Sabiduría 6 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 63 versitos |
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Exordio: el poder les viene del Señor

Escuchen, reyes, y entiendan;
aprendan, gobernantes de todo el mundo;
2 pongan atención, ustedes los que dominan a los pueblos
y están orgullosos de esa multitud de súbditos;
3 el poder les viene del Señor, y la autoridad, del Altísimo:
él juzgará sus obras y examinará sus intenciones;
4 porque siendo ministros de su reino, no gobernaron rectamente,
ni guardaron la ley, ni obraron según la voluntad de Dios.
5 Él vendrá sobre ustedes de manera repentina y terrible,
porque a los poderosos los juzga implacablemente.
6 A los más humildes se los compadece y perdona,
pero los poderosos serán examinados con rigor;
7 Porque el Dueño de todos no retrocede ante nadie,
ni lo intimida la grandeza:
él creó al pobre y al rico y se preocupa de todos por igual,
8 pero a los poderosos les aguarda un riguroso examen.
9 Se lo digo a ustedes, soberanos, a ver si aprenden sabiduría y no pecan:
10 los que cumplen sensatamente su santa voluntad serán declarados santos;
los que se la aprendan encontrarán quien los defienda.
11 Deseen, entonces, mis palabras;
búsquenlas ardientemente y serán instruidos.
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La Sabiduría conduce al reino

La Sabiduría es luminosa y eterna, la ven sin dificultad los que la aman,
y los que van buscándola, la encuentran;
13 ella misma se da a conocer a los que la desean.
14 Quien madruga por ella, no se cansa: la encuentra sentada a la puerta.
15 Meditar en ella es la perfección de la prudencia,
el que se desvela por ella pronto estará libre de preocupaciones;
16 ella misma va de un lado a otro buscando a los que la merecen,
los aborda benigna por los caminos,
y les sale al paso en todo proyecto.
17 Su comienzo auténtico es un deseo de instrucción;
el afán por la instrucción es amor;
18 el amor es la observancia de sus leyes;
la custodia de las leyes es garantía de inmortalidad;
19 la inmortalidad acerca a Dios;
20 por tanto, el deseo de la Sabiduría conduce al reino.
21 Así que, si les gustan los tronos y los cetros,
soberanos de las naciones,
respeten la Sabiduría y reinarán eternamente.
22 Les voy a explicar lo que es la Sabiduría y cuál es su origen,
sin ocultarles ningún secreto
me voy a remontar al comienzo de la creación,
dándola a conocer claramente, sin pasar por alto la verdad.
23 No haré el camino con la podrida envidia,
que no tiene nada que ver con la Sabiduría.
24 Muchedumbre de sabios salva al mundo
y rey prudente da bienestar al pueblo.
25 Por tanto, déjense instruir por mi discurso, y sacarán provecho.
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Introducción a Sabiduría

SABIDURÍA

El libro, el autor y fecha de composición.
El título tradicional del libro, Sabiduría de Salomón, es justificado y capcioso. Justificado porque el libro pertenece al grupo o corriente «sapiencial», que se ampara al patronato de Salomón. Entronca con los Proverbios, parece polemizar contra el Eclesiastés, tiene coincidencias notables con Eclesiástico (Ben Sirá) y algún contacto con Job.
La sabiduría ocupa en el libro una posición altísima -en continuación con Prov 6 y Eclo 24-. Alta, pero no exclusiva ni central. A partir del capítulo 11 la sabiduría desaparece, salvo un par de menciones. En cambio, la justicia atraviesa el libro de cabo a rabo: justicia, injusticia, justos e injustos, juicio. Un título temático del libro sería: «A los gobernantes: sobre la justicia».
En cuanto a Salomón, aparece como ficción retórica en los capítulos 7-9. No hay otra razón interna para poner su nombre en el título. El autor es anónimo. Es muy probable que haya vivido en Alejandría. La fecha de composición parece ser el tiempo de Jesús, o algún decenio antes. Es cronológicamente el último libro del Antiguo Testamento. Tiene bastantes coincidencias con el Nuevo Testamento, sobre todo con san Pablo y su escuela.

Contexto cultural. El autor realiza en su tratado una conjunción de culturas: la griega y la semita. Está embebido en los escritos del Antiguo Testamento que lee en la traducción griega de los «Setenta» (LXX); lo que tiene tan asimilado le sale de muchas formas, controladas o espontáneas. Conoce también la cultura filosófica griega, especialmente su corriente estoica, filosofía en estado de cultura poco profunda. El autor aparece como mediador sereno de ambas tradiciones culturales.
Lo que sucede con el pensamiento, sucede también con el estilo. Los recursos hebreos del paralelismo, del comentario midrásico son patentes. No menos lo son los recursos griegos: palabras compuestas, exquisitas, multiplicación de sinónimos, adjetivación refinada, alteraciones, rimas, juegos de palabras. La simbiosis de una tradición hebrea con una alejandrina engendra una obra original, a veces recargada y reiterativa, artificiosa, con alardes de artesanía estilística, rica en sorpresas y agudezas de ingenio.

