I Reyes 9 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 28 versitos |
1
Nueva aparición divina.
Cuando Salomón terminó de construir el templo de Yahvé, el palacio real y todo cuanto era su deseo haber hecho,
2 se apareció Yahvé a Salomón por segunda vez, como se le había manifestado en Gabaón.
3 Yahvé le dijo: «He escuchado la plegaria y la súplica que has pronunciado ante mí. Consagro este templo que me has construido para poner en él mi Nombre para siempre; mis ojos y mi corazón estarán en él por siempre.
4 Y en cuanto a ti, si marchas ante mí como lo hizo David tu padre, con corazón íntegro y recto, haciendo todo lo que te ordene y guardando mis mandatos y decretos,
5 afianzaré el trono de tu realeza sobre Israel para siempre, como prometí a David tu padre: “No te habrá de faltar alguno de los tuyos que se siente sobre el trono de Israel.”
6 Pero si vosotros y vuestros hijos dais la vuelta tras de mí y no guardáis los mandatos y decretos que os he dado, y vais a servir a otros dioses postrándoos ante ellos,
7 arrancaré a Israel de la superficie de la tierra que les di; retiraré de mi presencia el templo que he consagrado a mi Nombre, e Israel se convertirá en ejemplo y escarnio entre todos los pueblos.
8 Y todos los que pasen ante este templo que debía ser sublime, quedarán estupefactos y silbarán, diciendo: “¿Por qué ha actuado Yahvé de este modo con esta tierra y este templo?”
9 Y responderán: “Porque abandonaron a Yahvé, su Dios, que había sacado a sus padres de la tierra de Egipto; abrazaron otros dioses, se postraron ante ellos y les rindieron culto; por eso ha hecho venir Yahvé sobre ellos todo este mal”.»
10
Tratado con Jirán.
Al cabo de los veinte años que duró la construcción por Salomón de las dos casas, el templo de Yahvé y el palacio real,
11 para lo que Jirán, rey de Tiro, había proporcionado a Salomón madera de cedro y de ciprés y todo el oro que quiso, entonces el rey Salomón entregó a Jirán veinte ciudades en la tierra de Galilea.
12 Salió Jirán de Tiro para observar las ciudades que Salomón le había entregado, pero no le agradaron,
13 y se quejó: «¿Qué ciudades son éstas que me has entregado, hermano mío?» Las denominó: «Tierra de Cabul», nombre conservado hasta el día de hoy.
14 Jirán había enviado al rey ciento veinte talentos de oro.
15
Leva para las construcciones.
Esto es lo referente a la prestación personal que el rey Salomón estableció para construir el templo de Yahvé y el palacio real, el Miló y la muralla de Jerusalén, Jasor, Meguidó y Guézer, (
16 el faraón rey de Egipto había subido y tomado Guézer y, tras incendiarla y matar a los cananeos que habitaban la ciudad, la entregó en dote a su hija, la mujer de Salomón,
17 quien reconstruyó Guézer), Bet Jorón de abajo,
18 Baalat y Tamar (en el desierto del país,
19 todas las ciudades de aprovisionamiento que tenía Salomón), las ciudades de carros y las de caballos, y todo cuanto Salomón quiso construir en Jerusalén, (en el Líbano) y en todos los dominios de su reino.
20 A cuandos quedaron de los amorreos, hititas, perizitas, jivitas y jebuseos, que no eran israelitas y
21 cuyos descendientes habían permanecido en el país y a los que los israelitas no habían podido exterminar mediante anatema, Salomón los redujo a mano de obra forzada, como ha sucedido hasta el día de hoy.
22 Pero a los israelitas no les impuso trabajos forzados, pues eran sus hombres de guerra, oficiales y jefes, escuderos y jefes de sus carros y de su caballería.
23 Éstos eran los capataces de los prefectos que estaban al frente de las obras de Salomón: quinientos cincuenta que mandaban a la gente que trabajaba en las obras.
24 Una vez que la hija del faraón subió de la ciudad de David al palacio que Salomón había construido para ella, entonces edificó el Miló.
25
El servicio del Templo.
Tres veces al año, Salomón ofrecía holocaustos y sacrificios de comunión en el altar que había construido a Yahvé y quemaba ante Yahvé las ofrendas abrasadas. Llevó a conclusión la obra del templo.
26
3. SALOMÓN COMERCIANTE
Salomón naviero.
El rey Salomón construyó una flota en Esión Guéber, que está cerca de Elat, a orillas del mar de Suf, en la tierra de Edom.
27 Jirán envió en las naves servidores suyos, marineros expertos en la mar, con los servidores de Salomón.
28 Llegaron a Ofir, y trajeron de allí cuatrocientos veinte talentos de oro que llevaron al rey Salomón.

