I Reyes 10 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 29 versitos |
1

Visita de la reina de Sabá
2 Cr 9,1-12

La reina de Sabá oyó la fama de Salomón y fue a desafiarlo con enigmas.
2 Llegó a Jerusalén con una gran caravana de camellos cargados de perfumes y oro en gran cantidad y piedras preciosas. Entró en el palacio de Salomón y le propuso todo lo que pensaba.
3 Salomón resolvió todas sus consultas; no hubo una cuestión tan oscura que el rey no pudiera resolver.
4 Cuando la reina de Sabá vio la sabiduría de Salomón, la casa que había construido,
5 los manjares de su mesa, toda la corte sentada a la mesa, los camareros con sus uniformes sirviendo, las bebidas, los holocaustos que ofrecía en el templo del Señor, se quedó asombrada,
6 y dijo al rey:
–¡Es verdad lo que me contaron en mi país de ti y tu sabiduría!
7 Yo no quería creerlo; pero ahora que he venido y lo veo con mis propios ojos, compruebo que no me habían contado ni siquiera la mitad. En sabiduría y riquezas superas todo lo que yo había oído.
8 ¡Dichosa tu gente, dichosos los cortesanos, que están siempre en tu presencia aprendiendo de tu sabiduría!
9 ¡Bendito sea el Señor, tu Dios, que, por el amor eterno que tiene a Israel, te ha elegido para colocarte en el trono de Israel y te ha nombrado rey para que gobiernes con justicia!
10 La reina regaló al rey cuatro mil kilos de oro, gran cantidad de perfumes y piedras preciosas. Nunca llegaron tantos perfumes como los que la reina de Sabá regaló al rey Salomón.
11 Por su parte, el rey Salomón regaló a la reina de Sabá todo lo que a ella se le antojó, aparte de lo que el mismo rey Salomón, con su esplendidez, le regaló. Después ella y su séquito emprendieron el viaje de vuelta a su país.
12

Comercio exterior y riquezas
2 Cr 9,13-28

La flota de Jirán, que transportaba el oro de Ofir, trajo también madera de sándalo en gran cantidad y piedras preciosas.
13 Con la madera de sándalo el rey hizo balaustradas para el templo del Señor y el palacio real y cítaras y arpas para los cantores. Nunca llegó madera de sándalo como aquélla ni se ha vuelto a ver hasta hoy.
14 El oro que recibía Salomón al año eran veintitrés mil trescientos kilos,
15 sin contar el proveniente de impuestos a los comerciantes, al tránsito de mercancías y a los reyes de Arabia y gobernadores del país.
16 El rey Salomón hizo doscientos escudos de oro trabajado a martillo, gastando seis kilos y medio en cada uno,
17 y trescientos escudos más pequeños de oro trabajado a martillo, gastando medio kilo de oro en cada uno; los puso en el salón llamado Bosque del Líbano.
18 Hizo un gran trono de marfil recubierto de oro fino:
19 tenía seis gradas, la cabecera del respaldo redonda, brazos a ambos lados del asiento, dos leones de pie junto a los brazos
20 y doce leones de pie a ambos lados de las gradas; nunca se había hecho cosa igual en ningún reino.
21 Toda la vajilla del rey Salomón era de oro y todo el ajuar del salón Bosque del Líbano era de oro puro; nada de plata, a la que en tiempo de Salomón no se le daba importancia;
22 porque el rey tenía en el mar una flota mercante, junto con la flota de Jirán, y cada tres años llegaban las naves cargadas de oro, plata, marfil, monos y pavos reales.
23 En riqueza y sabiduría, el rey Salomón superó a todos los reyes de la tierra.
24 De todo el mundo venían a visitarlo, para aprender de la sabiduría de que Dios lo había llenado.
25 Y cada cual traía su obsequio: vajillas de plata y oro, mantos, armas y aromas, caballos y mulos. Y así todos los años.
26 Salomón juntó carros y caballos. Llegó a tener mil cuatrocientos carros y doce mil caballos. Los acantonó en las ciudades con cuarteles de carros y en Jerusalén, cerca del palacio.
27 Salomón consiguió que en Jerusalén la plata fuera tan corriente como las piedras y los cedros como los sicómoros de la Sefela.
28 Los caballos de Salomón provenían de Cilicia, donde los tratantes del rey los compraban al contado.
29 Cada carro importado de Egipto valía seiscientos pesos. Un caballo valía ciento cincuenta, y lo mismo los importados de los reinos hititas y de los reinos sirios.

