Stg 1,21-25

Por eso, desechad toda inmundicia y abundancia de mal y recibid con docilidad la palabra sembrada en vosotros, que es capaz de salvar vuestras vidas. Poned por obra la palabra y no os contentéis sólo con oírla, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno se contenta con oír la palabra sin ponerla por obra, ése se parece al que contemplaba sus rasgos fisionómicos en un espejo: efectivamente, se contempló, se dio media vuelta y al punto se olvidó de cómo era. En cambio el que considera atentamente la Ley perfecta de la libertad y se mantiene firme, no como oyente olvidadizo sino como cumplidor de ella, ése, practicándola, será feliz.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Pe_2:1-2; Gál_5:19

[2] Mat_11:29; Jua_3:11+
Santiago 1, 21

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Rom_2:13; Mat_7:24-27 p; Luc_8:21; 1Jn_3:17 s
Santiago 1, 22

REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Rom_7:12; Rom_8:2; Rom_6:15+; Sal_19:8 [Sal_19:7]; Mat_5:17

[2] Jua_13:17

NOTAS

1:25 Esta Ley, al igual que la palabra de verdad v. Stg_1:18, es la revelación cristiana recibida y puesta por obra, ver Mat_5:17-19+; Mat_7:24-27; Jua_13:17. Libera al hombre, Stg_2:12, mediante la observancia de los mandamientos. Pablo verá en la libertad del cristiano una prerrogativa de la Ley Nueva, de la fe, Rom_3:27; Rom_6:15+; Rom_7:1; Gál_4:21.
Santiago 1, 25

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