Jeremías  14 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 22 versitos |
1
La gran sequía.
Palabra de Yahvé a Jeremías, a propósito de la sequía.
2 Judá está de luto,
sus ciudades desfallecen
sombrías y abatidas,
y sube el alarido de Jerusalén.
3 Sus nobles mandaban a los pequeños por agua:
llegaban a los aljibes
y no la encontraban;
volvían con sus cántaros vacíos.
Quedaban confundidos y avergonzados
y se cubrían la cabeza.
4 El suelo está consternado
por no haber lluvia en la tierra.
Confusos andan los labriegos,
se han cubierto la cabeza.
5 Hasta la cierva en el campo
parió y abandonó a su cría,
porque no había césped.
6 Los onagros se paraban sobre los calveros,
aspiraban el aire como chacales,
tenían los ojos consumidos
por falta de hierba.
7 Aunque nuestras culpas hablen contra nosotros,
Yahvé, obra por amor de tu Nombre.
Cierto, son muchas nuestras apostasías,
contra ti hemos pecado.
8 ¡Oh esperanza de Israel, Yahvé,
Salvador suyo en tiempo de angustia!
¿Por qué has de ser cual forastero en la tierra,
o cual viajero que se tumba para hacer noche?
9 ¿Por qué has de ser como un pasmado,
como un valiente incapaz de ayudar?
Pues tú estás entre nosotros, Yahvé,
y por tu Nombre se nos llama,
¡no te deshagas de nosotros!
10 Así dice Yahvé de este pueblo: ¡Cómo les gusta vagabundear!, no contienen sus pies. Pero Yahvé no se complace en ellos: ahora se va a acordar de su culpa y a castigar su pecado.
11 Y me dijo Yahvé: «No intercedas en pro de este pueblo.
12 Así ayunen, no escucharé su clamoreo; y así levanten holocausto y ofrenda, no me complacerán; sino que con espada, con hambre y con peste voy a acabarlos.»
13 Dije yo: «¡Ah, Señor Yahvé! Resulta que los profetas están diciéndoles: No veréis espada, ni tendréis hambre, sino que voy a daros paz segura en este lugar.»
14 Y me dijo Yahvé: «Mentira profetizan esos profetas en mi nombre. Yo no los he enviado ni dado instrucciones, ni les he hablado. Visión mentirosa, augurio fútil y delirio de sus corazones os dan por profecía.
15 Por tanto, así dice Yahvé: Tocante a los profetas que profetizan en mi nombre sin haberlos enviado yo, y que dicen: “No habrá espada ni hambre en este país”, con espada y con hambre serán rematados los tales profetas,
16 y el pueblo al que profetizan yacerá derribado por las calles de Jerusalén, por causa del hambre y de la espada, y no habrá sepulturero para ellos ni para sus mujeres, sus hijos y sus hijas; pues volcaré sobre ellos mismos su maldad.»
17 Les dirás esta palabra:
Dejen caer mis ojos lágrimas
de noche y de día sin parar,
porque de quebranto grande es quebrantada la doncella,
la capital de mi pueblo,
de golpe gravísimo.
18 Si salgo al campo,
encuentro heridos de espada,
y si entro en la ciudad,
encuentro muertos de hambre.
Hasta el profeta, hasta el sacerdote
vagan por el país desorientados.
19 —¿Es que has desechado a Judá?,
¿o acaso te has hastiado de Sión?
¿Por qué nos has herido, sin esperanza de cura?
Esperábamos paz, y no hubo bien alguno;
el tiempo de la cura, y se presenta el miedo.
20 Reconocemos, Yahvé, nuestras maldades,
la culpa de nuestros padres;
que hemos pecado contra ti.
21 No desprecies, por amor de tu Nombre,
no deshonres la sede de tu Gloria.
Recuerda, no anules tu alianza con nosotros.
22 ¿Hay entre las Vanidades de los paganos quienes hagan llover?,
¿o acaso los cielos dan de suyo la llovizna?
¿No eres tú mismo, oh Yahvé?
¡Dios nuestro, esperamos en ti,
porque tú hiciste todas estas cosas!

