I Samuel 11 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 15 versitos |
1
Victoria contra los amonitas.
Cosa de un mes más tarde, subió Najás el amonita, y acampó contra Yabés de Galaad. Y todos los hombres de Yabés dijeron a Najás: «Haz un trato con nosotros y te serviremos.»
2 Dijo Najás el amonita: «Éstas son mis condiciones: saltar a todos el ojo derecho y quedará en ridículo todo Israel.»
3 Y los ancianos de Yabés le dijeron: «Danos una tregua de siete días y mandaremos mensajeros por todo el territorio de Israel y, si no hay quien nos socorra, entonces nos rendiremos a ti.»
4 Llegaron los mensajeros a Guibeá de Saúl y comunicaron todo esto al pueblo, que se puso a llorar a voces.
5 Saúl, que venía entonces del campo detrás de sus bueyes, dijo: «¿Qué tiene el pueblo que está llorando?», y le contaron las palabras de los de Yabés.
6 Invadió a Saúl el espíritu de Dios en oyendo estas palabras, y se irritó sobremanera.
7 Y tomando una yunta de bueyes los despedazó y los repartió por todo el territorio de Israel por medio de mensajeros, diciendo: «Así se hará con los bueyes del que no salga detrás de Saúl y de Samuel.» Y el temor de Yahvé se apoderó del pueblo, que salió como un solo hombre.
8 Les pasó revista en Bézec, y eran los israelitas trescientos mil y los hombres de Judá treinta mil.
9 Dijeron a los mensajeros que habían venido: «Así diréis a los hombres de Yabés de Galaad: Mañana, cuando el sol apriete, seréis liberados.» Fueron los mensajeros y lo anunciaron a los hombres de Yabés, que se alegraron.
10 Y los hombres de Yabés dijeron: «Mañana salimos a vosotros y hacéis con nosotros lo que mejor os parezca.»
11 A la mañana siguiente dispuso Saúl a sus hombres en tres columnas, que irrumpieron en el campamento durante la guardia de la madrugada, y batieron a los amonitas hasta que apretó el sol. Y los demás huyeron no quedando dos juntos.
12
Saúl es proclamado rey.
El pueblo dijo a Samuel: «¿Quién andaba preguntando si Saúl iba a reinar sobre nosotros? Dadnos esos hombres y los haremos morir.»
13 Pero Saúl dijo: «Que no muera nadie en este día, porque Yahvé ha realizado hoy una liberación en Israel.»
14 Samuel dijo al pueblo: «Vamos todos a Guilgal e inauguraremos allí la monarquía.»
15 Fue todo el pueblo a Guilgal, y allí en Guilgal, proclamaron rey a Saúl delante de Yahvé, ofreciendo allí sacrificios de comunión delante de Yahvé; y Saúl y todos los israelitas se alegraron en extremo.

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Introducción a I Samuel

Los libros de Samuel formaban una sola obra en la Biblia hebrea. La división en dos libros se remonta a la traducción griega que ha unido asimismo Samuel y Reyes bajo un mismo título: los cuatro libros de los Reinos; la Vulgata los llama los cuatro libros de los Reyes. El Samuel hebreo corresponde a los dos primeros. Este título proviene de la tradición que atribuía al profeta Samuel la composición de este escrito.

El texto es uno de los peor conservados del AT. La traducción griega de los Setenta da un texto bastante diferente, que se remonta a un prototipo del que las cuevas de Qumrán han proporcionado importantes fragmentos. Existían, pues, varias recensiones hebraicas de los libros de Samuel.

Se distinguen en él cinco partes:
a) Samuel, 1 S 1-7;
b) Samuel y Saúl, 1 S 8-15;
c) Saúl y David, 1 S 16 a 2 S 1;
d) David, 2 S 2-20;
e) suplementos, 2 S 21-24.

