II Samuel  14 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 33 versitos |
1 Conoció Joab, hijo de Sarvia, que el corazón del rey estaba por Absalón
2 y envió Joab a Técoa, a traer de allí una mujer sagaz a la que dijo: «Da muestras de duelo, vístete de luto y no te perfumes; pórtate como una mujer que hace muchos días que está en duelo por un muerto.
3 Entra luego donde el rey y dile estas palabras», y Joab puso las palabras en su boca.
4 Entró, pues, donde el rey la mujer de Técoa, cayó rostro en tierra, se postró y dijo: «¡Sálvame, oh rey!»
5 El rey le dijo: «¿Qué te pasa?» Y ella contestó: «¡Ay de mí! Soy una mujer viuda. Mi marido ha muerto.
6 Tu sierva tiene dos hijos. Se pelearon en el campo, no había quien los separase y uno hirió al otro y lo mató.
7 Y ahora se alza toda la familia contra tu sierva y dicen: “Entréganos al asesino de su hermano: le haremos morir por la vida de su hermano, al que mató, y haremos desaparecer también al heredero.” Así van a extinguir el ascua que me queda y no dejarán a mi marido nombre ni superviviente en la tierra.»
8 El rey dijo a la mujer: «Vete a tu casa, que yo daré órdenes sobre tu asunto.»
9 Pero la mujer de Técoa dijo al rey: «Caiga, oh rey mi señor, la culpa sobre mí y sobre la casa de mi padre y queden inocentes el rey y su trono.»
10 El rey dijo: «Si alguno todavía te dice algo, hazle venir y no te molestará más.»
11 Replicó ella: «Que el rey mencione, por favor, a Yahvé, tu Dios, para que el vengador de sangre no aumente la ruina y no extermine a mi hijo.» Él dijo: «Vive Yahvé, que no caerá en tierra ni un cabello de tu hijo.»
12 La mujer dijo: «Te suplico que tu sierva pueda decir a mi señor el rey una palabra.» Dijo: «Habla».
13 Respondió la mujer: «¿Por qué has tenido tal pensamiento contra el pueblo de Dios y se hace el rey culpable diciendo que no vuelva más su desterrado?
14 Todos hemos de morir; como el agua que se derrama en tierra no se vuelve a recoger, así Dios no vuelve a conceder la vida. Que el rey elija medios para que el proscrito no siga alejado de él.
15 «Así, pues, si tu sierva ha venido para hablar a mi señor el rey estas cosas, es porque la gente me ha metido miedo y tu sierva se ha dicho: Hablaré al rey y acaso el rey cumpla la palabra de su esclava,
16 pues el rey me escuchará y librará a su esclava de la ira del hombre que quiere exterminarme, a mí juntamente con mi hijo, de la heredad de Dios.
17 Tu sierva dice: Que la palabra de mi señor el rey traiga la paz, pues mi señor el rey es como el Ángel de Dios para discernir el bien y el mal. Y que Yahvé tu Dios sea contigo.»
18 El rey respondió a la mujer y dijo: «No me ocultes nada de lo que voy a preguntarte.» La mujer dijo: «Habla, oh rey, mi señor.»
19 Dijo el rey: «¿No anda contigo la mano de Joab en todo esto?» Respondió la mujer: «Por tu vida, oh rey mi señor, que no se desvía ni a la derecha ni a la izquierda nada de lo que el rey mi señor dice. Tu siervo Joab me ha mandado y ha puesto en la boca de tu sierva todas estas palabras.
20 Para abordar con rodeos el tema hizo esto tu siervo Joab. Pero mi señor es prudente como el Ángel de Dios y sabe todo cuanto sucede en la tierra.»
21 Entonces el rey dijo a Joab: «Mira, he decidido el asunto. Anda y haz que regrese el joven Absalón.»
22 Cayó Joab sobre su rostro en tierra y postrándose bendijo al rey. Joab dijo: «Hoy ha conocido tu siervo que ha hallado gracia a tus ojos, oh rey mi señor, pues ha cumplido el rey el deseo de su siervo.»
23 Levantóse Joab, fue a Guesur y llevó a Absalón a Jerusalén.
24 Pero el rey dijo: «Que se retire a su casa, pues no pienso recibirle.» Y Absalón se retiró a su casa sin poder entrevistarse con el rey.
25
Algunos pormenores sobre Absalón.
No había en todo Israel un hombre tan apuesto como Absalón, ni tan celebrado; de la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza no había en él defecto.
26 Cuando se cortaba el pelo —y se lo cortaba cada año, porque le pesaba mucho y por eso se lo cortaba— pesaba el cabello de su cabeza doscientos siclos, peso real.
27 Le nacieron a Absalón tres hijos y una hija, llamada Tamar; era una mujer de gran belleza.
28
Absalón obtiene el perdón.
Absalón estuvo en Jerusalén dos años sin ver el rostro del rey.
29 Llamó Absalón a Joab para enviarle al rey, pero él no quiso ir. Le llamó todavía una segunda vez, pero tampoco quiso.
30 Entonces dijo a sus servidores: «Ved el campo de Joab, que está junto al mío, donde él tiene la cebada. Id y prendedle fuego.» Los servidores de Absalón prendieron fuego al campo.
31 Entonces se levantó Joab, fue a casa de Absalón y le dijo: «¿Por qué tus servidores han prendido fuego a mi campo?»
32 Absalón respondió a Joab: «Te he mandado llamar para decirte: Ven, por favor, pues quiero enviarte al rey para que le digas: ¿Para qué he vuelto de Guesur? Mejor me hubiera sido estarme allí. Quiero ver el rostro del rey; si hay alguna culpa en mí, que me haga morir.»
33 Fue Joab al rey y se lo comunicó. Entonces llamó a Absalón. Entró éste donde el rey y se postró sobre su rostro en presencia del rey. Y el rey besó a Absalón.

