II Reyes  16 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 20 versitos |
1
Reinado de Ajaz en Judá (736-716).
En el año diecisiete de Pécaj, hijo de Romelías, comenzó a reinar Ajaz, hijo de Jotán, rey de Judá.
2 Tenía Ajaz veinte años cuando comenzó a reinar y reinó dieciséis años en Jerusalén. No hizo lo recto a los ojos de Yahvé, su Dios, como David, su padre.
3 Siguió el camino de los reyes de Israel; incluso arrojó a su hijo a la pira de fuego, según la costumbre abominable de las naciones que Yahvé había expulsado ante los israelitas.
4 Ofreció sacrificios y quemó incienso en los altozanos, en las colinas y bajo todo árbol frondoso.
5 Entonces Rasón, rey de Aram, y Pécaj, hijo de Romelías, rey de Israel, avanzaron sobre Jerusalén para atacarla y pusieron cerco a Ajaz, pero no pudieron entablar combate.
6 En aquel tiempo, Rasón, rey de Aram, recuperó Elat para Aram. Expulsó de Elat a los de Judá y los edomitas entraron en Elat y habitaron allí hasta el día de hoy.
7 Ajaz envió mensajeros a Teglatfalasar, rey de Asiria, diciendo: «Siervo tuyo e hijo tuyo soy. Emprende una campaña y líbrame de manos del rey de Aram y del rey de Israel que se han alzado contra mí.»
8 Ajaz tomó la plata y el oro que se encontraba en el templo de Yahvé y en los tesoros del palacio real y lo envió como regalo al rey de Asiria.
9 El rey de Asiria atendió su demanda, marchó contra Damasco, la conquistó, deportó (sus habitantes) a Quir y mató a Rasón.
10 Cuando el rey Ajaz fue a Damasco a recibir a Teglatfalasar, rey de Asiria, y vio el altar que había en Damasco, envió al sacerdote Urías un modelo del altar y un proyecto para su reproducción.
11 El sacerdote Urías construyó el altar conforme a las instrucciones enviadas por el rey Ajaz desde Damasco; (de esta forma el sacerdote Urías construyó el altar, antes incluso de que el rey Ajaz regresara de Damasco).
12 Cuando, a su regreso de Damasco, el rey vio el altar, se acercó y subió al altar,
13 quemó su holocausto y su ofrenda y vertió su libación sobre el altar, que asperjó con la sangre de los sacrificios de comunión.
14 Respecto al altar de bronce que estaba ante Yahvé, lo retiró de su lugar delante del templo, entre el (nuevo) altar y el templo de Yahvé, y lo instaló al lado norte del (nuevo) altar.
15 Después el rey Ajaz ordenó al sacerdote Urías: «Sobre este gran altar quemarás el holocausto de la mañana y la ofrenda de la tarde, el holocausto y la ofrenda del rey, el holocausto, la ofrenda y las libaciones de todo el pueblo del país. Aspergerás (el altar) con la sangre de todos los holocaustos y la sangre de todos los sacrificios. En cuanto al altar de bronce, yo decidiré.»
16 El sacerdote Urías hizo cuanto el rey Ajaz le había ordenado.
17 El rey Ajaz desmontó los paneles de las basas y retiró la pila que estaba encima. Bajó también el Mar que estaba sobre los bueyes de bronce y lo colocó sobre un pavimento de piedra.
18 En atención al rey de Asiria tuvo que retirar el estrado del trono construido en el templo de Yahvé y la entrada exterior del rey.
19 El resto de los hechos de Ajaz, lo que hizó, ¿no está escrito en el Libro de los Anales de los reyes de Judá?
20 Ajaz reposó con sus antepasados y lo enterraron con sus padres en la Ciudad de David. Ezequías, su hijo, reinó en su lugar.

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Introducción a II Reyes 

Los libros de los Reyes , como los de Samuel, constituían una sola obra en la Biblia hebrea. Corresponden a los dos últimos libros de los Reinos en la traducción griega, y de los Reyes en la Vulgata.

