Juan  7 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 53 versitos |
1

En la fiesta de las Chozas

Algún tiempo después recorría Jesús la Galilea, y no quería recorrer la Judea porque los judíos intentaban darle muerte.
2 Se acercaba la fiesta judía de las Chozas,
3 y sus hermanos le dijeron:
– Trasládate de aquí a Judea para que también tus discípulos vean las obras que realizas.
4 Porque cuando uno quiere hacerse conocer no actúa a escondidas. Ya que haces tales cosas, date a conocer al mundo.
5 Efectivamente ni sus propios parientes creían en él.
6 Jesús les dice:
– Aún no ha llegado mi hora, mientras que para ustedes cualquier tiempo es bueno.
7 El mundo no tiene por qué odiarlos a ustedes; a mí me odia porque le echo en cara que sus acciones son malas.
8 Suban ustedes a la fiesta, que yo no subo a esta fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido.
9 Después de decir esto, se quedó en Galilea.
10 Cuando ya habían subido sus parientes a la fiesta, subió también él, no en público, sino a escondidas.
11 Durante la fiesta lo buscaban los judíos y preguntaban:
–¿Dónde está ése?
12 Entre la multitud se murmuraba mucho de él. Unos decían que era bueno; otros que no, que engañaba a la gente.
13 Pero nadie hablaba en público de él por miedo a los judíos.
14 A mediados de la semana de la fiesta subió Jesús al templo a enseñar.
15 Los judíos comentaban sorprendidos:
–¿Cómo tiene ése tal cultura si no tiene instrucción?
16 Jesús les contestó:
– Mi enseñanza no es mía, sino del que me envió.
17 Si uno está dispuesto a cumplir la voluntad de aquél, podrá distinguir si mi enseñanza procede de Dios o me la invento yo.
18 El que habla por cuenta propia busca su gloria; pero el que busca la gloria del que lo envió, ése dice la verdad y no procede con injusticia.
19 ¿No fue Moisés quien les dio la ley? Pero ninguno de ustedes la cumple. ¿Por qué entonces intentan matarme?
20 Respondió la gente:
– Estás endemoniado, ¿quién intenta matarte?
21 Jesús les contestó:
– Por una obra que realicé todos están maravillados.
22 Como Moisés les mandó practicar el rito de la circuncisión – no es que proceda de Moisés, sino de los patriarcas– , ustedes circuncidan al hombre aunque sea en sábado.
23 Ahora bien, si se circuncida a un hombre en sábado para no quebrantar la ley de Moisés, ¿por qué ustedes se enojan conmigo porque he sanado por completo a un hombre en sábado?
24 No juzguen según las apariencias, sino conforme a la justicia.
25 Algunos de Jerusalén comentaban:
–¿No es éste el que intentaban matar?
26 Resulta que habla públicamente y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido realmente las autoridades que éste es el Mesías?
27 Sólo que de éste sabemos de dónde viene; cuando venga el Mesías nadie sabrá de dónde viene.
28 Entonces Jesús, que enseñaba en el templo, exclamó:
– A mí me conocen y saben de dónde vengo. Yo no vengo por mi cuenta, sino que me envió el que dice la verdad. Ustedes no lo conocen;
29 yo lo conozco porque vengo de él y él me envió.
30 Intentaron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él, porque no había llegado su hora.
31 Muchos de la gente creyeron en él, y decían:
– Cuando venga el Mesías, ¿hará más señales que éste?
32

Ordenan detenerlo

Se enteraron los fariseos de los comentarios de la gente. Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos enviaron guardias para detenerlo.
33 Pero Jesús dijo:
– Poco tiempo estaré aún con ustedes; después volveré al que me envió.
34 Me buscarán y no me encontrarán, porque donde yo voy, ustedes no podrán ir.
35 Los judíos comentaban entre sí:
–¿Dónde piensa ir éste para que no lo encontremos? ¿Pensará ir a reunirse con los judíos dispersos entre los paganos, para ir a enseñarles?
36 ¿Qué significa esa frase: Me buscarán y no [me] encontrarán, porque donde yo voy, ustedes no podrán ir?
37

