Eclesiástico 27 La Biblia de Nuestro Pueblo (2006) | 19 versitos |
1 Por querer ganar dinero muchos pecaron,
quien pretende enriquecerse se hace el ciego;
2 una estaca se clava entre piedra y piedra,
el pecado queda atrapado entre comprador y vendedor.
3 Si uno no es firme y diligente en honrar al Señor,
muy pronto se arruinará su casa.
4

Conocer a los hombres

Cuando se zarandea la criba y quedan los residuos,
así el desperdicio del hombre cuando discute;
5 el horno prueba la vasija del alfarero,
el hombre se prueba en su razonar,
6 el cuidado de un árbol se muestra en el fruto,
la mentalidad de un hombre en sus palabras;
7 no alabes a nadie antes de que razone,
porque ésa es la prueba del hombre.
8

Bien hablar
5,9– 6,1; 19,4-17; 23,7-14

Si buscas la sinceridad, la alcanzarás
y te la vestirás como traje de gala.
9 Cada pájaro anida con los de su especie,
la verdad regresa al que es veraz;
10 el león acecha la presa
y el pecado al malhechor.
11 El hombre religioso habla siempre sabiamente,
el necio cambia como la luna.
12 Entre necios cuida tu tiempo,
entre sabios detente;
13 la conversación de los necios es indignante
y su risa proviene de las groserías;
14 la conversación del malhablado pone los pelos de punta;
cuando discute hay que taparse los oídos;
15 pelea de arrogantes es como derramar sangre,
es penoso escuchar sus insultos.
16

Guardar secretos

El que descubre secretos destruye la confianza
y no encontrará amigo íntimo;
17 ama a tu amigo y séle fiel,
pero si revelas su secreto no vayas en su busca;
18 como uno destruye a su enemigo,
así has destruido la amistad de tu amigo;
19 has soltado un pájaro de la mano,
así has soltado a tu amigo y no lo cazarás;

20 no lo persigas, que ya está lejos,
ha escapado como cierva de la red;

21 se puede vendar una herida, se puede remediar un insulto;
pero el que revela un secreto no tiene esperanza.


Falso amigo

El que guiña el ojo trama algo malo,
quien lo ve se aparta de él;

23 en tu presencia su boca es todo dulzura, admira tus palabras;
por detrás cambia de lenguaje y procura cazarte en tus palabras.

24 Muchas cosas detesto, pero ninguna como a él,
porque el Señor mismo lo detesta.


Quien la hace la paga

Tira una piedra a lo alto y te caerá en la cabeza;
un golpe a traición reparte heridas;

26 el que cava una fosa caerá en ella,
el que tiende una red quedará atrapado en ella;

27 al que hace el mal se le volverá contra él,
aunque no sepa de dónde le viene.

28 Burlas e insultos le tocarán al orgulloso,
pero la venganza lo acecha como un león.
Caerán atrapados en la red

29 los que se alegran de la caída de los buenos,
se consumirán de pena antes de morir.

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Introducción a Eclesiástico

ECLESIÁSTICO

El libro, su autor y fecha de composición. El título del libro y la firma del autor se encuentran en la parte final de la obra (57,27-29), como en el Eclesiastés. Bajo el título encontramos reunidos varios términos sapienciales: enseñanza, consejo, prudencia, sabiduría. El autor es «Simón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá» (50,27), hombre culto y experimentado, conocedor, por sus viajes, de diversos pueblos y culturas.
El libro fue compuesto en hebreo hacia el año 197 a.C. para reafirmar a los judíos de la Diáspora en la fidelidad a la ley y a la tradición de sus mayores, frente a la influencia generalizada de la cultura helenista. El texto hebreo desapareció pronto, quizás por no ser considerado como canónico por una parte de la tradición judía. Desde finales del s. XIX hasta la fecha, sin embargo, han ido apareciendo en diversos lugares fragmentos sueltos del original hebreo que equivalen a dos tercios de la obra completa.
La traducción griega, hacia el año 132 a.C., se debió al nieto de Ben Sirá. El abuelo había escrito en una lengua hebrea más bien académica, según los módulos formales hebreos. El nieto traduce al griego, lengua culta de estructura y estilo bien diversos. Cuenta con el antecedente de otros libros traducidos al griego. Su aclaración parece tener un tono apologético frente a los clásicos de la literatura griega: quiere salvar el prestigio del abuelo y de la literatura de su pueblo.
La «Sabiduría de Ben Sirá», uno de los libros más extensos del Antiguo Testamento, fue aceptado como canónico por la tradición cristiana, y llegó a ser tan leído en la Iglesia antigua que recibió el título de «Eclesiástico».