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Introducción a I Reyes

Los libros de los Reyes , como los de Samuel, constituían una sola obra en la Biblia hebrea. Corresponden a los dos últimos libros de los Reinos en la traducción griega, y de los Reyes en la Vulgata.

Son la continuación de los libros de Samuel, y 1 R 1-2 contiene la parte final del gran documento de 2 S 9-20. La larga narración del reinado de Salomón, 1 R 3-11, detalla la excelencia de su sabiduría, el esplendor de sus construcciones, sobre todo del Templo de Jerusalén, y la abundancia de sus riquezas. Es ciertamente una época gloriosa, pero el espíritu conquistador del reino de David ha desaparecido: se conserva, se organiza y, sobre todo, se saca partido de los triunfos de David. Se mantiene la oposición entre las dos fracciones del pueblo, y a la muerte de Salomón, en 931, el reino se divide: las diez tribus del Norte llevan a cabo una secesión agravada por un cisma religioso, 1 R 12-13. La historia paralela de los dos reinos de Israel y Judá se desarrolla de 1 R 14 a 2 R 17: con frecuencia es la historia de las luchas entre estos reinos hermanos, es también la de los asaltos del exterior por parte de Egipto contra Judá y de los arameos por el Norte. El peligro arrecia cuando los ejércitos asirios intervienen en la región, primero en el siglo IX, con más fuerza en el siglo VIII, cuando Samaría cae bajo sus golpes el 721, mientras que Judá se ha declarado ya vasallo. La historia, limitada ya a Judá, prosigue hasta la ruina de Jerusalén el 587 en 2 R 18-25 21. La narración se alarga al tratar de dos reinados, el de Ezequías, 2 R 18-20, y el de Josías, 2 R 22-23, marcados por un despertar nacional y una reforma religiosa. Los grandes acontecimientos políticos son entonces la invasión de Senaquerib bajo Ezequías el 701, en respuesta a la denegación del tributo asirio y, bajo Josías, la ruina de Asiria y la formación del imperio caldeo. Judá hubo de someterse a los nuevos amos de Oriente, pero pronto se rebeló. El castigo no se hizo esperar: el 597, los ejércitos de Nabucodonosor conquistaron Jerusalén y llevaron cautivos a una parte de sus habitantes; diez años después un amago de independencia provocó una segunda intervención de Nabucodonosor, que terminó el 587 con la ruina de Jerusalén y una segunda deportación. Reyes concluye con dos breves apéndices, 2Re_25:22-30 .

La obra cita nominalmente tres de sus fuentes, una Historia de Salomón, los Anales de los reyes de Israel y los Anales de los reyes de Judá, pero también existieron otras: además de la parte final del gran documento davídico, 1 R 1-2, una descripción del Templo, de origen sacerdotal, 1 R 6-7, y, sobre todo, una historia de Elías compuesta hacia fines del siglo IX y una historia de Eliseo un poco posterior; estas dos historias forman la base de los ciclos de Elías, 1 R 17 - 2 R 1, y de Eliseo, 2 R 2-13. Los relatos del reinado de Ezequías que presentan en escena a Isaías, 2Re_18:17-20:19, provienen de los discípulos de este profeta.

Cuando la utilización de las fuentes no lo impide, los sucesos quedan encerrados en un marco uniforme: se trata cada reinado como una unidad independiente y completa, su comienzo y su fin se señalan casi con las mismas fórmulas, en las que jamás falta un juicio sobre la conducta religiosa del rey. Se condena a todos los reyes de Israel a causa del pecado original de este reino, la fundación del santuario de Betel; entre los reyes de Judá, ocho solamente son alabados por su fidelidad general a las prescripciones de Yahvé. Pero esta alabanza queda restringida seis veces por la observación de que los altos no desaparecieron; únicamente Ezequías y Josías reciben una aprobación sin reservas.

