Judith 15 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 14 versitos |
1 Los del campamento, al oírlo, quedaron estupefactos;
2 fueron presa del terror y del pánico, y nadie ya fue capaz de mantenerse al lado de sus compañeros. Huyeron todos a la desbandada, por todos los caminos, por la llanura y la montaña.
3 También los que estaban acampados en la altura, sitiando a Betulia, se dieron a la fuga. Entonces, todos los hombres de guerra de Israel cayeron sobre ellos.
4 Ozías mandó aviso a Betomestáin, a Bebé, Jobá y Colá, y a los habitantes de la montaña de Israel, dando noticia de cuanto había pasado, para que todos se arrojaran sobre los enemigos y los exterminaran.
5 Cuando los israelitas lo supieron, todos, como un solo hombre, se lanzaron sobre los asirios y los batieron hasta Jobá. También acudieron los de Jerusalén y los de la montaña, porque también a ellos se les dio noticia de lo sucedido en el campo enemigo; de igual modo, los de Galaad y Galilea, atacándolos de flanco, les hicieron enorme estrago hasta que pudieron refugiarse en Damasco y su región.
6 En cuanto a los demás habitantes de Betulia, cayeron sobre el campamento asirio, lo saquearon y obtuvieron grandes riquezas.
7 Los israelitas, de vuelta de la matanza, se hicieron dueños del resto; también los de las aldeas y granjas de la montaña y del llano obtuvieron gran botín, porque había una abundancia incalculable.
8
Acción de gracias.
El sumo sacerdote Joaquín, con el Consejo de Ancianos de Israel y los habitantes de Jerusalén, vinieron a contemplar los beneficios que el Señor había hecho a Israel, y a ver y saludar a Judit.
9 Al llegar ante ella, todos a una la bendijeron diciendo:
«Tú eres la exaltación de Jerusalén,
tú el gran orgullo de Israel,
tú la suprema gloria de nuestra raza.
10 Al hacer todo esto por tu mano
has procurado la dicha de Israel
y Dios se ha complacido
en todo lo que has hecho.
Bendita seas del Señor Omnipotente
por siglos infinitos.»
Y todo el pueblo respondió: «¡Amén!»
11 Todo el pueblo estuvo recogiendo botín del campamento durante treinta días; dieron a Judit la tienda de Holofernes, con toda su vajilla de plata, sus divanes, sus vasijas y todo su mobiliario. Ella lo tomó y lo cargó sobre su mula, preparó sus carros y lo amontonó todo encima.
12 Todas las mujeres de Israel acudieron para verla y la bendecían danzando en corro. Judit tomaba tirsos con la mano y los distribuía entre las mujeres que estaban a su lado.
13 Ellas y sus acompañantes se coronaron con ramas de olivo; después, dirigiendo el corro de las mujeres, se puso danzando a la cabeza de todo el pueblo. La seguían los hombres de Israel, armados con sus armas, llevando coronas y cantando himnos.
14 Judit entonó, en medio de todo Israel, este himno de acción de gracias y todo el pueblo repetía sus alabanzas:

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Introducción a Judith

El libro de Judit es la historia de una victoria del pueblo elegido contra sus enemigos, merced a la intervención de una mujer. La pequeña nación judía se enfrenta con el imponente ejército de Holofernes, que quiere someter el mundo al rey Nabucodonosor y destruir todo culto que no sea el de Nabucodonosor endiosado. Los judíos son sitiados en Betulia. Privados de agua, están a punto de rendirse. Aparece entonces Judit, viuda joven, hermosa, prudente, piadosa y decidida que triunfará sobre la apatía de sus compatriotas y luego sobre el ejército asirio. Echa en cara a los jefes de la ciudad su falta de confianza en Dios. Después ora, se acicala, sale de Betulia y se hace presentar a Holofernes. Echa mano contra él de la seducción y de la astucia y, una vez a solas con aquel militarote ebrio, le corta la cabeza. Los asirios huyen presa del pánico y su campamento es entregado al saqueo. El pueblo ensalza a Judit y se dirige a Jerusalén para una solemne acción de gracias.

Parece como si el autor hubiese multiplicado adrede los dislates de la historia para distraer la atención de cualquier contexto histórico concreto y llevarla por entero al drama religioso y a su desenlace. Es una narración hábilmente compuesta, que guarda estrecho parentesco con los apocalipsis. Holofernes, servidor de Nabucodonosor, es una síntesis de las potencias del mal; Judit, cuyo nombre significa «la Judía», representa la causa de Dios, identificada con la de la nación. Esta causa parece condenada al exterminio, pero Dios cuida de su triunfo por medio de las débiles manos de una mujer, y el pueblo santo sube a Jerusalén. El libro tiene contactos ciertos con Daniel, Ezequiel y Joel: la escena tiene lugar en la llanura de Esdrelón, cerca de la llanura de Harmaguedón, donde San Juan situará la batalla escatológica de Apo_16:16 ; la victoria de Judit es el premio de su oración, de su observancia escrupulosa de las normas de pureza legal, y, sin embargo, la perspectiva del libro es universalista: la salvación de Jerusalén queda asegurada en Betulia, en aquella Samaría odiosa para los «ortodoxos» del Judaísmo rígido; Ajior es quien da con el sentido religioso del conflicto, y Ajior es un amonita, Jdt_5:5-21 , que se convierte al Dios verdadero, Jdt_14:5-10 .

El libro fue escrito en Palestina, hacia mediados del siglo II antes de nuestra era, en una atmósfera de fervor nacional y religioso que la sublevación de los Macabeos había creado.

Fuente: Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros

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Notas

Judith 15,5
NOTAS

15:5 La montaña de Judá.


Judith 15,6
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Est_9:5; Est_9:16

Judith 15,10
NOTAS

15:10 En lugar de Jdt_15:10, la Vulg. (v. 11) dice: «Porque has obrado varonilmente. Tu corazón se ha fortalecido porque has amado la castidad, y después de tu marido no has querido conocer a ningún otro. Por eso la mano de Dios te ha dado fuerza. Por lo que serás eternamente bendita.»

Judith 15,12
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Éxo_15:20; Jue_11:34; 1Sa_18:6; Jer_31:4; Jer_31:13

NOTAS

15:12 Son muy conocidos estos cortejos (ver las referencias en el margen), pero los adornos de coronas de follaje, Jdt_15:13, eran propiamente costumbre griega. Tampoco aparecen en la Biblia, hasta 2Ma_10:7, los tirsos, ramos o bastones decorados de follaje. Sin embargo sí existía la costumbre de agitar ramas para expresar la alegría, Lev_23:40, ver Jua_12:13; Apo_7:9.

Judith 15,14
NOTAS

15:14 El poema está compuesto como un salmo hímnico y utiliza, en Jdt_15:13-16, locuciones frecuentes en los salmos.