Son la continuación de los libros de Samuel, y 1 R 1-2 contiene la parte final del gran documento de 2 S 9-20. La larga narración del reinado de Salomón, 1 R 3-11, detalla la excelencia de su sabiduría, el esplendor de sus construcciones, sobre todo del Templo de Jerusalén, y la abundancia de sus riquezas. Es ciertamente una época gloriosa, pero el espíritu conquistador del reino de David ha desaparecido: se conserva, se organiza y, sobre todo, se saca partido de los triunfos de David. Se mantiene la oposición entre las dos fracciones del pueblo, y a la muerte de Salomón, en 931, el reino se divide: las diez tribus del Norte llevan a cabo una secesión agravada por un cisma religioso, 1 R 12-13. La historia paralela de los dos reinos de Israel y Judá se desarrolla de 1 R 14 a 2 R 17: con frecuencia es la historia de las luchas entre estos reinos hermanos, es también la de los asaltos del exterior por parte de Egipto contra Judá y de los arameos por el Norte. El peligro arrecia cuando los ejércitos asirios intervienen en la región, primero en el siglo IX, con más fuerza en el siglo VIII, cuando Samaría cae bajo sus golpes el 721, mientras que Judá se ha declarado ya vasallo. La historia, limitada ya a Judá, prosigue hasta la ruina de Jerusalén el 587 en 2 R 18-25 21. La narración se alarga al tratar de dos reinados, el de Ezequías, 2 R 18-20, y el de Josías, 2 R 22-23, marcados por un despertar nacional y una reforma religiosa. Los grandes acontecimientos políticos son entonces la invasión de Senaquerib bajo Ezequías el 701, en respuesta a la denegación del tributo asirio y, bajo Josías, la ruina de Asiria y la formación del imperio caldeo. Judá hubo de someterse a los nuevos amos de Oriente, pero pronto se rebeló. El castigo no se hizo esperar: el 597, los ejércitos de Nabucodonosor conquistaron Jerusalén y llevaron cautivos a una parte de sus habitantes; diez años después un amago de independencia provocó una segunda intervención de Nabucodonosor, que terminó el 587 con la ruina de Jerusalén y una segunda deportación. Reyes concluye con dos breves apéndices, 2Re_25:22-30 .

La obra cita nominalmente tres de sus fuentes, una Historia de Salomón, los Anales de los reyes de Israel y los Anales de los reyes de Judá, pero también existieron otras: además de la parte final del gran documento davídico, 1 R 1-2, una descripción del Templo, de origen sacerdotal, 1 R 6-7, y, sobre todo, una historia de Elías compuesta hacia fines del siglo IX y una historia de Eliseo un poco posterior; estas dos historias forman la base de los ciclos de Elías, 1 R 17 - 2 R 1, y de Eliseo, 2 R 2-13. Los relatos del reinado de Ezequías que presentan en escena a Isaías, 2Re_18:17-20:19, provienen de los discípulos de este profeta.

Cuando la utilización de las fuentes no lo impide, los sucesos quedan encerrados en un marco uniforme: se trata cada reinado como una unidad independiente y completa, su comienzo y su fin se señalan casi con las mismas fórmulas, en las que jamás falta un juicio sobre la conducta religiosa del rey. Se condena a todos los reyes de Israel a causa del pecado original de este reino, la fundación del santuario de Betel; entre los reyes de Judá, ocho solamente son alabados por su fidelidad general a las prescripciones de Yahvé. Pero esta alabanza queda restringida seis veces por la observación de que los altos no desaparecieron; únicamente Ezequías y Josías reciben una aprobación sin reservas.

Estos juicios se inspiran evidentemente en la ley del Deuteronomio sobre la unidad del santuario. Más aún: el descubrimiento del Deuteronomio bajo Josías y la reforma religiosa que inspiró señalan el punto culminante de toda esta historia, y toda la obra es una demostración de la tesis fundamental del Deuteronomio, repetida en 1 R 8 y 2 R 17: si el pueblo observa la alianza concluida con Dios, será bendecido; si la rompe, será castigado. Este influjo deuteronomista se encuentra también en el estilo, siempre que el redactor desarrolla o comenta sus fuentes.