Estos juicios se inspiran evidentemente en la ley del Deuteronomio sobre la unidad del santuario. Más aún: el descubrimiento del Deuteronomio bajo Josías y la reforma religiosa que inspiró señalan el punto culminante de toda esta historia, y toda la obra es una demostración de la tesis fundamental del Deuteronomio, repetida en 1 R 8 y 2 R 17: si el pueblo observa la alianza concluida con Dios, será bendecido; si la rompe, será castigado. Este influjo deuteronomista se encuentra también en el estilo, siempre que el redactor desarrolla o comenta sus fuentes.

Es probable que una primera redacción deuteronomista fuera hecha antes del Destierro, antes de la muerte de Josías en Meguidó el 609, y la alabanza otorgada a este rey, 2Re_23:25 (menos las últimas palabras) sería la conclusión de la obra primitiva. Una segunda edición, asimismo deuteronomista, se hizo durante el Destierro: después del 562, si se le atribuye el final del libro, 2Re_25:22-30 , o algo antes si ponemos su punto final después del relato de la segunda deportación, 2Re_25:21 , que tiene trazas de ser una conclusión. Hubo, finalmente, algunas adiciones, durante y después del Destierro.

Los libros de los Reyes se han de leer con el espíritu con que fueron escritos, como una historia de salvación: la ingratitud del pueblo elegido, la ruina sucesiva de las dos fracciones de la nación parecen llevar al fracaso el plan de Dios; pero siempre queda, para defender el futuro, un grupo de fieles que no han doblado las rodillas ante Baal, un resto de Sión que guarda la Alianza. La firmeza de las disposiciones divinas se manifiesta en la admirable subsistencia del linaje davídico, depositario de las promesas mesiánicas, y el libro, en su forma definitiva, se cierra con la gracia concedida a Jeconías, como aurora de una redención.

Fuente: Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros

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Notas

I Reyes 9,1
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |2Cr_7:11-22


I Reyes 9,2
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Re_3:5-15

I Reyes 9,6
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Deu_28:15

I Reyes 9,7
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Deu_28:37; Jer_18:16; Jer_19:8; Jer_29:18

I Reyes 9,8
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Deu_29:23-26 [Deu_29:24-27]

NOTAS

9:8 El targum y otras versiones antiguas leen «será una ruina»; «debía ser sublime» hebr.

I Reyes 9,10
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |2Cr_8:1-6

I Reyes 9,11
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Re_5:24-25 [1Re_5:10-11]

NOTAS

9:11 Esta referencia es una glosa desacertada, porque aquí se trata de un nuevo contrato; Salomón vende a precio de oro, 1Re_9:14, una parte de su territorio.

I Reyes 9,13
NOTAS

9:13 No es seguro que exista relación entre la reflexión de Jirán y el nombre del país.

I Reyes 9,15
NOTAS

9:15 (a) La prestación personal es una medida de gobierno por la que los reyes obligaban a sus súbditos a trabajar sin salario en obras del rey. David sometió a esta leva forzosa a los prisioneros de guerra, 2Sa_12:31; Salomón la extendió a los israelitas, 1Re_5:27 [1Re_5:13]; 1Re_11:28 (a pesar de 1Re_9:22). La condición de estos hombres difería muy poco de la de los esclavos.

9:15 (b) Es un terraplén de tierra contra la colina rocosa en la que se asientan el templo y el palacio.

I Reyes 9,19
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |2Cr_8:7-10; Deu_7:1+

NOTAS

9:19 Son las ciudades que se acaban de enumerar. En ellas tenían sus cuarteles los carros de guerra, núcleo del ejército permanente bajo Salomón. Constituían una línea de defensa en torno al territorio propiamente israelita.

I Reyes 9,21
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Deu_7:2; Deu_20:16

I Reyes 9,22
NOTAS

9:22 Esta afirmación del autor no concuerda con los datos antiguos que él mismo utiliza en 1Re_5:27 [1Re_5:13]; 1Re_11:28, y que deben ser preferidos.

I Reyes 9,24
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |2Cr_8:11

I Reyes 9,25
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |2Cr_8:12-16; Deu_16:16; Éxo_23:14+

NOTAS

9:25 El hebr. es inintelibigle.

I Reyes 9,26
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |2Cr_8:17-18

I Reyes 9,28
NOTAS

9:28 Esión Guéber, cerca de Ácaba, era un puerto en el extremo del Golfo de ese nombre. Ofir es una región aurífera en la costa occidental de Arabia o en la costa opuesta de los somalíes.