La obra combina o yuxtapone diversas fuentes y tradiciones sobre los comienzos del período monárquico. Hay una historia del arca y de su cautiverio entre los filisteos, 1 S 4-6, en la que no aparece Samuel y que proseguirá en 2 S 6. Está enmarcada por un relato de la infancia de Samuel, 1 S 1-3, y por otro relato que presenta a Samuel como el último de los Jueces y anticipa la liberación del yugo filisteo, 7. Samuel desempeña un papel esencial en la historia de la institución de la realeza, 1 S 8-12, donde se han distinguido desde hace tiempo dos grupos de tradiciones: 9; 1Sa_10:1-16 ; 11, por una parte, y 8; 1Sa_10:17-24 ; 12, por otra. Al primer grupo se le ha denominado versión monárquica del acontecimiento, y al segundo, versión antimonárquica; esta última sería posterior. En realidad ambas tradiciones son antiguas y solamente representan tendencias diferentes; además, la segunda corriente no es tan antimonárquica como se afirma, sino que solamente se opone a una realeza que no respetaría los derechos de Dios. Las guerras de Saúl contra los filisteos son narradas en 13-14, con una primera versión del rechazo de Saúl, 1Sa_13:7 a; una segunda versión de este rechazo se da en 15, en conexión con una guerra contra los amalecitas. Este rechazo prepara la unción de David por Samuel, 1Sa_16:1-13 . Sobre los comienzos de David y sus desavenencias con Saúl, se han recogido tradiciones paralelas y, al parecer, de igual antigüedad en 1Sa 16:14 - 2 S 1, donde los duplicados son frecuentes. El final de esta historia se encuentra en 2 S 2-5: el reinado de David en Hebrón, la guerra filistea y la toma de Jerusalén aseguran la confirmación de David como rey sobre todo Israel, 2Sa_5:12 . El cap. 6 prosigue la historia del arca; la profecía de Natán, 7, es antigua, pero ha sido retocada; el cap. 8 es un resumen redaccional. En 2 S 9 se inicia una larga narración que no concluirá hasta el comienzo de Reyes, 1R 1-2. Es la historia de la familia de David y de las luchas en torno a la sucesión al trono, escrita por un testigo ocular, en la primera mitad del reinado de Salomón. Queda interrumpida por 2 S 21-24, que agrupa trozos de origen diverso sobre el reinado de David.

Es posible que desde los primeros siglos de la monarquía hayan tomado cuerpo, además de la gran historia de 2 S 9-20, otras agrupaciones literarias: un primer ciclo de Samuel, dos historias de Saúl y David. Es posible, asimismo, que estos conjuntos hayan sido combinados en torno al año 700, pero los libros no recibieron su forma definitiva hasta que fueron incorporados a la gran historia deuteronomista. Sin embargo, la influencia del Deuteronomio resulta aquí menos visible que en Jueces y Reyes. Se la descubre particularmente en los primeros capítulos de la obra, especialmente en 1Sa_2:22-36 ; 7 y 12, quizá en una modificación de la profecía de Natán, 2 S 7; pero el relato de 2 S 9-20 se ha conservado casi sin retoque.

Los libros de Samuel abarcan el período que va de los orígenes de la monarquía israelita al final del reinado de David. La expansión de los filisteos (la batalla de Afec, 1 S 4, se sitúa hacia el 1050) ponía en peligro la existencia misma de Israel e impuso la monarquía. Saúl, hacia el 1030, es, en un principio, como un continuador de los Jueces, pero su reconocimiento por todas las tribus le confiere una autoridad universal y permanente: ha nacido la realeza. Comienza la guerra de liberación y los filisteos son arrojados hasta su territorio, 1 S 14; los encuentros ulteriores tienen lugar en los confines del territorio israelita, 1 S 17 (valle del Terebinto), 28 y 31 (Gelboé). Este último combate acaba en desastre y en él muere Saúl, hacia el 1010. La unidad nacional se ve de nuevo comprometida, David es consagrado rey en Hebrón por los de Judá, y las tribus del Norte le oponen a Isbaal, descendiente de Saúl, refugiado en Transjordania. Sin embargo, el asesinato de Isbaal hace posible la unión, y David es reconocido rey por Israel.