Quien tenga sed, venga a mí

El último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó:
– Quien tenga sed venga a mí; y beba
38 quien crea en mí. Así dice la Escritura: De sus entrañas brotarán ríos de agua viva.
39 Se refería al Espíritu que debían recibir los que creyeran en él. El Espíritu todavía no había sido dado, porque Jesús aún no había sido glorificado.
40 Algunos de la gente, al oír estas palabras, decían:
–Éste es realmente el profeta.
41 Otros decían:
–Éste es el Mesías.
Otros preguntaban:
–¿Acaso el Mesías vendrá de Galilea?
42 ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá de la descendencia de David y de Belén, el pueblo de David?
43 La gente estaba dividida a causa de él.
44 Algunos intentaban arrestarlo, pero nadie se atrevió a hacerlo.
45 Cuando los guardias volvieron, los sumos sacerdotes y los fariseos les preguntaron:
–¿Por qué no lo han traído?
46 Ellos contestaron:
– Jamás hombre alguno habló como habla este hombre.
47 Replicaron los fariseos:
–¿También ustedes se han dejado engañar?
48 ¿Quién de los jefes o de los fariseos ha creído en él?
49 Sólo esa maldita gente, que no conoce la ley.
50 Nicodemo, uno de ellos, que había acudido a Jesús en otra ocasión, les dijo:
51 –¿Acaso nuestra ley condena a alguien sin haberlo escuchado antes para saber lo que hizo?
52 Le contestaron:
–¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas.
53 [[Y cada uno se marchó por su lado.

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Introducción a Juan 

Juan

El más puro y radical de los evangelios. También el originalísimo libro de Juan es un evangelio. Y si Evangelio es proclamar la fe en Jesús para provocar la fe del oyente, éste es el más puro y radical. Si en el Antiguo Testamento la existencia humana se decidía frente a la ley de Dios (cfr. Dt 29), en Juan ésta se decide frente a Jesús: por Él o contra Él, fe o incredulidad.

Jesús, camino que conduce al Padre. La persona de Jesús ocupa el centro del mensaje de Juan. Su estilo descriptivo es intencionadamente realista, quizás como reacción contra los que negaban la realidad humana del Hijo de Dios -docetismo-. Juan nos lleva a «ver y palpar» a su protagonista. Pero su realismo es simbólico, cargado de sentido, que la fe descubre y la contemplación asimila. El evangelista se propone desvelar el misterio de Jesús como camino para descubrir el rostro de Dios. Si en Marcos Jesús se revela como Hijo de Dios a partir del bautismo, y en Mateo y Lucas a partir de su concepción, Juan se remonta a su preexistencia en el seno de la Trinidad. Desde allí, desciende y entra en la historia humana con la misión primaria de revelar al Padre.

El camino de Jesús. Para captar el alcance de la misión histórica del Jesús que nos presenta Juan, hay que sumergirse en el mundo simbólico de las Escrituras: luz, tinieblas, agua, vino, boda, camino, paloma, palabra. O en sus personajes: Abrahán, Moisés, Jacob-Israel, la mujer infiel de Os 2, David, la esposa del Cantar de los Cantares, mencionados explícitamente o aludidos en filigrana para quien sepa adivinarlos. Pero, por encima de todo, resuena en su evangelio el «Yo soy» del Dios del Antiguo Testamento, que Jesús se apropia reiteradamente.
Juan utiliza sus materiales y sus recursos con libertad y dominio. Su patria es la Escritura, que hace presente en unas cuantas citas formales -lejos de la abundancia de Mateo-, en frases alusivas que se adaptan a otra situación, en un tejido sutil de símbolos apenas insinuados, como invitando a un juego de enigmas y desafíos. Sobre este trasfondo, Juan hace emerger con dramatismo la progresiva revelación del misterio de la persona de Jesús, luz y vida de los hombres, hasta su «hora» suprema en que se manifestará con toda su grandeza. Simultáneamente, junto a la adhesión de fe, titubeante a veces, de unos pocos seguidores, surge y crece en intensidad la incredulidad que provoca esta revelación. La luz y las tinieblas se ven así confrontadas hasta esa «hora», la muerte, en la que la aparente victoria de las tinieblas se desvanece ante la luz gloriosa de la resurrección. Entonces, Padre e Hijo, por medio del Espíritu, abren su intimidad a la contemplación del creyente.