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Introducción a II Samuel 

Los libros de Samuel formaban una sola obra en la Biblia hebrea. La división en dos libros se remonta a la traducción griega que ha unido asimismo Samuel y Reyes bajo un mismo título: los cuatro libros de los Reinos; la Vulgata los llama los cuatro libros de los Reyes. El Samuel hebreo corresponde a los dos primeros. Este título proviene de la tradición que atribuía al profeta Samuel la composición de este escrito.

El texto es uno de los peor conservados del AT. La traducción griega de los Setenta da un texto bastante diferente, que se remonta a un prototipo del que las cuevas de Qumrán han proporcionado importantes fragmentos. Existían, pues, varias recensiones hebraicas de los libros de Samuel.

Se distinguen en él cinco partes:
a) Samuel, 1 S 1-7;
b) Samuel y Saúl, 1 S 8-15;
c) Saúl y David, 1 S 16 a 2 S 1;
d) David, 2 S 2-20;
e) suplementos, 2 S 21-24.

La obra combina o yuxtapone diversas fuentes y tradiciones sobre los comienzos del período monárquico. Hay una historia del arca y de su cautiverio entre los filisteos, 1 S 4-6, en la que no aparece Samuel y que proseguirá en 2 S 6. Está enmarcada por un relato de la infancia de Samuel, 1 S 1-3, y por otro relato que presenta a Samuel como el último de los Jueces y anticipa la liberación del yugo filisteo, 7. Samuel desempeña un papel esencial en la historia de la institución de la realeza, 1 S 8-12, donde se han distinguido desde hace tiempo dos grupos de tradiciones: 9; 1Sa_10:1-16 ; 11, por una parte, y 8; 1Sa_10:17-24 ; 12, por otra. Al primer grupo se le ha denominado versión monárquica del acontecimiento, y al segundo, versión antimonárquica; esta última sería posterior. En realidad ambas tradiciones son antiguas y solamente representan tendencias diferentes; además, la segunda corriente no es tan antimonárquica como se afirma, sino que solamente se opone a una realeza que no respetaría los derechos de Dios. Las guerras de Saúl contra los filisteos son narradas en 13-14, con una primera versión del rechazo de Saúl, 1Sa_13:7 a; una segunda versión de este rechazo se da en 15, en conexión con una guerra contra los amalecitas. Este rechazo prepara la unción de David por Samuel, 1Sa_16:1-13 . Sobre los comienzos de David y sus desavenencias con Saúl, se han recogido tradiciones paralelas y, al parecer, de igual antigüedad en 1Sa 16:14 - 2 S 1, donde los duplicados son frecuentes. El final de esta historia se encuentra en 2 S 2-5: el reinado de David en Hebrón, la guerra filistea y la toma de Jerusalén aseguran la confirmación de David como rey sobre todo Israel, 2Sa_5:12 . El cap. 6 prosigue la historia del arca; la profecía de Natán, 7, es antigua, pero ha sido retocada; el cap. 8 es un resumen redaccional. En 2 S 9 se inicia una larga narración que no concluirá hasta el comienzo de Reyes, 1R 1-2. Es la historia de la familia de David y de las luchas en torno a la sucesión al trono, escrita por un testigo ocular, en la primera mitad del reinado de Salomón. Queda interrumpida por 2 S 21-24, que agrupa trozos de origen diverso sobre el reinado de David.

Es posible que desde los primeros siglos de la monarquía hayan tomado cuerpo, además de la gran historia de 2 S 9-20, otras agrupaciones literarias: un primer ciclo de Samuel, dos historias de Saúl y David. Es posible, asimismo, que estos conjuntos hayan sido combinados en torno al año 700, pero los libros no recibieron su forma definitiva hasta que fueron incorporados a la gran historia deuteronomista. Sin embargo, la influencia del Deuteronomio resulta aquí menos visible que en Jueces y Reyes. Se la descubre particularmente en los primeros capítulos de la obra, especialmente en 1Sa_2:22-36 ; 7 y 12, quizá en una modificación de la profecía de Natán, 2 S 7; pero el relato de 2 S 9-20 se ha conservado casi sin retoque.