Tema del libro. El libro de la Sabiduría es el más importante tratado de «teología política» del Antiguo Testamento. Si preferimos, es un tratado sobre la justicia en el gobierno, con argumentación teológica y orientación doctrinal. Ni manual práctico ni tratado profano.
El tema de la justicia en el gobierno es de buena ascendencia sapiencial: «El trono se afianza con la justicia» ( Pro_16:12 ). Dirigirse a los gobernantes, israelitas o extranjeros, que quieran leer no es una fantasía desatinada. Lo habían hecho otros antes: Ester y el tercer libro de los Macabeos en forma narrativa, Daniel en clave apocalíptica. Quizás nuestro autor lo hace con una conciencia más lúcida y también con mayor acierto. No es extraño que su obra tuviera más lectores judíos que paganos, más súbditos que gobernantes; los que gobiernan son siempre menos.
El discurso sobre la justicia, sobre todo si es crítico, es provocado muchas veces por la práctica de la injusticia, sobre todo de la «injusticia establecida», de «los que dictan sentencias en nombre de la Ley» ( Sal_94:20 ). Aparte las persecuciones bien conocidas, por ejemplo, la de Tolomeo II, es probable que los judíos de la diáspora alejandrina tuvieran que sufrir discriminaciones, opresión y vejaciones a manos de gobernantes griegos o romanos; también pudieron sumarse a esos opresores algunos judíos renegados e influyentes.
El libro no especifica la raza de los destinatarios, pues quiere atravesar fronteras ( Sal_6:1 ); el libro no disimula su actitud crítica, que estriba en la justicia de Dios, en un «pensar recto del Señor» ( Sal_1:1 ). La denuncia profética se hace aquí crítica sapiencial.
A diferencia de los otros libros sapienciales, el autor de la Sabiduría se mueve ya en otro horizonte, el del destino inmortal del ser humano: «Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser» ( Sal_2:23 ). Es la clara respuesta a la angustia del mal y del dolor de Job y del Eclesiastés.
Es desde este horizonte que el autor nos habla de Dios como ser trascendente, omnipotente, creador de todo, pero también misericordioso y providente, cuya bondad rebasa los límites de Israel, abarcando a toda la familia humana: «a todos perdonas porque son tuyos, Señor, amigo de la vida» (11,26). Y también nos habla del ser humano, como el que debe rendir culto a Dios haciendo su voluntad y caminando por sus caminos, gracias al don de la Sabiduría o Palabra o Espíritu de Dios. Estamos ya en los umbrales de la «Gracia» del Evangelio.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Sabiduría 6,1-11Exordio: el poder les viene del Señor. En este nuevo apartado se vuelve al estilo con que comenzó el libro (1,1): discurso directo, exhortación a escuchar las palabras para adquirir la sabiduría y demostración de que la sabiduría lleva a la inmortalidad.
Al dirigirse a los reyes se asume la doctrina del origen divino del poder (Sal_2:10-12; Pro_8:15s; Rom_13:1-7), y se expone, desde una perspectiva universalista, el modo de que estos aseguren la estabilidad de sus tronos.
¿Sabiduría o inteligencia? Actualmente para nuestro mundo ambas cosas son lo mismo. Se valora la sagacidad de quien logra encumbrarse a los más altos puestos de la sociedad. El texto, sin embargo, exhorta a los ahí situados, a reconocer que Dios está cerca del humilde, y Él es el dueño de la vida. Ésa es la verdadera sabiduría.


Sabiduría 6,12-25La Sabiduría conduce al reino. En el apartado anterior se retomaba el discurso del comienzo del libro. Ahora, se hace más explícita la idea de cómo se encuentra a la sabiduría. El texto puede dividirse en dos partes: 1. Personificación de la sabiduría (12-20): la sabiduría aparece con características personales, como una cualidad o atributo divino -como en Pro_8:22-31- que sale al encuentro de quienes la buscan. Los versículos 17-19 emplean un recurso literario típico de los antiguos griegos estoicos (sorites: el final de una idea es el comienzo de la siguiente). 2. Anuncio del discurso del rey (21-25): donde se prepara el deseo del autor de compartir con otros los misterios de la sabiduría -la atribución del libro de la Sabiduría a Salomón se inspira en el discurso que se anuncia ahora y se desarrollará más tarde-. Aquí se encuentran algunas alusiones a las religiones mistéricas de la antigüedad, en las que la revelación de la sabiduría se reservaba a los iniciados (22.23). La sabiduría es un don de Dios. Pertenece a esas realidades que hallan su lugar en quienes la buscan con corazón sincero. ¿Cómo encontrar a Dios en un mundo que tantas veces oculta su rostro incluso en su nombre? Sabio es aquel que se deja formar por la sabiduría, y Dios se manifiesta a través de él.