II Reyes  20 Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998) | 21 versitos |
1
Enfermedad y curación de Ezequías.
En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. El profeta Isaías, hijo de Amós, vino a decirle: «Así habla Yahvé: Pon orden en tu casa, pues eres hombre muerto y no revivirás.»
2 Ezequías volvió la cara a la pared y oró a Yahvé:
3 «¡Ah, Yahvé!, recuerda que he caminado ante ti con sinceridad y un corazón íntegro, haciendo lo recto a tu ojos.» Y Ezequías lloró deshecho en lágrimas.
4 Antes de que Isaías abandonara el patio central, le llegó la palabra de Yahvé en estos términos:
5 «Vuelve y di a Ezequías, jefe de mi pueblo: Así habla Yahvé, el Dios de tu padre David: He escuchado tu plegaria y he visto tus lágrimas. Voy a curarte; al tercer día subirás al templo de Yahvé.
6 Añadiré otros quince años a tu vida. Te libraré además, a ti y a esta ciudad, de la mano del rey de Asiria, y, por mi honor y el de David, mi siervo, extenderé mi protección sobre esta ciudad.»
7 Isaías dijo entonces: «Traed una torta de higos.» La trajeron, la aplicaron sobre la úlcera y quedó sano.
8 Ezequías dijo a Isaías: «¿Cuál será la señal de que Yahvé me va a curar y de que al tercer día subiré al templo de Yahvé?»
9 Isaías respondió: «Ésta es la señal que Yahvé te envía de que cumplirá lo prometido: ¿Avanzará o retrocederá la sombra diez gradas?»
10 Ezequías dijo: «Es fácil que la sombra se alargue diez gradas, pero no que retroceda diez gradas.»
11 El profeta Isaías invocó a Yahvé y Yahvé hizo que la sombra retrocediera las diez gradas que había recorrido en las escalinatas de Ajaz.
12
Embajada de Merodac Baladán.
En aquel tiempo, Merodac Baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, enterado de que Ezequías había estado enfermo, le envió cartas y un presente.
13 Ezequías se alegró por ello y enseñó a los mensajeros su cámara del tesoro, la plata, el oro, los aromas y el aceite perfumado, así como su arsenal y todo cuanto había en los tesoros; no quedó nada en su palacio y en todos sus dominios que Ezequías no les mostrara.
14 Entonces el profeta Isaías se presentó al rey Ezequías y le dijo: «¿Qué te han dicho estos hombres y de dónde han venido?» Respondió Ezequías: «Han venido de un país lejano, de Babilonia.»
15 Preguntó de nuevo: «¿Qué han visto en tu palacio?» Respondió Ezequías: «Han visto todo cuanto hay en mi palacio; no quedó nada en los tesoros por enseñarles.»
16 Isaías dijo a Ezequías: «Escucha la palabra de Yahvé:
17 Llega el tiempo en que se llevarán a Babilonia cuanto hay en tu palacio y cuanto atesoraron tus padres hasta el día de hoy. No quedará nada, dice Yahvé.
18 A algunos de tus hijos, salidos de ti, que tú engendraste, se los llevarán para convertirlos en eunucos en el palacio del rey de Babilonia.»
19 Ezequías respondió a Isaías: «Está bien la palabra de Yahvé que me anuncias.» Pensaba para sí: «¿No quiere eso decir que a lo largo de mi vida habrá paz y tranquilidad?»
20
Conclusión del reinado de Ezequías.
El resto de los hechos de Ezequías, sus éxitos militares, cómo construyó la alberca y el canal para la traída de aguas a la ciudad, ¿no está escrito en el Libro de los Anales de los reyes de Judá?
21 Ezequías reposó con sus antepasados, y Manasés, su hijo, reinó en su lugar.

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Introducción a II Reyes 

Los libros de los Reyes , como los de Samuel, constituían una sola obra en la Biblia hebrea. Corresponden a los dos últimos libros de los Reinos en la traducción griega, y de los Reyes en la Vulgata.

