II Samuel  20 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 26 versitos |
1

Sublevación de Sebá

Estaba allí por casualidad un desalmado llamado Sebá, hijo de Bicrí, benjaminita, que tocó la trompeta, y dijo:
–¿Qué nos repartimos nosotros con David? ¡No heredamos juntos con el hijo de Jesé! ¡A tus tiendas, Israel!
2 Los israelitas, dejando a David, siguieron a Sebá, hijo de Bicrí, mientras que los de Judá, desde el Jordán hasta Jerusalén, siguieron fieles al rey.
3 Cuando David llegó a su palacio de Jerusalén, encerró en el harén a las diez concubinas que había dejado al cuidado del palacio; las mantenía, pero no se acostó con ellas; quedaron como viudas de por vida.
4 Luego ordenó a Amasá:
– Moviliza a los hombres de Judá. Tienes tres días. Luego preséntate aquí.
5 Amasá marchó para reclutar a los de Judá, pero se retrasó del plazo señalado.
6 David dijo entonces a Abisay:
– Sebá, hijo de Bicrí, nos va a ser ahora más peligroso que Absalón. Vete con los soldados a perseguirlo; que no llegue a las plazas fuertes y se nos escape.
7 Salieron, pues, con Abisay, Joab, los quereteos, los pelteos y todos los valientes de David; salieron de Jerusalén en persecución de Sebá, hijo de Bicrí.
8 Cuando estaban junto a la piedra grande que hay en Gabaón, apareció Amasá. Joab llevaba sobre el uniforme un cinturón con la espada envainada, ceñida al muslo: la espada se le salió y cayó.
9 Joab saludó a Amasá:
–¿Qué tal estás, hermano?
Y mientras lo besaba, le agarró la barba con la mano derecha.
10 Pero Amasá no había prestado atención a la espada que tenía Joab en la mano izquierda y le clavó la espada en la ingle, le salieron fuera los intestinos y, sin necesidad de otro golpe, Amasá murió.
Joab y su hermano Abisay persiguieron a Sebá, hijo de Bicrí.
11 Uno de los soldados de Joab se colocó junto a Amasá y dijo:
–¡El que es partidario de Joab y está con David, que siga a Joab!
12 Mientras tanto, Amasá bañado en su sangre, seguía en medio del camino. Aquel hombre, viendo que todos los que llegaban junto al cadáver se paraban, retiró a Amasá del camino y le echó encima una capa.
13 Cuando el cadáver quedó fuera de la calzada, todos siguieron a Joab en persecución de Sebá, hijo de Bicrí.
14 Sebá pasó por todas las tribus de Israel. Después se fue a Prado de Bet-Maacá, y todo el clan de Bicrí se metió allí detrás de él.
15 Llegó Joab y cercó a Prado de Bet-Maacá; levantó un terraplén contra la ciudad y los soldados de Joab comenzaron a socavar la muralla.
16 De pronto una mujer muy astuta, gritó desde la muralla de la ciudad:
–¡Escúchenme, escúchenme! Digan a Joab que se acerque, que tengo que hablar con él.
17 Joab se le acercó y ella preguntó:
–¿Eres tú Joab?
Él dijo:
– Sí.
Y ella dijo entonces:
– Escucha las palabras de tu servidora.
Joab respondió:
– Te escucho.
18 Y la mujer habló así:
– Solían decir antiguamente: Que pregunten en Prado, y asunto concluido.
19 Somos israelitas fieles y pacíficos. Tú intentas destruir una capital de Israel. ¿Por qué quieres aniquilar la herencia del Señor?
20 Joab respondió:
–¡Eso ni pensarlo, líbreme Dios de aniquilar y destruir!
21 No se trata de eso, sino que uno de la serranía de Efraín, llamado Sebá, hijo de Bicrí, se ha sublevado contra el rey David. Entréguenmelo a él solo y me alejaré de la ciudad.
La mujer dijo entonces a Joab:
– Ahora te echamos su cabeza por la muralla.
22 Con su ingenio convenció a la gente. Decapitaron a Sebá, hijo de Bicrí, y le tiraron a Joab la cabeza. Joab tocó la trompeta, y dejando el asedio, marcharon cada cual a su casa. Joab volvió a Jerusalén, al palacio real.
23 Joab era general en jefe del ejército; Benayas, hijo de Yehoyadá, mandaba a los quereteos y pelteos;
24 Yorán estaba encargado de las brigadas de trabajadores; Josafat, hijo de Ajilud, heraldo;
25 Sisá, cronista, y Sadoc y Abiatar, sacerdotes.
26 También Irá, el de Yaír, era capellán real.

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Introducción a II Samuel 

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Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

II Samuel  20,1-26Sublevación de Sebá. Sebá ha reunido a sus hombres en una ciudad amurallada, como temía David (6). Una mujer, reconocida por su sabiduría, entabla un diálogo con Joab, en el que se da mayor valor a la vida de toda una ciudad en comparación con la cabeza de un solo rebelde; ella transmite su punto de vista a sus conciudadanos. Joab consigue lo que desea: la cabeza de Sebá y el final de la revuelta. Las tropas se dispersan. Joab vuelve a Jerusalén donde el rey. Así termina la historia, o esta parte al menos. Es una historia de revueltas, de fuga del rey y de vuelta a casa. Refleja decisiones humanas y poder político. Plantea numerosas preguntas, pero no responde a ninguna. Su naturaleza es decididamente secular; el papel concedido a Dios es mínimo. Resulta ambivalente; los intérpretes han puesto de relieve elementos tanto favorables como desfavorables a David. Joab queda al frente de todo el ejército de Israel. Benayas está al cargo de los mercenarios; desde 8,18 no había sido mencionado. Yorán se ocupa de las obras públicas; Josafat será el heraldo; Sisá, el cronista; Sadoc y Abiatar, los sacerdotes, así como Irá, el jairita, un personaje desconocido hasta ahora.