Lucas 3 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 38 versitos |
1

Juan el Bautista
Mt 3,1-12; Mc 1,1-8; cfr. Jn 1,19-28

El año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, tetrarca de Galilea Herodes, su hermano Felipe tetrarca de Iturea y Traconítida, y Lisanio tetrarca de Abilene,
2 bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, la Palabra del Señor se dirigió a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
3 Juan recorrió toda [la] región del río Jordán predicando un bautismo de arrepentimiento para perdón de los pecados,
4 como está escrito en el libro del profeta Isaías:
Una voz grita en el desierto:
Preparen el camino al Señor,
enderecen sus senderos.
5 Todo barranco se rellenará,
montes y colinas se aplanarán,
lo torcido se enderezará
y lo disparejo será nivelado
6 y todo mortal
verá la salvación de Dios.
7 A la multitud que había salido a que la bautizara le decía:
–¡Raza de víboras! ¿Quién les ha enseñado a escapar de la condena que llega?
8 Muestren frutos de un sincero arrepentimiento y no se conformen con decir: Nuestro padre es Abrahán; pues yo les digo que de estas piedras puede sacar Dios hijos para Abrahán.
9 El hacha ya está apoyada en la raíz del árbol: árbol que no produzca frutos buenos será cortado y arrojado al fuego.
10 Entonces le preguntaba la multitud:
–¿Qué debemos hacer?
11 Les respondía:
– El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; otro tanto el que tenga comida.
12 Fueron también algunos recaudadores de impuestos a bautizarse y le preguntaban:
– Maestro, ¿qué debemos hacer?
13 Él les contestó:
– No exijan más de lo que está ordenado.
14 También los soldados le preguntaban:
– Y nosotros, ¿qué debemos hacer?
Les contestó:
– No maltraten ni denuncien a nadie y conténtense con su sueldo.
15 Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban por dentro si Juan no sería el Mesías,
16 Juan se dirigió a todos:
– Yo los bautizo con agua; pero viene uno con más autoridad que yo, y yo no soy digno para soltarle la correa de sus sandalias. Él los bautizará con Espíritu Santo y fuego.
17 Ya empuña la horquilla para limpiar su cosecha y reunir el trigo en el granero, y quemará la paja en un fuego que no se apaga.
18 Con otras muchas palabras anunciaba al pueblo la Buena Noticia.
19

Encarcelamiento de Juan el Bautista
Mt 14,3-5; Mc 6,17-20

El tetrarca Herodes, a quien Juan le había echado en cara el que conviviera con su cuñada Herodías, además, de otros crímenes cometidos,
20 llegó al colmo, metiendo a Juan en la cárcel.
21

Bautismo de Jesús
Mt 3,13-17; Mc 1,9-11; cfr. Jn 1,29-34

Todo el pueblo se bautizaba y también Jesús se bautizó; y mientras oraba, se abrió el cielo,
22 bajó sobre él el Espíritu Santo en forma de paloma y se oyó una voz del cielo:
– Tú eres mi hijo querido, mi predilecto.
23

