Judith 12 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 20 versitos |
1 Mandó luego que la introdujeran donde tenía su vajilla y ordenó que le sirvieran de sus propios manjares y le dieran a beber de su propio vino.
2 Pero Judit dijo: «No debo comer esto, para que no me sea ocasión de falta. Que me den de las provisiones que traje conmigo.»
3 Holofernes le dijo: «Cuando se te acaben las cosas que tienes, ¿de dónde podremos traerte otras iguales? Porque no hay nadie de los tuyos con nosotros.»
4 Respondió Judit: «Por tu vida, mi señor, que, antes que tu sierva haya consumido lo que traje, cumplirá el Señor, por mi mano, sus designios.»
5 Los siervos de Holofernes la condujeron a la tienda, y ella durmió hasta media noche. Al acercarse la vigilia de la aurora, se levantó
6 y envió a decir a Holofernes: «Ordene mi señor que se dé a tu sierva permiso para salir a orar.»
7 Holofernes ordenó a su escolta que no se lo impidieran. Judit permaneció tres días en el campamento. Cada noche se dirigía hacia el barranco de Betulia y se lavaba en la fuente donde estaba el puesto de guardia.
8 A su regreso, suplicaba al Señor, Dios de Israel, que diese buen fin a sus proyectos para exaltación de los hijos de su pueblo.
9 Y, ya purificada, entraba en la tienda y allí permanecía hasta que le traían su comida de la tarde.
10
Judit en el banquete de Holofernes.
Al cuarto día, dio Holofernes un banquete exclusivamente para sus oficiales; no invitó a ninguno de los encargados de los servicios.
11 Dijo, pues, a Bagoas, el eunuco que tenía al frente de sus negocios: «Trata de persuadir a esa mujer hebrea que tienes contigo de que venga a comer y beber con nosotros.
12 Sería una vergüenza para nosotros que dejáramos marchar a tal mujer sin habernos entretenido con ella. Si no somos capaces de atraerla, luego hará burla de nosotros.»
13 Salió Bagoas de la presencia de Holofernes, entró en la tienda de Judit y dijo: «Que esta bella esclava no se niegue a venir donde mi señor, para ser honrada en su presencia, para beber vino alegremente con nosotros y ser, en esta ocasión, como una de las hijas de los asirios que viven en el palacio de Nabucodonosor.»
14 Judit le respondió: «¿Quién soy yo para oponerme a mi señor? Haré prontamente todo cuanto le agrade y ello será para mí motivo de gozo mientras viva.»
15 Después se levantó y se engalanó con sus vestidos y todos sus ornatos femeninos. Se adelantó su sierva para extender en tierra, frente a Holofernes, los tapices que había recibido de Bagoas para el uso cotidiano, con el fin de que pudiera tomar la comida reclinada sobre ellos.
16 Entrando luego Judit, se reclinó. El corazón de Holofernes quedó arrebatado por ella, su alma quedó turbada y experimentó un violento deseo de unirse a ella, pues, desde el día que la vio, andaba buscando ocasión de seducirla.
17 Díjole Holofernes: «¡Bebe, pues, y comparte la alegría con nosotros!»
18 Judit respondió: «Beberé, señor, pues nunca, desde el día en que nací, nunca estimé en tanto mi vida como ahora.»
19 Y comió y bebió, frente a él, sirviéndose de las provisiones que su sierva había preparado.
20 Holofernes, que se hallaba bajo el influjo de su encanto, bebió vino tan copiosamente como jamás lo había hecho en toda su vida.

Patrocinio

 
 

Introducción a Judith

El libro de Judit es la historia de una victoria del pueblo elegido contra sus enemigos, merced a la intervención de una mujer. La pequeña nación judía se enfrenta con el imponente ejército de Holofernes, que quiere someter el mundo al rey Nabucodonosor y destruir todo culto que no sea el de Nabucodonosor endiosado. Los judíos son sitiados en Betulia. Privados de agua, están a punto de rendirse. Aparece entonces Judit, viuda joven, hermosa, prudente, piadosa y decidida que triunfará sobre la apatía de sus compatriotas y luego sobre el ejército asirio. Echa en cara a los jefes de la ciudad su falta de confianza en Dios. Después ora, se acicala, sale de Betulia y se hace presentar a Holofernes. Echa mano contra él de la seducción y de la astucia y, una vez a solas con aquel militarote ebrio, le corta la cabeza. Los asirios huyen presa del pánico y su campamento es entregado al saqueo. El pueblo ensalza a Judit y se dirige a Jerusalén para una solemne acción de gracias.

Parece como si el autor hubiese multiplicado adrede los dislates de la historia para distraer la atención de cualquier contexto histórico concreto y llevarla por entero al drama religioso y a su desenlace. Es una narración hábilmente compuesta, que guarda estrecho parentesco con los apocalipsis. Holofernes, servidor de Nabucodonosor, es una síntesis de las potencias del mal; Judit, cuyo nombre significa «la Judía», representa la causa de Dios, identificada con la de la nación. Esta causa parece condenada al exterminio, pero Dios cuida de su triunfo por medio de las débiles manos de una mujer, y el pueblo santo sube a Jerusalén. El libro tiene contactos ciertos con Daniel, Ezequiel y Joel: la escena tiene lugar en la llanura de Esdrelón, cerca de la llanura de Harmaguedón, donde San Juan situará la batalla escatológica de Apo_16:16 ; la victoria de Judit es el premio de su oración, de su observancia escrupulosa de las normas de pureza legal, y, sin embargo, la perspectiva del libro es universalista: la salvación de Jerusalén queda asegurada en Betulia, en aquella Samaría odiosa para los «ortodoxos» del Judaísmo rígido; Ajior es quien da con el sentido religioso del conflicto, y Ajior es un amonita, Jdt_5:5-21 , que se convierte al Dios verdadero, Jdt_14:5-10 .

El libro fue escrito en Palestina, hacia mediados del siglo II antes de nuestra era, en una atmósfera de fervor nacional y religioso que la sublevación de los Macabeos había creado.

Fuente: Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros

Patrocinio

Notas

Judith 12,1
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Jdt_10:5+; Dan_1:8; Est_4:17 x


Judith 12,12
NOTAS

12:12 «sin habernos entretenido», eufemismo, ver Dan_13:54, Dan_13:58.

Judith 12,15
NOTAS

12:15 La suerte de Israel se va a decidir, como en Ester, en el curso de un banquete.