Destinatarios. La comunidad de Juan muestra conocer familiarmente el Antiguo Testamento y el judaísmo. Pero está separada de él, no por cuestiones de observancia, sino por la fe en Jesús. Es una comunidad preparada ya para caminar en la historia entre dificultades y persecuciones esperando la definitiva venida del Señor, de la que ya participa en esperanza por la experiencia mística y por la acción del Espíritu. El evangelista deja entrever a unos cristianos y cristianas que viven la presencia de Jesús en los sacramentos: el bautismo en el diálogo con Nicodemo y los símbolos del agua (3); la eucaristía en el milagro y discurso de los panes (6,1-58) y en el lavatorio de los pies -acto humilde de solidaridad ejemplar- (13,1-17); el perdón de los pecados en el don del Espíritu, después de la resurrección (20,22s). Pero los destinatarios de Juan son los hombres y las mujeres de todos los tiempos para quienes Jesús se hizo hombre a fin de revelarles el verdadero rostro de Dios. O como lo dice el mismo evangelista al final de su narración: estas señales «quedan escritas para que crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengan vida por medio de él» (20,31).

Autor, fecha y lugar de composición. Una tradición antigua ha identificado al autor con el apóstol Juan. Hoy día es muy difícil mantener esta opinión. La mayoría de los biblistas atribuye el evangelio a un discípulo suyo de la segunda generación. Por su familiaridad con el Antiguo Testamento y el sabor semítico de su prosa, debió ser judío. En cuanto a la fecha de su composición se propone la última década del s. I; y respecto al lugar, Éfeso.

Plan del evangelio: la «hora» de Jesús. Es esta «hora» la que aglutina y estructura todo el evangelio de Juan, marcando el ritmo de la vida de Jesús como un movimiento de descenso y de retorno.
El evangelista comienza con un prólogo (1,1-18) en que presenta a su protagonista, la Palabra eterna de Dios, que desciende a la historia humana haciéndose carne en Jesús de Nazaret con la misión de revelar a los hombres el misterio salvador de Dios. Esta «misión» es su «hora».
A este prólogo sigue la primera parte de la obra, el llamado «libro de los signos» (2-12), que describe el comienzo de la misión de Jesús. A través de siete milagros a los que el evangelista llama «signos» y otros relatos va apareciendo la novedad radical de su presencia en medio de los hombres: el vino de la nueva alianza (2,1-11); el nuevo templo de su cuerpo sacrificado (2,13-22); el nuevo renacer (3,1-21); el agua viva (4,1-42); el pan de vida (6,35); la luz del mundo (8,12), la resurrección y la vida (11,25).
A continuación viene la segunda parte de la obra, el llamado «libro de la pasión o de la gloria» (13-21). Ante la inminencia de su «hora», provocada por la hostilidad creciente de sus enemigos, Jesús prepara el acontecimiento con el gesto de lavar los pies a sus discípulos (13,1-11), gesto preñado de significado: purificación bautismal, eucaristía, anuncio simbólico de la humillación en la pasión. Luego realiza una gran despedida a los suyos en la última cena (13,12-17,26) en la que retoma y ahonda los principales temas de su predicación. Por fin, el cumplimiento de su «hora» y el retorno al Padre a través de la pasión, muerte y resurrección (18-21).