Contenido del Eclesiástico. Con Jesús Ben Sirá llegamos a un ejercicio profesional del saber, practicado en una escuela. Según sus confesiones en el libro, el autor se ha dedicado al estudio, enseñanza y exposición de lo que era tradicionalmente la sabiduría, sensatez o prudencia. Mantiene como fuentes del saber la experiencia, la observación y la reflexión; al mismo tiempo subraya el valor de la tradición (30,25; 36,16) y la necesidad de la oración (39,5-8).
En su tiempo la sabiduría consistía en buena parte en el estudio y comentario de textos bíblicos, narrativos y legales. De ordinario no cita explícitamente el pasaje comentado, se contenta con aludirlo; supone, quizás, que sus discípulos lo conocen. Al final del libro ofrece un brevísimo resumen de historia, en forma de tratado de vidas ilustres.
El principio de su doctrina consiste en una correlación: lo supremo de la sabiduría es el respeto o reverencia de Dios, y esto se traduce en el cumplimiento de la ley, sobre todo en lo que respecta a la justicia y misericordia para con los débiles y necesitados. Es en Israel donde esta sabiduría se ha hecho presente y operante.
Hombre tradicionalmente piadoso y humano, Ben Sirá, sabe inspirar la piedad y la confianza en Dios a sus oyentes. De todas formas, el horizonte en que se mueve su enseñanza no va más allá de la vida presente donde, según la doctrina tradicional de la retribución, Dios recompensará al que le permanece fiel y castigará a los descarriados.



PRÓLOGO

Muy pocos libros del Antiguo Testamento cuentan con una información tan explícita de la totalidad de la obra, tal como lo encontramos aquí. Estas líneas escritas por el traductor del libro del hebreo al griego, nos informa varias cosas importantes: 1. Los motivos que tuvo para escribirlo: para que los lectores aprendan y puedan ayudar a los de fuera. 2. El autor: mi abuelo Jesús. Este Jesús, según 50,27 es hijo de un tal Eleazar, hijo de Sirá, de Jerusalén. 3. Las fuentes que inspiraron al autor: La Ley, los Profetas y los restantes libros paternos. 4. Motivos y destinatarios de la traducción al griego: ofrecer a los judíos de la dispersión la oportunidad de instruirse en las tradiciones de su pueblo, en una lengua que dominaban más que la de sus ancestros. 5. Contexto del traductor y de la traducción: Egipto, año 132; finalización del trabajo de traducción, año 117 a.C.

Fuente: La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

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Notas

Eclesiástico 27,1-3Mercader. Con base en la observación del diario vivir, el autor da por sentado que mercaderes y comerciantes no se libran de la injusticia. Al parecer nunca gozaron de buena fama estos personajes; pero el mal no está en que uno sea comerciante, sino en que se deje arrastrar por el afán del lucro (27,1). Ahora bien, la clave para no caer en la injusticia la da el autor en 27,3, hay que ser firme y diligente en temer al Señor. Así, el temor del Señor no es solamente principio de la sabiduría, sino además principio fundamental de la justicia.


Eclesiástico 27,4-7Conocer a los hombres. Usando la imagen de los metales preciosos que deben ser cribados, o la del árbol que si está bien plantado da buenos frutos, Ben Sirá nos habla del hombre auténtico que se revela en sus actos y palabras. El lenguaje, los razonamientos de un hombre nos revelan su calidad humana.
Eclesiástico 27,8-15Bien hablar. Continúa la idea anterior. El hombre debe buscar siempre la sinceridad y ponerla en práctica en todo instante. El comportamiento del hombre sincero atrae a otros de igual calidad y busca también la compañía de otros hombres sinceros; su comportamiento externo es diferente al del hombre necio cuya compañía hay que evitar.
Eclesiástico 27,16-21Guardar secretos. Una vez más vuelve al valor de la amistad cuyas características principales son la fidelidad y la lealtad. Cuando un amigo nos abre su corazón, seguramente lo ha pensado más de una vez y lo habrá hecho como un signo de confianza hacia nosotros, y si por ligereza o por cualquier motivo nosotros hacemos públicas las confidencias de nuestro amigo, ¿no es ésta la peor de las faltas contra la amistad? ¿Confiará otra vez nuestro amigo en nosotros? Hoy es también muy válido el cuidado que debemos tener en el cultivo de una verdadera amistad basada en el respeto y la lealtad a la otra persona.
Eclesiástico 27,22-24Falso amigo. En continuidad con el tema de la amistad, Ben Sirá hace notar cómo hay quienes se comportan de un cierto modo en nuestra presencia, pero adoptan otro comportamiento cuando damos la espalda; de este tipo de personas no hay que fiarse; en palabras del autor, son detestables y también hay que evitar su compañía. Es importante estar atentos para que no digan eso de nosotros.
Eclesiástico 27,25-29Quien la hace la paga. Por observación y por ley natural, el mal que buscamos para los demás siempre revierte sobre nosotros, es como quien lanza una piedra hacia arriba: le cae encima. Por eso es también sabia la enseñanza, «el mal que no quieras para ti, no lo hagas a los demás» (Tob_4:15; Jesús lo enuncia en positivo: Mat_7:12; Luc_6:31); así como tampoco está bien alegrarse del mal ajeno, pues mañana podemos ser nosotros los que tengamos que sufrir la misma suerte.