Eclesiástico 3 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 31 versitos |
1

Honrar padre y madre
Éx 20,12; Dt 5,16

Escuchen, hijos míos, a su padre, háganlo y se salvarán.
2 Porque el Señor quiere que el padre sea respetado por los hijos
y afirma la autoridad de la madre sobre ellos.
3 El que honra a su padre alcanza el perdón de sus pecados,
4 el que respeta a su madre amontona tesoros;
5 el que honra a su padre se alegrará de sus hijos,
y cuando rece, será escuchado;
6 quien honra a su padre tendrá larga vida,
quien obedece al Señor honra a su madre;
7 quien respeta al Señor honra a sus padres
y sirve a los que lo engendraron.
8 De palabra y de obra honra a tu padre,
y vendrán sobre ti toda clase de bendiciones;
9 la bendición del padre afianza las raíces,
la maldición de la madre arranca lo plantado.
10 No busques honra en la humillación de tu padre,
porque no sacarás honra de ella;
11 la honra de un hombre es la honra de su padre,
y la deshonra de la madre es vergüenza de los hijos.
12 Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre,
no lo abandones mientras viva;
13 aunque su inteligencia se vaya debilitando, sé comprensivo;
no lo hagas avergonzar mientras viva.
14 La ayuda que diste a tu padre no se olvidará,
será tenida en cuenta para pagar tus pecados;
15 el día del peligro Dios se acordará de ti
y disolverá tus pecados como el calor la escarcha.
16 Quien desprecia a su padre es un blasfemo,
quien insulta a su madre es maldecido por su Creador.
17

Humildad

Hijo mío, en todo lo que hagas actúa con humildad
y te querrán más que al hombre generoso.
18 Cuanto más importante seas, más humilde debes ser
y alcanzarás el favor de Dios;
19 --
20 porque es grande la compasión de Dios,
y revela sus secretos a los humildes.
21 No pretendas lo que es demasiado elevado para ti
ni investigues lo que supera tus fuerzas;
22 reflexiona sobre lo que te han encomendado,
y no te preocupes por lo que está oculto;
23 no te inquietes por lo que te supera,
aunque te enseñen cosas que te desbordan,
24 ¡porque son tan numerosas las opiniones de los hombres,
y sus locas fantasías los extravían!
25 El terco terminará mal,
quien ama lo bueno, lo conseguirá,
26 el terco se acarrea desgracias,
el cobarde añade pecado a pecado.
27 Donde faltan los ojos, falta la luz;
donde falta inteligencia, no hay sabiduría.
28 No corras a sanar la herida del orgulloso,
porque no tiene sanación, es el brote de una mala planta.
29 El sabio aprecia las sentencias de los sabios,
el oído atento a la sabiduría se alegrará.
30

Limosna
Tob 4

El agua apaga el fuego ardiente
y la limosna consigue el perdón de los pecados.
31 Al que hace el bien lo recuerdan más tarde,
cuando resbale encontrará apoyo.

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Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO

El libro, su autor y fecha de composición. El título del libro y la firma del autor se encuentran en la parte final de la obra (57,27-29), como en el Eclesiastés. Bajo el título encontramos reunidos varios términos sapienciales: enseñanza, consejo, prudencia, sabiduría. El autor es «Simón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá» (50,27), hombre culto y experimentado, conocedor, por sus viajes, de diversos pueblos y culturas.
El libro fue compuesto en hebreo hacia el año 197 a.C. para reafirmar a los judíos de la Diáspora en la fidelidad a la ley y a la tradición de sus mayores, frente a la influencia generalizada de la cultura helenista. El texto hebreo desapareció pronto, quizás por no ser considerado como canónico por una parte de la tradición judía. Desde finales del s. XIX hasta la fecha, sin embargo, han ido apareciendo en diversos lugares fragmentos sueltos del original hebreo que equivalen a dos tercios de la obra completa.
La traducción griega, hacia el año 132 a.C., se debió al nieto de Ben Sirá. El abuelo había escrito en una lengua hebrea más bien académica, según los módulos formales hebreos. El nieto traduce al griego, lengua culta de estructura y estilo bien diversos. Cuenta con el antecedente de otros libros traducidos al griego. Su aclaración parece tener un tono apologético frente a los clásicos de la literatura griega: quiere salvar el prestigio del abuelo y de la literatura de su pueblo.
La «Sabiduría de Ben Sirá», uno de los libros más extensos del Antiguo Testamento, fue aceptado como canónico por la tradición cristiana, y llegó a ser tan leído en la Iglesia antigua que recibió el título de «Eclesiástico».

