Tito 3 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 15 versitos |
1

Conducta ciudadana ejemplar

Encárgales a todos que se sometan y obedezcan a gobernantes y autoridades, estando dispuestos a cualquier tarea honrada.
2 Que no hablen mal de nadie ni sean pendencieros, antes bien amables, y que se muestren bondadosos con todos.
3

Bondad y ternura de Dios

También nosotros éramos antes necios, desobedientes, extraviados, esclavos de pasiones y placeres diversos, maliciosos, envidiosos, odiosos y odiándonos mutuamente.
4 Pero cuando se manifestó la bondad de nuestro Dios y Salvador y su amor al hombre,
5 no por méritos que hubiéramos adquirido, sino por su sola misericordia, nos salvó con el baño del nuevo nacimiento y la renovación por el Espíritu Santo,
6 que nos infundió con abundancia por medio de Jesucristo nuestro Salvador;
7 de modo que, absueltos por su favor, fuéramos en esperanza herederos de la vida eterna.
8 Ésta es una doctrina digna de fe, en la cual quiero que insistas, de modo que los que han creído en Dios se dediquen a cultivar una buena conducta.
9 Evita, en cambio, discusiones necias, genealogías, contiendas, controversias sobre la ley: son inútiles y vanas.
10 Al sectario, después de dos avisos, evítalo;
11 sabes que semejante individuo está pervertido y sigue pecando y él mismo se condena.
12

Saludos finales

Cuando te mande a Artemas o a Tíquico, haz lo posible por ir a Nicópolis, donde he decidido pasar el invierno.
13 A Zenas el abogado y a Apolo envíalos de viaje y que no les falte nada.
14 Nuestra gente debe aprender a dedicarse a las buenas obras, según las necesidades, para no quedar estériles.
15 Te saludan todos los que están conmigo. Saluda a nuestros amigos en la fe. La gracia esté con ustedes.

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Introducción a Tito

Cartas pastorales. Desde hace tiempo se viene llamando a estas tres cartas «cartas pastorales», tomando la metáfora del cuidado pastoril de los rebaños y aplicándola al pastoreo de la comunidad cristiana. Es un nombre que recoge una de las imágenes más conocidas de Jesús en el Evangelio, la del «buen pastor». Las tres cartas forman un bloque homogéneo y se presentan como instrucciones escritas de Pablo a dos íntimos colaboradores suyos, Timoteo y Tito, que se encuentran al frente de las Iglesias de Éfeso y Creta, respectivamente.
Timoteo estuvo estrechamente ligado al Apóstol, fue su compañero de viaje y misión ( Hch_17:14 s; Hch_18:5 ; Hch_19:22 ; Hch_20:4 ) y hombre de confianza para realizar encargos especiales en Tesalónica ( 1Ts_3:2 .6), Macedonia ( Hch_19:22 ) y Corinto ( 1Co_4:17 ; 1Co_16:10 ; 2Co_1:19 ). Pablo lo llama con mucho afecto paternal: «Hijo mío querido y fiel al Señor» ( 1Co_4:17 ).
Tito, al igual que Timoteo, fue amigo y compañero de viaje de Pablo. Estuvo presente en el Concilio de Jerusalén ( Gál_2:1-3 ) y fue el embajador del Apóstol para solucionar la crisis que tenía éste con la comunidad de Corinto ( 2Co_2:13 ; 2Co_7:6 ; 2Co_8:6 .16.23; 2Co_12:18 ). Pablo lo llama fraternalmente: «mi hermano» ( 2Co_2:13 ), «compañero y colaborador» ( 2Co_8:23 ).
No es inverosímil que estos dos ilustres personajes tuvieran el honor de recibir cartas personales de su maestro; lógicamente las conservarían y trasmitirían a la posteridad.