Son la continuación de los libros de Samuel, y 1 R 1-2 contiene la parte final del gran documento de 2 S 9-20. La larga narración del reinado de Salomón, 1 R 3-11, detalla la excelencia de su sabiduría, el esplendor de sus construcciones, sobre todo del Templo de Jerusalén, y la abundancia de sus riquezas. Es ciertamente una época gloriosa, pero el espíritu conquistador del reino de David ha desaparecido: se conserva, se organiza y, sobre todo, se saca partido de los triunfos de David. Se mantiene la oposición entre las dos fracciones del pueblo, y a la muerte de Salomón, en 931, el reino se divide: las diez tribus del Norte llevan a cabo una secesión agravada por un cisma religioso, 1 R 12-13. La historia paralela de los dos reinos de Israel y Judá se desarrolla de 1 R 14 a 2 R 17: con frecuencia es la historia de las luchas entre estos reinos hermanos, es también la de los asaltos del exterior por parte de Egipto contra Judá y de los arameos por el Norte. El peligro arrecia cuando los ejércitos asirios intervienen en la región, primero en el siglo IX, con más fuerza en el siglo VIII, cuando Samaría cae bajo sus golpes el 721, mientras que Judá se ha declarado ya vasallo. La historia, limitada ya a Judá, prosigue hasta la ruina de Jerusalén el 587 en 2 R 18-25 21. La narración se alarga al tratar de dos reinados, el de Ezequías, 2 R 18-20, y el de Josías, 2 R 22-23, marcados por un despertar nacional y una reforma religiosa. Los grandes acontecimientos políticos son entonces la invasión de Senaquerib bajo Ezequías el 701, en respuesta a la denegación del tributo asirio y, bajo Josías, la ruina de Asiria y la formación del imperio caldeo. Judá hubo de someterse a los nuevos amos de Oriente, pero pronto se rebeló. El castigo no se hizo esperar: el 597, los ejércitos de Nabucodonosor conquistaron Jerusalén y llevaron cautivos a una parte de sus habitantes; diez años después un amago de independencia provocó una segunda intervención de Nabucodonosor, que terminó el 587 con la ruina de Jerusalén y una segunda deportación. Reyes concluye con dos breves apéndices, 2Re_25:22-30 .

La obra cita nominalmente tres de sus fuentes, una Historia de Salomón, los Anales de los reyes de Israel y los Anales de los reyes de Judá, pero también existieron otras: además de la parte final del gran documento davídico, 1 R 1-2, una descripción del Templo, de origen sacerdotal, 1 R 6-7, y, sobre todo, una historia de Elías compuesta hacia fines del siglo IX y una historia de Eliseo un poco posterior; estas dos historias forman la base de los ciclos de Elías, 1 R 17 - 2 R 1, y de Eliseo, 2 R 2-13. Los relatos del reinado de Ezequías que presentan en escena a Isaías, 2Re_18:17-20:19, provienen de los discípulos de este profeta.

Cuando la utilización de las fuentes no lo impide, los sucesos quedan encerrados en un marco uniforme: se trata cada reinado como una unidad independiente y completa, su comienzo y su fin se señalan casi con las mismas fórmulas, en las que jamás falta un juicio sobre la conducta religiosa del rey. Se condena a todos los reyes de Israel a causa del pecado original de este reino, la fundación del santuario de Betel; entre los reyes de Judá, ocho solamente son alabados por su fidelidad general a las prescripciones de Yahvé. Pero esta alabanza queda restringida seis veces por la observación de que los altos no desaparecieron; únicamente Ezequías y Josías reciben una aprobación sin reservas.

Estos juicios se inspiran evidentemente en la ley del Deuteronomio sobre la unidad del santuario. Más aún: el descubrimiento del Deuteronomio bajo Josías y la reforma religiosa que inspiró señalan el punto culminante de toda esta historia, y toda la obra es una demostración de la tesis fundamental del Deuteronomio, repetida en 1 R 8 y 2 R 17: si el pueblo observa la alianza concluida con Dios, será bendecido; si la rompe, será castigado. Este influjo deuteronomista se encuentra también en el estilo, siempre que el redactor desarrolla o comenta sus fuentes.

