II Reyes  8 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 29 versitos |
1

Vuelta de la sunamita

Eliseo dijo a la madre del niño que había resucitado:
– Parte ahora mismo con toda tu familia, emigra a donde puedas; porque el Señor ha llamado al hambre, y va a venir al país por siete años.
2 La mujer puso manos a la obra, según las instrucciones del profeta; emigró con su familia a territorio filisteo y se quedó allí siete años;
3 y al cabo de los siete años se volvió del país filisteo y fue a reclamar al rey su casa y su campo.
4 El rey estaba hablando con Guejazí, criado del profeta:
– Cuéntame todos los milagros de Eliseo.
5 Y precisamente cuando Guejazí le estaba contando al rey cómo Eliseo había resucitado al niño muerto, la madre del niño entró para reclamar al rey su casa y su campo. Guejazí dijo al rey:
– Majestad, ésa es, y ése es el niño resucitado por Eliseo.
6 El rey preguntó a la mujer, y ella le contó todo. Entonces el rey puso a su disposición un funcionario, al que ordenó:
– Haz que entreguen a esta mujer todas sus posesiones y la renta de las tierras desde el día que se marchó hasta hoy.
7

Eliseo y Jazael, en Damasco

Eliseo marchó a Damasco. Ben-Adad, rey de Siria, estaba enfermo, y le avisaron:
– Ha venido el profeta.
8 El rey ordenó a Jazael:
– Toma un regalo, vete a ver al profeta y consulta al Señor por medio de él, a ver si salgo de esta enfermedad.
9 Jazael fue a ver a Eliseo, llevándole como regalo cuarenta camellos cargados con los mejores productos de Damasco. Cuando llegó ante él, puesto de pie le dijo:
– Tu hijo Ben-Adad, rey de Siria, me envía a consultarte: ¿Saldré de esta enfermedad?
10 Eliseo le respondió:
– Ve a decirle que sanará; pero el Señor me ha revelado que morirá sin remedio.
11 Luego inmovilizó la mirada, quedó fuera de sí un largo rato y se echó a llorar.
12 Jazael le preguntó:
– Maestro, ¿por qué lloras?
Eliseo contestó:
– Porque sé el daño que vas a hacer a los israelitas: incendiarás sus plazas fuertes, pasarás a cuchillo a sus soldados, estrellarás a sus niños y abrirás el vientre de las mujeres embarazadas.
13 Jazael dijo:
– Tu servidor no es más que un perro. ¿Cómo va a hacer tales hazañas?
Eliseo respondió:
– El Señor me ha hecho ver que tú reinarás sobre Siria.
14 Jazael se despidió de Eliseo, y cuando llegó a su señor, éste le preguntó:
–¿Qué te ha dicho Eliseo?
Respondió:
– Me ha dicho que sanarás.
15 Pero al día siguiente Jazael tomó una colcha, la empapó en agua y se la extendió al rey sobre la cara, hasta que murió. Jazael lo suplantó en el trono.
16

Jorán de Judá (848-841)
2 Cr 21

Jorán, hijo de Josafat, subió al trono el año quinto del reinado de Jorán de Israel, hijo de Ajab.
17 Cuando subió al trono tenía treinta y dos años, y reinó ocho años en Jerusalén.
18 Imitó a los reyes de Israel, como había hecho la dinastía de Ajab porque se había casado con una hija de Ajab. Hizo lo que el Señor reprueba,
19 pero el Señor no quiso aniquilar a Judá, en atención a su siervo David, según su promesa de conservarle siempre una lámpara en su presencia.
20 En su tiempo, Edom se independizó de Judá y se nombró un rey.
21 Jorán fue a Seír con todos sus carros; se levantó de noche y, aunque desbarató al ejército idumeo que lo cercaba, a él y a los oficiales del escuadrón de carros, la tropa huyó a la desbandada.
22 Así se independizó Edom de Judá hasta hoy. Por entonces también se rebeló Libná.
23 Para más datos sobre Jorán y sus empresas, véanse los Anales del Reino de Judá.
24 Jorán murió, y lo enterraron con sus antepasados en la Ciudad de David. Su hijo Ocozías le sucedió en el trono.
25

Ocozías de Judá (841)
2 Cr 22

Ocozías, hijo de Jorán, subió al trono el año doce del reinado de Jorán de Israel, hijo de Ajab.
26 Cuando subió al trono tenía veintidós años, y reinó un año en Jerusalén. Su madre se llamaba Atalía, hija de Omrí de Israel.
27 Imitó a Ajab. Hizo lo que el Señor reprueba porque se había emparentado con la familia de Ajab.
28 Junto con Jorán, hijo de Ajab, fue a luchar contra Jazael de Siria, en Ramot de Galaad. Pero los sirios hirieron a Jorán,
29 que se volvió a Yezrael para sanarse de las heridas que recibió de los sirios en Ramot, luchando contra Jazael de Siria. Entonces, cuando estaba enfermo en Yezrael, fue a visitarlo Ocozías de Judá, hijo de Jorán.

Patrocinio

 
 

Introducción a II Reyes 

-

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Patrocinio

Notas

II Reyes  8,1-6Vuelta de la sunamita. Este relato y el siguiente se corresponden mejor con las narraciones de los capítulos 4-7. La mención de la sunamita -a quien Eliseo había resucitado su hijo- y el consejo de abandonar el país sugieren que este pasaje debe ir después de la reanimación del niño y antes de la catástrofe que se cierne sobre Israel, de la cual quiere salvar a la mujer. El rey de Israel hace justicia con ella por el vínculo de amistad que la une con el profeta, tal y como el criado de Eliseo le ha referido.


II Reyes  8,7-15Eliseo y Jazael, en Damasco. Estos versículos presentan a Eliseo en tierra extranjera, en la capital de Siria, donde el rey aprovecha para consultarle sobre el desenlace de una enfermedad que padece. El rey sanará, pero morirá irremediablemente. Lo que no vaticina el profeta es que su muerte será a manos de su hombre de confianza: Jazael (15). Al tiempo que Eliseo predice la salud y muerte del rey, predice también la suerte que correrá su propio pueblo a manos del usurpador Jazael (11-13). Una vez más se subraya la cualidad adivinatoria atribuida a los profetas.
II Reyes  8,16-24Jorán de Judá. Se interrumpen por un momento las narraciones sobre Eliseo para presentar a dos reyes de Judá. El primero es Jorán, que según el versículo 17 reinó ocho años en Jerusalén. El narrador resalta que este rey «hizo lo que el Señor reprueba» (18), con lo cual queda calificado como un mal rey; Judá permanece sólo por las promesas divinas hechas a David (19). También queda constancia del incipiente debilitamiento de Judá a causa del levantamiento de Edom, pueblo hasta entonces tributario del reino del sur (20-22).
II Reyes  8,25-29Ocozías de Judá. Al morir Jorán de Judá le sucede su hijo Ocozías, quien sólo alcanzó a gobernar un año. Nada se dice de su fin, pero no escapa a la calificación negativa por parte del narrador deuteronomista: también «hizo lo que el Señor reprueba» (27). De Ocozías se resalta que estaba emparentado con Omrí de Israel y que en el conflicto de Israel con Siria, gobernada ya por Jazael, luchó con Jorán de Israel contra Siria y le visitó cuando estuvo herido. Estos hechos proporcionan el marco histórico en el que se desarrollará a lo largo de los próximos capítulos el fin de la dinastía de Ajab en Israel y el reinado de Jehú.