El segundo libro de Samuel no da más que un resumen de los resultados políticos del reinado de David: fueron, sin embargo, considerables. Los filisteos fueron definitivamente rechazados, la unificación del territorio concluye con la absorción de los enclaves cananeos, y en primer lugar Jerusalén, que se convirtió en la capital política y religiosa del reino. Fue sometida Transjordania, y David extendió su dominio sobre los arameos de Siria meridional. Con todo, cuando murió David, hacia el 970, la unidad nacional no estaba verdaderamente consolidada; David era rey de Israel y de Judá y estas dos fracciones se oponían a menudo: la rebelión de Absalón fue sostenida por las gentes del Norte, el benjaminita Seba quiso sublevar al pueblo al grito de «A tus tiendas, Israel». Se presiente ya el cisma.

Estos libros traen un mensaje religioso; exponen las condiciones y las dificultades de un reino de Dios sobre la tierra. El ideal sólo se ha conseguido bajo David; este logro ha sido precedido por el fracaso de Saúl y será seguido por todas las infidelidades de la monarquía, que atraerán la condenación de Dios y provocarán la ruina de la nación. A partir de la profecía de Natán, la esperanza mesiánica se ha alimentado de las promesas hechas a la casa de David. El NT se refiere a ellas tres veces, Hch_2:30 , 2Co_6:18 , Heb_1:5 . Jesús es descendiente de David, y el nombre de hijo de David que le da el pueblo es el reconocimiento de sus títulos mesiánicos. Los Padres han establecido un paralelo entre la vida de David y la de Jesús, el Cristo, el Ungido, elegido para salvación de todos, rey del pueblo espiritual de Dios y, sin embargo, perseguido por los suyos.

Fuente: Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros

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Notas

I Samuel 11,1
NOTAS

11 Tradición de Guilgal, independiente de las precedentes: nada indica que Saúl haya sido ya ungido ni aclamado como rey por el pueblo. El relato recuerda a los de los Jueces «mayores». Pero la diferencia está en que, después de su victoria, Saúl no es reconocido como «juez», sino proclamado rey. Y la diferencia es considerable.


I Samuel 11,6
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Sa_10:10; Jue_3:10+

I Samuel 11,7
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Jue_19:29

[2] 1Sa_14:15; Gén_35:5

NOTAS

11:7 La acción de Saúl se pone aquí bajo la autoridad de Samuel, el juez, ver 1Sa_7:2+.

I Samuel 11,8
NOTAS

11:8 La enormidad de las cifras y la distinción entre Israel y Judá delatan una mano posterior.

I Samuel 11,10
NOTAS

11:10 (a) No se sabe a quién va dirigida la respuesta. ¿A Najás? Es lo que cabe deducir de la continuación de 1Sa_11:3. También podría ir dirigida a los mensajeros de Saúl.

11:10 (b) Los habitantes de Yabés juegan con la ambivalencia significativa de esta expresión: «atacar» o «rendirse», como en 1Sa_11:3.

I Samuel 11,11
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Éxo_14:24

I Samuel 11,12
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Sa_10:27

NOTAS

11:12 La continuación original de 1Sa_11:11 está en 1Sa_11:15 : después de la victoria, el pueblo aclama a Saúl como rey. Pero, según el relato paralelo, Saúl ya ha sido proclamado rey en Mispá, 1Sa_10:24. Los vv. 1Sa_11:12-14 armonizan los dos relatos: Saúl no ha sido reconocido por todos, ver 1Sa_10:27, y hay que «renovar» su entronización.

I Samuel 11,13
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Sa_19:23 [2Sa_19:22]

I Samuel 11,15
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Jos_4:19+

[2] Lev_3:1+