Es probable que una primera redacción deuteronomista fuera hecha antes del Destierro, antes de la muerte de Josías en Meguidó el 609, y la alabanza otorgada a este rey, 2Re_23:25 (menos las últimas palabras) sería la conclusión de la obra primitiva. Una segunda edición, asimismo deuteronomista, se hizo durante el Destierro: después del 562, si se le atribuye el final del libro, 2Re_25:22-30 , o algo antes si ponemos su punto final después del relato de la segunda deportación, 2Re_25:21 , que tiene trazas de ser una conclusión. Hubo, finalmente, algunas adiciones, durante y después del Destierro.

Los libros de los Reyes se han de leer con el espíritu con que fueron escritos, como una historia de salvación: la ingratitud del pueblo elegido, la ruina sucesiva de las dos fracciones de la nación parecen llevar al fracaso el plan de Dios; pero siempre queda, para defender el futuro, un grupo de fieles que no han doblado las rodillas ante Baal, un resto de Sión que guarda la Alianza. La firmeza de las disposiciones divinas se manifiesta en la admirable subsistencia del linaje davídico, depositario de las promesas mesiánicas, y el libro, en su forma definitiva, se cierra con la gracia concedida a Jeconías, como aurora de una redención.

Fuente: Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros

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Notas

II Reyes  16,1
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |2Cr_28:1-4


II Reyes  16,3
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Lev_18:21+

II Reyes  16,4
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Deu_12:2+

II Reyes  16,5
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Cr_28:5 s

[2] Isa 7-8

[3] Ose 5:8—6:6

NOTAS

16:5 Esta guerra, que dio ocasión a las profecías de Is 7-8, tenía como fin arrastrar a Judá a una coalición contra Asiria.

II Reyes  16,6
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |2Cr_28:17

[2] |2Cr_28:16

NOTAS

16:6 Una corrección propuesta supone que la referencia histórica es a «Edom» y no a «Aram». La confusión entre las letras «d» y «r» es muy frecuente en la escritura hebrea. -Los edomitas se aprovechan de la situación para recuperar Elat, ver 2Re_14:22.

II Reyes  16,7
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |2Cr_28:21

NOTAS

16:7 Ajaz se declara vasallo de Teglatfalasar el 734. Pero, al comprar de este modo la protección del rey extranjero, prepara la ruina de su reino, ver Isa_8:5 s.

II Reyes  16,9
NOTAS

16:9 Campaña de Teglatfalasar contra Damasco (733-732).

II Reyes  16,10
NOTAS

16:10 Se trata del gran altar del templo de Damasco, 2Re_5:18, no de un altar erigido por el ejército de ocupación.

II Reyes  16,11
NOTAS

16:11 Este pasaje entre paréntesis no figura en la versión griega.

II Reyes  16,12
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Re_8:64; 2Cr_28:23

II Reyes  16,13
NOTAS

16:13 El rey es quien consagra el altar, desempeñando él mismo funciones propiamente sacerdotales. En algunas circunstancias se reservaban los reyes esta función. El rey es también el administrador del templo y el organizador del culto (ver ya 2Re_12:5-17 [2Re_12:4-16]), y Urías sólo aparece como funcionario real.

II Reyes  16,14
NOTAS

16:14 Se trata del altar de bronce (como lo indica una glosa exacta del hebr.) instalado por Salomón, 1Re_8:64; 1Re_9:25, ante la entrada del templo.

II Reyes  16,15
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Éxo_29:39; Núm_28:4

NOTAS

16:15 Traducción dudosa. «Yo decidiré», lit. «me lo reservo para examinar» (¿las entrañas de las víctimas?).

II Reyes  16,17
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |2Cr_28:24; 1Re_7:27-37

[2] 1Re_7:23-26

NOTAS

16:17 Texto alterado en hebr. -Se ignora si los cambios efectuados por Ajaz responden a una intención cultual o si simplemente le han de procurar el bronce que necesita (¿para pagar su tributo al rey de Asiria?).

II Reyes  16,18
NOTAS

16:18 «retirar (en el templo)», conj.; «modificó el templo» hebr. -«el estrado del trono» griego; hebr. ininteligible. Se discute la interpretación. Probablemente «el estrado» y «la entrada....del rey» son signos exteriores de soberanía, cuya supresión exige Teglatfalasar de su vasallo.

II Reyes  16,19
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |2Cr_28:26-27