Autor, destinatarios y fecha de composición de las cartas.
A partir del s. XIX se empezó a cuestionar la autenticidad paulina de estas cartas. Desde entonces se ha ido acrecentado la duda, de tal modo que en la actualidad son muy escasos los biblistas que atribuyen su autoría a Pablo. Se piensa, más bien, que son obra de un discípulo suyo de la siguiente generación, que las escribe alrededor del año 100.
Recurriendo al procedimiento de pseudonimia, muy en boga en aquella época, este discípulo anónimo personifica a Pablo, dando forma de carta a sus instrucciones y escogiendo como destinatarios dos personajes insignes del círculo paulino. Probablemente se sentía heredero legítimo de Pablo; o quizás los rivales citaban a Pablo deformando su enseñanza.
Nada de lo dicho pone en duda el valor canónico de estas cartas. Son parte integrante del Nuevo Testamento y así son reconocidas por todas las confesiones cristianas.

Contenido de las cartas. Las cartas pastorales nos sitúan en la segunda o tercera generación cristiana. El ímpetu por evangelizar de las primeras décadas da paso a la necesidad por consolidar y mantener las Iglesias locales en la tradición y enseñanzas recibidas de los apóstoles o el depósito de la fe. Para ello hay que nombrar líderes responsables, competentes y de confianza, que sepan mantener el orden y la concordia, y regular el culto. Son Iglesias que en su incipiente institucionalización se sienten amenazadas por desviaciones doctrinales que ponen en peligro la «memoria de Jesús» y, por consiguiente, la praxis cristiana.
Las cartas reiteran el adjetivo «sano/a» para referirse a la ortodoxia; hablan de la «verdad»; repiten que «algunos se han apartado de...». Es difícil identificar esas herejías o doctrinas peligrosas. Entre ellas se encontraban, probablemente, las de los «judaizantes», una fuerza menor, todavía activa, con sus prohibiciones alimenticias ( 1Ti_4:3 ), su insistencia en la circuncisión ( Tit_1:10 ), sus «fábulas judías» ( Tit_1:14 ) o sus «controversias sobre la ley» ( Tit_3:9 ). Más peligroso era el impacto del «gnosticismo» que se había infiltrado en las comunidades, cuyas doctrinas esotéricas provenientes de la cultura griega estaban falseando el mensaje cristiano con ideas tales como: la maldad del mundo material y por tanto la condenación en bloque de toda actividad sexual; la negación de la humanidad de Cristo; la afirmación de dos dioses, uno creador y otro salvador, y cosas por el estilo, que podemos adivinar leyendo las refutaciones del autor, aunque no las menciona por su nombre.

Mensaje de las cartas. Desde el punto de vista histórico, las cartas pastorales nos suministran datos preciosos para conocer la vida y los problemas de las Iglesias post-apostólicas formadas por la tercera generación cristiana. Son comunidades que viven la presencia de Jesús en los sacramentos y en la liturgia; muy exigentes con sus líderes y responsables, a los que comienzan, ya, a llamar «obispos y diáconos», y que reciben la autoridad apostólica por la imposición de las manos.
La lista de cualidades y requisitos para acceder al cargo de «pastores» debería ser hoy, como lo fue entonces, el criterio fundamental de su elección: vida intachable, modestos, corteses, hospitalarios, amables, desinteresados ( 1Ti_3:2-13 ), es decir, cercanos al pueblo, como conviene a una «familia» -imagen de la Iglesia, preferida en las cartas-, de la que ellos son, sobre todo, padres y no príncipes o jerarcas.
Pero la gran preocupación y empeño de las pastorales es mantener vivo e intacto el «depósito de la fe» o lo que es lo mismo, la enseñanza que nos trasmite la tradición recibida de los apóstoles. Y esto no es un elenco muerto de dogmas y doctrinas, sino la «memoria viva de Jesús», en la que sobresale su opción por los pobres, los marginados, los pecadores, los últimos y más débiles. Y esto debe ser también el gran empeño de la Iglesia de hoy y de todos los tiempos.


Sinopsis

Primera carta a Timoteo. La sinopsis nos hace ver el propósito del autor: proporcionar normas y consejos para el recto caminar de la comunidad. La precaución frente a los falsos maestros, difundida por la carta, se concentra al principio y hacia la mitad; en ambas ocasiones contrasta al destinatario con el Apóstol.

