze_11:24 . La hipótesis de un doble ministerio conserva pocos partidarios.

Sea cual fuere la solución adoptada, es una misma la gran personalidad que se nos muestra en el libro. Ezequiel es un sacerdote, Eze_1:3 . Su mayor preocupación la constituye el Templo, trátese del Templo presente que está manchado de ritos impuros, 8, y al que abandona la gloria de Yahvé, 10, o del Templo futuro, cuyo diseño describe minuciosamente, 40-42, y adonde ve regresar a Yahvé, 43. Guarda el culto de la Ley, y al hacer historia de las infidelidades de Israel, 20, repite como un estribillo el reproche de haber «profanado los sábados». Tiene horror a las impurezas legales, Eze_4:14 , y una gran preocupación por separar lo sagrado de lo profano, Eze_45:1-6 . Como sacerdote que era, resolvía casos de derecho o de moral, y por esta razón su enseñanza adquiere un tono casuístico, 18. Su pensamiento y su vocabulario son afines a la Ley de Santidad, Lv 17-26. Sin embargo, no se puede demostrar que se haya inspirado en ella ni que la Ley de Santidad dependa de él, y las conexiones más llamativas se encuentran en pasajes redaccionales. Queda el hecho de que los dos conjuntos han sido transmitidos en ambientes de pensamiento muy afines. La obra de Ezequiel se integra en la corriente «sacerdotal», como la de Jeremías pertenecía a la corriente «deuteronomista».

Pero este sacerdote es también un activo profeta. Más que ningún otro, ha multiplicado las acciones simbólicas. Remeda con gestos el asedio de Jerusalén, 4:1-5:4, la salida de los emigrantes, Eze_12:1-7 , al rey de Babilonia en la encrucijada, Eze_21:23 s, la unión de Judá e Israel, Eze_37:15 s. Hasta en las pruebas personales que Dios le envía, él mismo es una «señal» para Israel, Eze_24:24 , como lo habían sido Oseas, Isaías y Jeremías. Pero la complejidad de sus acciones simbólicas contrasta con la simplicidad de gestos de sus predecesores.

Ezequiel es sobre todo un visionario. Su libro no contiene más que cuatro visiones propiamente dichas, pero ocupan un espacio considerable: 1-3; 8-11; 37; 40-48. Descubren un mundo fantástico: los cuatro animales del carro de Yahvé, la zarabanda cultual del Templo con el rebullicio de ganado y de ídolos, la llanura de los huesos que se reaniman, un Templo futuro dibujado como en el plano de un arquitecto, y de donde brota un río de ensueño en una geografía utópica. Este poder de imaginación se extiende a los cuadros alegóricos que pinta el profeta: las dos hermanas Oholá y Oholibá, 23, el Naufragio de Tiro, 27, el Faraón-Cocodrilo, 29 y 32, el Árbol Gigante, 31, la Bajada a los Infiernos, 32.

En contraste con esta potencia visual, y quizá como precio de la misma, como si la intensidad de las imágenes ahogara la expresión, el estilo de Ezequiel es monótono y gris, frío y diluido, de una pobreza extraña si se le compara con el de los grandes clásicos, con la vigorosa pureza de Isaías, o con el calor emocionado de Jeremías. El arte de Ezequiel se hace valer por sus dimensiones y su relieve, que crean como una atmósfera de horror sagrado ante el misterio de lo divino.

Se puede así deducir que, a pesar de estár unido a sus predecesores por muchos rasgos, Ezequiel abre un camino nuevo. Y esto es también verdad respecto de su doctrina. Ezequiel rompe con el pasado de su nación. El recuerdo de las promesas hechas a los Padres y de la Alianza concluida en el Sinaí aparece esporádicamente, pero si Dios ha salvado hasta el presente a su pueblo manchado desde su nacimiento, Eze_16:3 s, no lo ha hecho por cumplir las promesas, sino para defender la honra de su nombre, 20; si ha de sustituir la Alianza antigua con una Alianza eterna, Eze_16:60 ; Eze_37:26 s, no lo hará en premio de una «vuelta» del pueblo hacia él, sino por pura benevolencia, diríamos que por una gracia preveniente, y el arrepentimiento vendrá después, Eze_16:62-63 . El mesianismo de Ezequiel, poco explícito por lo demás, ya no es regio y glorioso: cierto que anuncia a un futuro David, pero éste no será más que el «pastor» de su pueblo, Eze_34:23 ; Eze_37:24 , un «príncipe», Eze_24:24 , y no un rey, pues para reyes no hay lugar en la visión teocrática del futuro, Eze_45:7 s. Rompe con la tradición de la solidaridad en el castigo y afirma el principio de la retribución individual, 18; ver 33. Solución teológica provisional que, desmentida muy a menudo por los hechos, llevará poco a poco a la idea de una retribución de ultratumba. Aunque Ezequiel era un sacerdote muy vinculado al Templo, rompe, como ya lo había hecho Jeremías, con la idea de que Dios esté ligado a su santuario. En Ezequiel se concilian el espíritu profético y el espíritu sacerdotal que tantas veces habían sido opuestos: los ritos —que subsisten— cobran su valor de los sentimientos que los inspiran. Toda la doctrina de Ezequiel se centra en la renovación interior: hay que hacerse un corazón nuevo y un espíritu nuevo, Eze_18:31 , o mejor, Dios mismo dará «otro» corazón, un corazón «nuevo» y pondrá en el hombre un espíritu «nuevo», Eze_11:19 ; Eze_36:26 . Como en el caso de la benevolencia divina que previene el arrepentimiento, nos hallamos también aquí en el umbral de la teología de la gracia, que desarrollarán San Juan y San Pablo.