Genealogía de Jesús
cfr. Mt 1,1-17

Cuando Jesús empezó su ministerio tenía treinta años y pasaba por hijo de José, que era hijo de Elí,
24 Elí hijo de Matat, Matat hijo de Leví, Leví hijo de Melquí, Melquí hijo de Janay, Janay hijo de José,
25 José hijo de Matatías, Matatías hijo de Amós, Amós hijo de Nahún, Nahún hijo de Esli, Esli hijo de Nagay,
26 Nagay hijo de Maat, Maat hijo de Matatías, Matatías hijo de Semeín, Semeín hijo de Josec, Josec hijo de Jodá,
27 Jodá hijo de Joanán, Joanán hijo de Resá, Resá hijo de Zorobabel, Zorobabel hijo de Salatiel, Salatiel hijo de Nerí,
28 Nerí hijo de Melquí, Melquí hijo de Adí, Adí hijo de Cosán, Cosán hijo de Elmadán, Elmadán hijo de Er,
29 Er hijo de Jesús, Jesús hijo de Eliezer, Eliezer hijo de Jorín, Jorín hijo de Matat, Matat hijo de Leví,
30 Leví hijo de Simeón, Simeón hijo de Judá, Judá hijo de José, José hijo de Joná, Joná hijo de Eliacín,
31 Eliacín hijo de Meleá, Meleá hijo de Mená, Mená hijo de Matatá, Matatá hijo de Natán, Natán hijo de David,
32 David hijo de Jesé, Jesé hijo de Jobed, Jobed hijo de Booz, Booz hijo de Salá, Salá hijo de Naasón,
33 Naasón hijo de Aminadab, Aminadab hijo de Admín, Admín hijo de Arní, Arní hijo de Esrón, Esrón hijo de Fares, Fares hijo de Judá,
34 Judá hijo de Jacob, Jacob hijo de Isaac, Isaac hijo de Abrahán, Abrahán hijo de Tara, Tara hijo de Nacor,
35 Nacor hijo de Saruc, Saruc hijo de Ragau, Ragau hijo de Fálec, Fálec hijo de Eber, Eber hijo de Salá,
36 Salá hijo de Cainán, Cainán hijo de Arfaxad, Arfaxad hijo de Sem, Sem hijo de Noé, Noé hijo de Lamec,
37 Lamec hijo de Matusalén, Matusalén hijo de Henoc, Henoc hijo de Jarec, Jarec hijo de Maleel, Maleel hijo de Cainán,
38 Cainán hijo de Enós, Enós hijo de Set, Set hijo de Adán, Adán hijo de Dios.

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Introducción a Lucas

Lucas

Contexto histórico. La obra de Lucas nos sitúa en la segunda generación cristiana. Los cristianos se van asentando y expandiendo cada vez más dentro del mundo romano, aunque son vistos frecuentemente con recelo y sospecha. Urge, pues, presentar el ideal cristiano como un ideal apto e inofensivo para la sociedad romana, como una práctica religiosa que puede subvertir el mundo no con la violencia de las armas ni de las guerras, sino con la fuerza del Espíritu que ya está actuando y que va convirtiendo muchos corazones al Señor Jesús. Por otro lado, en la medida que se radicaliza la ruptura entre la Iglesia cristiana y la Sinagoga judía, va surgiendo en las comunidades cristianas cierto rechazo a la historia de salvación precedente, y es necesario resaltar que une el cristianismo con el judaísmo. Este es, quizás, el contexto en que Lucas escribe su evangelio.

Destinatarios.
Por los datos que nos brinda el evangelio, se trataría de una comunidad de cristianos mayoritariamente de origen pagano y geográficamente distante de Palestina. Ella estaría llamada a ser testigo del plan liberador de Dios en el mundo, plan liberador que difiere en todo al plan del imperio, pues no se basa en las armas, sino en el poder de Dios que actúa en la Iglesia. Plan que ya estaba presente en la historia a través de los profetas del Antiguo Testamento y que ahora por medio del Espíritu de Jesús se va realizando en la Iglesia, nuevo pueblo de Dios.

Autor, fecha y lugar de composición.
La tradición lo ha titulado «según san Lucas», dando así su autoría al «médico querido» de Pablo ( Col_4:14 ), que también aparece en Flm_1:24 . En cuanto a la fecha de su composición, el autor tiene noticia de la destrucción de Jerusalén (año 70), pero no de la persecución de Domiciano (año 90-95), y también parece vivir el rechazo oficial de la sinagoga a los cristianos (entre el año 85 y 90); por eso muchos biblistas sugieren como fecha probable la década de los 80. En cuanto al lugar de su composición hay mucha conjetura. La tradición habla tanto de Cesarea, Alejandría como del sur de Grecia, entre otros lugares.

