“
Así dice el Señor Yahvé: Ningún extranjero, incircunciso de corazón y de cuerpo, entrará en mi santuario, ninguno de los extranjeros que viven en medio de los israelitas. ”
44:9 Todavía en tiempos de Jesucristo se leía en el templo de Herodes esta inscripción grabada en griego de la que se han encontrado dos ejemplares: «Ningún extranjero penetre en el interior de la balaustrada y del recinto que rodean el santuario. El que sea sorprendido, a nadie deberá acusar más que a sí mismo de la muerte que será su castigo».