Segunda carta a Timoteo.
En esta segunda carta la exhortación se hace más personal y animada. Pablo ofrece su ejemplo, recuerda su ministerio, se prepara a morir. Frente a los falsos maestros, que cobran número y fuerza en los últimos días, el líder responsable ha de ser como un soldado, un obrero, un empleado fiel, pieza del ajuar doméstico, y valiente testigo.

Carta a Tito.
Lo más sustancioso de esta carta es la doctrina cristológica de 2,11-15 y 3,4-7. Los demás temas y preocupaciones son los mismos de las cartas precedentes, dirigidas ahora a Tito como responsable de la Iglesia de Creta.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Tito 3,1-2Conducta ciudadana ejemplar. La conducta virtuosa que ha recomendado anteriormente (2,1-10) la proyecta ahora el autor a la sociedad civil de la que forma parte la Iglesia. Un buen cristiano debe ser un buen ciudadano. El primer consejo, pues, dirigido a los levantiscos cretenses es la sumisión a la autoridad civil (cfr. Rom_13:1-10) y a que colaboren al bien común con tal de que la tarea sea honrada. Las primeras generaciones cristianas que vivían a menudo en un ambiente hostil, eran especialmente sensibles a proyectar la imagen de buenos y honestos ciudadanos, sobre todo testimoniando el comportamiento cívico fundamental que hace posible la convivencia humana: la bondad y la amabilidad para con todos.


Tito 3,3-11Bondad y ternura de Dios. En su segunda síntesis doctrinal, el autor de la carta nos habla de la fuente de la que procede este amor universal que debe caracterizar a todo creyente: la aparición de la «bondad de nuestro Dios y Salvador y su amor al hombre» (4). Toda la tradición bíblica habla de la bondad de Dios: a Moisés (cfr. Éxo_33:19); a un pueblo entre muchos (cfr. Deu_7:7s); a todas las criaturas (cfr. Sab_11:24). De la bondad de Dios hablan los salmos (cfr. 25,7; 27,13; 31,20; 145,7). Ahora Cristo ha revelado el amor universal, definitivo, gratuito y sin condiciones de Dios. Sin méritos nuestros, según la doctrina básica de Pablo.
Es esta bondad y misericordia de Dios la que ha transformado a los creyentes de la vida -muerte- que llevaban antes, a merced de las pasiones y dominada por la envidia y por el odio a «un nuevo nacimiento y... renovación por el Espíritu Santo» (5). El autor condensa en dos palabras las dos virtualidades del bautismo: baño de purificación (cfr. Efe_5:26) que nos perdona el pecado, y el nuevo nacimiento (cfr. Jua_3:5; 1Pe_1:3) del que es equivalente la renovación por el Espíritu. Así el creyente se convierte en heredero por la esperanza (cfr. Mat_19:29) de la vida eterna. Esta gracia transformadora del bautismo hay que vivirla y testimoniarla con una buena conducta. Y así, exhorta a Tito a que insista y enseñe esta «doctrina digna de fe» (8).
En cuanto a aquellos que rechacen esta enseñanza y que rompan la unidad de la comunidad con sus charlatanerías y sectarismo, Pablo da tres consejos a Tito: evita entrar en discusión con ellos, amonéstalos y si persisten en su actitud, expúlsalos de la comunidad.
Tito 3,12-15Saludos finales. Como en otras cartas se dan instrucciones y saludos nombrando personas conocidas por el destinatario (cfr. Rom 16; 2Ti_4:19-21). Al final, de nuevo aparece la preocupación fundamental del autor: las buenas obras. Los cristianos no pueden eludir el compromiso con las tareas de este mundo. Al contrario, deben destacarse en la sociedad y de esta manera dar testimonio con su estilo de vida de la salvación recibida.
El plural del saludo final («la gracia esté con ustedes») demuestra que la carta va dirigida a toda la comunidad y no solamente a Tito (cfr. 1Ti_6:21; 2Ti_4:22).