Esta espiritualización de todos los datos religiosos es la gran aportación de Ezequiel. Cuando se le llama padre del Judaísmo, suele alegarse a menudo su afán de separación de lo profano, de pureza legal, sus minucias rituales, y se piensa en los fariseos. Esto es totalmente injusto: Ezequiel, tanto como Jeremías, aunque de otra manera, da origen a esa corriente espiritual muy pura que, pasando por el Judaísmo, desemboca en el Nuevo Testamento. Jesús es el Buen Pastor que Ezequiel había anunciado, y Jesús es quien ha inaugurado el culto en espíritu que el profeta había exigido.

Bajo otro aspecto, Ezequiel da comienzo a la corriente apocalíptica. Sus grandiosas visiones anuncian ya las de Daniel, y no es nada extraño que en el Apocalipsis de San Juan encontremos tan a menudo su influencia.

Fuente: Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros

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Notas

Ezequiel  33,1
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Eze_3:17-21

NOTAS

33 La tercera parte del libro contiene los oráculos pronunciados después de la invasión de Palestina por Nabucodonosor, con excepción de los poemas contra las naciones, reunidos en la segunda parte.

33:1 Al comienzo de un nuevo período de su ministerio, el profeta recibe, en términos casi idénticos, la misma misión que había recibido después de su visión inaugural, Eze_3:17-21.


Ezequiel  33,3
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Joe_2:1+

Ezequiel  33,7
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] = Eze_3:17-19

Ezequiel  33,10
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Eze_14:12-20+; Eze_18:21-30+

[2] Eze_18:23; Luc_15:7; Luc_15:10; Luc_15:32

NOTAS

33:10 El pueblo, desalentado, se declara abrumado por el peso de sus pecados e incapaz de librarse de él. Ezequiel afirma como respuesta la posibilidad de una conversión. Este trozo, Eze_33:10-20, es la reanudación del tema ya tratado en Eze_18:21-31.

Ezequiel  33,13
NOTAS

33:13 «Vivirás» versiones; «vivirá» hebr.

Ezequiel  33,15
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Neh_9:29

NOTAS

33:15 El hebr. añade «el malvado», omitido por las versiones.

Ezequiel  33,16
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] = Eze_18:22

Ezequiel  33,17
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] = Eze_18:29

Ezequiel  33,20
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] = Eze_18:30

Ezequiel  33,21
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Eze_24:26-27

NOTAS

33:21 Diciembre 586-enero 585, pero esta fecha es sospechosa: la toma de la ciudad tuvo lugar en el cuarto mes del año undécimo de Sedecías, 2Re_25:3; Jer_39:2. Por tanto, la noticia habría tardado diecisiete meses en llegar a Ezequiel; ahora bien, una caravana solía emplear unos cuatro meses para hacer este trayecto, ver Esd_7:9. Tal vez la lectura correcta sea la conservada por algunos mss hebr. y griego y por sir., que leen: «el undécimo mes».

Ezequiel  33,22
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Eze_3:26-27

NOTAS

33:22 Ezequiel, pues, había sido privado por «la mano de Yahvé» del uso de la palabra, ver Eze_3:24-27; Eze_24:27.

Ezequiel  33,24
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Eze_11:15

NOTAS

33:24 Reflexión que muestra el apego del pueblo a su tierra, pero también una confianza presuntuosa en el porvenir, aun después de la catástrofe del 587.

Ezequiel  33,25
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Lev_17:10-14

[2] Lev_1:5+

NOTAS

33:25 (a) Traducción dudosa, Lit.: «coméis sobre la sangre». Tal vez, corrigiendo: «coméis en los montes», ver Eze_18:6.

33:25 (b) Ver nota a Eze_6:4.

Ezequiel  33,26
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Lev_18:20

Ezequiel  33,31
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Mat_7:26; Luc_8:21

Ezequiel  33,32
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Luc_7:32

Ezequiel  33,33
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Deu_18:21+; Eze_2:5