Los libros de Samuel abarcan el período que va de los orígenes de la monarquía israelita al final del reinado de David. La expansión de los filisteos (la batalla de Afec, 1 S 4, se sitúa hacia el 1050) ponía en peligro la existencia misma de Israel e impuso la monarquía. Saúl, hacia el 1030, es, en un principio, como un continuador de los Jueces, pero su reconocimiento por todas las tribus le confiere una autoridad universal y permanente: ha nacido la realeza. Comienza la guerra de liberación y los filisteos son arrojados hasta su territorio, 1 S 14; los encuentros ulteriores tienen lugar en los confines del territorio israelita, 1 S 17 (valle del Terebinto), 28 y 31 (Gelboé). Este último combate acaba en desastre y en él muere Saúl, hacia el 1010. La unidad nacional se ve de nuevo comprometida, David es consagrado rey en Hebrón por los de Judá, y las tribus del Norte le oponen a Isbaal, descendiente de Saúl, refugiado en Transjordania. Sin embargo, el asesinato de Isbaal hace posible la unión, y David es reconocido rey por Israel.

El segundo libro de Samuel no da más que un resumen de los resultados políticos del reinado de David: fueron, sin embargo, considerables. Los filisteos fueron definitivamente rechazados, la unificación del territorio concluye con la absorción de los enclaves cananeos, y en primer lugar Jerusalén, que se convirtió en la capital política y religiosa del reino. Fue sometida Transjordania, y David extendió su dominio sobre los arameos de Siria meridional. Con todo, cuando murió David, hacia el 970, la unidad nacional no estaba verdaderamente consolidada; David era rey de Israel y de Judá y estas dos fracciones se oponían a menudo: la rebelión de Absalón fue sostenida por las gentes del Norte, el benjaminita Seba quiso sublevar al pueblo al grito de «A tus tiendas, Israel». Se presiente ya el cisma.

Estos libros traen un mensaje religioso; exponen las condiciones y las dificultades de un reino de Dios sobre la tierra. El ideal sólo se ha conseguido bajo David; este logro ha sido precedido por el fracaso de Saúl y será seguido por todas las infidelidades de la monarquía, que atraerán la condenación de Dios y provocarán la ruina de la nación. A partir de la profecía de Natán, la esperanza mesiánica se ha alimentado de las promesas hechas a la casa de David. El NT se refiere a ellas tres veces, Hch_2:30 , 2Co_6:18 , Heb_1:5 . Jesús es descendiente de David, y el nombre de hijo de David que le da el pueblo es el reconocimiento de sus títulos mesiánicos. Los Padres han establecido un paralelo entre la vida de David y la de Jesús, el Cristo, el Ungido, elegido para salvación de todos, rey del pueblo espiritual de Dios y, sin embargo, perseguido por los suyos.

Fuente: Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros

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Notas

II Samuel  14,2
NOTAS

14:2 Patria del profeta Amós, a 18 km. al sur de Jerusalén.


II Samuel  14,3
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Sa_12:1 s

NOTAS

14:3 Al igual que Natán (2Sa_12:1 s), Joab va a inducir al rey a que se pronuncie fingiendo un caso de justicia.

II Samuel  14,4
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Re_3:16 s; 2Re_8:3 s

NOTAS

14:4 Era una fórmula utilizada cuando se recurría al rey.

II Samuel  14,5
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Re_6:26 s

II Samuel  14,7
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Núm_35:19+

II Samuel  14,9
NOTAS

14:9 La mujer apremia: si alguna culpabilidad se deriva de no perseguir al homicida, ella asume la responsabilidad, ver Jos_2:19; Mat_27:25.

II Samuel  14,11
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Núm_35:19+

II Samuel  14,14
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Job_14:7-12; Sal_88:6-11 [Sal_88:5-10]; Job 7-9

NOTAS

14:14 (a) «Que el rey elija» según griego; «Y él (Dios) ha hecho» hebr.

14:14 (b) Nada se puede hacer ya por Amnón, que ha muerto. Conviene, pues, que vuelva Absalón.

II Samuel  14,15
NOTAS

14:15 La mujer, después de haber abierto los ojos del rey aplicando el caso a Absalón, reanuda su papel. 2Sa_14:17 se aplica igualmente al caso fingido y al caso real.

II Samuel  14,17
NOTAS

14:17 (a) En los textos antiguos, Gén_16:7+, el Ángel de Dios es el mismo Dios, en la forma visible en que aparece a los hombres: David posee una sabiduría divina, igualmente en 2Sa_14:20.

14:17 (b) Es decir, absolutamente todo, ver 2Sa_13:22.

II Samuel  14,25
NOTAS

14:25 Los vv. 2Sa_14:25-27 interrumpen el relato y proceden de otra fuente.

II Samuel  14,26
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Sa_18:18

II Samuel  14,30
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Jue_15:4-5