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Introducción a I Reyes

1 REYES

Tema. Por el tema, los dos libros de los Reyes continúan la historia de la monarquía y la conducen en movimiento paralelo de dos reinos a la catástrofe sucesiva de ambos. Se diría una historia trágica o la crónica de una decadencia. El paralelismo de los dos reinos determina la composición del libro y hace resaltar una divergencia importante. Conspiraciones las hay en ambos reinos: al norte una conspiración produce cambio de dinastía; al sur produce cambio de monarca de la misma dinastía. Ataques externos los sufren ambos reinos: al norte favorecen los cambios dinásticos, al sur incluso los monarcas impuestos pertenecen a la dinastía de David. ¿Por qué sucede así? Porque la dinastía davídica tiene una promesa del Señor, perdura por la fidelidad de su Dios.

Horizonte histórico.
El autor tiene como horizonte de su libro el pueblo de Israel, unido o dividido. Si cruza la frontera nacional es porque algún personaje extranjero se ha metido en el espacio o el tiempo de los israelitas. Le falta, sin embargo, la visión de conjunto, la capacidad de situar la historia nacional en el cuadro de la historia internacional. Quizás por falta de información, o por falta de interés, o por principio. Los profetas escritores de aquella época tuvieron un horizonte más amplio.
Al faltar dicho horizonte amplio, falta la motivación compleja de muchos hechos que el autor cuenta o recoge. Esto se puede suplir en bastantes casos con datos sacados de los libros proféticos.

El principio teológico. La historia del pueblo y de la monarquía se desarrolla bajo el signo de la alianza, que constituye a Israel como pueblo de Dios y le exige fidelidad exclusiva y cumplimiento de los mandatos; cumplimiento e incumplimiento se sancionan con bendiciones y maldiciones. Es un código de retribución basado en la relación personal del pueblo con su Dios.
La fidelidad exclusiva toma al principio la forma de veneración y culto exclusivos al Señor, eliminando todo politeísmo, idolatría o sincretismo; los lugares de culto están diseminados por el país, aunque existe un santuario central para la corte y las grandes ocasiones.
Muy pronto la fidelidad exclusiva se encuentra amenazada en los santuarios locales: dioses y cultos de fertilidad, introducción de dioses extranjeros, imágenes prohibidas; entonces surgió la idea de atacar el mal en su raíz, purificando constantemente los cultos locales, hasta extirparlos con una fuerte centralización del culto. En ese momento la fidelidad exclusiva al Señor toma la forma de culto en un solo templo.

Mensaje religioso. Se puede resumir en dos palabras: conversión y esperanza. El tema de la conversión del pueblo y el perdón de Dios está presente a lo largo de toda esta historia. La fidelidad del pueblo no es lo último, la fidelidad de Dios la abarca y la desborda. La destrucción no es lo último, la historia continúa. No solo la historia universal -que continúa cuando desaparece Siria- sino la historia de Israel como pueblo de Dios.
El autor no quiere contar la historia de un pueblo desaparecido, sino que habla a los hijos y a los nietos, llamados a continuar la historia dramática. No por méritos del pueblo, sino por la fidelidad de Dios, quedan más capítulos por vivir en la esperanza.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

I Reyes 10,1-29Visita de la reina de Sabá - Comercio exterior y riquezas. La visita de la reina de Sabá es un episodio que ilustra las afirmaciones genéricas del capítulo 5, exaltando la sabiduría y riquezas de Salomón. A través de rasgos probablemente legendarios, nos permite apreciar la actividad comercial del rey.
No eran los fenicios los únicos comerciantes de la época: por el sur de la península de Arabia zarpaban naves mercantes hacia India y África; al norte, Fenicia concentraba el comercio marino. Por tierra las caravanas, flotas del desierto, eran el gran medio de comunicación mercantil: al norte, Damasco era un nudo importante entre Mesopotamia y Egipto o Arabia del sur; al sur, varios reinos árabes se repartían la tarea, a uno de ellos pertenecía la reina de la historia. Israel se encuentra en posición de tránsito obligado para buena parte del comercio, y la expansión territorial de David ha sentado las bases para una expansión comercial. Al asomarse al golfo de Aqaba, entra Salomón en relaciones obligadas y pacíficas con los mercaderes del sur; gracias a su tratado con Tiro y a sus relaciones con Damasco, Israel llega a ser una auténtica potencia de intercambios comerciales.
Con las palabras de la reina (7-9) el autor realiza una gran valoración al gobierno de Salomón: primero, le atribuye una sabiduría espectacular que sorprende al visitante; segundo, su sabiduría enseña e instruye cotidianamente a los súbditos; tercero, y es el don que Dios otorga por amor al pueblo, su gobierno justo. Poniendo estas palabras en boca de una reina, el autor realza el valor del testimonio: el rey está en función del pueblo para la justicia.