Un evangelio que forma parte de una gran obra singular.
A pesar de su fuerte dependencia de Marcos y del hipotético documento Q, Lucas presenta un evangelio muy peculiar que le distingue notablemente de los demás.
Parte de un plan más amplio
. . Constituye la primera parte de una obra mayor que continúa con los Hechos de los Apóstoles, y ocupa una posición intermedia en el gran arco de la historia de la salvación, que comprende: el tiempo de las promesas del Antiguo Testamento; el tiempo de Jesús, realización de las promesas del Antiguo Testamento; y el tiempo de la Iglesia, el tiempo de la acción del Espíritu Santo. La conexión entre estos «tres tiempos» de la historia de la salvación es esencial para conocer la misión de Jesús tal como nos la presenta Lucas en su evangelio. Los personajes de la infancia, especialmente Simeón, encarnan esa tensión entre el pasado y el momento culminante que ha llegado. No menos importante es la continuación de la obra de Jesús: la expansión de la Iglesia. Como el Antiguo Testamento profetiza y prefigura a Jesús, así Jesús profetiza y prefigura la misión de los apóstoles. Los forma a su lado, los instruye, los previene, les da su Espíritu. Después, al contar sus «Hechos», Lucas se complace en establecer paralelos, en ver en esos pioneros de la primera evangelización el modelo de Jesús que sigue presente y actuando en su Iglesia y en el mundo.
Visión histórica.
Lucas se presenta como un historiador al mejor estilo griego: cuidadoso en consultar sus fuentes y exponer los hechos. Sabe recoger y ordenar los datos de los acontecimientos que le interesa narrar. Sin dejar de proclamar la fe, intenta hacer una obra de historiador. Entrelaza su relato con fechas de la historiografía secular, colocando así la misión de Jesús en el amplio marco de los acontecimientos del imperio. En su evangelio una comunidad de creyentes, autónoma y consolidada vuelve la mirada hacia sus orígenes, hacia la vida de Jesús, desde sus inicios hasta su ascensión al cielo. Y a la vez, una comunidad, sanada ya de aguardar una parusía inminente, toma conciencia de su ser y de su vocación histórica en el seno de la ordenación política y cultural de su tiempo.

Jerusalén
. Es el centro geográfico y teológico de su obra. Allí comienza y concluye el itinerario de Jesús. De allí arranca la evangelización, en alas del Espíritu, hasta el confín del mundo.

Jesús, movido por el Espíritu, anuncia la liberación. Los «tres tiempos» de la historia de la salvación se mueven en Lucas a impulso del Espíritu Santo. Es Él el que inspira y guía a los profetas y las profetisas del Antiguo Testamento hasta sus dos últimos representantes, Simeón y Ana ( Col_2:25-38 ). Es Él el que desciende plena y definitivamente sobre Jesús de Nazaret ( Col_3:21 s). Y es Él el que, siendo ya el Espíritu del resucitado, inaugura el tiempo de la Iglesia en Pentecostés, llevando la palabra de vida y liberación del Evangelio hasta los confines del mundo y hasta el final de los tiempos. El tema dominante de su evangelio arranca de la escena programática en la que Jesús, movido por el Espíritu, da inicio a su ministerio: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para que dé la Buena Noticia a los pobres... la libertad a los cautivos... a los oprimidos... para proclamar el año de gracia del Señor» ( Col_4:18 s). Después vendrá el viaje ascencional hacia Jerusalén ( Col_9:51 ), que llevará a Jesús junto a sus discípulos hacia la cruz, hacia el cielo.
Por el camino va derramando la misericordia y el perdón, acogiendo a los pecadores, buscando a los extraviados y ayudando a los pobres y necesitados. Su predicación se abre a los paganos -incluso procura dejar bien parados a varios personajes romanos-, a la vez que registra una creciente oposición de las autoridades judías. Las mujeres, minusvaloradas y despreciadas en su cultura, desempeñan un papel sobresaliente en su ministerio. Como fruto de la liberación, va dejando tras de sí una estela de gozo y de alegría. El Espíritu comienza a actuar, preparando su acción dominante en los Hechos.
Con otra escena programática cierra Lucas su evangelio: Jesús resucitado, en viaje hacia Emaús, propone la clave pascual del cumplimiento de la profecía y la sella con una eucaristía ( Col_24:13-35 ).