Contenido del Eclesiástico. Con Jesús Ben Sirá llegamos a un ejercicio profesional del saber, practicado en una escuela. Según sus confesiones en el libro, el autor se ha dedicado al estudio, enseñanza y exposición de lo que era tradicionalmente la sabiduría, sensatez o prudencia. Mantiene como fuentes del saber la experiencia, la observación y la reflexión; al mismo tiempo subraya el valor de la tradición (30,25; 36,16) y la necesidad de la oración (39,5-8).
En su tiempo la sabiduría consistía en buena parte en el estudio y comentario de textos bíblicos, narrativos y legales. De ordinario no cita explícitamente el pasaje comentado, se contenta con aludirlo; supone, quizás, que sus discípulos lo conocen. Al final del libro ofrece un brevísimo resumen de historia, en forma de tratado de vidas ilustres.
El principio de su doctrina consiste en una correlación: lo supremo de la sabiduría es el respeto o reverencia de Dios, y esto se traduce en el cumplimiento de la ley, sobre todo en lo que respecta a la justicia y misericordia para con los débiles y necesitados. Es en Israel donde esta sabiduría se ha hecho presente y operante.
Hombre tradicionalmente piadoso y humano, Ben Sirá, sabe inspirar la piedad y la confianza en Dios a sus oyentes. De todas formas, el horizonte en que se mueve su enseñanza no va más allá de la vida presente donde, según la doctrina tradicional de la retribución, Dios recompensará al que le permanece fiel y castigará a los descarriados.



PRÓLOGO

Muy pocos libros del Antiguo Testamento cuentan con una información tan explícita de la totalidad de la obra, tal como lo encontramos aquí. Estas líneas escritas por el traductor del libro del hebreo al griego, nos informa varias cosas importantes: 1. Los motivos que tuvo para escribirlo: para que los lectores aprendan y puedan ayudar a los de fuera. 2. El autor: mi abuelo Jesús. Este Jesús, según 50,27 es hijo de un tal Eleazar, hijo de Sirá, de Jerusalén. 3. Las fuentes que inspiraron al autor: La Ley, los Profetas y los restantes libros paternos. 4. Motivos y destinatarios de la traducción al griego: ofrecer a los judíos de la dispersión la oportunidad de instruirse en las tradiciones de su pueblo, en una lengua que dominaban más que la de sus ancestros. 5. Contexto del traductor y de la traducción: Egipto, año 132; finalización del trabajo de traducción, año 117 a.C.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Eclesiástico 3,1-16Honrar padre y madre. Ben Sirá tiene en mente Éxo_20:12 y Deu_5:16 donde se manda expresamente honrar al padre y a la madre. En una sociedad que daba tanta importancia a la estructura de la familia, era apenas obvio que reclamara respeto y veneración por quienes en cierto modo representan y sustentan en el mundo el orden y la autoridad divina, los padres. La familia como estructura era el primer núcleo humano donde se reflejaba la estructura social dominante; si se trataba de una sociedad tribal, como en la época de los jueces, la familia era la célula de la tribu, donde tanto padres como hijos, sin confundir sus roles obviamente, participaban de la vida económica y social en igualdad de derechos y deberes, esto en solidaridad; si, por el contrario, se trata de una sociedad monárquica como la que se configuró a partir de David y que cada vez se va volviendo más rígida y tirana como la que conoce Jesús de Nazaret, la familia igualmente es el reflejo de la monarquía, era una micro-monarquía: el padre es el primero en el orden piramidal; tal como es concebido Dios respecto al mundo y el rey respecto a la nación (sociedad); junto al padre está la madre a quien hay que venerar y respetar, mas no porque se trate de una mujer, sino porque posee una prelación que le viene por ser compañera del varón; luego están los hijos, completamente sometidos al orden social, en la familia a sus padres; en la sociedad, al rey y a sus lugartenientes. Este tipo de orden familiar o de estructura de familia es el que hay que abandonar, según Jesús de Nazaret, si se quiere ser verdadero discípulo suyo; la primera tarea del reino es, entonces, derribar ese tipo de estructura familiar; «quien no deja padre y madre...» (Luc_14:26), no significa literalmente que haya que despreciar a papá, mamá y hermanos; es a la estructura familiar, soporte por generaciones de un orden social, económico y religioso contrario al querer de Dios y obstáculo definitivo para la instauración del reino.


Eclesiástico 3,17-29Humildad. Una de las virtudes que más debe caracterizar al hombre es la humildad, que bien puede entenderse como el procurar no ponerse por encima de los demás, no sentirse ni más grande ni mejor que los otros. Dos ventajas o beneficios atrae la humildad: el amor de los demás y la compasión y la misericordia de Dios, aparte de que es a los humildes a quienes Dios revela sus designios (20; cfr. Luc_10:21). La virtud de la humildad debe ser una de las preocupaciones del sabio; cuanto más sabio se es, más conciencia debe haber de lo lejos que se está de la máxima sabiduría. Los versículos 22-29, dedicados al hombre intelectual responden a la arrogancia de quienes creían tener gran dominio de la ciencia y del conocimiento en una época en la que el pensamiento griego hacía creer que la sabiduría era conocer muchas cosas, dominar muchas materias. Para la corriente sapiencial en Israel, la sabiduría está en temer a Dios, cumpliendo sus mandatos y en saber vivir bien.