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Introducción a Jeremías 

Jeremías.
Poco más de un siglo después de Isaías, hacia el 650 a. C., nacía Jeremías de una familia sacerdotal residente en los alrededores de Jerusalén. Conocemos su vida y carácter mejor que los de ningún otro profeta por los relatos biográficos en tercera persona de que está sembrado su libro, y cuyo orden cronológico es el siguiente: 19:1-20:6; 26; 36; 45; 28-29; Jer_51:59-64 ; Jer_34:8-22 ; 37-44 . Las «Confesiones de Jeremías»: 11:18-12:6; Jer_15:10-21 ; Jer_17:4-18 ; Jer_18:18-23 ; Jer_20:7-18 , proceden del profeta mismo. No constituyen una autobiografía, pero sí son un testimonio emocionante de las crisis interiores que atravesó y que se describen en el estilo de los Salmos de súplica. Llamado por Dios muy joven aún, el 626, el año trece de Josías, Jer_1:2 , le tocó vivir el trágico período en que se preparó y consumó la ruina del reino de Judá. La reforma religiosa y la restauración nacional de Josías despertaron esperanzas que fueron destruidas por la muerte del rey en Meguidó el 609 y por el cambio del mundo oriental, la caída de Nínive el 612 y la expansión del imperio caldeo. Desde el 605, Nabucodonosor impuso su dominio en Palestina, Judá se rebeló por instigación de Egipto, que intrigaría hasta el fin y, el 597, Nabucodonosor conquistó Jerusalén y deportó a una parte de sus habitantes. Una nueva rebelión hizo volver a los ejércitos caldeos, el 587 fue tomada Jerusalén, incendiado el templo, y tuvo lugar la segunda deportación. Jeremías vivió esta dramática historia predicando y amenazando en vano a los reyes incapaces que se sucedían en el trono de David; fue acusado de derrotismo por los militares, perseguido y encarcelado. Después de la toma de Jerusalén, y aun cuando veía en los desterrados la esperanza del porvenir, Jeremías prefirió permanecer en Palestina junto a Godolías, el gobernador nombrado por los caldeos. Pero éste fue asesinado, y un grupo de judíos, temeroso de las represalias, huyó a Egipto llevándose consigo al profeta. Probablemente murió allí.

El drama de esta vida no estriba sólo en los acontecimientos en que Jeremías se vio envuelto, sino también en el mismo profeta. Era de alma tierna, hecha para amar, y fue enviado para «extirpar y destruir, reconstruir y plantar» Jer_1:10 ; le tocó sobre todo predecir desgracias, Jer_20:8 . Tenía ansias de paz y hubo de estar siempre en lucha: contra los suyos, contra los reyes, los sacerdotes, los falsos profetas, contra todo el pueblo, «varón discutido y debatido por todo el país», Jer_15:10 . Se vio desgarrado por una misión a la que no podía sustraerse, Jer_20:9 . Sus diálogos interiores con Yahvé están sembrados de gritos de dolor: «¿Por qué ha resultado mi penar perpetuo?», Jer_15:18 , y aquel pasaje patético que se anticipa a Job: «Maldito el día en que nací...», Jer_20:14 , etc.

Pero este sufrimiento acrisoló su alma y la abrió al trato con Dios. Lo que nos hace a Jeremías tan querido y tan nuestro es la religión interior y cordial que él mismo practicó antes de formularla en el anuncio de la Nueva Alianza, Jer_31:31-34 . Esta religión personal le llevó a profundizar en la enseñanza tradicional: Dios sondea los entresijos y los corazones, Jer_11:20 , retribuye a cada uno según sus obras, Jer_31:29-30 ; la amistad con Dios, Jer_2:2 , se rompe con el pecado, que sale del corazón malvado, Jer_4:4 ; Jer_17:9 ; Jer_18:12 . Este aspecto afectivo le emparenta con Oseas, cuyo influjo experimentó; esta interiorización de la Ley, esta función del corazón en las relaciones con Dios, esta preocupación por la persona individual le aproximan al Deuteronomio. Jeremías vio ciertamente de manera favorable la reforma de Josías, inspirada en este libro, pero recibió una cruel desilusión por su ineficacia para cambiar la vida moral y religiosa del pueblo.

La misión de Jeremías fracasó en vida suya, pero su figura no dejó de agrandarse después de su muerte. Por su doctrina de una Alianza nueva, fundada en la religión del corazón, fue el padre del Judaísmo en su línea más pura, y su influjo se nota en Ezequiel, en la segunda parte de Isaías y en varios salmos. La época macabeica le cuenta entre los protectores del pueblo, 2Ma_2:1-8 ; 2Ma_15:12-16 . Al sacar a primer plano los valores espirituales, al poner de manifiesto las íntimas relaciones que el alma ha de mantener con Dios, preparó la Nueva Alianza cristiana, y su vida de abnegación y sufrimientos en servicio de Dios, que bien pudo prestar algunos rasgos para la imagen del Siervo en Is 53, convierte a Jeremías en figura de Cristo.