Sinopsis. Empieza con una doble introducción, notable por su construcción en bloques paralelos: infancia de Juan y de Jesús (1s). Continúa con el bautismo y las tentaciones ( Col_3:1-4 , 13). El ministerio en Galilea se abre con la fuerza del Espíritu ( Col_4:14 ) y se cierra con el poder del nombre de Jesús actuando más allá del círculo de sus discípulos ( Col_9:49 s). Sigue el gran viaje a Jerusalén como cuadro narrativo (,28) y concluye toda la obra en esta ciudad: confrontación, pasión, muerte, resurrección y ascensión (,53).

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Lucas 3,1-20Juan el Bautista - Encarcelamiento de Juan el Bautista. Para Lucas es muy importante resaltar el momento en el cual la Palabra del Señor se dirige a Juan y la obediencia y disponibilidad de él a esa Palabra; inmediatamente comienza a recorrer la cuenca del Jordán predicando un bautismo de conversión. Así, Lucas inserta a Juan en la línea de los profetas antiguos para dejar por sentado que en Juan, el último de los profetas, Dios está ofreciendo una oportunidad más para la conversión; la era del Mesías está próxima y la misión mesiánica no podrá ser asimilada si no hay una disposición interior, un camino «allanado» para recibir al enviado definitivo de Dios.


Lucas 3,21-22 Bautismo de Jesús. Lucas omite el diálogo entre Juan y Jesús en el momento del bautismo que sí nos transmite Mateo (Mat_3:13-15), no enfatiza demasiado el hecho en sí del bautismo que por lo visto era masivo; para Lucas, Jesús está limpio de toda mancha pero a pesar de ello se bautiza, no tanto para limpiar sus pecados, sino para prepararse a lo que viene. Lo importante para él es la teofanía, la manifestación de Dios que parece estar más bien motivada por la oración de Jesús inmediatamente después de bautizarse. Las palabras del Padre que transmite por medio del Espíritu confirman a Jesús como al predilecto y explícitamente queda investido como el enviado, el que había de venir.
La predilección del Padre no es para Lucas un mero gesto de simpatía, si se puede hablar así, se trata de la aprobación que recibe Jesús como el que estará completamente identificado con la voluntad de Dios, una voluntad que no es actual, sino que tiene sus raíces en los orígenes mismos de la Revelación. Dios se reveló desde siempre como un Ser que apuesta a la justicia, a la fraternidad, a la solidaridad, a la vida, y por ahí se definirá también la voluntad y el proyecto de vida de Jesús; así, la manifestación de Dios en este momento es ratificación y declaración de todo su apoyo y respaldo a la misión del Hijo. Jesús enfocará pues, toda su vida, su acción y sus esfuerzos a mantener viva y operante esa confirmación del Padre; pero eso también tiene que ver mucho con el discípulo y con nosotros. En el momento de nuestro bautismo hemos de asumir que también Dios se nos manifiesta y nos confirma como a sus hijos e hijas; pero, a lo largo de nuestra vida, ¿seremos capaces de mantener viva y operante esa confirmación divina?
Lucas 3,23-38Genealogía de Jesús. Mientras Mateo en su genealogía de Jesús, arranca desde Abrahán con la intención de mostrar a un Jesús «propiedad» del pueblo judío poniéndolo además en línea con David, Lucas arranca en sentido contrario: empieza por José y retrocede pasando por David y por Abrahán para llegar hasta Adán y de ahí remontarse hasta el mismo Dios. En tal sentido, Lucas no encasilla a Jesús en el pueblo hebreo, en el exclusivo pueblo de la alianza; para Lucas, Jesús es el fruto de un designio divino mucho más amplio, mucho más universal, que tiene sí una concreción en un punto determinado de la historia, del tiempo y del espacio, pero cuya misión y sus efectos van a tener resonancias cósmicas y universales.