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Juan  7,1-31En la fiesta de las Chozas. Juan continúa presentando la revelación de Jesús asociada con otra fiesta judía. La fiesta de las Chozas o de los Tabernáculos era la más popular de las tres fiestas para la gente que peregrinaba a Jerusalén. Era una fiesta otoñal de acción de gracias por los frutos de la tierra. Con el tiempo se la asoció al éxodo de Egipto, recordando el don del agua de la roca y la luz de la columna de fuego que guió al pueblo en su peregrinación por el desierto (Éxo_14:19s; Éxo_17:1-7). Cada día se celebraba una procesión para llevar agua desde la piscina de Siloé al Templo. El atrio de las mujeres era iluminado brillantemente con grandes candelabros. En esta fiesta, Jesús se va a revelar como el agua viva y la luz del mundo que muchos judíos esperaban para los tiempos del Mesías.
Al igual que en la sección anterior, Juan continúa describiendo las respuestas al mensaje de Jesús. Como muchos de los judíos, los parientes de Jesús tampoco creían en Él; suponían que buscaba una gloria mundana, por eso pretendían que se aprovechara de la oportunidad («kairós») para ganar fama. Jesús tiene una «hora» decretada por el Padre para su glorificación. Los judíos se admiraban de su sabiduría que provenía de arriba, del Padre. Juan distingue entre las opiniones de los judíos y las de la gente; los judíos eran los que se negaban a creer y buscaban el tropiezo de Jesús; la gente, en cambio, trataba de entenderle para poner su fe en Él.
La parte central de este capítulo y el siguiente es la revelación de Jesús como luz del mundo (Éxo_8:12). Sus temas alrededor de esta revelación son paralelos. Los dos tratan de la identidad de Jesús (Éxo_7:14s.25s; Éxo_8:14-20), de su origen (Éxo_7:27-29; Éxo_8:23), y de su misión (Éxo_7:35s; Éxo_8:21s). El evangelista piensa en las disputas que los cristianos de su comunidad sostenían con los judíos de la sinagoga. A partir de su revelación como luz del mundo en 8,12, la identidad divina de Jesús será revelada con tres afirmaciones solemnes de «Yo soy» (8,24.28.58). Los que se niegan a aceptar a Jesús no tienen relación con Dios ni son hijos de Abrahán; acabarán siendo instrumentos e hijos del Diablo.


Juan  7,32-36Ordenan detenerlo. Para Juan, los fariseos encarnan la oposición de los judíos contra Jesús (1,24; 7,47; 9,13; 18,3s). La pregunta que se hacían sobre los planes del Maestro tenía una respuesta clara y afirmativa para sus lectores, que vivían en medio del mundo pagano y sentían que Jesús estaba con ellos; Jesús se iba a sacrificar libremente, iba a ir a la casa del Padre, y su mensaje llegaría a todos, judíos y paganos.
Juan  7,37-53Quien tenga sed, venga a mí. El último día de la fiesta de las Chozas, de modo más solemne, se repetía la procesión diaria para traer agua al Templo desde la piscina de Siloé. Jesús es la esperada fuente de agua viva. En la teología de Juan, en la que el creyente se identifica con Jesús, el agua viva que brota del Maestro (38) también brotará a su vez del creyente produciendo vida eterna (4,14). Esa agua viva, relacionada con la sed de Jesús y la sed del creyente será su Espíritu que va a ser entregado al morir en la cruz (19,34). La multitud estaba perpleja; las opiniones contrariadas de los judíos los tenían confundidos (25-27.40-42). Los judíos discuten sobre el origen terreno de Jesús; Juan sabe que sus lectores conocen su origen divino. Los guardias enviados a arrestar a Jesús han quedado fascinados por sus palabras. Los fariseos tratan a los guardias con arrogancia; pero Nicodemo, un fariseo honrado, invita a sus compañeros a escuchar y reflexionar.