Esta influencia duradera supone que las enseñanzas de Jeremías se leyeron, meditaron y comentaron con frecuencia. Esta labor de toda una descendencia espiritual se refleja en la composición de su libro, que no se presenta, ni mucho menos, como obra escrita de una vez. Además de los oráculos poéticos y de los relatos biográficos, contiene discursos en prosa en un estilo afín al del Deuteronomio. Su autenticidad ha sido impugnada y han sido atribuidos a redactores «deuteronomistas» posteriores al Destierro. En realidad, su estilo es el de la prosa judía del siglo VII y comienzos del VI a. C., su teología es la de la corriente religiosa a la que pertenecen tanto Jeremías como el Deuteronomio. Son el eco auténtico de la predicación de Jeremías, recogida por sus oyentes. Toda esta tradición jeremiana no se ha transmitido en una forma única. La versión griega ofrece una recensión notablemente más corta (un octavo) que el texto masorético y a menudo diferente en detalles; los descubrimientos de Qumrán prueban que las dos recensiones existían en hebreo. Además, el griego coloca los oráculos contra las naciones después de Jer_25:13 , y en orden distinto al hebreo, que los relega al final del libro, 46-51. Estas profecías quizá formaran primeramente una colección particular y no todas procedan de Jeremías: al menos, los oráculos contra Moab y Edom han sido fuertemente rehechos y el largo oráculo contra Babilonia, 50-51, data del final del Destierro. El cap. 52 se nos presenta como un apéndice histórico, paralelo de 2Re_24:18-25:30. Otros complementos de menor extensión fueron insertados a lo largo del libro y atestiguan el uso que de él hacían y la estima en que lo tenían los cautivos de Babilonia y la comunidad renaciente después del Destierro. Hay también abundancia de duplicados que suponen una labor redaccional. Finalmente las indicaciones cronológicas, que son numerosas, no se suceden con orden. El desorden actual del libro es resultado de un largo trabajo de composición, cuyas etapas es harto difícil reconstruir una por una.

No obstante, el cap. 36 nos da valiosas indicaciones: el 605, Jeremías dicta a Baruc los oráculos que había pronunciado desde el comienzo de su ministerio, Jer_36:2 , es decir, desde el 626. Este rollo, quemado por Joaquín, volvió a ser escrito y fue además completado, Jer_36:32 . Acerca del contenido de esta colección tan sólo caben hipótesis. Parece que le servía de introducción Jer_25:1-12 y agrupaba las piezas anteriores al 605, que se hallaban en los caps. 1-18, pero también contenía, según Jer_36:2 , oráculos antiguos contra las naciones a las que se refiere Jer_25:13-38 . Se incluyó allí el apartado de las «Confesiones», cuyo detalle se ha expuesto anteriormente. También se añadieron dos opúsculos sobre los reyes, 21:11-23:8, y sobre los profetas, Jer_23:9-40 , que pudieron existir anteriormente por separado.

Así se distinguen ya dos partes en el libro: una contiene amenazas contra Judá y Jerusalén, 1:1-25:13; la otra, profecías contra las naciones, Jer_25:13-38 y 46-51. Una tercera parte está constituida por 26-35, donde se han reunido en un orden arbitrario trozos que ofrecen un tono más optimista. Casi todas estas piezas están en prosa y en gran parte proceden de una biografía de Jeremías, que se atribuye a Baruc. Grupo aparte forman los caps. 30-31, que son un opúsculo poético de consolación. La cuarta parte, 36-44, en prosa, prosigue la biografía de Jeremías y relata sus sufrimientos durante y después del sitio de Jerusalén, y concluye con Jer_45:1-5 , que viene a ser como la firma de Baruc.

Fuente: Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros

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Notas

Jeremías  14,1
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Jer_5:20-25; Jer_8:18-23; Ose_4:3+

NOTAS

14 Probablemente bajo Joaquín. El diálogo del profeta con Yahvé imita una liturgia de lamentación (ver Jl 1-2; Sal 74 y 79): descripción del azote, Jer_14:2-6; lamentación del pueblo, 7-9; respuesta de Yahvé, 10-12; defensa de Jeremías, 13-16; nueva descripción del azote, 17-18; nueva lamentación del pueblo, 19-22; nueva respuesta de Yahvé, Jer_15:1-4. Pero a la confesión colectiva, así como a la intercesión de Jeremías, Yahvé opone una respuesta negativa, y a la amenaza del hambre añade la de la invasión.


Jeremías  14,2
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Lam_1:4

NOTAS

14:2 Lit. «sus puertas», ver Deu_12:17; Deu_16:5, etc.

Jeremías  14,3
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Lev_26:18-20

Jeremías  14,4
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Jer_3:3

Jeremías  14,7
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Isa_59:12

Jeremías  14,8
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Jer_17:13

NOTAS

14:8 «Yahvé» 13 mss, griego, Vet. Lat.; omitido por TM.

Jeremías  14,9
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Jer_7:30; Jer_15:16; Deu_28:10

Jeremías  14,10
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |Ose_8:13

Jeremías  14,11
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Jer_7:16

Jeremías  14,13
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Jer 23+

Jeremías  14,14
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Jer_5:31; Jer_27:10; Jer_29:8-9

Jeremías  14,17
NOTAS

14:17 Enlace redaccional que introduce con poca destreza lo que sigue.

Jeremías  14,19
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] = Jer_8:15

[2] Jer_13:16; Amó_5:18

Jeremías  14,21
NOTAS

14:21 Sión.