Es probable que una primera redacción deuteronomista fuera hecha antes del Destierro, antes de la muerte de Josías en Meguidó el 609, y la alabanza otorgada a este rey, 2Re_23:25 (menos las últimas palabras) sería la conclusión de la obra primitiva. Una segunda edición, asimismo deuteronomista, se hizo durante el Destierro: después del 562, si se le atribuye el final del libro, 2Re_25:22-30 , o algo antes si ponemos su punto final después del relato de la segunda deportación, 2Re_25:21 , que tiene trazas de ser una conclusión. Hubo, finalmente, algunas adiciones, durante y después del Destierro.

Los libros de los Reyes se han de leer con el espíritu con que fueron escritos, como una historia de salvación: la ingratitud del pueblo elegido, la ruina sucesiva de las dos fracciones de la nación parecen llevar al fracaso el plan de Dios; pero siempre queda, para defender el futuro, un grupo de fieles que no han doblado las rodillas ante Baal, un resto de Sión que guarda la Alianza. La firmeza de las disposiciones divinas se manifiesta en la admirable subsistencia del linaje davídico, depositario de las promesas mesiánicas, y el libro, en su forma definitiva, se cierra con la gracia concedida a Jeconías, como aurora de una redención.

Fuente: Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros

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Notas

II Reyes  20,1
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |2Cr_32:24; |Isa_38:1-8

NOTAS

20 Este cap. se repite en Is 38-39 con texto más breve, con un orden a veces distinto de los vv. y con la adición del cántico de Ezequías.

20:1 Vaga indicación cronológica. Si Ezequías murió el 687, los quince años de 2Re_20:6 indicarían el tiempo que precede inmediatamente a la invasión de Senaquerib, a la que alude el final del mismo v. Esta fecha parece confirmada por la que se puede aplicar a la embajada de Merodac Baladán, a la que 2Re_20:12 relaciona con la curación del rey.


II Reyes  20,4
NOTAS

20:4 «el patio» versiones; «la ciudad» hebr.

II Reyes  20,8
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Sa_14:10+

NOTAS

20:8 Los vv. 2Re_20:8-11 son una adición. Ezequías está ya curado en 2Re_20:7.

II Reyes  20,9
NOTAS

20:9 «¿Avanzará...» Targ.; «La sombra ha avanzado» hebr. En Egipto se ha encontrado un modelo de reloj solar con gradas o escaleras.

II Reyes  20,11
NOTAS

20:11 La escalera que sube al terrado construido por Ajaz, ver 2Re_23:12+.

II Reyes  20,12
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |Isa 39

[2] |2Cr_32:23

NOTAS

20:12 (a) En asirio: Marduk-apal-iddina («Marduc ha dado un hijo»), promotor de la independencia babilónica contra Asiria. Reinó en Babilonia, primero del 721 al 710, luego el 703 durante nueve meses. Fue probablemente entonces cuando buscó en Ezequías un aliado contra Asiria.

20:12 (b) «Ezequías» hebr. Isa_39:1 añade: «y se había restablecido».

II Reyes  20,13
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Cr_32:25-29

NOTAS

20:13 «se alegró» versiones, Isa_39:2; «escuchó» hebr.

II Reyes  20,19
NOTAS

20:19 Isaías predice el saqueo de Jerusalén y la deportación de la nobleza, ver 2Re_24:13 s. Ezequías deduce de manera egoísta que, al menos, sus días serán tranquilos; pero la segunda mitad del v., ausente de una parte del griego, quizá sea una glosa. La respuesta de Ezequías se limitaría a expresar su resignación.

II Reyes  20,20
REFERENCIAS CRUZADAS

[1] |2Cr_32:30

[2] Sir_48:17

NOTAS

20:20 La fuente de Guijón, 1Re_1:33, estaba fuera de la ciudad. Ezequías mandó abrir un canal en la roca para traer agua a la piscina llamada de Siloé, Jua_9:7, la «alberca» de Isa_22:11 y Sir_48:17, dentro de las murallas. Este canal sustituía a otro canal más antiguo, abierto en parte en la superficie, en el flanco oriental del monte Sión, y que llevaba las aguas a otra alberca situada un poco más abajo de la piscina de Siloé, Isa_7:3; 2Re_18:17 = Isa_36:2; Isa_22:9.